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Detroit, 12 de noviembre de 2038
13:57 de la mañana
El coche del teniente Anderson se detuvo delante de un edificio de cristal de unos 30 pisos. Era uno de esos rascacielos gigantes todo de cristal por fuera para darle un aire de elegancia, debido a que ese edificio era una de las sedes de una de las grandes empresas del país. Era en ese edificio donde vivían las familias de los empresarios de la empresa.
-Joder, espero que tengan ascensor.- dijo Hank al salir del coche, mirando de arriba a abajo el edificio con los brazos cruzados.
-Solo son 32 edificios, en dos minutos llega al piso correspondiente en las escaleras.- habló Connor saliendo del asiento del copiloto, cerrando la puerta detrás suya.
-En dos minutos mis pelotas. Yo tardo como mínimo medio día.- habla Hank, empezando a caminar en dirección a la entrada. Connor simplemente sonrió ante eso, para seguidamente entrar con paso firme al centro.
La humana recepcionista les acompañó hasta la habitación donde se cometió el accidente, la habitación 341 del piso 22.
Al entrar, se encontraron con los fotógrafos encargados de fotografiar la escena del crimen, todos rodeando el cuerpo de la víctima. Tuvieron que esperar a que los hombres salieran de la habitación para empezar a analizar con normalidad.
-Según la secretaria, la víctima se llamaba Casey, modelo SP 700. Llevaba en la familia más de cuatro años, y recientemente había alquilado un nuevo departamento para vivir solo. Iba a venir a buscar a la hija de la familia, Elisa Johnson, para llevarla a ver su piso. Está en la entrada principal, junto con unos policías. Tú encárgate de averiguar más cosas de la víctima mientras yo hablo con la niña, ¿vale?- dijo Hank desde la puerta de la habitación.
-De acuerdo teniente.- contestó Connor entrando en el lugar, acercándose a la víctima.
Tras escuchar los pasos del mayor alejándose, se arrodilló en frente de la víctima. Esta estaba tumbado boca arriba en la cama, con los brazos extendidos en horizontal y las piernas juntas.
Primero, Connor realizó un diagnóstico en la víctima. Murió a causa de la pérdida de sangre azul, debido a la retirada brusca del componente principal de los androides situado en el pecho. También, debido a los rastros de sangre azul que había aún, pudo averiguar qué murió hace 9 horas. Es decir, sobre las 5 de la madrugada. No tenía heridas de agresión ni de defensa, por lo que, seguramente, estaba "durmiendo".
Al terminar de examinar la víctima, tomó una muestra de sangre azul del androide para examinarla. No vio nada raro en él, solo sus datos de empresa y personales. Al estar 100% visto la víctima, se levantó con cuidado para luego examinar el lugar del homicidio.
Solo estaba manchado de sangre azul la cama de la víctima, por lo que el lugar hayado el cadáver era también donde murió. No había nada roto, ni pestillos forzados.
¿Cómo entró entonces? Se preguntó.
Según vio, su hora de llegada al edificio fue a las 22:38, la hora en la que normalmente solía llegar todos los días, y la secretaria de la entrada dejaba su turno a las 00:30 todos los días. Si se tiene en cuenta eso, el asesino entró en el piso entre las 00:30 y las 05:00 de la madrugada.
Al no ver más cosas que podrían ayudarle, se dirigió hacia el salón, viendo unas flores rosas en un bonito jarrón color blanco, parecido al cuarzo.
Siguió con el salón. Allí estaba la maleta de la víctima, sus zapatos tirados al lado de la puerta de la habitación y un plato de comida encima de la encimera. La maleta y los zapatos le dio a entender que la víctima venía agotada, punto que pudo aprovechar el asesino para atacarla cuando no tenía oportunidad. Pero, si fue así, ¿era necesario esperar tanto tiempo para matarla? Aunque eso tendría sentido si hubiese entrado solo un momento antes de la hora de la muerte.
Aún había que investigar más.
Fue a examinar el plato de comida. Macarrones con tomates ácidos y queso, con un poco de salsa picante. Casey era uno de esos modelos que se les dió un sistema de recargamiento parecido al humano, pudiendo transformar la comida humana en energía propia, recargando así su batería.
Connor también tenía ese sistema, solo que se lo apagaron al ser un androide de prueba. Su gusto sólo podía detectar cosas realmente fuertes, como el café amargo. Curiosamente sólo podía sentir sabores de líquidos, a lo mejor por su sistema para averiguar información de las víctimas.
El plato estaba reseco, pero no mucho. Al analizarlo, vio que este plato se terminó de comer a las 23:57. Ese dato le dio dos preguntas a Connor.
¿Qué hizo la víctima entre ese lapsus de tiempo? Y, ¿por qué estaba ese plato ahí? Según su informe, el divergente era alguien ordenado y extremadamente limpio, que estuviera un plato sucio en la cocina no encajaba.
Seguro que había cosas que se estaba saltando.
-¿Descubriste algo Connor?- el nombrado se dio la vuelta, encontrándose con Hank.
-Poca cosa teniente. El agresor tuvo que entrar entre las 12:30 y las 5:00 de la madrugada, no dejó ni una pista y aún no tenemos un móvil para el crimen- dijo Connor con un deje de frustración en su voz-. Debería investigar más para poder averiguar más cosas.
-Hey Connor, tranquilo- le habló Hank para tranquilizarlo, pasando su mano izquierda por el pelo del androide, despeinándolo un poco por ese género cariñoso-, ya conseguiremos algo, pero no ahora. Tenemos que ir a comer.- dijo Hank cruzado de brazos y saliendo por la entrada.
-Pero teniente, tenemos que hacer el informe.- habló Connor corriendo a donde estaba el mayor.
-Estoy hasta los huevos de los informes, ya lo escribiremos cuando lleguemos a casa- llama al ascensor mientras habla-. Además, necesitas descansar, esta noche has tenido problemas con tu Software, ¿no?- le preguntó preocupado el mayor mirando a Connor.
Este iba a responder, pero se quedó callado. Desde que se volvió divergente gracias a Markus, había tenido serios problemas con su software debido a una cosa: Amanda.
Había ocasiones en las que aparecía, simplemente para decirle a Connor que era un fallo del sistema, dándole terribles dolores a su cabeza y mal funcionamiento. Hubo una vez que incluso casi se apaga por su culpa, y si no hubiera sido porque Hank intervino para despertarle, estaría seguramente en alguna tienda de reparación de androides. Desde entonces tenía miedo de volver a ese sitio, miedo de que Amanda le diera problemas peores que eso.
Tenía miedo de que nunca se fuera.
-Hey, Connor, tranquilo- Hank acarició la cabeza del mencionado, revolviendo un poco su pelo con una sonrisa-, no es hora de pensar en eso. Primero hablaremos con el jefe de la víctima, Axel Shulivan, y luego iremos a casa a alimentar al gordo de Sumo.
-... Sí, vamos- ambos sonrieron, entrando en el ascensor que ya había llegado-. Gracias Hank.- agradeció Connor con una sonrisa sincera.
-Si no soy yo el que esté para solucionar tus problemas técnicos, te me quemas vivo de la forma más jodida posible. Intenta no esforzarte mucho más hoy.
Los dos, una vez llegados a la entrada principal, se subieron al coche para dirigirse rumbo a la sede principal donde se encontraba el jefe, Axel Shulivan.
En todo el camino, Connor tenía su LED de color amarillo.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
Gente hermosa, necesito que me respondais a una pregunta.
¿Queréis que siga esta historia en un libro a parte?
Tened en cuenta que todos los protagonistas del juego, también lo serán aquí (spoilers? :0)
Por favor, necesito saber vuestra respuesta.
Bye~
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