N/A: Este micro a continuación es un crossover con la novela Adventuris Stellaris: Un universo loco escrita por LuckytheWorld. Acuario, quien pongo como primo de Adara, es todito propiedad de mi amiga, Lucky. Yo sólo lo tomé prestado para cumplir con una actividad de una cadena de lectura. Pd: El crossover está siendo subido aquí con la total autorización de la autora. Espero lo disfruten luego del horrible capítulo doce ;)

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Adara se encontraba jugando con el espejo, ahora reconstruido y hechizado para que la llevara a donde deseara, cuando luego de unos minutos se reflejó la casa de su tía. La imagen de la mujer ordenando el cuarto de su primo, como si el chico aún estuviera vivo, le partió el alma. Respiró hondo para luego dejar salir el aire de golpe mientras los recuerdos la invadían sin darle tregua ni respiro a su corazón.

Aquel niño de cabello negro y ojos grises al que ella molestaba hasta el cansancio cuando visitaba ya no le gritaría nunca más ni la echaría de su "laboratorio" como si fuera una plaga. Tampoco la llamaría con una pequeña sonrisa en su rostro para mostrarle los detalles de un nuevo experimento exitoso.

—Te extraño tanto, rata de laboratorio —susurró mientras una lágrima caía sobre el espejo que en ese momento solo mostraba oscuridad—. Desearía poder verte una vez más.

En ese momento el espejo se activó, despidiendo luces de varios colores y calentándose hasta que la chica lo soltó. Luego, al igual que antes, el cristal se tornó líquido y creció en tamaño. Cuando todo se estabilizó, Adara se internó en él confiando en que el hechizo de Itagar la llevaría donde su corazón deseaba; junto a su primito fallecido.

Apareció tras unos altos armarios viejos en un lugar muy bien iluminado que, al asomar su cabeza por la esquina de los muebles, descubrió ser un laboratorio. Intrigada, la mujer salió de su escondite para encontrarse a un chiquillo de cabello negro, usando una bata blanca de científico, inclinado sobre una mesa y de espaldas a ella.

El corazón le dio un vuelco dentro de su pecho antes que echara a correr y envolviera al muchacho en un abrazo de oso.

—¿Quién...? —comenzó el pelinegro luego de sacarse un grito.

—Esto es un sueño hecho realidad. Gracias Dios —susurró mientras permitía que su primo se volteara. Lágrimas se derramaron sobre sus mejillas al ver aquel joven rostro con el rubor de la vida en su piel.

—¿Quién eres y de dónde apareciste?

«¿No me recuerda?»

—Soy Adara, tu prima, y llegué aquí por el portal mágico que está detrás de esos armarios de allí —respondió ella con una sonrisa.

—¿Estás loca? No hay ninguna prueba científica de que existan portales mágicos —exclamó, mirándola como si fuera una demente salida justo de un manicomio—. Este mundo será loco, pero aún no es un caso psiquiátrico.

—Muy bien, rata de laboratorio —El chico ladeó la cabeza como si reconociera el apodo—. Entonces acompáñame para que veas, sientas, huelas y hasta le apliques todo el método científico al condenado portal.

Sin embargo cuando llegaron al lugar por donde ella había llegado, el portal había desaparecido junto con el espejo. Su primo cruzó los brazos sobre su pecho y rodó los ojos.

—Estás más loca que todos mis hermanos en este lugar.

«¡Maldita sea! Itagar me va a matar.»