Capítulo 64

Estuvieron en la cueva dos días, dos días donde la pasión y el amor los envolvió en un capullo, aislándolos del mundo que los rodeaba. Dos días en que su universo se redujo a solo Adara e Itagar, nadie ni nada más importaba.

Justo como le había prometido el elfo, al final de su maratón sexual el cuerpo de la mortal se sentía agarrotado y sensible en más de una manera. Los músculos de sus piernas y brazos ardían al estirarlos, igual que si se hubiera ejercitado, lo cual tenía algo de cierto, y su vagina estaba adolorida por tanto uso, mucho del cual había sido un tanto brusco. Sin embargo, se sentía feliz y completa como no lo hacía desde lo que parecía una eternidad.

Sin embargo, no podían permanecer en aquel nidito de amor para siempre.

Según Itagar, el altar que se hallaba en el interior de la cueva honraba a Loki, el desterrado dios nórdico de los engaños y el caos, por lo que vendría bien obtener su protección para el viaje de vuelta a Svartálfaheim. A ella no le pareció una idea prudente, pero terminó cediendo pues los conocimientos de Itagar sobre el funcionamiento de los nueve mundos era mayor que el de ella, quien a penas había comenzado a entender las relaciones entre los planetas.

Así que, luego de vestirse con sus maltratadas piezas de ropa— pues el drow no poseía el poder de conjurar nuevas de la nada—, pidieron la bendición de Loki y se marcharon, siguiendo los ríos de energía subterránea que Itagar percibía hasta hallar la segunda raíz de Yggdrásil, aquella que los llevaría a Niflheim, el planeta envuelto en tinieblas de las hadas oscuras.

Atravesar el hogar de los unseelie era la única manera de llegar al de Itagar desde Ásgard ya que el antiguo portal que llevaba allí directamente había sido sellado por los ases luego de la última guerra con los elfos oscuros.

Les tomó otros dos días cubrir el terreno, atravesando bosques y ríos con tal de evitar las carreteras principales donde patrullas de guardias asgardianos hacían sus rondas para proteger los límites de Valhalla. Itagar no tenía que explicarle lo que pasaría si los atrapaban, no cuando ya le había contado sobre la enemistad entre las razas… Además del hecho de que su drow había pertenecido a la milicia élfica. No quería ni imaginar lo que le harían a un exgeneral drow si era atrapado en territorio enemigo.

Para cuando llegaron, el túnel interdimensional solo necesitó un par de palabras en lo que Itagar luego le confirmó era nórdico antiguo para cobrar vida. El enorme círculo de piedra con incrustaciones en oro en los bordes, los cuales mostraban intrincados nudos celtas, se encendió con brillantes runas azules mientras el centro chisporroteaba con una electrizante energía del mismo tono.

Adara volteó la cabeza hacia a su elfo, asintiendo una vez sus miradas se cruzaron, y se adelantó con determinación al portal, pero fue detenida por una mano sobre su muñeca.

—Hay algo que debo decirte —dijo con tristeza en sus irises plateados una vez ella miró sobre su hombro con el ceño fruncido.

—¿No puede esperar a después que estemos en el planeta de las hadas oscuras? —preguntó ella en un susurro, levantando la mirada a la ciudad de los ases que se alzaba imponente en el horizonte, recordándole que no estaban lo lejos que ella desearía que estuvieran. A diferencia de la raíz que llevaba a la Tierra, ésta se hallaba en una colina a plena vista de Valhalla si se tenía el poder de ver a largas distancias… y si mal no recordaba, uno de los principales dioses nórdicos lo poseía—. Somos un blanco fácil aquí.

—No —aseguró Itagar con los ojos clavados en su colmillo mientras intentaba calmar la tormenta en su interior—, porque es algo que necesita tu aceptación —Hizo otra pausa, en la cual percibió la desesperación de su sar’gek colarse a través de su aramek’lam, y se forzó a continuar—: Loth te convertirá en inmortal y te pedirá servirle como espía en mi planeta si regresas a mi lado.

Volteándose para encarar a su drow, las aguamarinas de Adara se agrandaron y sus labios se abrieron levemente. Su mente se olvidó por completo de los nórdicos, Valhalla y el posible peligro para quedarse repitiendo una y otra vez lo que acababa de escuchar.

—¿Por qué?

—Era mi recompensa por haber limpiado su templo de la corrupción que lo plagaba, pero no tienes que aceptar tal responsabilidad si no quieres —explicó en un tono que implicaba había más atorado en su garganta mientras bajaba la mirada al suelo.

El miedo y la tristeza que sentía viniendo de él le indicaban el resto. Si no se sentía capaz de aceptar tal responsabilidad, sería llevada de vuelta a la Tierra y no se verían jamás. Era una estrategia cruel. Otra vez sentía como si la estuviera obligando a tomar la decisión que lo beneficiaba a él, pero, a la misma vez, ella ya había decido quedarse a su lado sin importar el costo. Ser transformada en inmortal era la solución ideal a todos los problemas de su relación. Con su mortalidad fuera de juego, podrían vivir en paz sin el temor de que él fuera morir por su culpa algún día.

Y sin embargo…

—¿Por esto fue por lo que te envió a la Tierra, para que me convencieras de trabajar para ella?

—Supongo que parte de su motivación fue esa, pero la mía nunca ha cambiado. Desde que la Ar’gik Chysmallar vino a mí en aquella celda de tortura y me ofreció la oportunidad de una vida eterna juntos, yo he hecho todo lo posible para que aceptaras ese futuro —Levantó la mirada del suelo, mostrando el miedo al enojo y rechazo tanto en aquellos orbes metálicos como en su alma—. Aunque admito que debí decirte todo desde un principio.

Ella suspiró y lo miró con el corazón lleno de amor. Él podía tener muchos defectos, pero la amaba con tal intensidad que la hacía sentirse la única mujer en el universo, no, en el multiverso. Era un amor profundo y posesivo que duraría por la eternidad, nada parecido al amor de los hombres humanos. Al diablo si estaba cometiendo un error, pero si debía perder su humanidad para tener el corazón de su drow para siempre, lo haría una y mil veces con gusto.

—Vamos a casa —le respondió con una sonrisa y los ojos nublados por lágrimas no derramadas—. Alcánzame si puedes —lo retó antes de echar a correr y atravesar el portal entre risas.

************************
N/A: Sorry, les dije que esta actualización sería multiple, pero lo que tenía que escribir no pude resurmirlo como quería y pues tomará más tiempo la actualización doble 😅. Espero que vean esto pq PR sufrió el paso de una tormenta y el internet está malísimo en Adjuntas. Besos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top