Capítulo 58

Lanzando un gruñido de impotencia al perder la oportunidad de alcanzar a su segundo colmillo de la araña, el exgeneral se giró sobre su espalda y rodó dos veces para apagar las llamas que se empeñaban en devorar su polo y piel. Agonía se disparó por todo su cuerpo, casi robándole la movilidad de sus miembros y arrancándole varios rugidos de lo más profundo de su garganta al quedar boca abajo sobre el desnivelado terreno. Sus largos dedos se hundieron entre la hierba amarilla bajo sus manos mientras intentaba levantarse sobre sus brazos a pesar de las millares de agujas que parecían atravesar su espalda con cada pequeño movimiento.

¡El aramek’lam!, su bestia clamó con dificultad. ¡Cierra la conexión o Adara sufrirá cada golpe junto a nosotros!

Pero entonces no podremos…

De repente, una voz autoritaria se escuchó sobre los sonidos de aquel bosque del color de un atardecer midgardiano.

—¡Niños! —gritó Gavin, llamando la atención de sus hijos en el antiguo dialecto de los Vanes a la vez que se acercaba, envuelto en llamas, a su presa—. ¿No querían una madre? No se queden ahí parados y vayan tras la mortal mientras yo le enseño su lugar a este pobre diablo.

Abrimos el aramek’lam por completo cuando hicimos aquella mierda para localizarla, ella debe estar sufriendo nuestra quemadura en estos momentos, continuó la oscuridad de Itagar en el interior de su psique. ¡Maldita sea, Itagar, ciérrala! Ya la encontramos una vez, la encontraremos de nuevo.

Fuera, en la realidad, ambos jovencitos asintieron varias veces ante la orden de su padre y salieron corriendo en la dirección por la que la mortal había desaparecido.

Otra vez en el interior de su mente, Itagar rogó por no estar cometiendo un error y subió la pared. Sus almas continuaban atadas, pero él no podía percibir nada de su colmillo excepto el calor de su corazón.

Sin embargo, la voz aquel maldito de luz lo trajo de vuelta a la realidad.

—Soy Gavinral, hijo del difunto Yakma’Rellis Takhisis, nieto de Yamrar y bisnieto de Freyr, príncipe heredero de la Ciudad Dorada —declaró el ljósálfar con una retorcida media sonrisa en sus llameantes labios—. Sin embargo, a pesar de ser un semidios fuiste capaz de hacerme sangrar, ¿acaso tú también desciendes de los dioses?

—No —irguiéndose hasta toda su altura sin mostrar ni una pizca del dolor que le provocaba su espalda, pues el ataque había resultado demasiado fuerte y estaba tardando en regenerarse—, pero fui bendecido por la Señora de los Ojos Brillantes —terminó el drow, haciendo que electricidad comenzara a chisporrotear en sus palmas—. Terminemos esto de una vez y por todas, ¿quieres?

Adara no llegó muy lejos luego de escabullirse entre los arbustos de aquel extraño bosque cuando sus piernas trastabillaron al sentir que algo caliente le golpeaba la espalda y llamas comenzaban a lamer su piel. Perdió la fuerza en las piernas, cayendo al suelo de rodillas primero y luego casi comiendo tierra cuando el resto de su cuerpo fue halado por la gravedad. El dolor se extendió por su sistema nervioso, atacando todo con impunidad y haciendo que tuviera que morderse el puño hasta saborear metal para evitar gritar, pues lo menos que deseaba era ser encontrada.

Escuchó voces, que discutían entre murmullos, acercándose y su corazón se aceleró, miedo apoderándose de sus miembros y obligándola a arrastrarse bajo un enorme matorral color sangre, cuyas hojas estaban bordeadas por pequeñas espinas. Los rasguños se sintieron igual que decenas de pinchaduras de aguja, aumentando la cantidad de dolor mientras lágrimas corrían silenciosas sobre sus mejillas y se mordía el puño una vez más.

Dos pares de botas pasaron por su escondite, deteniéndose a solo centímetros de su codo derecho. Uno, dos, tres, su mente contabilizó cada segundo en un esfuerzo por mantenerse calmada hasta que al llegar al número quince, las botas continuaron su camino, alejándose de su vista.

Fue entonces que su corazón volvió a martillear en su pecho, llenándola de adrenalina y una creciente sensación de desespero. Sus pies, manos… todo su cuerpo hormigueaba por moverse, por arrastrarse fuera de aquel arbusto y correr. ¿Hacia dónde? No tenía ni puta idea, pero tampoco le importaba mientras fuera lejos de aquellos caballitos pintos que deseaban hacerle daño.

Haciéndole caso a la necesidad de huir en su interior, la chica se arrastró fuera del matorral, lloriqueando entre dientes al percibir las diminutas espinas atacándola por todos lados. Una vez fuera, se alzó en piernas que temblaban igual a gelatina y, luego de mirar a su alrededor por algún signo de aquellos jovencitos, comenzó a correr en dirección a lo que ella pensaba era el este.

Casi se cae dos veces pues sus piernas aún no recuperaban su fuerza, sin embargo, obligó a sus miembros a seguir adelante a pesar del ardor en los músculos que eso le causó. Corrió bajo enormes árboles de troncos tan gruesos como el largor de un auto, entre helechos amarrillos cubiertos por una sustancia pegajosa al tacto, saltó sobre raíces tan altas como sus rodillas al impulsarse con sus manos, y hasta atravesó un arroyo de aguas cristalinas cuando, apartando una rama adornada por hojas naranja cubiertas por pelo del mismo color, se encontró con una criatura que la hizo frenar de sopetón.

La bestia frente a ella tenía el cuerpo de un oso marrón con enormes espinas que formaban una hilera a lo largo de sus costados, muy parecido a ese dinosaurio acorazado con un mazo en su cola que aparecía en una de las películas de Mundo Jurásico. Temiendo que el animal se diera cuenta de su presencia, permaneció anclada al suelo sin saber qué hacer hasta que una explosión sonó a lo lejos y la criatura ladeó su cabeza. Aquel rostro de oso hormiguero clavó un enorme ojo negro sobre ella antes de enrollar su nariz sobre su cabeza, como lo haría un elefante, y lanzar un chillido parecido al de un reno que la forzó a taparse los oídos.

Temblando de pies a cabeza, observó, sin poder moverse, como el animal se alzaba en dos patas y volvía a chillar.

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N/A: Solo quedan aproximadamente de 9 a 14 actualizaciones más y termino este baby; así que no se pierdan ni un solo capítulo porque esto se está acabando.

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