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Suspiré y a la vez que abrían el telón del escenario yo di una sonrisa gigante.

Miles y miles de personas aplaudían y gritaban mi nombre con alegría. Intenté buscar con la mirada a mi familia pero una vez más no estaban.

El cámara me dio la señal para comenzar. Yo con toda la energía empecé a cantar y vi como todo el estadio se quedaba en completamente oscuro y a los segundos millones de luces (de los móviles de la gente) iluminaban el estadio.

Se me cayó una lágrima y la gente empezó a cantar el estribillo de mi canción.

No podía decir que no amaba esto. Pero después de haber estado de gira ocho meses y ahora estando en mi país natal mi familia no viniera a verme. Lo prometieron.

Después de casi cinco hora sin descanso el concierto se acabó y yo me despedí de todos los presentes.

Sali y nada más hacerlo se pegó a mi de nuevo mi representante. Me miraba con cara de enfado.

-¿Qué pasa?.- se dio con la mano en la cabeza.

-¡Te dije mil veces que no cantaras la última canción!.- rodé los ojos y acepté la botella de agua que me daba una maquilladora.

-Es mi canción favorita la pienso cantar.- se interpuso en mi camino.

-Es mi canción favorita.- repitió con burla.- ¡Tienes que hacerme caso Natalie!.- estaba empezando a cabrearme.

¿Cómo cojones había dejado que me tratará así?.

-¡Es mi concierto Jorge y voy hacer lo que me la gana para eso soy la estrella!.- empezó a reírse y me quitó la botella.

-¿La estrella?.- tocó mi hombro y apretó fuerte. Todas las maquilladoras y estilistas me veían con miedo y pena. Todos le temían.- Tú lo que eres es una niña mimada que no sabe pensar en nadie más.- abrí los ojos al ver como su mano se alzaba con furia.

Otra vez no..

Sentí como su mano se soltaba de mi hombro y vi como Jorge caía al suelo. Alguien le había tirado al suelo.

-¡Izan!.- aún seguía en shock. Pero vi como uno de los estilistas cogía a un chico de mi edad y cabello castaño del brazo.

-¡Pero mírala Gabriel, está aterrorizada y nadie a movido un dedo por ella que querías, ¿qué ese simio le pegará?!.- el castaño miraba a Jorge enfurecido.

Por un milisegundo me miró y yo quedé hipnotizada por el color de sus ojos. Azules.

-¿Señorita Natalie es eso verdad?.- el estilista que agarraba con fuerza al chico estaba mirándome con preocupación.

Asentí.

Como si fuera cosa de magia al asentir todas la personas que habían presenciado la escena vinieron a socorrerme.

Paso todo demasiado rápido.
El estilista llamó a los de seguridad que se llevaron a Jorge arrastras. Él me chillaba amenazas e insultos.

En ningún momento deje que viera una lágrima mía.

A paso lento llegue a mi camerino y me encerré. Apestar de que ya habían pasado alrededor de veinte minutos aún  se escuchaban palabras de amor de mis fans hacía mí.

Me deslize hasta caer al suelo y lloré como niña pequeña. Quería quitarme este conjunto tan apretado, ponerme mi cómodo pijama y escuchar baladas de Ed Sheeran mientras lloraba.

Quería tener la vida de una adolescente y no la de una superestrella.

Escuché de nuevo pasos hasta mi camerino.

-¡Izan como te pillen los de seguridad me quedaré sin trabajo te lo ruego marchate!.

-¡Gabriel no me voy a ir de aquí hasta que no hable con ella!

-¡Es famosa, ahora seguro está haciendo cosas importantes!.

La puerta se abrió de forma brusca. Casi grito del susto.

De nuevo el castaño me miraba.

-Cosas importantes, ¿eh?.

-¿Qué quieres?.- me tapé la cara.

Cogió mi brazo y jaló mi cuerpo para estar casi a milímetros de distancias.

-¡Izan!.- gritaron.

Pero yo me quedé completamente callada mirando los ojos del castaño.

-No debes dejar que por ningún motivo nadie te toque ni un pelo y menos un hombre que vale una mierda.- agarró más mi muñeca. Pero al contrario no sentía nada de daño.- Se que mil veces puedes tener miedo a lo que vaya a pasar después pero...

-¡Izan los de seguridad vienen, me largo sino perderé mi trabajo!.

Este rodó los ojos y se fue corriendo mientras el otro no hacía nada más que mirarme y yo apartaba la mirada.

Me agarró la barbilla e hizo que pudiera verle a los ojos.

-Protegete a ti misma, que nadie te tenga que proteger nunca.- escuché la voz de los seguratas y el castaño huyó de ellos.

Hablé con los de seguridad y le dije que no había pasado nada

De nuevo estaba sola pero esta vez con el maquillaje destrozado y una mueca en la cara. Me miré al espejo. Mis mejillas sonrojadas, ojos brillantes y un sabor dulce en mi boca.

Mi ropa ahora tenía un aroma a menta. Y todo gracias a mi salvador.

Todo gracias a Izan.

Espero que les guste la nueva novela no se olviden de votar y dejar su comentario <3

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