1: Eso no fue...
<<Eso no fue egoísmo...>>, pensó Nagi.
El rostro de Isagi estaba perplejo y Nagi no hacía más que esperar a que saliera del trance en el que acababa de entrar, era como si analizará lo que acaba de pasar... lo que él acaba de hacer.
Entonces, Isagi dejó de armar las piezas del rompecabezas en su mente y se dio cuenta de que aún tenía a Nagi mirándolo fijamente. Sus mejillas enrojecieron y, por instinto, se cubrió los labios. Ver aquella imagen tan inofensiva que Isagi mostraba ahora mismo, hizo que algo se revolviera dentro de Nagi. Era una rara sensación en su vientre, pero que su mente no podía comprender.
Lo que hizo no fue nada sensato o racional, pero fue inevitable, y no le ayudaba en nada ver como los ojos azules de Isagi brillaban incandescentemente con la luz, que apenas le llegaba sobre el hombro de Nagi por la diferencia de altura entre ambos.
Nagi, sin darse cuenta, se había quedado embelesado, sin palabras para poder expresar por qué hizo eso. Simplemente, quería quitarse esas molestas ganas incomprensibles que sentía por culpa de Isagi. Unas ganas que no sabía a qué se debían. Era como si algo le picara tanto como para soportar las ganas de rascarse. No lo entendía, al igual que antes no entendía la motivación de Isagi por seguir jugando pese a haber tenido todo perdido junto al equipo Z.
<<¿Por qué...?, ¿Por qué lo besé?>>, se preguntó Nagi. Pero, las grandes preguntas que dejaban un gran hueco en su mente eran... <<¿Por qué encuentro esto tan agradable?, ¿Por qué... no me siento arrepentido?, ¿Por qué no siento... repulsión?>>
—Isagi, yo...
Isagi, confundido e incómodo, simplemente empujó a Nagi para abrirse paso a la salida de los baños, liberándose de la emboscada que Nagi le había hecho con sus manos en la pared. Y Nagi, sorprendido, solo se quedó viendo como se iba. Y no sabía si estaban pensando lo mismo, pero, quizás, podía entender como se sentía. Después de todo, el tampoco sabía por qué lo hizo.
—Que molesto... —musitó Nagi.
<<¿Cómo voy a lidiar con esto ahora?>>, se preguntó, desganado.
La tan molesta frustración de haber perdido contra el equipo de Rin ahora se había convertido en inquietud, y eso era un fastidio.
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