La Sirena Rebelde
Stella era una sirena, o bueno, lo fue hace mucho tiempo.
La princesa más joven de un reino marino, un hermoso paraíso bajo el agua que todo el mundo a soñado con ver al menos una vez.
Ella tenía dos hermanas, la mayor era la sabia, la inteligente sirena que algún día tomaría el lugar de su padre como gobernante del mar.
La de en medio era la fuerte y valiente, una verdadera guerrera marina capaz de liderar un ejército y proteger al reino de cualquier amenaza.
Y Stella era hermosa, una verdadera joya marina a los ojos de todos... Y la más problemática también.
Era la que siempre se metía en líos, desde explorar embarcaciones hundidas hasta pelear a puño limpio con un tiburón y salir ganando, pero lo más problemático era su fascinación por la superficie.
Si algo tenían prohibido las sirenas comunes era salir a la superficie, las únicas a las que se les permitía ir eran las que cazaban a marineros despistados con su voz, pero para Stella era común escaparse a la superficie desde edad muy temprana.
Los humanos eran criaturas curiosas, podían hacer todo este tipo de cosas fuera del agua, tantas cosas con las que ella solo podría soñar, pero se daba una idea de lo que había en el exterior al ver las cosas que quedaron en los barcos hundidos y la basura que los humanos tiraban al mar, tantas cosas tan extrañas y al mismo tiempo fascinantes.
Su padre, el rey, estaba muy disgustado con su hija y su pequeño "fanatismo" con el mundo exterior, ya tantas veces habían tenido la misma conversación sobre no ir a la superficie y a los oídos de Stella parecía una invitación para ir lo más que pudiera.
Ya había hecho muchas travesuras en el mundo exterior, desde engañar a los marineros y la gente que paseaba en las playas con su canto, hasta morder a un par de pescadores, no de forma letal, pero que dejaría marca por un largo tiempo. Pero siempre deseo conocer más, más nunca había hecho nada para hacerlo.
La oportunidad llegó una noche con un barco que estaba de fiesta, eran muy ruidosos y esa fue señal para las sirenas de esconderse, lo que en lenguaje de Stella significa ir a explorar todo lo que pueda.
El barco era todo un desastre, había una gran fiesta en honor al cumpleaños del príncipe del Reino Bahía, aunque parecía que se les estaba saliendo un poco de control, y obviamente Stella tenia que ver todo lo mas cerca posible.
En un momento, vio a un lindo chico pelirrojo que estaba muy mareado en la orilla del barco, a Stella le pareció un chico curioso y se quedo viéndolo durante un buen tiempo, durante ese tiempo descubrió que el era el príncipe al que le era dedicada la fiesta, le gustaba bailar, el mar y, irónicamente, se marea fácil en los barcos, aunque el dice que no es así.
El chico le pareció alguien divertido y curioso, realmente quería conocerlo mas, sin embargo no creía que llegara a nada y estaba a punto de irse hasta que una tormenta empezó y un rayo cayo en el barco, empezando a incendiarlo.
Stella se aparto rápidamente pero aun quedándose cerca del barco viendo lo que pasaba.
Los botes de emergencia fueron liberados y utilizados rápidamente, mas aun así no fueron suficientes y muchos marineros cayeron al mar, entre ellos el príncipe.
Stella rápidamente fue por el chico y como pudo lo arrastro a la playa, ignorando épicamente a el resto de hombres que se estaban ahogando. En la playa todavía estaba oscuro y no había nadie cerca, gracias a los primeros rayos del sol al amanecer pudo ver con mas detalle al joven príncipe, era lindo, muy lindo.
No se pudo quedar mas tiempo ya que varios trabajadores del castillo llegaron a revisar si había algún sobreviviente que llego a la orilla.
Desde lo lejos vio como el joven príncipe era rescatado, y ella sólo tenía en mente una cosa, tenía que volver a ver a ese chico, tenía que regresar a la tierra como diera lugar.
Desde hacía unos años había escuchado sobre la bruja del mar, una hechicera que hacía favores a los habitantes a cambio de algo, había escuchado historias que o terminaban muy bien o muy mal, y para este punto Stella estaba para decidida y estaba dispuesta a lidiar con las consecuencias sin importar sea lo que sea.
Sin decirle a nadie fue con la bruja del mar, ella le ofreció una poción que podía darle piernas, sin embargo, tenía una condición, por cada paso que daba sentiría mil cuchillas cortando sus pies, más este dolor desaparecería si se casaba con el príncipe.
El precio de todo esto sería la posesión más preciada de una sirena, su voz.
Stella pensó esto bien, claro que lo pensó, lo que quería hacer era muy arriesgado, pero era una oportunidad única y no es como que fuera L única vez que había tomado riesgos es su vida, y eso de las mil cuchillas no debe de ser tan malo como suena ¿Verdad?
Acepto el trato.
Tiempo después ella ya estaba en la superficie, donde fue encontrada por más trabajadores del castillo que supusieron que era de algún otro barco que naufrago.
Esos días fueron los más difíciles y duros de Stella, empezó a trabajar como servidumbre del castillo al tener "amnesia" y no poder decir nada sobre su verdadero hogar, subestimo demasiado eso de las "mil cuchillas", pero siendo alguien obsidiana y terca pudo lidiar con eso.
Lo difícil fue acercarse al príncipe, más aún siendo que no tenía voz para poder comunicarse.
Fue el príncipe quien se acercó a ella primero, tenía curiosidad sobre la chica muda que trabajaba en el castillo, se comunicaba con el a través de notas y con el tiempo se hicieron amigos.
El fue quien empezó a enseñarle lenguaje de señas para que se pueda comunicar mas fácilmente, pasaron mucho tiempo juntos hablando de todo y nada al mismo tiempo, siempre evitando su verdadero origen y hasta el príncipe la ayudo a conseguir un mejor puesto dentro del castillo, todo parecía ir tan bien y a Stella cada día le gustaba mas el chico.
Fue entonces cuando el cuento de hadas poco a poco terminaba y el mundo real llegaba a recordarle que no todo es color de rosa, y es que si bien se llevaban bien no podían compartir las cosas que mas les gustaban con el otro, normalmente esto no seria un problema pero... Una de las actividades favoritas del príncipe era bailar, muchas veces había invitado a Stella a bailar pero ella simplemente no podía, dar pasos normales ya era un infierno, no podría bailar incluso cuando lo deseaba tanto.
Solo se limito a quedarse sentada en los bailes del castillos mientras veía a su querido príncipe bailar con alguien mas.
Al principio no fue problema, pero poco a poco su pareja de baile se volvía una constante, una chica de pelo café cenizo y ojos azul oscuro que era amiga del príncipe desde hacia un tiempo antes que se conocieran, podía ver como la chica miraba al príncipe, y el príncipe con el tiempo empezó a verla igual.
Era obvio, estaban enamorados.
Pero ¿Qué podía hacer ella realmente?
Una parte de ella era egoísta, deseaba poder separarlos, deseaba ir a morder a la chica hasta se termine llorando y rogando que y nunca vuelva a acercarse al príncipe.
Pero... Eso pondría triste al príncipe, enojado tal vez, pero eso seguramente lo lastimaría y ella no podía hacerle eso, incluso si lo deseaba tanto, quería al príncipe mas de lo que odiaba a la chica, quería verlo feliz.
Aunque una parte de ella quería regresar a casa y que el dolor desapareciera.
Un día hubo una fiesta en un barco, Stella veía al príncipe bailar con la chica mientras ella se quedaba en la orilla del barco, se veían tan felices...
Escucho una voz que la llamaba desde el mar, al voltear vio a sus hermanas... Sin pelo y con un cuchillo en mano.
Como pudo les pregunto que demonios hacían allí, ellas le contaron que fueron con la bruja del mar y ella les explico su trato, como ellas vieron que no le estaba yendo exactamente bien con su enamorado, así que le tuvieron que rogar a la bruja por una solución que no fuera casarse con el.
Y le dieron el cuchillo, si le cortaba el cuello al príncipe y se echaba su sangre en los pies, en cuanto tocara el mar volvería a su forma de sirena y podría volver al mar.
Stella lo pensó mucho, lo pensó días y noches enteras, realmente quería recuperar su vida, cuando peleaba con tiburones, mantarrayas, calamares y anguilas y no tenia que aguantar un dolor constante.
Por dios ¡Estuvo muchas veces en la puerta de su cuarto a punto de hacerlo! Pero... No pudo, ella lo amaba.
La ex sirena fue al muelle antes del amanecer, miro unos segundos el cuchillo en su mano para luego arrojarlo al mar, había tomado su decisión.
Estaba a punto de irse cuando el mar se volvió salvaje, un remolino empezó a formarse y una figura imponente salió de ella, era el padre de Stella, el rey del Reino Marino, y no estaba contento.
-"Te di una oportunidad ¡¿Tienes idea de lo que le costo a tus hermanas conseguir ese cuchillo?! ¡Y tu lo tiras como si nada! ¡Siempre te estamos sacando de problemas pero esto ya es demasiado Stella Havfrue!
Ella lo miraba amenazante, no necesitaba decir ni una palabra para demostrar que no se arrepentía, y eso enfurecía mas al rey.
"Entonces, eso es lo que decidiste ¿Eh? Muy bien, pero no permitiré que una hija mía sea así"
No había nada que la previniera de lo que pasaría, nunca esperaría la puñalada en el pecho.
"Desde ahora ya no eres mi hija"
Saco el tridente del pecho de su hija y se fue de allí, dejando a Stella en el suelo desangrándose.
El príncipe y la chica que pasaban a ver el amanecer encontraron a Stella y llamaron por ayuda, gracias a los magos del castillo y algún milagro fue que logro sobrevivir, por mas que insistieron la chica no conto lo que paso, eso expondría todo el reino de las sirenas y no dejaría que pasara.
Nadie lo sabría, y nadie lo sabría nunca.
✨✨✨✨✨
Stella caminaba por la orilla de la playa, había dejado sus zapatos de lado y dejaba que la arena se metiera entre sus dedos.
Ya habían pasado tres años desde que fue una sirena, tres años desde... Eso.
Le costo mucho recuperarse, pero al final salió adelante, con todo y el dolor de cada paso.
Con el tiempo decidió aprender sobre pociones para ver si podía ayudarla de alguna forma, el príncipe queriendo alentar a su amiga en su nueva pasión le consiguió un lugar en la Academia Winter Queen, una muy prestigiosa escuela que entre sus especialidades estaban las pociones, y esto le sirvió mucho.
El príncipe empezó a salir formalmente con la chica, estaba feliz por ellos, ellos también se veían muy felices.
También hizo nuevos amigos, también se metió en problemas, también siguió adelante, no había nada que pudiera pararla.
Sin embargo, mentiría si dijera que no extraña el mar por que lo hace, y mucho, pero no podría volver jamás, no sabia si su padre sabia que no estaba muerta, pero prefiere no arriesgarse.
Hasta el día de hoy solo una persona sabe el secreto de Stella y juro no contarlo a nadie.
A veces suele mirar al mar y se pregunta ¿Cómo estarán las cosas allá? Siempre sin respuesta obviamente.
Mientras caminaba, las olas llegaban hasta sus pies y Stella decidió meterse hasta las rodillas, el mar estaba tranquilo.
Al menos el rey no le impedía entrar al mar, solo por un momento, se siente tranquila, se siente en paz.
Tiene una buena vida ahora, no tiene por que sentirse triste, ahora esta mejor.
Saldrá adelante con lo que le depare el futuro, como siempre lo ah hecho.
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... Wenas mi gente :D
Aquí esta la historia de Stella! La sirenita violenta ¿Que les pareció?
... No me culpen, era o que Stella intentará suicidarse o que el padre la apuñalara y Stella no es del tipo que se suicida, así que ni modo.
Y por si les interesa saber, el príncipe se llama Evan y la chica se llama Vanessa
Y no, Vanessa no es la bruja del mar disfrazada, y de hecho es buena gente, pero sabrán más de eso más adelante.
Por cierto ¡Wattpad devolvió la imagenes! Yey! Finalmente ignorar el problema resolvió el problema :D
En fin, les dejo una imagen de Stella sirena y me despido, la siguiente historia será de Geraldine, bye~
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