Cap. 22 Me la presentas

Edgar
Al irme y dejar a Colette con su mamá, decidí irme a mi casa. Pero mientras conducía por poco y me choco con Emz que tal parecía quería llegar a mi casa.

- ¡Por poco me matas! -exclamó enfurecida.

- ¿Para qué te pones enfrente de mi casa? -dije sacando mi cabeza por la ventanilla.

- ¡Es que vi la publicación que hicieron en Youtube! ¿De verdad estás saliendo con la inepta de tu asistente?

¿Cuánto se tardan en editar un video?

- Eso no te importa -aceleré un poco haciendo que ella retroceda- quítate del camino.

- ¡No! ¿Cómo pudiste hacerme esto...?

- ¿Hacerte qué? Nunca tuvimos nada serio y lo sabes.

- Baja ahora mismo del auto y dame la cara.

- No lo haré, debo estacionar mi auto o me multarán.

- Eres un cobarde, no puedes siquiera bajar y enfrentarme. Pero no creas que las cosas van a quedar así... -se acercó a mi auto y llegó hasta la ventanilla para verme de cerca- tú me las pagarás, esa fuera de línea también y todos aquellos que apoyen su relación.

- Ni te he dicho que estamos saliendo.

- ¿Crees que nunca lo noté? La forma distinta que hablabas de ella, la manera en que sonreías cuando estaban juntos y la actitud que ponías cada vez que la veías con otro. Tal vez no lo recuerdes, pero soltabas muchas cosas cuando te embriagabas -no le contesté y solo fruncí mi ceño- eres patético al creer que quiere estar contigo sinceramente.

- Espera, ¿qué quieres decir con eso? -Emz sonrió con cinismo.

- ¿De verdad no lo has notado? Ella no tiene el dinero que tú y yo tenemos, por lo menos no aún, se aprovechará de ti y solo para eso: dinero. Date cuenta rápido antes que te rompan el corazón -no dijo nada más y se fue.

Está loca, Colette no es aprovechada, nunca me ha pedido algo sin motivo aparente.

Decidí no prestar más atención al asunto y entré a mi casa. Me recosté en mi sillón y revisé mi celular esperando algún mensaje de Colette, cosa que no llegó. Así que decidí escribirle con un simple "hola". Como no hubo respuesta inmediata revisé los demás mensajes y entre ellos estaba uno, bueno, casi cinco mensajes de mi madre junto con tres llamadas perdidas. No los leí y de inmediato devolví la llamada creyendo que ocurrió una emergencia.

- ¡Edgar! -exclamó en la otra línea- ¡al fin contestas, niño malcriado! ¡¿No sabes lo mucho que me costó contactarte?! ¡Fue más difícil que parirte!

- Mamá, no exageres la situación. ¿Qué sucedió? ¿Te pasó algo a ti?

- ¡No! ¡Hace exactamente 25 horas no me has llamado! Faltaste a tu promesa de cuando te mudaste a vivir solo: "te llamaré todos los días, mamá. Lo prometo, solo déjame vivir con mi esposa". Y por cierto, estás divorciado, ¡estás viviendo totalmente sin compañía! ¿Y aún así no cumples tu promesa?

- Perdón, mamá... Sucedió que estaba un tanto ocupado.

- ¿Ocupado en qué?

- Bueno, primero fui a la boda de Bibi y...

- ¡¿Volverán a estar juntos?! Serás muy tonto o muy desesperado si vuelves con tu ex.

- No, solamente fui a presentarme con mi asistente.

- ¿Fue tu acompañante en la boda?

- Algo así...

- ¿Y ahora salen?

- Mamá, no estoy en el confesionario para que me hagas tantas preguntas.

- ¿Y por qué evades esa pregunta? ¿Acaso es cierto?

- Te voy a visitar, ¿te parece?

- O no, tú no me cambies de tema.

- De acuerdo, tengo tiempo hasta la noche, iré a visitarte a ti y a todos de por allá.

- Edgar Thomas, juro que sí me cuelgas y me ignoras la pregunta que te hice no te dejaré que toques ni una sola pieza del pastel que acabo de preparar.

- Creo que lo soportaré. Adiós, mamá. Te quiero y lo sabes.

- ¡Pero-! -y entonces colgué. Salí a mi auto de nuevo y revisé mi celular por una vez más: sin rastro de Colette. Suspiré y conducía con normalidad, hasta que un motociclista se paró en luz roja a mi lado. Se quitó el casco para verme y ahí fue cuando noté que era una chica de cabello morado.

- ¿Edgar Thomas? -me preguntó- ¡ah, qué bien! Mi mejor amiga Colette trabaja contigo, un placer, me llamo Shelly Durant -me extendió su mano para saludarme y se la recibí.

- Así que tú eres la de la moto... -murmuré para mí mismo.

- ¿Eh? Sí, supongo que sí. Como sea, es un placer conocerlo, no solo porque sea un cantante famoso, sino también por ser jefe de mi amiga. De igual forma... ¿Me das tu autógrafo?

- Oh, pues claro. Lo hago todo el tiempo... Cualquier amiga de Colette es mi amiga también -nuestra conversación fue interrumpida por la bocina de otro auto detrás de nosotros.

- ¡Cállese anciano! -gritó la chica y suspiró- nos vamos a buscar problemas si seguimos hablando, nos vemos.

Con eso dicho se fue y yo hice lo mismo. Llegué a mi casa descubriendo que había reunión familiar por algún motivo. Pero mi duda se resolvió al darme cuenta que mi madre había llamado a la familia diciendo que yo llegaría.

- ¡Edgar! Ahora que estás aquí, debes quedarte con todos al almuerzo -dijo mi madre tomándome del brazo.

- Lo haré, me quedaré con todos -dije- ya te lo había dicho, pero no me esperaba que vinieran más miembros de la familia.

- ¿Y esa sorpresa que te vemos de cara y no en televisión, Edgar? -dijo mi tía acercándose- tu primo ha estado sin compañía desde hace mucho tiempo.

- Nos vemos desde la última cena que tuvimos juntos, que fue la semana pasada -contesté.

- Sí, sin embargo antes se veían todo el tiempo.

- Les cambiaron los pañales juntos -dijo ahora mi tío.

- Sí, lo sé...

- ¿Recuerdas cuando jugaban? -volvió a hablar mi tía.

- Eso lo hacíamos cuando éramos niños, mamá -dijo mi primo entrando- pero sí es sorprendente verlo aquí con su familia y no con sus amigos.

- ¿Vas a seguir molesto porque no fui contigo a ver ese partido, Fang? -pregunté alzando mi ceja.

- Nah... Es broma, no sigo molesto.

- Eso me alegra, me alegra que no sigas en el pasado y...

- ¡Sigo enfurecido! -cerré la boca cuando dijo eso- quiero decir, era nuestro día. ¿Sabes cuánto tardé en conseguir las dos entradas?

- ¡No lo sé y no me interesa si te digo la verdad!

- ¡Silencio ambos! -dijo mi madre- siempre pelean por lo mismo y nunca llegan a nada.

- ¡Pero él empezó! -dijimos al unísono señalando al otro.

- Sean adultos y vamos a comer que el almuerzo se enfría. Y luego Edgar nos contará de su nueva novia.

- Apenas y se divorció y ya quiere boda de nuevo... -murmuró Fang y le di un golpe a la cabeza.

- No, aún no, además no hay nada de qué hablar al respecto porque no tengo pareja oficial todavía -mentí con intención que hicieran menos preguntas.

Pero a como es mi familia... Las preguntas continuaron en todo el tiempo que comimos. No les respondí a casi nada y luego dejé de prestar atención, más o menos lo que hago con los periodistas cuando no tengo ganas de entrevistas. De pronto una notificación llegó a mi celular, o bueno, un mensaje de Colette respondiendo el mío.

Colette
Hola, perdona por no haber
respondido, estuve en un
largo sermón de mi madre


No hay problema, por lo menos
contestas, pensé que no lo harías

Fue mi respuesta y guardé mi celular nuevamente.

- ¿Y cómo es la chica? -preguntó mi abuela- danos datos, Edgar.

- Es que no hay chica -mi teléfono empezó a vibrar y volví a responderle a Colette.

Colette
¡¿Por qué piensas
qué no te contestaría?!
¿Hice algo mal?


No quise decir eso.
Me preocupaba cómo
ibas con tu madre y
pensé que si no me
contestabas era mala
señal.

Colette
No sucedió nada
malo o por lo menos
no lo peor y ahora
tengo permitido salir
esta noche. Parezco
una adolescente
preguntando si puedo
salir o no...


No eres la única
que lo parece, a mí me
están interrogando para
saber si tengo novia

Colette
¿Qué has dicho?


Nada, soy bueno
ignorando.

Colette
Lo sé, también
te gusta manipular
de una forma singular.


Dirás atractivo,
a muchos les gusta
mi actitud por eso mismo

Colette
No diría que es por eso...
Tal vez sea porque
sabes hablar directamente
No tienes miedo al
escenario
Puedes ser incluso hasta
más reservado de lo que pareces
y creo que hay más cosas


¿Por las que te parezco
atractivo? Continúa por
favor.

Colette
¡No seas tonto!
Solo son unas razones
por las cuales hoy
tengo una cita contigo.


Espera, volveré enseguida
El interrogatorio volvió

- ¿Con quién escribes tanto? -me preguntó Fang.

- Cosas de trabajo -fue mi respuesta y se pegó más a mí para leer lo que tenía y logré apagar el celular a tiempo para que no viera mi conversación. Sin embargo, me arrebató mi teléfono y lo encendió para verlo, por suerte tenía contraseña y no pudo entrar- ¡dámelo, Fang!

- ¿Con ella estás hablando? -dijo y señaló el mensaje de Colette que decía: Está bien.

- Eso es de mi trabajo, dámelo.

- Es bastante... Bonita.

- ¡Dámelo!

- Dejen de gritar en la mesa -dijo con voz autoritaria mi abuela y ambos nos sentamos- por favor, son dos hombres adultos y siguen gritando como dos par de niños. Fang, dale su teléfono a Edgar y tú, Edgar, no escribas en la mesa que estamos hablando.

- Perdón, abuela... -dijimos al mismo tiempo bajando la mirada.

- Tss... -llamó mi atención Fang murmurando- me la debes presentar si es tu empleada -guiñó el ojo y solté un gruñido de fastidio.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top