Cap. 15 ¿Selenna enojada?
Edgar
Desperté y vi a Colette dormiendo sentada su en mi cabeza. Me sonrojé y suspiré.
- ¿En verdad te quedaste cuidándome toda la noche? -susurré y le acaricié el rostro con mi dedo índice- soy un idiota al obligarte eso, no era necesario... -ella fue abriendo sus ojos manopoco a poco y retiré mi mano para hacerme el dormido. Escuché un bostezo y luego sentí su suave mano en mi rostro.
- Buenos días... -susurró y con delicadeza me dejó acostado en el sofá mientras que ella se ponía de pie. Abrí mis ojos y la pude ver caminar por mi sala hasta la cocina, le seguí el paso y ella buscaba algo entre la alacena- ¿tendrá algo para que le prepare el señor Thomas? -dijo a lo que tosí para llamar su atención.
- No hace falta que lo hagas, Colette -dije acercándome a ella- ya hiciste demasiado.
- ¿Ha-hace cuánto despertaste? -tartamudeó.
- Ahora mismo, ¿por? -ella negó con la cabeza.
- Por nada -me sonrió amablemente- ¿en serio no desea que le prepare algo por si se siente mal o quiere desayunar?
- No, gracias -le devolví la sonrisa- ya te lo dije, ya hiciste mucho por mí...
- Oh, comprendo... Entonces me voy. Nos vemos en el trabajo, señor Thomas.
- No quiero ir a trabajar hoy... -susurré con pereza.
- ¿Lo olvida? Le prometió a Selenna que hoy grabarían su nueva canción.
- Creo que sí... No le digas que lo olvidé o me lo hará pagar -ambos reímos un poco y así, tomó sus cosas y se fue.
En poco tiempo, me preparé para ir al estudio. Antes de irme revisé algunos mensajes de mi celular y entre ellos estaba uno de Emz. Bien recuerdo que a diferencia de Colette ella me abandonó cuando estaba ebrio.
Emz:
Buen día, querido.
¿Cómo despertaste?
¡Ayer nos divertimos!
Tú:
Yo no diría lo mismo
Emz:
¿Así que alguien despertó
de mal humor, eh?
Tú:
Me dejaste solo, mi
asistente tuvo que traerme
¿y dices que ambos nos
divertimos?
Emz:
Lo lamento, mi amor.
Pero estabas incontrolable
y no tuve opción.
Tú:
Sí la tuviste, ¿y sabes qué?
Me la pasé genial sin ti ayer
que estuve solamente con
Colette... Me la pasé
increíble con ella.
Luego, no hubo más respuesta. Decidí que era hora de irme y me subí a mi auto. Llegué al estudio rápido, Colette ya estaba ahí con Selenna, las dos hablaban de algo y Selenna parecía estar molesta.
- Mi chica favorita y mi empleada favorita están discutiendo -dije al entrar y ambas entraron en silencio.
- Hola, Edgar -me saludó Selenna aún con cara de enojo.
- Señor Thomas, lo estábamos esperando -dijo Colette, pero no perdía de vista a Selenna con cara de preocupación- pueden empezar a ensayar la canción que grabarán, hoy tenemos un largo día de trabajo.
- Hey, relájate -le dije a ella poniendo mi brazo sobre sus hombros- todo saldrá bien con mi chica favorita y contigo a mi lado, anda, vamos a trabajar -le sonreí de lado y se sonrojó de inmediato.
- Perdone, señor Thomas... Usted sabe lo difícil que se vuelven estos días, además el concierto es este domingo y yo...
- Estás preocupada, -asintió- no lo estés, verás que todo saldrá mucho mejor que el último que tuvimos y ese fue increíble -nos miramos unos segundos sin notar que estábamos muy cerca, más cerca de lo normal.
- ¡Son novios, se besan, se aman, son novios! -exclamó Selenna con burla mientras cantaba esas palabras y reía. Colette se sonrojó hasta las orejas y se alejó de mí.
- Es suficiente, Selenna. Me prometiste que serías buena niña y me estás demostrando todo lo contrario, ¿quieres regresar a casa? -la niña negó con la cabeza escuchando el regaño de su madre.
- Vamos a ensayar, Selenna -indiqué que me siguiera para lograr escapar de su mamá y lo entendió porque rápido fue detrás de mí.
Empezamos los ensayos, pero Selenna hablaba entre sus colmillos porque los apretaba y gruñía. En serio parecía enfadada con algo. Colette también lo notaba y por eso paramos los ensayos por un momento.
- Cielo -le dijo Colette a Selenna- ¿por qué estás molesta? ¿Te enojaste porque te regañé frente a Edgar?
- No es eso, mami... -suspiró- no es nada importante -hizo un intento de sonrisa y entró de nuevo en donde estábamos ensayando.
- Ha estado así toda la mañana -me dijo Colette parándose a mi lado- desde que llegué a mi casa le he preguntado, pero no me ha querido decir nada.
- ¿Quieres que hable con ella? -pregunté y me miró con sorpresa.
- No sé si le dirá algo a usted...
- Por favor, ella y yo tenemos una conexión especial. De seguro me lo dirá ahora mismo y lo arreglaré, ya verás.
- Si usted lo dice... -asintió y fui con Selenna quien jugaba con los instrumentos que habían. Al notar mi presencia le dio igual y siguió con los instrumentos.
- ¿Le pasa algo a la señorita Selenna? -le pregunté sonriéndole- ¿por qué estás enojada?
- ¿Yo? No estoy enojada -dijo de mala gana.
- Esa repuesta me dice todo lo contrario -me senté en el piso y le indiqué que se sentara a mi lado con mi mano. Ella gruñó y lo hizo- además, tienes la misma cara de tu madre cuando te enojas. ¿Qué sucede?
- No es nada importante...
- Claro que lo es, si no lo fuera, no estaría aquí contigo -ella se abrazó a sí misma y apretó la mandíbula en una mezcla de enojo y tristeza.
- Lo que sucede es que... -se puso de pie con su ceño fruncido- tengo un enemigo -abrí mis ojos confundido.
- Guau, un enemigo de preescolar debe ser algo nuevo -dije y ella gruñó.
- No te burles. Es muy serio.
- No lo hago, continúa.
- Hace poco, llegó un nuevo alumno a mi clase. Yo pensé que podría ser su amiga y todo, pero fue lo contrario. Primero, se volvió el preferido del salón.
- ¿Y tú eras la preferida?
- ¡Por supuesto que no! A nadie le agrada el preferido de la maestra.
- ¿Y por eso es tu enemigo?
- No, tampoco es eso, porque sabía que al ser el preferido de la maestra sería un poco aislado y no tendría amigos, por lo que quise ser su amiga. ¿Adivinas que pasó luego? -negué con la cabeza- ¡me acusó de ladrona! Metió su lápiz en mi mochila y fingió que lo había perdido para que empezaran a buscar en las mochilas y lo encontraron en la mía.
- ¿Estás segura que él lo hizo así?
- ¡Por supuesto que sí! Porque mientras me regañaba mi maestra, él sonreía, eso me dijo la verdad. No solo eso me ha hecho, también me ha puesto el absurdo apodo de: cerebrito, solo porque yo sé leer ya que mami me enseñó antes de entrar a la escuela -fruncí mi ceño.
- Ok, estoy contigo. Ese niño es mi nuevo enemigo.
- También me quita los sándwiches que mi abuelita me hace en los recreos y me dice que si digo algo a la maestra me pondrá más cosas en mi mochila y me castigarán.
- ¿Por qué no le has contado nada a tu mamá sobre esto?
- No la quiero preocupar, y lo quiero manejar yo sola -juntó sus manos y sonrió con malicia- quiero mi venganza, Edgar y la conseguiré muy pronto... -dejó su sonrisa maliciosa a un lado y miró hacia arriba pensativa- solo debo pensar cómo...
- ¿Te sentirás mejor si te lo digo? -asintió rápidamente- si ese mocoso bueno para nada te vuelve a molestar, dale un puñetazo bien dado justo en la cara. Y si es que no puedes, hazle una bromita que le deje bien en claro que no debe meterse contigo. Si sigue fastidiando, me avisas y yo iré directo a tu clase a hablar personalmente con él.
- ¿Un golpe? ¡Cómo no lo pensé antes! -exclamó emocionada- ¿y en verdad irías a mi clase solo por mí?
- Solo por ti. Haría lo que sea por mi chica favorita.
- ¿Harías lo que sea por mi mami también? -sentí que me sonrojaba y miré hacia otro lado.
- Creo que... Sí, por ella haría lo que sea, porque ella hace mucho por mí -sonrió abiertamente.
- ¡Sabía que eras el pretendiente indicado! -me abrazó de pronto- gracias, Edgar...
- ¿Pretendiente? ¿A qué te refieres ahora?
- Cosas de mi mami y yo -se separó del abrazo y salimos de ahí. Colette nos esperaba cruzada de brazos y sonrió al ver que Selenna mostraba alegría.
- ¿Ya me puedes decir qué te sucedía? -le preguntó Colette a Selenna.
- Por ahora no, es un secreto de Edgar y yo -Colette la miró confundida y luego me miró a mí, a lo que me encogí de hombros.
- Espero que no sea algo que deba preocuparme -dijo Colette.
- No, Edgar y yo ya lo resolvimos -respondió Selenna sonriendo y creo que eso no convenció a Colette.
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