Cap. 13 Sueños
1 mes más tarde...
Edgar
Últimamente Colette ha estado... ¿Inusual?
Ahora se viste mucho mejor, su sarcasmo quedó en el pasado y todo lo que le pido lo hace con una sonrisa.
Incluso puede decirse que me atrae más esta nueva Colette.
Lo que no mucho me agrada es que ninguno a mencionado lo que sucedió entre ambos la noche de la entrevista con Lola. La última vez que lo dije, fue cuando ella me llamó por teléfono, estoy seguro que ella lo recuerda todo muy bien, pero no le ha prestado asunto. Yo, por otro lado, no he dejado de pensar en eso.
- Señor Thomas -dijo Colette sacándome de mis pensamientos- Byron me acaba de escribir y dice que quiere hablar con usted urgentemente.
- Dile que ahora mismo lo llamo -asintió y no pude evitar verla de reojo mientras escribía en su tablet. Cuando sintió mi mirada, me hice el tonto y saqué mi celular para marcar a Byron, quien me contestó de inmediato.
- ¡¿Dónde diablos está el nuevo álbum que prometiste?! -exclamó en la otra línea a lo que alejé un poco el teléfono.
- Ya está casi listo, ¿no es así, Colette? -dije y Colette asintió mientras ponía el alta voz de la llamada.
- Así es, Byron -dijo Colette- solo hace falta que Edgar componga la última canción y todo estará listo para ser estrenado.
- ¿Y cuándo será eso? ¿En un mes más? -suspiré.
- No, ya la tengo escrita, solo me hace falta una cosa más -dije con mi ceño fruncido.
En serio este viejo a veces me saca de quicio.
- ¿Y qué cosa es esa? -preguntó de nuevo Byron.
- Necesito a Selenna Anderson.
- ¡¿Qué?! -exclamó Colette- ¡¿por qué mi hija?!
- Ella canta lindo, créeme, las veces que me ha cantado las canciones de Frozen lo ha hecho impresionante. Quiero que ella cante los coros de esta canción que estoy a punto de grabar.
- Has lo que creas que sea necesario para completar el disco -me dijo Byron- pero que sea rápido, ya sabes que en el concierto de este fin de semana debes presentar tu nuevo álbum.
- Tranquilo, estoy seguro que Selenna aceptará. Adiós -colgué y vi a Colette que me miraba con una mueca de asombro y de enojo.
- ¿Selenna aceptará? ¡Es obvio! Tiene 5 años. ¿Pero no pensó en mi consentimiento?
- Por supuesto que lo hice -saqué un contrato de mi escritorio y fui al de ella para entregárselo- aquí dice que si tú le das autorización y también dice lo que ganará ella por parte de las regalías y todo eso. Si la canción en la que participa Selenna se hace famosa, ella tendrá muchas oportunidades en la vida y tal vez se convierta en una estrella. Además, la extraño desde que le dieron de alta a tu madre en el hospital.
- Siento que esto es como vender a mi hija... -susurró cabizbaja mientras leía el contrato.
- No la estás vendiendo -la tomé del mentón con mi dedo índice para que me viera el rostro- le estás dando la oportunidad de cumplir sus sueños.
- ¿Y yo qué sé cuáles son sus sueños? -dijo mirando hacia la izquierda con su cara roja mientras retiraba mi mano de su mentón.
- La última vez que vino me dijo que quería ser cantante como yo -me miró incrédulamente- solo llámale y verás que tengo razón -suspiró y marcó en su teléfono.
- Hola mamá -dijo en cuanto contestaron- necesito hablar con Selenna, ¿me la pasas? No... No pasa nada malo... No... ¡Mamá! Ya te dije que no... ¿Qué te dijo Selenna esta vez? -volvió a suspirar y esperó un poco para seguir hablando- hola, cariño... Solo te hablo porque tengo a Edgar frente a mí y... -se detuvo de hablar y se sonrojó inmediatamente- ¡Selenna! Deja de decir esas cosas...
- Ponla en altavoz, hace mucho que no la escucho -dije.
- No hace falta -me dijo y rodé los ojos para luego quitarle el teléfono de las manos.
- Hola, chica favorita -dije con el teléfono en mi mano y escuché la risa de Selenna en la otra línea.
- Hola, adulto favorito -me contestó- abuelita me dijo que mami quería hablar conmigo, pero no me dijo que tú también querías hablar conmigo.
- No, pero solo vengo para hacerte una pregunta -puse el altavoz para que Colette escuchara, ya que estaba con una cara de querer matarme- ¿verdad que quieres cantar como lo hago yo?
- ¡Sí! Te lo dije la última vez que fui al trabajo de mami. Abuelita lo sabe, pero ella dice que es imposible...
- No si tienes un amigo que trabaja de eso. ¿Qué te parece participar en una canción conmigo?
- ¡¿Contigo?! ¡Sí!
- ¡Pero, Selenna! -exclamó Colette entrando a la conversación- ¿por qué nunca me hablaste del tema?
- A veces estás muy ocupada mami, o llegas muy cansada y prefiero no molestarte, por eso no te dije nada. Ahora que lo sabes... ¿Me das permiso? Por fis, por fis, por fis... Prometo portarme bien en tu trabajo y obedecer a lo que me digan -suplicó y le hice un puchero falso a Colette.
- ¿Oíste? No te lo dijo porque no quería molestar... -Colette hizo un gesto triste ante lo que dije y dejó soltar un gruñido.
- Si eso es lo que quieres, cielo... Puedes hacer lo que te ofreció Edgar -murmuró y solo se pudo escuchar un: ¡sí! De Selenna emocionada.
- Nos vemos mañana temprano para grabar, pequeña -le dije.
- ¿No tengo que ir a la escuela?
- Date un día libre, todos necesitamos uno -Colette me miró fulminante.
¿Recuerdan que les dije que ahora lo hacía con una sonrisa? Pues hoy es la excepción, no le agrada que me interfiera en cosas familiares suyas por lo que veo.
- ¡Adiós! Te quiero, mami. Te quiero, Edgar -colgó de inmediato y le entregué el celular a Colette.
- ¿Qué me dices ahora? -pregunté- ¿firmas el contrato ya?
- Lo debo pensar -dijo aún con mala mirada y se puso de pie para tomar sus cosas- adiós, señor Thomas. Mis horas laborales han llegado a su fin, espero que disfrute el resto del día.
- Lo mismo digo -tomó también el contrato y salió del lugar. Por algún motivo, me quedé inconforme con toda esta discusión, así que la seguí hasta la salida. Pero con lo que me encontré no me gustó para nada.
Ella estaba hablando con un hombre con casco en una motocicleta. Sonreía en cada palabra que decía y para colmo, se subió con él a la motocicleta para irse. Así de fácil. Simplemente se fue con ese tipo.
¿Cómo se atrevió a irse con Colette? ¿Y cómo es posible que ella se fuera así nada más? Yo que sepa Colette no es de ese tipo de mujeres.
Colette no es así, yo la conozco lo suficiente, tiene que haber un motivo para que se fuera así con él.
No quería pensar más en el asunto, por lo que fui a mi casa. Sin embargo, ni siquiera en mi casa estaba tranquilo pensando en que debía hacer algo para saber la razón de Colette en la motocicleta del otro tipo. Intenté comer para pensar en otra cosa y no pude. Intenté escribir una canción, pero no me salía nada más que no tuviera que ver con Colette.
Eres mi asistente.
Voy al trabajo solo por ti.
¿Cómo pudiste dejarme aquí
Desesperado e insistente
Solo por querer verte...
Gruñí leyendo lo que acababa de escribir y arrugué la hoja.
¿Desde cuándo salen?
¿Por qué no me dijiste?
No quiero ver de nuevo esa imagen...
¿Por qué verlos juntos me pone triste?
Apreté el lápiz en mi mano y lo taché todo harto.
¿Qué me pasa? Colette es solo una empleada, no debo ponerme así por una empleada, no vale la pena. Sí, siempre está conmigo y siempre me apoya, pero no quiere decir que sienta algo por mí, yo no siento nada por ella tampoco y así debe ser.
Pero vamos... No soporto el hecho que ella tenga un novio...
Hace tanto que no me pongo celoso de una mujer...
- Colette, ¿qué me haces? -murmuré para mí mismo- ¿por qué no te puedo ver como otra persona? -decidí descansar un poco, me acosté en mi cama y de inmediato quedé dormido.
(...)
- ¿Edgar? ¡Edgar! -escuché que me gritaba Selenna sentada debajo de un árbol mientras me miraba con su ceño fruncido- ¿no recuerdas nuestra promesa? ¡Lo prometiste! ¡Dijiste que te volverías novio de mi mami!
- Lo sé, pero... -traté de excusarme.
- ¡Pero nada! -me interrumpió y se puso de pie- lo prometiste, las promesas se deben cumplir porque yo no he dicho nada, ¡aunque sé que eso solo funciona en deseos y no en promesas!
- Selenna... Yo... -de repente, ella desapareció y Colette estaba frente a mí.
- ¿Qué le prometió a Selenna, señor Thomas? -me preguntó mientras se iba acercanco- ¿no desea cumplir la promesa?
- ¡¿Ya te lo dijo?! -pregunté exaltado.
- Así es, y la verdad... Me agrada esa promesa... -colocó sus manos en mis hombros haciendo que me sonroje- hay que cumplirla por Selenna, todos quieren ver feliz a Selenna... -ella se iba acercando mucho más a mí, y justo, a punto de besarnos...
Desperté.
Me senté en la orilla de la cama con mi corazón latiendo rápido, como si hubiera sido una pesadilla lo que acababa de tener, pero era todo lo contrario, me había gustado el sueño.
Pero no era nada más que un sueño.
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