Cap. 1 Un día normal
Colette:
- ¡Colette! -me llama y me paro a su lado siguiéndole el paso, que por cierto camina bastante rápido.
- ¿Sí, señor? -pregunto colocando mi tablet sobre mi pecho sosteniéndola con mi mano izquierda.
- Necesito que le marques a mi madre y que le desees un feliz día de las madres de mi parte -me miró y se bajó las gafas de sol- y cámbiate esa blusa, está horrible -gruñí e inflé mis mejillas algo molesta.
- Como desee, señor Thomas -dije entre dientes aguantando mi rabia.
- Ah, también a mi tía y abuela -suspiré.
- ¿Seguro que a todas ellas, Edgar?
- Sí, ¿por?
- Porque el día de las madres ya pasó hace un mes y medio más o menos y su mamá será comprensiva, pero no lo serán su abuela y su tía.
- ¿Un mes y medio? -dijo con cierta sorpresa- mm... Pues entonces no les digas nada a ninguna y envíales un regalo de mi parte diciéndoles que estoy muy ocupado con mi gira, pero que pienso en ellas todo el tiempo.
Hipócrita...
- Listo, les compraré algo lindo.
- Tú sabes que yo lo haría, pero soy terrible escogiendo cosas para las mujeres...
- Hablando de eso, no se le olvide que mañana es el cumpleaños de su esposa.
- ¿Como? ¿Otra vez? -asentí- cómprale algo bonito también.
- ¿No cree que sería mejor si usted le comprara algo especial? Pero algo que usted sepa que le gustará a ella porque la conoce bien.
- Mm... ¿Un nuevo collar? Son muy caros...
- No sea tacaño, a usted le sobra el dinero -murmuré y se detuvo unos segundos, pero continuó.
- Recuérdame por qué te contraté Colette -dijo con su ceño fruncido.
- Porque soy buena, sé lo que siempre quiere y necesita todo el tiempo y soy la única que lo soporta.
- ¿Cómo?
- Y soy la única que APORTA los requisitos necesarios.
- Buen punto, había escuchado que me habías dicho otra cosa -contuve la risa y seguimos caminando.
- Hoy tiene reunión con su club de admiradoras y su representante quiere hablar con usted.
- ¿Byron? ¿Qué quiere ahora?
- No lo sé, pero me dijo que hablar con usted era un poco urgente -suspiró ante lo que dije.
- Está bien... -me volvió a mirar- la blusa Colette, ¿cuándo te la piensas cambiar?
- No tardaré...
¡Por favor! ¡Estoy quebrándome la espalda por tu culpa y me sigues fastidiando con lo mismo! Ni siquiera me he ido para cambiarla.
Mi día pasó como siempre, Edgar molestando todo el día. En fin, es mi trabajo... Solo debo aguantarlo...
Qué bello trabajo... Noten mi sarcasmo.
Por fin, el día terminó y fui a mi casa. Mamá estaba con Selenna viendo televisión, me sorprendió ver que mamá estaba viendo princesas Disney, yo que sepa a ella no le agradan mucho.
- ¡Ya llegué! -exclamé cerrando la puerta.
- ¡Mami! -me gritó Selenna y se lanzó a abrazarme. Correspondí el abrazo fuertemente.
- ¿Cómo estás princesa? ¡Te extrañé mucho, mucho, mucho! -la levanté y la sostuve en mis brazos.
- ¿Mucho, mucho? -preguntó riendo.
- Mm... Tienes razón, mucho es muy poco, te extrañé demasiado -le di otro abrazo y un beso en la mejilla.
La bajé de mis brazos porque ésta niña ya está algo pesadita y con el cansancio que traigo no me ayuda esto de levantarla.
- ¿Cómo te fue, hija? -me preguntó mamá y se puso de pie como pudo.
- ¡Estoy muerta! -dije y me lancé al sillón en donde estaban ellas antes.
- Me lo imaginé... -mi mamá suspiró- iré a lavar los platos, ya es hora de la cena.
- ¡Yo te ayudo! -me puse de pie al instante y fui con ella.
- Pero vienes cansada...
- Yo te puedo ayudar, eso no es para tanto, además que no me sentiría bien solo viendo cómo lavas tu sola.
- Eres una buena hija, Colette... Pero a veces no es necesario ayudar a todos, es bueno ser a veces egoísta.
- Ma... -reí un poco- yo vivo en mi trabajo y mi trabajo es de ayudar a mi jefe todo el tiempo -fuimos a la cocina y empezamos a lavar los platos mientras que Selenna apagó el televisor y trajo un cuaderno para dibujar.
- Hablando de ese cantantucho... ¿Cómo se portó hoy? -preguntó mamá.
- Como siempre, como un imbécil -mamá empezó a reír y yo reí con ella.
- ¿Qué es imbécil? -me preguntó Selenna y me tensé un poco.
- Am... Es...
- Es una manera cariñosa para llamar a los hombres, nena -contestó por mí mamá, aunque no fue tan buena idea.
- Pero no lo repitas -dije rápidamente- esa palabra solo se utiliza para... Am...
- Personas de mucha confianza y que queremos mucho -volvió a contestar mamá.
- Ah, ok -ella continuó dibujando- ¿o sea que mi papi es un imbécil?
- En eso aciertas, nena -dijo entre risas mamá.
- ¡Selenna! ¡Te dije que no lo repitieras! -la regañé.
- Pero papi es de mucha confianza y lo quiero mucho -replicó con sus mejillas infladas mostrando que estaba enfadada.
- Sí... Pero... Pero... -trataba de buscar excusa.
- Deja a la niña, Colette -me dijo mamá- pronto se le va a olvidar -me susurró al oído guiñando el ojo.
Continuamos lavando en silencio y Selenna se puso de pie para mostrarme lo que dibujó- mira mami.... -susurró con pena.
- A ver... -miré su dibujo y éramos las tres- qué lindo... Me encanta cada detalle que le pusiste, bebé...
- Mami... No me digas bebé, ya tengo cinco años.... -mamá y yo reímos por lo que Selenna decía creyéndose mayor.
- ¿Cinco años? ¿Cuándo los cumpliste? ¡Yo te veo aún de tres! -le di un beso en su frente y se sonrojó un poco.
- Mami... -dijo desesperada y mi mamá y yo empezamos a reír nuevamente.
- Sabes... -llamó mi atención mamá- ella se parece cada vez más a ti... ¿Recuerdas tu diario?
- Aún está por ahí... -contesté encogiendo mis hombros- se lo regalaré a Selenna cuando tenga la suficiente edad...
- ¡Pero si ya soy mayor! -exclamó de nuevo Selenna.
- Aún no lo suficiente -le repliqué.
- ¡Mami mala! ¡Ya no te quiero! -me dio la espalda y comenzó a caminar hacia su habitación dando pasos fuertes.
- ¿Cómo que ya no me quieres, niña? -corrí detrás y la intenté atrapar, pero se escapó mientras se carcajeaba- ¡ven aquí! -seguí persiguiéndola hasta que mamá nos dijo que era hora de cenar, por lo cual, después de eso, Selenna se fue a dormir no sin antes contarle un cuento.
Otro día como todos...
Entonces, fui a mi habitación y encendí el computador portatil que tengo en mi habitación y entré a la carpeta que tenía de título: Borrador 1, y seguí escribiendo.
Suspiré y troné mis dedos para seguir y escribí:
El estrellato lo llevó a una lamentable vida en la que es un hipócrita, un mentiroso... No soportaría ser su esposa. En fin, así es trabajar con un idiota como Edgar Thomas, la gran sensación del momento...
Escribir me hace perderme un buen tiempo, y también me ayuda a desahogarme. Así que sí, mayor parte de esta carpeta tiene mis críticas en contra de Edgar.
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