4. Malos tratos, larga lista ll.
4. Malos tratos, larga lista ll.
Segunda clase del día, estoy sentada en un lugar alejado de los demás. Durmiéndome, sí, durmiéndome.
Tal parece que no fue buena idea quedarme hasta altas horas de la madrugada creando la lista de las personas de las cuales me voy a vengar. Ahora no puedo prestarle atención a la señorita Romina, mi maestra de literatura. Simplemente la escucho hablar y decir algunas cosas pero mi mente no logra procesar, pues estoy demasiado cansada.
La campana suena, por suerte. Avisándonos que la clase ha terminado y que tenemos algunos minutos de descanso antes de que comience la otra. Veo como todos salen del aula hablándose entre sí mientras yo me quedo en mi sitio sin moverme ni un poco.
Saco una hoja algo arrugada pues en la mañana la metí en mi mochila deprisa. Tiene unos nombres escritos, los que escribí ayer antes de quedarme dormida. Decido continuarla ahora porque si no hago algo seguro me quedaré dormida en cualquier momento y de acuerdo a las probabilidades que hay es seguro que alguien intente hacerme una broma mientras duermo, y ahora no estoy de ánimos para aguantar algo como eso.
Trato de desarrugarla un poco y veo que me quedé con Ramiro, al ver su nombre en seguida se me vienen dos más a la mente, esas dos chiquillas que siempre están con él.
Me enferman cada vez que las veo, hacen ver una amistad tan sencilla y les tengo envidia, pero que más da.
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Los trabajos en pareja no me agradaban ni un poco, mucho menos los que eran en equipo. Tener que hablar con una, dos, o tres personas más quienes se notaba a kilómetros que no querían entablar algún tipo de conversación conmigo era horrible.
La mayor parte del tiempo les suplicaba a los profesores para que me dejaran hacer los trabajos sola, con la condición de presentar un trabajo muchísimo mejor, lo cual era fácil tendiendo en cuenta de que soy Nina Simonetti.
Esta vez fue la excepción, lamentablemente uno de los requisitos para poder pasar la clase de historia, era presentar algo representativo de algún país, referente a su cultura. Pero tenía que ser visual, y echo de manera física por los alumnos.
Así que por más que hablé y hablé con mi profesor para que me dejara hacer el trabajo individualmente y de manera escrita o con algún video su respuesta fue no, y si no aceptaba trabajar en equipo y hacer el trabajo como correspondía iba a reprobar, mi vida iba de mal a peor.
Así que ahora me encontraba en los baños del Blacke South Collage con una vestimenta echa por Yam, quien es mi compañera de equipo junto con Jim, pero la peliroja se encargó de la coreografía que ellas bailarían.
Jim es de España e insistió que nuestra presentación fuera de su país, así que acordamos -ellas lo hicieron porque no me tomaron en cuenta- que ellas bailarían algo típico de ahí, mientras yo me encargaba de la parte escrita.
Justo después de que Jim y Yam terminaran de vestirse, las tres nos dirigimos al auditorio donde se harían todas las presentaciones. Yo iba vestida para hacer juego con ellas pero no iba a bailar, pues no sabía la coreografía y se supone que yo tan sólo era la encargada de la parte escrita.
O eso pensé, pues al llegar nuestro turno ellas me empujaron hacia el escenario dejándome sola, me encontraba totalmente en shock y cuando la música empezó a sonar no supe qué hacer, todas las personas presentes me miraban mientras una luz me daba justo en la cara haciéndome ver más en medio de la habitación con los focos apagados. Pude ver a todos abucheándome pues no podía hacer nada, tan sólo estaba ahí, sin moverme, en shock, sin saber cómo reaccionar.
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Ese día tuve una mala nota, ellas le mintieron al profesor diciéndole que la parte escrita había sigo elaborada por ellas y que yo había querido hacer la coreografía frente a todos, pero que obviamente por lo sucedido no me lo había tomado en serio.
Y como ya era costumbre, nunca protesté.
5. Jim.
6. Yam.
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Ya era costumbre mi estancia en el Roller cada vez que me tocaba quedarme en la casa de mi madre, pero desde el incidente con Ramiro trataba de quedarme el menor tiempo posible, no hablar, no hacer nada que implicara contacto con los demás.
Para mí mala suerte hoy mi madre me había pedido quedarme hasta más tarde en el Roller pues ella no se encontraría en casa, la chica de servicio tenía el día libre y no quería que yo estuviera sola, como si eso en verdad importara.
Pasaba el tiempo y yo de a poco veía como cada persona se iba y me estaba quedando sola en el lugar, hasta que sólo quedó Nico y Pedro, dos trabajadores del Roller con quienes tal vez había cruzado unas cuantas palabras cuando me atendían preguntando qué es lo que tomaría.
Voy hacia mi locker para guardar algunas cosas y sacar otras, dije que me quedaría el menor tiempo posible aquí pero tal parece que eso se convirtió en todo el día. Mi madre recién me había enviado un mensaje diciéndome que vendría por mí.
Cierro mi locker y comienzo a caminar hacia la salida cuando unas voces hacen que me detenga por inercia.
Son Nico y Pedro, pues son las únicas personas que quedan aquí. No logro escuchar bien de qué hablan porque estoy algo alejada de ellos, pero como escuche mi nombre en medio de esa conversación, me acerco un poco más hasta escuchar claramente.
— Nina, esa chiquilla que nunca habla y se aleja de todos — dice Nico.
— Si, la recuerdo, ¿qué pasa con ella?
— Pasa que lo que Ramiro le hizo la otra vez en verdad fue la mayor humillación que he visto.
— Si, debimos de haber hablado con Tamara para que hablara con Ramiro y le dijera que cosas así no están permitidas.
— Si, tienes razón. Pero igual fue muy gracioso, ¿viste la cara que tenía? ¿Y la canción? No sé cómo se le ocurrió una tan rápido.
— En eso estoy de acuerdo, su cara fue tan graciosa, en verdad me quiero sentir mal por ella pero recuerdo su cara y me río.
Pedro comenzó a reír por lo que acababa de decir y Nico hizo lo mismo, ambos se reían de mí sin saber que yo estaba aquí. Me sentí tan estúpida en todo sentido. No hablaron con Tamara de lo sucedido, y la verdad es que yo tampoco lo hice porque tenía miedo a sufrir otra humillación.
Rápidamente camine hacia la salida sin importarme que estos dos chicos estuvieran limpiando las mesas que estaban cerca de la puerta. Me miraron por un momento dándose cuenta de que se estaban riendo de mí y yo esperando una disculpa me pare unos segundos mirándolos, pero esta nunca llegó. En su lugar ambos rompieron en unas muy fuertes carcajadas. Ahora se reían en mi cara.
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Desde ese día cada vez que piso el Roller no los puedo ver de la misma manera, parecían dos personas tan amables y son todo lo contrario.
7. Nico.
8. Pedro.
Miro por la ventana hacia fuera del salón y observó a todos pensando en quién podría ser la siguiente víctima que anote en mi lista. Todos me parecen tan estúpidos como para vengarme de ellos, pues ellos simplemente se han burlado de mí por lo que los demás me han echo.
Sigo observando hasta que mi mirada se posa en dos personas. Los dos chicos más cotizados del Blake, Gastón y Matteo.
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Matteo se había comportado raro conmigo desde unos días atrás, no entendía el por qué y la verdad es que me ponía algo nerviosa. Era algo obvio que yo no le caía nada bien, o eso me había dado a entender cuando al igual que todos se burló de mí.
— Hola Nina — escuche su voz.
Lo que menos quería era toparme con él, siempre que lo hacía me miraba de una forma diferente, ponía una sonrisa en su rostro y podía jurar que no era la más normal de todas.
— ¿Qué... Qué pasa? — le pregunte tartamudeando un poco.
— Mira Nina, yo sé que no soy el indicado para decirte esto porque seguro no me creerás, pero bueno. Gastón es mi mejor amigo y me envió para darte un pequeño recado.
¿Gastón? ¿Mandándome un recado con Matteo? ¿Esto es una broma acaso?
— ¿Qué recado?
— Él cambió sabes, y ahora está en el jardín esperando por vos, se quiere disculpar y quiere que ustedes platiquen aún más, porque por lo visto vos tienes un enamoramiento con él y eso a él le parece muy tierno.
— ¿Qué?
Yo en realidad no entendía nada, ¿cómo así se pone tan amigable y me dice que su mejor amigo quiere hablar conmigo?
A pesar de que todo esto me parecía sumamente raro algo dentro de mí me hacía creer que era cierto. Y la ilusión de poder llegar a tener algo con Gastón se hizo presente.
Camine a paso rápido hacia el jardín que me había indicado Matteo y al llegar mi sonrisa cayó al ver a Gastón besando a Delfina. Era de suponer que todo esto era una broma.
— ¿En verdad te lo creíste? Que ingenua que sos Nina, madura un poco.
Matteo me dijo con esa sonrisa cínica y comenzó a reír cuando me fui de ahí.
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Después supe que Gastón no tuvo nada que ver en esa broma, lo que ocurrió fue que Matteo estaba lo suficientemente aburrido como para divertirse un poco con la idiota del Blake, conmigo. Y cómo sabía que mi punto débil era Gastón, no dudó en intentarlo.
9. Matteo.
Termino de escribir su nombre y los vuelvo a mirar, siguen ahí. Riendo de alguna estupidez que pase por su mente, pero no puedo evitar mirar bien la sonrisa de Gastón, esa que me enamoró cuando recién llegue al Blake pero también fue la misma que me hizo odiarlo a más no poder.
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El sentimiento de estar enamorada era algo nuevo para mí, y sobre todo era demasiado cruel tendiendo en cuenta que absolutamente nadie se fijaría en mí, pues era el hazme reír de todo el colegio. Y aunque alguien en un momento lo hiciera, por más raro que suene eso, no podría corresponderle.
Porque yo estaba enamorada de un sólo chico, que para mí suerte era uno de los más populares del Blake, y por si fuera poco, tenía novia.
Pero después de la humillación que me hizo pasar Delfina al mostrarles a todos esa hoja con el nombre de su novio con un montón de corazones y que hasta el mismo Gastón Perida se riera de mí por lo patética que era, algo cambió.
Al paso de las semanas él comenzó a hablarme, yo por supuesto trataba de ignorarlo lo más que podía, no quería problemas con Delfina y no es como si me fuera fácil hablar con él, no me era fácil hablar con nadie en realidad.
Pero él seguía insistiendo, después de clases siempre se tomaba el tiempo para acompañarme a mi casa, se había disculpado por aquella vez que se burló de mí, de todas esas veces que se burló de mí.
Me había dicho que se sentía pésimo por ese comportamiento, y que en realidad yo le parecía una chica muy inteligente, y linda. Si, Gastón Perida me había dicho linda, no sé cómo no caí al suelo en ese momento.
Él me fue enamorando cada día más, siempre hablábamos de un tema diferente, él siempre me hacía sentir mejor. Me hacía sentir que valía la pena toda esa humillación que soportaba día con día, pues al final de las clases siempre estaba él para sacarme una sonrisa.
No fue hasta que me invitó al último baile del Blake, obviamente no era el ultimo para mí, ni el último para él. Yo recién pasaría a segundo año y él a tercero. Pero todo el colegio estaba invitado a este, por alguna extraña razón ya que se supone que sólo es para los que ya van de salida. Pero ese no es el punto, él que Gastón me invitara sí.
Yo en verdad no podía creerlo, iría a mi primer baile, con la persona que en verdad quería y ya no tenía miedo de Delfina, ellos habían dado un espectáculo semanas atrás en frente de todos dando a entender que ya no se querían ni tantito. Y habían terminado.
Así que estaba feliz, el día del baile Gastón llegó a mi casa y juntos nos dirigimos al baile. Todo iba de maravilla hasta que lo perdí de vista y después de buscarlo un buen rato al fin lo vi, arriba del escenario, captando la atención de todos, con un micrófono en mano y comenzando a hablar.
— Buena noches compañeros, espero y estén pasando un rato muy agradable hoy. Quiero confesarle algo a Nina Simonetti, y quiero que todos ustedes estén de testigo — me miró, yo lo miré e inmediatamente me puse nerviosa.
¿En verdad me iba a pedir que fuera su novia en frente de todos? No podía soportar que tantas personas me miraran, pero por él lo estaba soportando y sonreí.
— Nina, linda y pobre Nina, siempre haz soportado tanto y debo decir que me sorprende como haz sido tan estúpida en todo este año, todos simplemente se aprovechaban de ti y vos lo permitías. En verdad no me puedo creer que seas tan ilusa — esta bien, ahora no entendía nada — creyendo que yo, Gastón Perida se fijaría en alguien como vos, Nina Simonetti, no estás a mi altura, ni en un millón de años para ser sincero.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y estas cayeron de a poco por mis mejillas.
— Debo confesarte que todo fue una apuesta, Matteo me prometió un par de patines nuevos si lograba enamorarte y traerte a este baile. Pero ya fue todo, hoy terminó y no me queda más que agradecerte porque por vos he ganado la apuesta. Gracias por su atención.
Había terminado de hablar, todos en el salón tenían la vista en mí y cuando uno se comenzó a reír los demás comenzaron a imitarlo.
Como de costumbre me fui de ahí, parecía que las lágrimas no iban a parar nunca.
•~•
Gastón me utilizó a su conveniencia, él jugó con mis sentimientos, tomó mi corazón y después se deshizo de él sin pensarlo dos veces de la peor manera.
Aún no puedo entender cómo fue que ese estúpido me pudo gustar a mí, ¿cómo es qué me enamore de un hijo de puta?
Por suerte ya no soy la misma chica inocente de antes, tal vez a los ojos de los demás si, pues tengo que aparentar serlo para poder hacer que mi plan de venganza sea un completo éxito.
Y bueno, aunque en su momento estuve enamorada de Gastón Perida, quien me hirió de la peor manera, ya no lo estoy más. Y como todos los demás, también tiene que pagar.
10. Gastón.
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Capítulo nuevo y demasiado largo, pero vale la pena.
Espero en verdad que le guste, y gracias a una personita por ayudar en mi momento de falta de inspiración para poder terminarlo.
¡Voten y comenten si les gustó!
Ahora ya saben lo que hizo Gastón para que Nina este tan molesta con él ;)
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