Capítulo 9: Un día más, un día menos

No, esta mañana no. Definitivamente no. Ya he tenido suficiente de éste en tal solo unos días. Ese fastidioso libro se quedaría ahí, escondido en mi mochila dónde nadie lo vea ni esté cerca para tentarme a echarle un vistazo, después lo vería junto con Alisson.

Quién pensaría que llegase a confiar en la persona con peor reputación en la escuela debido a su mal carácter, con la que nunca había entablado una conversación normal más allá de temas académicos o extracurriculares. Al menos a Carl le costaría imaginar que del odio infantil que me tenía Alisson, se estuviera transformando en un tipo de amistad, si es que así puedo llamarlo, ya que si se mira desde otra perspectiva puede incluso llegar a parecer un tipo de amistad forzada por las circunstancias. Si no fuera por lo que vio, si no fuera porque estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado, nunca me hubiera visto en la necesidad de hablarle.

—Cariño, despierta —escuché un murmullo proveniente de la habitación de al lado, la de Jimmy—. Tienes que ir a la escuela.

El querido ser fastidioso de mi hermanastro ya estaba recuperado de su resfriado, a pesar de que según yo ya estaba mucho mejor en comparación al día anterior, día que por cierto consiguió exagerar lo suficiente como para que Samantha lo dejara ausentarse un día más, éste continuaba exagerando su supuesto resfriado. Ahora su madre se encontraba pagando las consecuencias, un hijo fusionado con la cama luego de unos días en reposo debido a un resfriado común y que se negaba a levantarse. Eso no significaría ningún problema para mí, todo lo contrario, en el tiempo que tardaría en obligar a Jimmy a salir de su cama, sería el necesario como para vestirme, desayunar e irme sin tener la obligación de acompañarlo hasta su escuela.

El plan salió a la perfección. Jimmy acababa de apagar la ducha cuando yo ya estaba preparándome para salir. Salí de casa sin despedirme de Samantha por miedo a que me sugiriera esperar a su hijo con la excusa de tener compañía, como me lo ha hecho otras veces y se me hace imposible negarme ante lo amable que es ella conmigo.

Alguien llegará tarde y por fortuna no seré yo. Acomodé mi mochila a mi espalda y me encaminé al mismo recorrido que hacía todas las mañanas, a veces solo u otras veces con Carl. Lo malo de ir sin compañía alguna era que los pensamientos que menos quería tener en mi cabeza me ganaban.

<< Diario, Alisson... Alisson, diario... >>

<< Ana, dragones... Alisson, peligro... >>

Eran las palabras que a menudo se repetían.

<< ¿El abuelo? ¿Cómo es que era su nombre? ¿Héctor? ¿Harry? ¿Hans? >>

Y como solía ser, mil y un pensamientos sobre el tema bombardearon mi cabeza sin previo aviso, ni siquiera noté cuando ya estaba siendo consumido por cada uno de ellos.

¡¿Por qué tengo que seguir dándole vueltas al asunto?!

Con Alisson a mi lado ahora las dificultades se aliviaban. Después de lo sucedido ayer, contaba con su ayuda y aprovecharía tal oportunidad al máximo, es decir, un lazo directo con la presunta dueña de las misteriosas y un tanto escalofriantes palabras escritas en el diario seria perfecto para ayudarme a resolver esto. Quiero satisfacer la intriga que me ha generado al leer unas cuantas palabras de un diario que para otras personas sería insignificante y fantasioso a simple vista. ¿Estaré exagerando?

—¡Princeso! —exclamó Carl una vez que sus ojos dieron con mi pensativa silueta. Él estaba parado al borde de la vereda esperando a cruzar la calle—. Creí que llegarías tarde, como siempre sorprendiendo. No te pude llamar para avisarte de que estaba fuera de tu casa porque, como sabes, estoy sin celular. Lo único que tengo es una especie de ladrillo que me entregó mi mamá. Así que te esperé unos minutos, pero al ver que no salías preferí irme. No llegaría tarde por tu culpa.

—Tuve que escabullirme del pesado de mi hermanastro —confesé—, a patadas lo tuvieron que levantar para que se dignara ir a la escuela.

—¿A Jimmy? —dijo entre risas mientras cruzábamos al otro lado de la calle—. Nunca entenderé por qué lo odias tanto, yo lo encuentro alguien muy divertido—aquello era mutuo, en general mi familia adora a Carl. Cada vez que lleva su ser a mi casa es muy bien recibido, en especial por Jimmy que por alguna razón le gusta sacarle conversación a Carl, de las cuales este último suele terminar ahogándose en carcajadas con las historias de Jimmy. Hasta el día de hoy, sigo sin verle lo divertido. ¿Me estaré convirtiendo de a poco en el amargado de mi padre?

—Sí.

—¿Qué dijiste? —pregunté atónito al escuchar que Carl respondió a mi pregunta.

—Que sí deberíamos apurarnos. Fue un monólogo en dónde yo mismo respondía a mi sugerencia. Ya veo que tomaste atención a la mitad.

Ni siquiera comprendí porqué Carl quería apresurarse si teníamos tiempo de sobra para llegar a la escuela. Sin embargo, le seguí el paso.

Nadie nos distrajo en la entrada, ninguno de nuestros amigos estaba allí. A pesar de eso, la conversación con Carl estaba bastante divertida; el pelirrojo contándome un sueño que tuvo en dónde Anna le decía que gustaba secretamente de él. Mi amigo está de pies a cabeza enamorado de ella y me divierte escucharlo cuando está así de baboso por alguien. Desde que somos amigos he tenido que ser dos veces oyente de esa faceta enamoradiza de él, por el contrario podría jurar que Carl nunca me ha visto estar así por nadie. Más allá de uno que otro beso con chicas que a penas conocí en una de mis salidas con John, nunca he experimentado sentimientos similares a los parece tener Carl por Anna. Podría decirse que no sé qué se siente estar enamorado. Suena un tanto triste al admitirlo.

Mi mejor amigo detuvo su charla a penas vimos que a la entrada de nuestro salón estaba Alisson, quien parecía estar esperando a alguien. Carl, en silencio, entró al salón y yo lo seguí tras de él. Ella ni caso hizo de nosotros debido a que estaba con su celular. Eso creía hasta que, al pasar por su lado, me dio un ligero golpe en el brazo.

—Hey, tú.

—Primero que nada, qué forma más cariñosa tienes de saludar. Y segundo, ¿qué pasa? —dije mientras fingía quejarme del golpe que me dio.

—Que llorón eres. Si te quedaron gustando mis besos, mañana te saludo con uno —puso su mirada burlesca que tan bien conozco desde que empezamos a hablar—. ¿Préstame tu celular unos segundos? —volvió a hablar sin darme tiempo a contestar el tema anterior que ella, entre broma, sacó. Al no saber cómo podría contestarle exactamente sobre lo del beso, procedí a entregarle mi celular. Odio que me haya dejado sin palabras, me las pagará.

—Aquí tienes.

Supongo que esto era una señal de confianza. Quiero decir, sin preguntar le entregué mi celular al ser más pesado de este mundo.

Curioso, le puse atención a lo que hacía la rubia con el celular. Tecleó algo rápido en la pantalla, bloqueó el celular y me lo entregó.

—Te diría que te des cuenta por ti mismo lo que hice, pero presiento que eres tan idiota que tardarás un año en eso. Anoté mi número para que me puedas hablar cuando me extrañes. Solo intenta que no sea muy seguido, ¿ya? Suelo aburrirme rápido de las personas.

—Te aseguro que no te aburrirás de mi —le dije con un pequeño giñó, a lo que ella rodó los ojos y luego me empujó para entrar al salón. Nuestra amistad será muy tóxica si seguimos con los golpes.

Al momento de sentarme al lado de Carl, este me invadió de preguntas acerca de Alisson. Quería saber qué estaba pasando entre los dos para que ella quisiera hablar conmigo. Incluso, él asumió que Alisson estaba en la entrada del salón para verme llegar.

Para molestarlo y dejar la duda, le contesté que por ahora no hablaría hasta que pasara algo que mi mejor amigo debería saber. Pude ver en sus ojos como mi respuesta lo dejó aún más intrigado, pero tuvo que limitarse a quedar así porque el profesor había comenzado su clase. Era obvio que me era imposible decirle la verdad de lo que estaba ocurriendo entre Alisson y yo, el trasfondo implicaba demasiada información que tiene que mantenerse lo más secreta posible.

Fuera del secreto que ella mantiene en silencio, se me es complicado pensar en algo más que nos vincule. Si no fuera por esto, probablemente nos hubiéramos licenciado sin haber entablado una relación más allá de compañeros de clase. Presiento que yo no soy su prototipo de persona que pueda postular a quedarse en su círculo social, tal y como ella no es el mío. Su amargura, pesadez e incluso lo bipolar que llega a ser a veces, me arruinarían el día con tan solo imaginarme pasar mucho tiempo con ella. Al contrario de Carl, por ejemplo, quien es casi como un hermano para mí y con el cuál jamás me aburriría. Tampoco como John, Ethan o Alan, amigos poco cercanos en comparación a Carl, pero que sigo viendo como amigos al fin y al cabo, con los cuales de seguro pasaría un buen rato. ¿Puede ser que sea el hecho de no tener amigas mujeres?

Si me besó una vez y es capaz de burlarse del tema, asumo que no le caigo mal después de todo. Siendo sincero, no me arrepiento de ese beso en la fiesta. Mantengo de que la considero atractiva físicamente y si la instancia se volviera a dar puede que... no, no, no y no. Imposible. Como dije, imposible que algo pudiera resultar entre nosotros. Recién estamos aprendiendo a convivir.

Mi atención estaba en todas partes menos en la clase. Para mi mala suerte, Carl si estaba atento tomando apuntes de cada palabra que decía el profesor. Unos puestos más adelante estaba Anna en la misma actitud con la que estaba Carl, atenta a la clase. Sin embargo, Alisson parecía estar tan distraída como yo.

Fue ahí cuando recordé que ahora poseía su número de celular, sería una grandiosa idea acabar con su aburrimiento y de paso acabar con el mío y mis horribles pensamientos. Saqué mi celular sin ser demasiado notorio para el profesor a pesar de que sería bastante difícil que me descubriera estando casi al final del salón. El único hombre pesado que me mantiene un ojo encima durante toda la hora era Gael, nadie más me tiene tanto odio como él. Busqué el número de celular de Alisson, el que no fue muy difícil de encontrar cuando noté que se había registrado bajo el nombre de "tú perdición". Definitivamente era ella.

Le escribí sin dudarlo un segundo.

Quién te otorgó el título?

Casi al instante pude ver el "escribiendo...".

Es obvio que es cierto. No necesito que nadie me lo dé

Mmm... aburrida?

Distraída, en realidad. Hey, luego te tengo que contar una idea que se me ocurrió.

Por qué no ahora?

No es el momento

Quizás tampoco sea el momento después. Carl anda bastante curioso con lo que hay entre nosotros.

Y cuál es el problema? Dile la verdad, no puedes olvidar mis maravillosos ojos verdes desde la fiesta

Maldita sea, ya van dos. ¿Cuál es su propósito con sacar el tema? Solo tornará las cosas más incómodas entre ambos.

Como si esa fuera la verdad...

Vaya, ahora nos ponemos dramáticos jajaja. Claro que es... la... verdad... admítelo... Cris............

Maldita exagerada

No supe que más contestarle así que esperé a que ella volviera a escribirme.

"Escribiendo..."

Que poco sentido del humor tienes. Oh! tengo una idea de cómo aumentarle la curiosidad a tu amigo.

Le estaba por preguntar a qué diablos se refería cuando mi celular comenzó a sonar. Había olvidado dejarlo en silencio y Alisson tomó provecho de la situación delatándome con una llamada. Estoy seguro de que no sonó por más de tres segundos, pero fue lo suficiente para que, una vez que levanté la mirada, estuvieran todos los ojos del salón clavados en mí. La mayoría estaban serios a excepción de Alisson quién tenía una maliciosa sonrisa en su rostro.

—Apague y guarde eso por favor —habló el profesor con un tono de disgusto—. No me gustan los celulares en clases.

Hice lo que me dijo y el profesor ya se había dado la vuelta para continuar con su explicación en el pizarrón.

Lo último que pude ver en la pantalla del celular antes de guardarlo fue un mensaje de la rubia.

Ya te preguntó quién te llamó? Jajaja

—¿Quién era? —susurró Carl casi al instante en que terminé de leer el mensaje.

—Ya sabrás —dije entre dientes.

Esto no se iba a quedar así. Si esta rubia quería hundirme en un juego tan tonto, se hundirá conmigo.

—Profesor —alcé la voz al mismo tiempo que levantaba la mano para llamar su atención—. Tal como me dijo a mí, dígale a Alisson que apague el celular.

El resto de la clase reaccionó con un gran "oh" añadiéndole suspenso a la situación. Noté la confusión del rostro del profesor ante mi acotación para nada relacionada con la clase y que acusaba a Alisson. Aun así, le dedicó una mirada rápida al puesto de Alisson para corroborar lo que había dicho. Para su suerte, no podía verla desde aquí si es que él la había descubierto o no.

—¿Tanto me miras que te das cuenta de cada cosa que hago? —se giró para hablarme. El resto de la clase se descontroló haciendo aún más ruidos que antes y se podían escuchar unas que otras risas. Como estaba odiando a Alisson en este preciso instante.

—¡Te encantaría que alguien como yo te mirara! —tuve que alzar bastante la voz para que Alisson me pudiera escuchar con todo ese griterío de fondo que nosotros mismos causamos.

—¡Todos, silencio! —gritó el profesor devolviendo de golpe el silencio en el salón—. ¿Podrían ser tan amables de apagar sus celulares hasta que la clase termine para así evitar interrupciones absurdas como estas? Gracias.

—Alisson fue quién me llamó, profesor. Ella empezó todo esto y se lo puedo probar —dije una vez más, ya que no estaba dispuesto que todo se quedara así. Necesitaba como mínimo un castigo por parte del profesor ante Alisson. Sé que es un estúpido objetivo, pero nunca la había visto meterse en algún problema y hoy lo lograría aunque yo salga afectado.

—Christopher el tema ya... —por la reacción de los demás no pude escuchar el resto de lo que dijo el pobre profesor. No tenía nada contra él y su asignatura pero si contra la insoportable de Alisson.

—¡Déjame tranquila alguna vez! Ya hasta alucinas conmigo —Alisson sonó un poco más histérica esta vez.

—¡Admite que tú me llamaste para causarme problemas!

—¡Ya rompan la tensión y bésense! —le escuché gritar a alguien a mi izquierda. Luego todos comenzaron a repetir esa última palabra.

El profesor no conseguía que las cosas volvieran a la calma, estaban la mayoría muy alborotados con lo sucedido y Alisson solo se reía de la que supongo que era mi evidente cara de enfado. Se había salido con la suya y más.

Mientras el profesor seguía con sus inútiles intentos de calmar el salón y poder continuar con su clase, observé a Carl a mi costado. Carl se estaba riendo de la situación, pero a la vez sabía que no había entendido ni la mitad de lo que acababa de ocurrir. Estoy seguro de que la última persona en la que pudo haber pensado que provino esa llamada era Alisson. De repente el pelirrojo me hizo un gesto para que mirara lo que estaba sucediendo a mí al frente. Resulta que el profesor se estaba llevando a Alisson fuera del salón y quería que yo también saliera. Lo cual procedí a hacer, mientras de fondo seguía escuchando gritos que nos emparejaban a Alisson y a mí.

Una vez ambos fuera del salón, el profesor procedió a reprendernos por el bullido que habíamos armado por una estupidez interrumpiendo su clase. La verdad es que en ningún momento sonó enojado ni irritado, por el contrario, se le veía nervioso y cansado. Me hizo sentir lástima por él y un tanto culpable por mi infantil comportamiento. Tanto Alisson como yo asentimos sin objeción alguna cuando nos dijo que nos haría quedarnos al final del día para ayudar a limpiar nuestro salón como castigo. Tampoco nos dejaría volver a ingresar hasta que la clase terminara. Una vez terminó de hablar, volvió a entrar en dónde ya se había perdido el control.

—¿Feliz? —dijo Alisson alzando una ceja a penas el profesor nos dejó a solas.

—Arrepentido, la verdad.

—Eres un imbécil. Se pudo haber quedado en una simple llamada en mitad de una clase, pero el don dramático tenía que armar un espectáculo sobre eso.

—Al menos te hundiste conmigo.

Alisson, muy infantilmente, repitió mis palabras en un tono agudo.

—Que irritable e inaguantable eres —dije—. Admite que tú empezaste todo.

—Todo ese dramatismo te lo armaste tú solito —se quejó.

Ya en este punto se podía sentir el silencio en el salón otra vez.

—Ya se calmaron —comenté—. Prepárate para que por el resto del año nos molesten—dije entre risas.

—Eso es lo peor de todo, que crean que yo podría estar detrás de alguien como tú, me molesta. Un sujeto arrogante y egocéntrico.

—¿Arrogante yo? —pregunté ofendido—. No soy yo quién va trando mal a los demás.

—¿Lo dices por tu amiguito? Tiene una cara de baboso cada vez que Anna está cerca, que me da asco. Es chistoso, me he tenido que aguantar la risa en las pocas instancias que se me han dado para intimidarlo, es tan fácil conseguirlo.

—Y luego yo soy el malo aquí. Deberías de dejarlo en paz, él no te ha hecho nada. Además, supondré que no hiciste esto para molestar a Carl.

—¿Qué? ¿La llamada? —soltó una pequeña carcajada—. Claro que no, fue para molestarte a ti. Mi único pecado es haberle quitado el vibrador a tu celular cuando me lo pasaste, por eso sabía que tu amigo notaria la llamada si o sí. Aunque jamás me imaginé que armarías tremendo alboroto—comenzó a reírse a lo que a mí no me daba ninguna gracia y ella lo notó—. Mira querido amargado, arrogante e idiota, al menos tendremos tiempo después de clases para contarte la idea de la que te hablé.

Arrepentimiento era lo único que se me venía al recordar la escena que armé hace poco, sin embargo, en algo tenía razón la rubia; gracias a todo ese alboroto que armé en clases por culpa de ella, tendríamos una excusa para pasar tiempo juntos. Digo, de esa forma podría contarme su idea de la que ha insistido y hablaríamos más afondo del único tema que nos une. Por ninguna razón debo salirme de mi objetivo que es descubrir quién realmente es Anna. La verdad es que no me importa mucho que Carl y, ahora, toda la clase tengan sospechas de mi extraño acercamiento hacia Alisson en estos últimos días. Esto no me distraería de mi objetivo inicial e incluso me divertía el hecho de que a Alisson si le disgustara que el resto nos viera de una forma romántica.

Fueron tan solo unos minutos con Alisson afuera esperando que la clase terminara. Tuvimos conversaciones poco interesantes y en las cuáles no podíamos evitar insultar al otro. Una vez la clase terminó, Alisson fue directo a reunirse con Anna sin antes desearme un sarcástico "buena suerte". Sabía a lo que se refería.

Aquello no tardó en llegar e incluso vino con compañía. Por el resto del día Carl y Ethan se dedicaron a molestarme con Alisson. Si lo de la fiesta ya lo habían superado, con esto ese tema revivió. No les negaba ni afirmaba nada con el objetivo de mantener la intriga en el ambiente. Creo que si Alisson no me hubiera confesado que esto le disgustaba, habría negado lo que mis amigos decían casi al instante, sin embargo, esto crearía rumores en la escuela que podrían fastidiar a mi nueva amiga. O enemiga.

Lo primero que Carl me preguntó al verme fue por qué me llamó Alisson y porqué luego hice lo que hice. A lo primero contesté con la verdad e incluso aclaré que ella me dio su número hoy. Sin embargo, mi respuesta a lo último fue una excusa que se me había ocurrido en mi rato a solas con Alisson ya que sería demasiado vergonzoso y tonto admitir que ni yo entendía por qué lo hice.

Se supone que me enfureció ver que el profesor me llamó la atención a mí, pero no a alguien que estaba enfrente de él haciendo lo mismo que yo hice. Le dije que sentía que de repente algunos profesores tenían preferencias muy notorias por algunos alumnos y que en ese momento me enfureció. La única pisca de verdad en mi discurso es que si creo que existen preferencias por parte de los profesores pero nunca me ha importado porque no soy alumno estrella y jamás lo seré. El resto de ser un justiciero, ni yo me la podría haber creído. Debí de haber sabido que por eso mismo y que Carl me conoce de años, tampoco me creería mi papel de justiciero. A pesar de eso, Carl no insistió en obtener más respuestas y tomó mi silencio y mentiras como motivo para sacarme a Alisson como tema todo el día.

A penas la última clase del día acabó, el profesor de esa clase nos llamó sin disimulo alguno lo que causó que el resto de la clase volviera con sus burlas hacia a nosotros a medida que se iban retirando del salón. Mantengo mi palabra, no me molesta y menos fastidioso se vuelve al ver la cara de furia de la rubia. Esto haría mis días por el resto del año. Algo positivo que podía sacar.

Carl se despidió sin antes dedicarme un sarcástico "pásala bien" para luego dejarme solo. El profesor nos volvió a recordar el mismo castigo que nos habían dicho en la mañana. Tendríamos que limpiar y ordenar todo el salón para poder irnos. Para que se aseguraran de que cumpliéramos, un auxiliar de turno juzgaría si pudiésemos irnos o no. Sin duda alguna no era la primera vez que se me ponía un castigo de esta magnitud e incluso ya conocía los diferentes castigos que hacen. De acuerdo con mis conocimientos, que no son pocos por cierto, este era bastante moderado. En el peor de los casos pudimos haber estado ahora mismo en una sala en completo silencio junto a unos cuantos estudiantes más sin hacer nada. En definitiva ese era el peor y más inútil de todos, incluso prefería quedarme a ayudar a corregir exámenes, cosa que si me han obligado a hacer, pero no me gustaba el estar obligado a hacer algo tan inútil como lo es estar en silencio en una habitación sin hacer nada. Al menos en este caso ayudaba con el aseo.

Organizamos las tareas con Alisson. Ella se encargaría de barrer y limpiar el pizarrón mientras que yo de ordenar las mesas y otros objetos que encontrara desparramados.

—No es la primera vez que me encuentro en esta situación —Alisson rompe el silencio que llevaba unos minutos presente.

Su comentario me sorprendió, no recuerdo haber escuchado alguna vez que se le reprendiera a Alisson por algo y menos sabiendo que su mejor amiga era la que tenía una reputación intachable de alumna ejemplar. Intenté hacer memoria pero nada se me vino a la mente.

—¿Tú? ¿En problemas? Y qué te llevo a ello, si es que se puede saber.

—Fue como hace tres años si es que mal no recuerdo —parecía estar haciendo memoria mientras barría cerca del escritorio del profesor—. Le pegué a Kendall por fastidiar a Anna. No recuerdo exactamente qué fue lo que le hizo ese día a Anna, pero colmó mi paciencia y llegué a usar los puños—río levemente—. Siento que me merecía un poco más que una simple limpieza.

—¡Wow! Eres más ruda de lo que creía—respondí sorprendido—. ¿Y qué dijeron tus padres? Supongo que si o si llegó a oídos de ellos.

—Mi madre... defendió mi actitud dentro de lo posible, pero mi padre poco y nada le importó, ni siquiera se presentó a la citación que hizo la escuela por tal situación.

—¿Mala relación? —pregunté.

—No es eso —negó rápidamente—. Él es demasiado inútil para entender mis cosas. No lo considero un buen padre, la verdad.

Quedé perplejo ante las palabras de Alisson. Tenía la duda por significado de la palabra "inútil" en tal contexto pero no iba a indagar más. Sería demasiado entrometido de mi parte preguntarle por ello.

—Te entiendo. El mío tampoco lo es del todo desde que mi mamá falleció— dije eso al sentir la necesidad de devolverle la mano confesándole algo tan personal como lo de ella. Sin embargo, logré un efecto contrario. Incomodidad.

Alisson quedó tan perpleja como yo antes. No supo qué responderme y yo tampoco sabía cómo seguir la conversación luego del ambiente incómodo que habíamos dejado. Alisson bajó la mirada y siguió aseando el lugar en dónde estaba. La imité y seguí con lo mío. Tampoco sabría qué palabras esperar después de mi confesión, así que no la culpaba por no decir nada.

—¿Recuerdas que tenía una idea? —preguntó Alisson y yo rápidamente asentí—. Bueno, se trata del diario que me mostraste ayer. ¿Lo tienes?

—Sí. Justo lo traje con la finalidad de entregártelo para que lo vieras más a detalle.

—Tengo un cuaderno de Anna que le pedí prestado hoy. Podríamos comparar la caligrafía del diario con la de Anna, creo que es algo bastante lógico de hacer.

—Tan lógico que ni siquiera lo había pensado hasta ahora—admití.

—Y no lo dudo —Alisson fue a buscar su mochila de dónde sacó un cuaderno—. Aquí tienes —me entregó un cuaderno con una portada bastante colorida.

Me dispuse a buscar el diario para comparar con el cuaderno de Anna que tenía en mis manos. Podía sentir a Alisson tan ansiosa como yo por quitarnos una duda de encima. Dejé sobre la mesa más cercana a nosotros en ese momento el diario abierto en una página al azar dónde un espacio considerable estuviese escrito. En mis manos mantuve el cuaderno e hice lo mismo, abrir cualquier página.

—Este cuaderno no tiene mucho escrito —hablé al darme cuenta de que ni un tercio del cuaderno estaba usado.

—Es el que Anna usa para sus apuntes rápidos y que según ella no están muy organizados. No le dolería mucho prestármelo por unos días.

—Ya veo.

Una vez los tuvimos uno al lado del otro, observamos con mucha atención. Por un lado el diario, el cual tenía plasmado una letra imprenta escrita con lápiz pasta azul, y un tanto ladeada hacia la derecha y que le daba una sensación de belleza a cada párrafo. Por el otro lado, teníamos el cuaderno con una letra bastante similar. Ambas eran imprentas y una letra ladeada hacia el mismo lado aunque en el segundo caso la letra era un poco más redondeada que en el diario.

Observamos con más dedicación cada una de las fuentes. Hasta la forma de cada letra individualmente eran iguales. Mi hipótesis era que el tiempo, del que no estoy para nada seguro de cuánto sea, haya podido afectar un poco en el tipo de escritura y causara que la más actual fuera más redonda que en el diario, pero a simple vista parecían ser iguales.

—Una prueba a favor de que esto es de Anna.

—Al parecer, tampoco veo mucha diferencia —contestó la rubia pensativa—. Que extraño, ese diario tiene tanta pinta de ser más antiguo

—Es un buen punto, pero quizás ella lo compró siendo así, puede ser el estilo del diario. Hay muchos así que venden por ahí.

Alisson no me contestó nada más pero se veía poco convencida por mi suposición. Al rato después me pidió si es que podía llevarse el diario, a lo que no dudé en pasárselo, por lo menos de esa forma evitaría entrar en desesperación por resolver esta incógnita luego de leer otro trozo de aquel libro. No más auto tortura por hoy.

Tampoco voy a desconfiar de ella. Me veía obligado a crear una confianza y, aunque no fuera así, en el fondo sentía una corazonada de que podía confiar. Es por eso por lo que le entregue el diario sin titubear.

Finalizamos nuestro castigo sin ningún inconveniente. El auxiliar ni siquiera se molestó en ir a revisar si habíamos cumplido el castigo o no, dijo que éramos bastante grandecitos como para estarle mintiendo sobre algo tan absurdo. Así que sin más, nos dejó ir.

Quise ser caballeroso, a pesar de lo muy insoportable que puede llegar a ser, y acompañé a Alisson hacia su paradero de autobús. Después me fui camino a casa. Se me hizo raro ver que no había recibido ninguna llamada o mensaje tanto de mi padre como de Samantha, solo uno de Jimmy preguntándome de por qué no llegaba. Me olía un poco de que ese mensaje podría haber sido un tanto influenciado por Samantha para que Jimmy me preguntara o también podría tratarse de la curiosidad de Jimmy por si es que mi tardanza significaría otra metida de problemas por mi parte. Sé que Jimmy disfruta con cada castigo o retada que me hacen. De esa forma automáticamente él se convertía en el hijo modelo de la casa. Como si quisiera competir por aquel título.

Ya frente a la puerta de mi casa, solo alcancé a sacar las llaves antes de arrepentirme de querer entrar en aquella casa. Escuché gritos poco claros y de los que llegaba a comprender una que otra palabra suelta. Agudicé un poco más mi oído de dragón, no con la intención de entender aquella discusión pero si con la finalidad de comprobar mis sospechas. Y así fue, esas voces provenían de mi padre y Samantha.

Lamentablemente pude escuchar las recriminaciones de Samantha. Se quejaba de la relación que mi padre mantenía conmigo. Me invadió una pena gigante al entender la discusión. Eran contables las veces que he escuchado a ambos pelear y nunca he sabido que haya sido por algo así. Esta discusión sonaba bastante fea como para que se estén tratándose a gritos y no me agradaba en nada saber que era por mi culpa. Por supuesto que no iba a poner ni un solo pie dentro de esa casa menos cuando soy yo el objetivo central de la discusión. Ya veo porqué Jimmy me preguntaba si es que llegaría, quizás ni él soporta que estén gritándose.

Me devolví despacio y lo más silencioso posible para irme de tal escenario al que casi me involucré. Tampoco creía que me fueran a escuchar teniendo ese griterío entre ellos.

El único lugar al que se me ocurrió recurrir era ir donde Carl.

Les envié un mensaje a Jimmy y a mi padre avisándoles que me quedaría en casa de Carl esta noche.

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