Capítulo 7: Difícil de creer, pero es así
"Y se atreven a preguntarme cómo estoy. Si se refieren a cómo voy con la escuela, la cual es típica pregunta familiar, pues todo bien, nada fuera de problemas adolescentes fáciles de lidiar.
¡Ahh! Pero es diferente si la pregunta va por la pérdida que ustedes tan rápido pudieron superar, por la ausencia de ese alguien que tan importante fue en mi vida. Hay veces en que no lo culpo de haberse marchado, en un ambiente como este y teniendo su valor, yo ya lo hubiese hecho.
Obviamente opté por contestar lo primero. Bien en la escuela, calificaciones, amigos y lo demás. Mis padres quedaron satisfechos con la respuesta y, como era de esperar, no indagaron más. No les suelo dar ningún tipo de problemas y ellos lo saben, tal y como creo que notan el dolor que oculto muy en el interior. No es mi culpa, ¿sí?, yo lo intento. Si tan solo supieran cuanto lo extraño... y odio a la vez por hacerme sentir este vacío. Sí, lo sé, esto es un poco enredado, un enredo de emociones que ni yo entiendo."
Hay un espacio en blanco en donde no se escribió nada, casi una página de diferencia entre ese párrafo y el siguiente.
"Desearía poder olvidarlo; a él, los dragones, esos poderes que me hacían creer en lo imposible, que me hacían fantasear sin límite alguno... es lo mismo que ahora comienzo a odiar. Los demás ya creen que lo he olvidado y superado, ya se comieron la mentira con la que me he intentado engañar. No más preguntas sobre cómo estoy y respuestas ocultando lo evidente, cosa que tontamente jamás lo fue para ellos. Se supone que ahora todo está normal. Han pasado meses y dicen que el tiempo lo sana todo, lo que llega a ser cierto si lo compruebo con mi alrededor, sin embargo, ¿por qué me sigo sintiendo igual que antes? Para mi nada ha cambiado demasiado, ese sentimiento de amor, odio, rencor... permanece, menos vivo que antes pero ahí está, cada vez que lo recuerdo a él vuelve a surgir en mí.
Este sigue siendo mi único ridículo medio de desahogo ante ello... en el fondo nada ha cambiado del todo.
Distraerme. Debería tratar con algo para ponerle fin a esto. ¿Un romance pasajero podría ayudar? No lo creo, no tengo a nadie y tampoco es que haya amado a alguien a mi corta edad, quiero decir, ¿quién me querría? Tener hobbies, quizás. Pintar, bailar, cantar, escribir, aprender a tocar algún instrumento, lo que sea, no es que realmente sepa hacer alguna de esas cosas. En la escuela una vez escuché la idea sobre alistarse a los famosos scouts y la verdad no suena tan mal, al menos cumpliría un perfecto rol en mi vida como distractor: conocería gente nueva, aprendería cosas nuevas, era todo en uno. Es una idea que actualmente he estado pensando y mucho.
Sé que aquí puedo poner mis grandes secretos, mis ideas más locas y oscuras (al menos uno que no me importaría que alguien leyera), aquí va una: retomando mi último escrito, me gustaría ser como mi abuelo Henry, otorgar mi servicio al país tal y como él lo hizo a través de la aviación. En secreto siempre me ha fascinado a lo que él se dedicó, en especial el hecho de pilotear aviones. Sonará loco, soy consciente de ello, pero me encantaría que ese fuera mi distractor y salvación, lo que me saque finalmente de este agujero."
Sonó la alarma.
No concilié el sueño en toda la noche dando vueltas y vueltas en la cama, revisando cada cinco minutos cuánto faltaba para que la maldita alarma sonase y terminara con mi insomnio.
A penas comenzó a amanecer y se podía ver un poco de luz en la habitación, saqué el diario de mi mochila y empecé a leerlo justo de donde lo había dejado la última vez. Sabía que esto daría un efecto contrario en cuanto a conciliar el sueño, pero a estas alturas ya me había rendido.
Agradezco que no fuera en vano, al fin leí un nombre. Un nombre que podría ser una gran pista para aclarar mis dudas de una vez. En la casa de Anna recordaba haber visto unos cuantos cuadros en la entrada con fotografías de un hombre vistiendo un traje de oficial. Desconozco si se trataba de un uniforme de piloto como se menciona en el diario y menos si su nombre era Henry.
Le di mi último vistazo al libro antes de prepararme para ir a la escuela. Era menos de un cuarto del diario lo que había leído y por lo que vi, al menos la mitad de él está escrita.
Hojeándolo di con la primera plana del diario, la más desgastada de todas con pinta de que se saldría de su lugar en cualquier momento. En ella pude ver que, en la esquina inferior derecha, tenía escrita unas letras, unas letras bastante pequeñas y con una caligrafía destacable.
A. H.
***
Anna, Athens, Alisson... ¿por qué todos comenzaban con A? ¿Era algún tipo de conspiración que no comprendía?
Aquella A podría tratarse de un simple nombre, la inicial de uno, y la H ser el apellido de la persona o viceversa. Pese a que ello podría tener sentido, el apellido de Anna era Athens, ¿dónde estaba la H? Quizás un segundo nombre o un seudónimo...
—Estás más distraído de lo normal —susurró el pelirrojo observando los garabatos que estaba dibujando en mi cuaderno.
—No dormí bien —afirmé arrancando la hoja en la que había rallado de una forma inentendible todos los nombres en los que había pensado, y empecé a formar una bola con el papel.
—Qué pena por ti, princesito —musitó mordiendo su lápiz—. Y... ¿me piensas contar cómo te fue ayer?
Pues excelente, averiguando unos secretos de tu amada Anna, aunque quitando eso todo bien, ¿y a ti?
—Fue aburrido —contesté intentando no darle importancia y mientras continuaba moldeando el papel —. ¿Sabías qué Anna toca piano?
—Claro que lo sé, hizo una presentación el año pasado, ¿no recuerdas?
—Ni en lo más mínimo.
—En este mini show de talentos que realiza la escuela una vez al año —intentó aclarar—. Quizás fue en el período que estuviste con una pierna enyesada.
—Es probable —afirmé dándole la razón—. No la pasé tan mal ese mes, sumándole el hecho de que...
—¿Hay algo que quiera compartir con la clase, señorito Waddel? —interrumpió la ronca y molesta voz del profesor Gael a varios puestos más adelante que el mío.
Todos se dan vuelta a mirarme y de reojo veo como Carl se tapa la boca para evitar reírse. Entre los rostros de más adelante reconozco al de Anna y Alisson, en la última podía apreciar su mirada fulminante por haber interrumpido una clase tan interesante como esta.
—Eh, no —respondí levantando la cabeza mirándolo a él.
—Perfecto. Me informa si es que usted quiere continuar con la clase —dijo dedicándome una de sus sonrisas falsas que tanto me molestaban en su rostro barbudo.
Se dio la vuelta y continuó con su aburrida clase, quizás no hubiera sido tan mala idea que yo la continuase. Carl seguía ocultando la sonrisa que tenía por lo divertido que le había parecido la situación. Le tiré la bola de papel que tenía todavía en mis manos, cayéndole a este justo en la cara para luego dar con el piso.
—No ensucie el suelo, señorito Waddel —dijo en voz baja intentando imitar la voz del profesor y luego recogió el papel que le acaba de tirar. Volvió a acomodarse en la silla y guardó la bola de papel en uno de sus bolsillos—. Ponga atención, para la próxima no habrá una Anna que lo salve en esta asignatura —rodé los ojos y afirmé mi mentón en mi mano, mi amigo estaba decidido a prestar atención a lo que quedaba de clase.
El espantoso ruido de la campana retumbando en nuestros oídos señalaba el fin de una las cuantas torturas que quedaban del día. Debía averiguar si el abuelo de Anna se llamaba Henry y poder corroborar que en definitiva ese era su diario. Aún no estaba del todo seguro de cómo hacerlo, preguntarle directamente a ella estaba descartado por completo, primero porque sería muy raro preguntarle de su familia y segundo porque podría resultar aún más incómodo para ella responder algo personal a quien con suerte era su compañero de escuela. La otra opción era sacar la información a través de Alisson, son amigas de hace años, era lógico que ella lo sabría. Sé que tampoco existe una amistad entre ambos, sin embargo, guarda mi mayor secreto, el que nadie conoce. Necesito un último favor de su parte, necesito confirmar si el mismo secreto es el que también oculta Anna.
Una vez que arreglamos nuestras cosas con Carl y estábamos listos para salir del salón de sueño garantizado por el profesor Gael, me detiene su maravillosa voz.
—Waddel —escuché a mi espalda, a lo que inmediatamente nos giramos Carl y yo. El profesor me miraba a través de sus lentes, en conjunto con Alisson y Anna que estaban ahí también—. Acérquese por favor. Estoy seguro de que su amigo podrá esperar afuera, ¿cierto? —dijo mientras le señalaba la salida a Carl.
Carl encogió los hombros y me dedicó una de sus muecas apiadándose de mi para luego dejarme solo con las tres bestias que estaban ansiosas de que me acercara.
—Bien —dije una vez frente al profesor, quedando entre Anna y Alisson.
—Justo conversábamos sobre el trabajo que acaba de entregar su grupo —señaló hojeando los papeles que tenía en sus manos— y pues... espero que esto sea lo que lo salve de mi asignatura —sonrió maliciosamente y, sin ningún cuidado, dejó las hojas en su escritorio junto con otras más que estaban encima.
¿Era en serio que obligó a salir a mi mejor amigo de aquí para hablar sobre este tema, pero no tenía ningún problema en decirlo frente a ellas? Qué criterio tiene este hombre.
—No tiene porqué recordármelo, ya lo sé —admití indiferente ante sus palabras.
—Solo quería asegurarme de que lo tuviera presente —respondió haciendo énfasis en la última palabra—. Además, debería darme las gracias por el grupo que le asigné —detuvo lo que estaba ordenando en su escritorio para mirar por sobre sus lentes a Anna y Alisson quiénes no dijeron nada al respecto—. Se pueden retirar si gustan.
Nos retiramos del salón en silencio, solo Anna se despidió de él, ese hombre sabe cómo sacarme de quicio y dejar un ambiente incómodo cada vez que entablamos una conversación. Me ha odiado desde la vez que tuve un acto de rebeldía con su esposa, quien también es profesora en esta escuela y nos hizo clases años atrás. Por suerte ya no, pero tengo al horrible de su esposo molestándome y vengándose en su nombre hasta el día de hoy.
—Es un idiota... —manifesté hacia Carl enojado al salir unos pasos más allá del salón— me habló para recordarme mis malas calificaciones, que amable de su parte, ¿no?
—No te enojes...
—Me encantaría ver como salvas tu trasero este año —interrumpió Alisson uniéndose sin permiso a nuestra conversación, ya había olvidado que estaban ellas— ¿O te romperás otra pierna? El brazo puede ser mejor, digo, para no repetir la técnica.
—¿Vienes a ofrecerme tú ayuda? Porque si no, puedes seguir tu camino —le dije a secas estirando mi brazo para señalarle el pasillo que había en frente, en este momento poca paciencia tengo para lidiar con Alisson.
—Suficiente con la que ya te he dado, ¿no crees? —dijo alzando una ceja refiriéndose a algo que solo yo podía entender entre los que estaban presentes.
Me comí mis palabras y cerré los puños. A pesar de que estaba enfadado, debía de tener cuidado con lo que decía, en especial hacia Alisson.
—Desconozco en qué momento el odio entre ustedes empezó —comentó Anna.
—Yo menos —le siguió Carl, cosa a la que Anna le sonrío y este inmediatamente se sonrojó.
—Desde que le quemé su feo muñeco —respondí a lo anterior sin pensarlo dos veces.
Mi ira se esfumó por completo. Supe de mi error al ver las caras de no entender por parte de Anna y Carl. Alisson tardó unos segundos en comprender lo que dije, pero cuando lo hizo movió la cabeza de lado a lado sabiendo que había metido la pata con mis palabras.
—No pierdo más el tiempo con charlas estúpidas —habló Alisson antes de que alguien más lo hiciera—. Supongo que nos veremos más tarde—añadió llevándose a su amiga con ella.
Se lo agradecí internamente. Me había salvado de esta gracias a ella, supongo que tanto no me odia.
Quién diría que a estas alturas le tomara importancia a que Alisson me odiara o no.
—Me sonrió —habló Carl una vez que ambas se alejaron lo suficiente por el mismo pasillo que les señalé hace unos minutos—, ¿lo viste? —preguntó con sus ojos llenos de emoción e ilusión, diría yo.
—No puede ser —contesté serio mirándolo como si tuviera algo extraño en el rostro.
—¿Qué? —borró su boba sonrisa y comenzó a palpar su cara desesperado.
—Estás de nuevo con esa cara de bobo enamorado —dije riendo y dando una palmada en su frente—. Espero que no sea contagioso.
Nos dirigimos en búsqueda de nuestros amigos para pasar el tiempo libre que nos quedaba. Tenía presente lo que quería investigar acerca Anna, a pesar de ello, no veía otra manera que preguntarle a Alisson, sin ninguna duda ella sabría. Luego de la pequeña ayuda que me había brindado hace un momento, me daba una mínima esperanza de que también me ayudaría con esto.
Después de unas cuantas vueltas, encontramos a los chicos sentados en unas de las bancas que hay en el patio de la escuela. Los reconocí de lejos por las risas, se veían muy divertidos conversando entre ellos. Sus carcajadas fueron aún más sonoras al vernos con Carl, lo cual me dio más curiosidad y nos acercamos hacia ellos.
—¡Cris! —exclamó John alzando sus dos brazos como si se tratara de un milagro mi aparición—. Vaya, que casualidad, justo hablábamos de ti.
—¿Sí? ¿De qué tanto se reían? —pregunté alzando una ceja e inesperadamente provoqué aún más risas entre ellos.
—Ethan fue el chismoso —admitió Alan golpeando la espalda de Ethan que estaba sentado a su lado.
—Si, si, fui yo —se defendió Ethan poniéndose de pie y las manos en alto—. Resulta ser, que les conté que te la pasaste bastante bien en la fiesta de John.
Los tres soltaron fuertes carcajadas.
Dragón, borracho, bailes, juegos, mi ida sin razón... ¿a qué se referían?
—Oh, vamos —les interrumpí mientras seguían riendo—. Ve al punto.
—Billy me contó ayer, que en la fiesta te vio con Alisson —aclaró Ethan luego de tomar aire— ¿Besa bien?
Volvieron a estallar en risas al ver mi cara que supongo que fue de sorpresa y Carl se les unió a la vez que esperaba mi respuesta a la acusación de Ethan. Ya lo había olvidado, quiero decir, de ninguna manera significó algo para mí como supongo que tampoco lo fue para ella. Solo fue el momento y quizás un poco de lo que bebimos lo que nos jugó una mala pasada.
—¿Es envidia lo que huelo? —les contesté burlescamente ante sus risas.
—¿No te envenenó por casualidad? —preguntó Alan con una cara de asco—. Sus besos deben de ser igual de tóxicos que su personalidad.
—Eso explicaría porque te fuiste temprano —agregó Carl.
—Ahora les disgusta la idea. Ya hubieran deseado estar en mi lugar —me defendí cruzándome de brazos haciéndome el ofendido.
—Ya, ya —se levantó John de su lugar y avanzó hasta mi lado para rodearme el cuello con su brazo derecho—. Déjenlo, cada uno ve cómo divertirse y veo que Cris no eligió mal.
Después de que les asegurara de que más allá de un simple beso nada más había ocurrido con ella, dejaron el tema y continuaron con sus típicas conversaciones tratándose de ellos. Ethan hablando de sus videojuegos y sus grandes logros en ellos, Alan molestándolo de lo friki que era y John solo se reía de ambos agregando uno que otro comentario.
Me enteré de lo inútil que fue el intento de conquista por parte de Billy hacia Kendall en la fiesta. Ethan contó que luego de que ella lo hubiera rechazado mil veces a ir a bailar, fue cuando me vio con Alisson de una forma en la que ni yo hubiese querido ser espectador, y el muy desgraciado se lo contó a él ayer. Ya me vengaría.
Luego del receso nada interesante.
Clases y más clases, en dónde mi mente estaba dando vueltas en cualquier lugar menos allí. Seguía pensando en esas letras de la primera página del misterioso supuesto diario e intentando relacionarlas con Anna. Estaba seguro de que serían una pista importante al igual que lo era el nombre de Henry.
Estaba convencido de preguntarle a Alisson, ya sabía sobre mi gran secreto, supongo que podría contar con ella, aunque fuera por última vez para llegar al punto de esto, más tratándose de su mejor amiga. Temía que realmente mis sospechas fueran ciertas, pero por otra parte la situación llegaba a ser incluso emocionante. Sería extraño, otra persona que conocía los dragones tal y como yo. Nunca he conocido a alguien que conozca sobre ello a excepción de Samantha y Jimmy, a este punto ya creía que se habían extinguido tales personas.
Intenté no perder de vista a Alisson en la salida. No tendría que ser tan difícil, donde estaba Anna tendría que estar ella. Para mi desgracia John me distrajo con una de sus charlas por unos segundos hasta que Carl quiso irse y lo seguí para salir de ahí.
Continué observando a mi alrededor en busca de la chica rubia, tenía que hablar con ella y debía ser hoy, no aguantaría un día más con esta angustia.
Caminando con Carl, sin perder esperanzas aún de encontrarla, la vi, apenas saliendo de la escuela en dirección opuesta a la que nosotros iríamos.
—Creo que se me quedó un libro —comenté de la nada a mi amigo.
—¿Un libro? —repitió pensativo—. ¿Tienes libros?
—No molestes, es en serio. Me devolveré a buscarlo.
—Te acompaño —afirmó encogiéndose de hombros.
—Tú vete, ya te alcanzo luego —mentí, estaba seguro de que no lo haría—. No me esperes si no me ves, no estoy seguro de dónde lo dejé.
—Suena a una larga travesía —rio—. Está bien, yo me adelanto.
Agradecí que no indagara más en mi mentira.
Esperé a que saliera y perderlo de vista para estar seguro de poder ir tras Alisson sin que lo notase. A penas este salió en dirección opuesta a la que se fue Alisson, corrí hacía dónde la había visto caminar hace unos minutos, mirando por todos lados en busca de ella nuevamente. Unos metros más allá la encontré y, para mi suerte, estaba sin Anna. Al fin un regalo agradable este día.
Voy tras ella sin dudarlo un segundo. Cada paso que daba sentía la adrenalina recorrer mi cuerpo a la vez que mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho. No estaba muy seguro si confiar en ella era lo indicado, pero no veía otra opción en este momento.
—¡Hey! —grité a sus espaldas cuando la cercanía era suficiente para que me escuchara. Ella detuvo el paso y se giró buscando de dónde provenía el grito hasta que su mirada se fijó en mí.
—Vaya —bufó molesta al verme—. ¿A qué vienes?
—¿Estás... ocupada? —pregunté entrecortado producto del aire que había perdido.
—¿Me ves que lo esté? —atacó mirándome detalladamente mientras me intentaba recomponer, supongo que buscando alguna respuesta a mi repentina presencia—. Estoy muy ocupada ahora —agregó antes de que yo pudiera hacerlo y se dispuso a seguir con su camino.
—Por favor escúchame —la detuve poniendo mi mano en su hombro—. Te puedo acompañar a donde sea que vayas mientras me escuches. Es importante.
Se dio vuelta y con el ceño fruncido seguía mirándome de arriba abajo sin entender mi estado y menos aun lo que quería decirle. No se veía muy convencida de aceptar lo que le estaba planteando.
—Cris, tú y yo no somos amigos —aclaró quitando mi mano de su hombro.
—Lo sé —reconocí, tampoco buscaba que lo fuéramos, era solo que las circunstancias me obligaban a confiar en ella—, pero eres la única que sabe mi secreto.
—Ya te prometí guardarlo. ¿Qué más quieres?
—Necesito que me digas algo sobre Anna.
—¿Anna? —preguntó extrañada— ¡Ahh! Sigues ayudando a tu amigo, el que está colgadito por ella.
—No es por él —negué con la cabeza a lo que ella borró su sonrisa—. Es más por mí, quiero confirmar algo.
—¿Entonces? —sonó un poco irritada.
—¿Cómo se llama el abuelo de Anna? —pregunté sin rodeos.
—¿Qué? —contestó automáticamente Alisson con un tono de sorpresa sin entender a qué iba mi pregunta— No entiendo por qué debería contestarte eso.
—Solo dime y prometo olvidarme de todo esto contigo —supliqué.
—Eres un sujeto cada vez más extraño —rodó los ojos—. Su abuelo se llama Henry.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top