Capítulo 15: A simple vista


Sabía de lo que hablaba mi padre, no era necesario escucharle más para concluir que él aun no supera la muerte de mi madre y que soy un recuerdo viviente de lo sucedido, soy lo único que le impide olvidar ese pasado. Su odio, indiferencia y hasta crueldad por su parte me hacen llegar a la idea sin tener la necesidad de escucharlo de él mismo, en el fondo, ya lo tenía claro. Aun así, aun teniéndolo claro y habiendo unido las piezas inconscientemente hace un tiempo ya, me llegó como un balazo a la llaga más profunda al confirmar mi idea desde la boca de mi padre.

Hay aspectos que uno cree tener superado, cree que actuará de una forma y sentirá de tal manera con el único hecho de imaginarse el escenario, sin embargo, cuando ese momento llega, lo creído no puede estar más lejos de la realidad.

Su frase final logró hacerme sentir mal y revivir esas inseguridades de niños de las cuales jamás superé, solo escondí y reprimí en algún lugar recóndito de mi ser creyendo ingenuamente que jamás volverían a revivir. Aquellos pensamientos de niño que repetían una y otra vez ser yo la causa de que mi propio padre no me quisiera, que me repudiara a tal punto de ser capaz de evitarme cuando lo único que yo quería era obtener respuestas a cambios que ningún otro niño de mi edad tenía. Me lo negó todo y por mi culpa, yo soy un mal recuerdo para él que siempre lo perseguirá y no puedo hacer nada para cambiarlo. Nada puede hacerme nacer de nuevo y no ser su hijo o, en su defecto, hacer que mi madre vuelva a la vida

—Jerry, amor—escuché a Samantha justo cuando estaba dispuesto a volver a mi habitación—¿No crees que ya es hora de acudir a un especialista? No te lo tomes a mal, es solo que creo que hay situaciones que necesitas superar para poder salir de lo estancado que estás, ya son varios años y veo que no sales de ahí. Necesitas darle lo mejor de ti a tu hijo, sé que tú quieres lo mejor para él, pero en este instante para eso necesitas superar el pasado primero.

Estaba intrigado de lo que sería la respuesta de mi padre, nunca me había planteado como posibilidad que él acudiera a terapias psicológicas, siquiera creía que el tema fuera así de grave como para planteárselo.

—Supongo que tienes razón —respondió mi padre con una voz desganada que reflejaba lo rendido que estaba al respecto.

Me devolví a mi habitación sin hacer ruido.

***

Miré la hora, ocho y media de la mañana, eso solo significaba que iba demasiado tarde a clases y que probablemente el profesor Gael no me permitiría ingresar. Genial, tendría que estar las próximas casi dos hora fuera del salón sin nada interesante que hacer. Aun sabiendo mi propio destino, decidí intentarlo y llegar a la escuela lo antes posible.

Casi corrí por los pasillos para llegar a mi salón. Iba doblando en una de las ultimas esquinas cuando veo de reojo la silueta de dos personas situadas en uno de los pilares que daban en dirección al patio de la escuela. Reconozco esa cabellera rubia y me detengo para mirar detenidamente esas siluetas para verificar de quienes se trataban. Me acerco hasta tal punto de que logro identificar a Alisson y Anna.

Por alguna razón estaban muy cercas una de la otra, como si estuvieran contándose un secreto.

Me voy acercando hacia ellas y me detuve en seco en el momento que vi como Alisson se acercaba al rostro de Anna hasta besarla.

No podía creer lo que estaba viendo, no tenía sentido. ¿En qué momento esto ocurrió y no fui capaz de percatarme de ello? Tanto tiempo conviviendo con Alisson y no pude ver venir algo así.

Di un paso atrás, no quiera que ellas se percataran de mi presencia. Otro paso atrás.

Para mala suerte, mi sigilo fue en vano. Alisson fue la primera en girar hacia mí y decir mi nombre en voz alta, lo cual hizo que Anna también mirara.

La mirada de Anna me petrificó, sentía que se estaba vengando de algo que no pude comprender. Era como si a través de sus ojos me dijera que estaba ganando.

—Vaya, no quería que nos vieras así —habló Alisson entre risas—. Ya te dije, Anna es demasiado para tu amigo.

A pesar de que quería decir algo, los ojos de Anna sobre mí me tenían mudo.

—¿Le vas a contar lo mal que se lo tomó su amigo? —agregó Anna en un tono burlesco mientras tomaba a Alisson de la cintura— Parecía que colapsaría en llanto, que asco me daba él.

En ese instante empiezo a escuchar unos sollozos a mi espalda. Me doy vuelta y encuentro a Carl sentado en el suelo abrazando sus piernas mientras lloraba. Cada sollozo era más doloroso que el anterior, sentía como me desgarraba los oídos con cada uno que pasaba.

—Ves —reconocí la voz de Anna como si estuviera a la lejanía—, no hay manera en que te escapes de mí.  

El escenario se fue desplomando poco a poco como si un fuerte terremoto lo sacudiera todo al punto de que la tierra estaba consumiéndolo todo. Veía como las cosas se desvanecía ante mis ojos hasta que... hasta que desperté.

Pestañé y me restregué los ojos varias veces como forma de convencerme de que ahora estaba en el mundo real y que lo de recién no fue más que una pesadilla muy extraña. De alguna forma, la broma de Alisson y mis miedos se mezclaron de una manera bastante horrible en mi mente.

Me levanté y fui al baño a lavarme la cara con agua fría y observarme en el espejo durante unos minutos para terminar de convencerme de que mi cabeza me había jugado una muy mala pasada. Hasta me avergonzaba pensar que mi mente me había puesto en ese escenario. 

Sería un secreto que me llevaría a la tumba, demasiado vergonzoso como para si quiera decirlo en voz alta.

Con el miedo a que mi mente quisiera continuar con aquel sueño, tomé el diario y continué leyendo por donde recordaba que lo había dejado.

De a poco he ido comprendiendo que yo no fui suficiente motivo como para hacer que se quedara. En un comienzo era muy incomprensible para mi asimilar que alguien se alejara de su familia para siempre. ¿Quién en su sano juicio y por voluntad propia se alejaría de las personas que más te aman? Y de a poco comprendí aquello, no necesariamente la familia está compuesta por esas personas que más te aman. Suena bonito decirlo, suena bonito creer que ese es el ideal de familia el cual todos tenemos. Lamentablemente la realidad es otra, y es que muy pocos son los que cuentan con aquel concepto de familia.

Me he ido dando cuenta que ese no es mi caso. A veces quiero creer que es por culpa de mi corta edad. Quizás la adolescencia me está haciendo criticar cada aspecto de mi entorno sin motivo aparente. Eso es lo que creo en ocasiones, mientras que en la gran mayoría pienso que mi familia no son más que miembros similares a robots que constan con un solo rol programado, y en ello no está incluido el preocuparse por el bienestar emocional del otro.

Desde que él se fue, desde que nos abandonó, nadie se ha percatado de la soledad que siento y que me ha ido ganando. Nadie ha logrado percatarse y ni mucho menos cubrir el espacio que dejó. Son todos unos inútiles creyendo ser útiles en mi vida cuando solo yo soy prueba viviente del motivo por el cual se fue; nuestra supuesta familia no son más que seres que se preocupan por ellos mismos, personas puramente egoístas.

Mis calificaciones han bajado, ya no tengo el mismo interés de antes. Mis amigos lo han notado, hay algo diferente en mí que mi familia jamás verá. No sé si es porque no lo quieren ver o si es porque están ciegos, más bien, cada día que pasa me voy convenciendo de que se trata más de la última.

Sus poderes. Supongo que es eso lo que me mantiene en pie todavía. ¿Seré capaz de volver a presenciarlo nuevamente? Ver aquel fuego tan poderoso que juraría que en cualquier instante podría consumirlo todo.

Detuve mi lectura al darme cuenta de que era hora de prepararme para ir a la escuela. Cerré el diario y me senté a una orilla de la cama.

De repente escucho la puerta abriéndose, entrando de golpe la luz a mi cuarto.

—Tenemos que hablar de lo que sucedió ayer, no pude pegar un ojo en toda la noche —susurró.

—¿Qué haces aquí?—dije aun medio perdido de quien se trataba.

—Te dejo usar la ducha primero si me prometes que me irás a dejar hasta mi escuela —agregó mi querido hermanastro.

Realmente no sabía si siquiera el "no" era una posible respuesta, pero ya que sentía que estaba obligado a decir que si, acepté. 

Había olvidado lo lento que era Jimmy en las mañanas, y volvió el recuerdo a mí en el momento en que me encontraba hace minutos esperándolo a que estuviera listo. Me imagino lo difícil que debe de ser arreglar esa cara de bobo que arrastra consigo, nótese el sarcasmo.

Mi padre se había ido temprano hoy, así que pude conversar tranquilo con Samantha mientras esperaba a su hijo. Conversamos acerca del estado de salud actual de su hermano durante toda la espera, me estaba comentando sobre el viaje que harían cuando Jimmy se decidió aparecer.

—Sé que amas hablar más con él que conmigo —dijo mientras se ponía un abrigo—, pero te lo voy a tener que robar —finalizó Jimmy medio agitado, parecía que se estaba apresurando demasiado siendo que íbamos más que bien en cuanto a tiempo.

—Ay, Jimmy, sabes que no es así —respondió Samantha con bastante suavidad en la voz, se notaba que había tomado a broma el comentario de su hijo.

—Por supuesto que sé que no es así, ¿a quién le podría caer bien este arrogante? De seguro sobornó a la niña de ayer para que viniera, si no, no me lo explico. 

Ahí estaba, el Jimmy de siempre que me fastidiaba desde que compartimos techo. Hoy estaba siendo la excepción, hasta ahora, al parecer los tensos momentos de ayer hicieron que me alegrara que Jimmy siguiera igual aun cuando hubiera estado justificado que su actuar cambiara. Es un alivio saber que parecía estar bien al respecto.

Es más, siento que estoy tan concentrado en que Jimmy siga actuando como si nada pasara, que ni siquiera he tenido un momento para pensar en todo lo sucedido ayer y sentir algo al respecto. Quizás el despegarme tanto de mis emociones me pueda jugar una mala pasada que aún no estoy viendo.

—Por favor no peleen de camino, pocas veces logro de que Cris vaya contigo hasta tu escuela, así que por favor compórtate, Jimmy.

—Ya escuchaste a tu madre, compórtate —recalqué con una voz más autoritaria.

—Siempre.

Jimmy se negó a tomar desayuno por más que Samantha insistiera. Estaba demasiado apresurado y yo no tenía el ánimo para seguirle el ritmo, jamás me agradó ser de los que llegaban con tanta anterioridad a clases y si seguía a mi querido hermanastro, iba a llegar muy temprano para mi gusto.

Jimmy salió disparado de la casa a penas se despidió de Samantha mientras yo rápidamente daba el último sorbo a mi chocolate caliente antes de ir tras Jimmy, quien no tuvo ningún escrúpulo en gritarme desde afuera para que me apresurara en salir. Sin embargo, Samantha me detuvo antes de que pusiera un pie fuera de la cocina para entregarme el almuerzo de Jimmy, este iba tan acelerado que se estaba olvidando de llevar su propia comida.

—Por favor entrégale al correcaminos su comida.

Asentí con una sonrisa y salí en busca de Jimmy con la bolsa de su almuerzo en mano.

—¿Por qué tardaste tanto? Tenemos mucho de qué hablar y te juro que esto me carcomió la cabeza toda la noche.

—¿De qué quieres hablar exactamente?

—¿En serio me lo estás preguntando? —preguntó indignado y a la vez aun podía ver lo ansioso que estaba—. Necesitamos hablar de que casi nos matan ayer.

—Jimmy, no seas exagerado, no nos iban a matar.

—¿Y cómo puedes asegurar eso? Todo lo que se dice de las personas que van a ese bosque no es por motivaciones muy bondadosas, es el lugar perfecto para esa clase de crímenes.

—Eso dice la gente, pero han pasado años desde que algo de esa magnitud no ocurre. ¿Se te olvida de que tenemos a un policía en casa? Si algo más ocurriera, ya lo habríamos sabido antes de verlo en noticias.

—Entonces, ¿por qué estaban esas personas ahí?

—Jimmy, es fácil —dije intentando armar bien la teoría que recién estaba llegando a mi cabeza—. Lo que creo es que debe de ser alguna pandilla metida en venta de drogas o cosa por el estilo, es un lugar perfecto para efectuar compras de ese estilo, nadie los vería.

Recién se me había ocurrido y apenas salió de mi boca le encontré más sentido de cuando lo tenía en mente.

—Puede ser, tendría sentido si no fuera por una cosa.

—¿Qué cosa?

—¿Por qué entonces, si suponemos que estaban vendiendo drogas, estarían tan preocupados de que ese fuera el lugar?

—No entiendo, ¿por qué lo dices?

Además de estar un tanto distraído, sentía que mi suposición tenía bastante sentido y por mí no le daría más vueltas al tema si no fuera porque sabía que Jimmy no quedaría satisfecho y seguiría cuestionándolo todo como de costumbre. A penas solté mi suposición, mi mente se puso a divagar con la idea de que Carl estuviera cerca, esperándome para ir hasta la escuela juntos como de costumbre. Sin embargo, no veía la silueta de mi amigo por los alrededores.

—Necesito que me prestes atención —dijo Jimmy intentando atraer mi mirada—, tienes que hacer memoria.

—Le estás dando demasiadas vueltas —contesté una vez di por hecho de que Carl no estaba cerca ni estaría cerca de aquí—. ¿Por qué no te convences con lo que yo te dije y ya?

—¡Ya te expliqué! —se exaltó— De ser así, no tiene sentido que hayan estado tan preocupados con encontrar el lugar exacto. Recuerdo muy claro el haber escuchado una discusión al respecto de si estaban en el lugar correcto o no. Incluso hablaron de que estaba marcado allí.

La conversación parecía como si estuviera hablando con mi lado más desesperado y, por alguna razón, yo estaba siendo la persona centrada que fríamente les encontraba una explicación creíble a las cosas.

—Es verdad, recuerdo la discusión también. Pero mi teoría de antes sigue teniendo sentido. De estar en medio de algo ilegal, por supuesto que debieron de haber establecido un lugar para efectuar la venta o el tráfico en cuestión. Probablemente solo estaban buscando el lugar que les dijeron.

Por la cara de Jimmy, mis afirmaciones solo estaban siendo creíbles por mí, porque Jimmy no se veía convencido por nada de lo que decía. Aun así, eso no me inquietaba, dudaba mucho de que fuera algo importante como lo estaba haciendo ver Jimmy, nadie acude a ese bosque por el miedo colectivo, y los que van en la actualidad, suele ser para perpetuar cosas medias absurdas. Ya sea vender cosas ilegales o ir de caza cuando ahí se está prohibido.

—Me encantaría estar tan tranquilo como tú al respecto, pero siguen sin cerrar muchas cosas.

—A ver Jimmy —suspiré ya empezando agobiarme tanto cuestionamiento por su parte— ¿qué es lo que no te convence?

—No es que no me convenza, simplemente no tiene sentido que estuvieran tan concentrados en llegar a un lugar en concreto del bosque y que además se espantaran tanto al ver que estábamos nosotros allí.

—Si estaban en algo raro, tiene sentido que se escaparan al darse cuenta de que había más personas.

—En algo raro estaban, pero no creo que sea lo que dices.

—Entonces, ¿qué crees que era?

—No lo sé.

—Perfecto, ahora tendré a tu faceta detective persiguiéndome.

—De hecho, sí, tenemos tres casos por resolver.

—¿Tenemos? —cuestioné con una ceja alzada.

—Está lo de la escama, estos sujetos del bosque y el diario.

—Te lo reduzco en uno. En el segundo no hay misterio que resolver y el último no te incumbe.

—¿Cómo que no me incumbe? —dijo Jimmy con mucha más indignación que la de antes— Es decir, confías en la primera que se te cruza, probablemente por lo linda que es, ¿pero no confías en tu hermanastro favorito?

Cuanta estupidez junta en una sola oración.

—Primero, fui obligado en confiarle esto a ella, y segundo...

—¿Qué quieres decir con obligado? —interrumpió con curiosidad acentuando la voz en la última palabra.

—Me vio transformado —susurré un tanto avergonzado porque sabía lo que se venía.

—¡¿Te qué?! —gritó— Es que esto es mucho peor de lo que imaginaba —se detuvo mientras se llevaba las manos al rostro—. ¡Mil veces peor! Pensé que le íbamos a inventar algo, no sé, cualquier cosa. Esto es horrible, me imagino que eres consciente, ¿no?

—Sí, Jimmy —contesté agotado de este parlanchín—. Estoy más que consciente del error que cometí, pero mentirle créeme que no era una opción. No podía inventar nada si me vio así.

—No sé, algo debiste de inventar, decirlo jamás es una opción porque...—de repente su rostro se transformó en sorpresa, como si una idea hubiera azotado su cabeza de repente—... dime por favor que no sabe acerca de nuestra familia.

Mi silencio fue la respuesta que colmó la paciencia de Jimmy.

—¡No puede ser!

—¡Shhh! —lo hice callar—, deja de hacer tanto drama al respecto, mucho menos aquí.

Miré a los alrededores pensando de que alguien podría estar viendo el numerito que me estaba haciendo mi hermanastro.

—Para más tienes el descaro de decirme que estoy haciendo un drama con un tema que es cuanto menos delicado —se ofendió—. Cada día que pasa entiendo menos por qué tú tienes los poderes y por qué tú eres el mayor aquí.

—Por algo será, además, tengo todo bajo control, llegaste a enterarte a un punto cuando ya ese tema está más que solucionado.

—Lo dudo mucho, nada bajo tu control está en control —dijo Jimmy pensativo, más parecía que se lo decía a sí mismo que a mi—. ¿Cómo es que fuiste tan irresponsable de transformarte y dejarte expuesto a que te viera ella?

—Es que no fue así —me defendí con seguridad—. Se salió de control y me transformé sin mi voluntad. Hasta el día de hoy no entiendo qué ocurrió y me atormenta pensar que pueda volver a ocurrir, lo bueno es que solo Alisson me vio y me dio su palabra de no decir nada al respecto.

Jimmy frunció el ceño y puso esa cara pensativa nuevamente, no sé qué cosa lo habrá hecho pensar tanto, pero al menos me dio tiempo de un descanso mental de tanta interrogación y de su voz irritante.

—Sabes, en este caso detesto tener la razón de que nada está bajo tu control —habló al fin—, pero la enfermedad de mi padre consistía en perder la habilidad de transformarse a voluntad. Obviamente yo no lo recuerdo, mi madre me ha contado al respecto, que fue de a poco perdiendo la voluntad de sus poderes y ello terminó con él.

La seriedad en Jimmy y el nuevo ambiente que se había generado de repente, me hizo tomarlo en serio.

—¿Crees que eso me podría estar pasando? —pregunté asustado.

—No lo creo, pero no lo descartaría —Jimmy me vio a la cara—. ¡No te asustes! Fue solo una vez y quiero creer que pasó un tiempo desde eso, solo pon atención a que no vuelva a pasarte.

—Para ser sincero si me asusta esto, ya me daba miedo el saber que alguna vez perdí el control y ahora saber que me puedo morir por esto, me aterra.

—¡Fue solo una idea! Solo queda atento a que no vuelva a pasar, quizás sea normal que nos... digo, les pase alguna vez en la vida.

Sentía que Jimmy comenzó a mentir solo para calmarme, lo cual no me tranquilizaba.

—¿Por qué es mortal perder el control? No lo entiendo.

—¿Me hablas en serio? ¿De verdad no lo sabes?

Otra vez mi silencio como respuesta, ¿estaba quedando como inepto frente a este?

—Insisto, no te mereces lo que tienes —suspiró como si lo estresara—. Ya que no sabes, asumiré que tampoco sabes por qué eres un hibrido y no un...  un, ya sabes, por completo —. Dirigió su mirada en mi analizando mi total desconcierto al respecto—. Perfecto —volvió a suspirar aun más profundo que la primera vez—, no sabes nada sobre ti mismo, ¿así se sentirá ser psicólogo?

—Para con tus bromas y explícame.

—Ignorante y para más exigente —soltó una pequeña carcajada—. Escucha con atención. Esto se otorgó como una maldición por los que son completos, no híbridos, los originales de esta raza —miró a los alrededores y luego se acercó más a mi—, a los reales dragones que muy pocos han visto—susurró—. Nos maldijeron, digo, los maldijeron con este poder. La maldición es más que nada tener un poder que jamás va a poder llevarse a su máximo, es como darles el fruto más delicioso al ser humano, pero prohibirles más allá de un bocado. Lo que quiero decir es que, la razón por la que se es un hibrido es porque tu cuerpo no está hecho para aguantar la transformación del todo, solo por un periodo de tiempo, si te llegases a pasar de ese tiempo, tu cuerpo no soportaría y morirías de una manera bastante cruda. Se podría decir que tu cuerpo explotaría literalmente por tanto poder. Lo bueno es que es difícil llegar a eso porque tendrías que estar un día completo transformado para que esto llegase a pasar, demasiado tiempo el cual nadie nunca se ha visto en la obligación de estarlo. Ahora, esta enfermedad que tuvo mi padre te obliga a transformarte y de a poco vas perdiendo la capacidad de volver a tu forma humana, entonces, esto termina por acabar contigo. ¿Ahora lo entiendes?

Por un segundo me sentía agobiado con tanta información, pero logré retenerla y analizarla bien. Sentía como si me estuvieran revelando el secreto de la vida, lo único malo es que fuera desde la boca del ser humano más insoportable del universo. ¿Podía confiar en esta fuente de información con algo tan importante?

—¿Cómo sabes todo eso?

—Tengo diferentes fuentes, una es mi madre y otra libros. Recuerda que no hace mucho que nosotros vivimos juntos, mi madre se deshizo de todo cuando nos mudamos con ustedes, antes de esto nuestra casa parecía enciclopedia en cuanto a esta raza respecta. Mi padre era muy estudioso, te podrás imaginar la colección que teníamos. Lo que hizo mi madre por amor no tiene nombre, deshacerse de toda esa cantidad de información por una persona, simplemente impresionante. Eso yo no lo haría ni por tu amiga, y vaya que es...

—¿Alcanzaste a leer todo lo que tenían? —pregunté omitiendo su última provocación.

—Por supuesto que no, era demasiado. Lo bueno es que de pequeño aprendí prácticamente a leer con esos libros y me atrevería a decir que lo importante está todo recopilado en esta cabecita —dijo golpeando ligeramente su cabeza.

Quería preguntar más cosas al respecto, de la nada la imagen que tenía de Jimmy cambió de irritante a enciclopedia andante. Él podría tener la respuesta a aquellas dudas que mi padre ha evadido, él podría saber lo que necesito saber. Irónico que él no sea quien tenga los poderes, tiene el conocimiento, pero de algo que él no padece.

Jimmy me señaló que del otro lado estaba su escuela y yo tenía que seguir derecho.

—¿No quieres que te acompañe? Tu madre siempre da por hecho que casi te llevo de la mano a las puertas de tu escuela.

—Entre tú y yo sabemos que eso no es necesario —comenzó a caminar por donde tenía que ir—. Espero que te la pases bien dándole vuelta a la bomba que te acabo de tirar —se despidió mientras reía.

No sabía si odiarlo o agradecerle que posiblemente él sea la persona que logre tapar la carencia de información que tengo sobre mi mismo. Tampoco podía creer como tantos años viviendo con él y nunca haber pensado que podría saber todo esto, siempre asumí que era tan ignorante como yo en cuanto a este mundo de los dragones. Que tonto he sido, claro que Samantha es mucho mejor madre de lo que es mi padre y ella si era honesta con las dudas de su hijo y jamás le negaría dudas con respecto a sus orígenes. Tenía la información al alcance de mis manos. Al menos el que Jimmy se enterara del lio que es mi vida sirvió para darme cuenta de esto, si no, podrían haber pasado años para que yo me enterara. Jimmy era mucho más útil de lo que alguna vez podría haber imaginado.

Estaba tan distraído dándole vueltas a lo dicho por Jimmy, que olvidé por completo que tenía la bolsa de su almuerzo aun en mis manos. Retrocedí un par de metros, lo que alcancé a avanzar desde que me separé de Jimmy, y lo busqué con la mirada para ver si aun estaba cerca. Para mi mala suerte nada, entonces me vi obligado a ir hacia su escuela para alcanzarlo.

Lo bueno es Jimmy se apresuró tanto en salir de casa, que iba con mucho tiempo encima, por lo que no me apresuré en alcanzarlo, además de que Jimmy suele caminar bastante lento, en algún punto tendría que divisarlo.

Me empecé a preocupar cuando ya estaba por llegar a su escuela y seguía sin encontrarlo, era imposible que haya llegado tan rápido.

De repente, escucho gritos incomprensibles y se comienza a revelar ante mis ojos como dos chicos pateaban a otro que estaba en el suelo. Me fui acercando con la intención de separar aquella pelea, cuando de a poco voy reconociendo que aquel chico tirado en el suelo era Jimmy.

Tiré al suelo el almuerzo y una ira que jamás había sentido antes me recorrió todo el cuerpo.

Por el golpe del contenido de la bolsa contra el suelo, se giraron y me vieron como corría enfurecido hacia ellos. Uno arrancó, pero al que estaba más cerca alcancé a tomarlo de la camisa y tirarlo contra mí. Lo tiré violentamente contra el suelo de tal manera que vi como su cabeza rebotó del impacto. Me gané encima de él y, aun cegado por la rabia, le di dos puñetazos en la cara e iba por un tercero cuando alguien me jala fuertemente hacia atrás.

—Detente.

Me giré y vi que era Jimmy. Vi su rostro con la nariz ensangrentada y la ira se esfumó y pasó la preocupación a ocupar su lugar. Me alejé de inmediato del chico en el suelo y aquel sujeto aprovechó la instancia para salir corriendo torpemente debido a los golpes que había recibido.

Preocupado por Jimmy, empecé a ver detenidamente su rostro para ver qué tan mal estaba debido a los golpes, pero por más que intentaba este me corría el rostro para evitar que lo viera.

—Jimmy, necesito saber qué tan mal estás, puedes tener heridas graves.

—Preocúpate por tu brazo mejor.

No entendí a lo que se refería hasta que vi mi brazo completo por las escamas y rápidamente las esfumé hasta volver a mi brazo humano. La furia debió ser tanta que no me di cuenta cuando esa extremidad se transformó.

—Ten más cuidado con lo que haces —dijo Jimmy nuevamente con esa voz quebrada.

—¿En serio? ¿Te acabo de defender y me dices que yo tenga más cuidado? —la preocupación se había transformado en enojo esta vez.

—Estoy acostumbrado.

—¿Acostumbrado? ¡¿Cómo puedes dejar que te hagan esto?!

—Son mis problemas, ¿ya? —me contestó Jimmy mirándome a la cara— no te incumben.

Aproveché de darle un vistazo más detenido a su rostro. Su nariz estaba aun sangrando, pero nada grave a simple vista, nada parecía roto al menos. Sin embargo, verlo así de destrozado solo logró alimentar aun más mi rabia con que no fuera capaz de hacer algo al respecto y, además, tiene el descaro de decirme que yo tenga cuidado.

—Por lo que veo no sabes como lidiar con tus problemas, no entiendo como no eres capaz de defenderte de algo así.

—No necesito defenderme y menos que me defiendan de una manera tan sucia.

—¿En serio te vas a quejar de que te acabo de salvar el culo? —dije enfurecido— Eres un cobarde, no eres capaz de plantarles cara a estos abusadores y me agradeces así que yo lo hiciera por ti.

—¡Que por primera vez en tu vida te hayas dado cuenta de que otros también tienen problemas no te da derecho a decirme cobarde por cómo me enfrento a ello! No sabes nada por lo que paso el día a día en este maldito infierno —gritó con rabia en cada palabra que soltaba— Eres un puto egocéntrico.

Sus palabras retumbaron en mi cabeza como si de eco se tratase. Jimmy jamás me había tratado así antes, sus palabras desde la ira y que su rostro reflejase tan bien ese sentimiento, me paralizó.

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