Capítulo 13: La cena

Samantha corría de un lado para otro y de vez en cuando nos daba instrucciones para ayudarla con la preparación. Carl estaba sentado observando, mi madrastra se negaba a que le ayudara independiente de cuantas veces este se ofreciera. Mientras tanto yo, si no estaba en modo automático ayudando a Samantha, estaba preparando diálogos en mi cabeza para evitar de cualquier forma que la cena de hoy se volviera incómoda. Es primera vez que vendría un amigo mío a mi casa que no fuera Carl, sin contar las ocasiones en el pasado cuando me han celebrado el cumpleaños, un montón de gente en mi casa a la que ni siquiera era tan cercano.

Era una sorpresa tanto de que Alisson prestara atención a la invitación, como que luego la aceptara. A Samantha se le iluminó el rostro cuando le di la buena noticia acerca del evento que ella misma propuso. Por supuesto que de igual manera le agradó que invitara a Carl, y por lo mismo se rehusaba a que este moviera un solo dedo para ayudarla. Por otro lado estaba el idiota de Jimmy, comiéndose una que otra cosa a penas su madre le daba la espalda. Carl solo reía ante la inmadurez de mi hermanastro.

Mi padre llegaría antes de lo usual, lo escuché cuando Samantha lo llamó pidiéndole llegar temprano debido a la cena de esta noche.

—¿Tú sabes si la chica es la novia? —preguntó Jimmy a Carl luego de que Samantha se retirara de la cocina.

—Jimmy —dije exhausto de este niño—, ya te dije que no, ¿qué parte no entiendes?

Carl reía ante la curiosidad de Jimmy, no se molestó en responderle aun sabiendo la verdad y esto incentivó a Jimmy para seguir con el tema volviéndose el payaso privado de Carl y a la vez mi pulga en la oreja.

—¿Y tú Jimmy? —hablé para detener su show privado en donde la gracia era burlarse de mi—. Digamos que con suerte te conozco amigos, no eres el adecuado para estar riéndose de la vida social del otro.

En ese momento la sonrisa del chico que llevaba rato mofándose de mi, desapareció en un instante. Por unos segundos me hizo sentir culpable y reflexivo acerca de las palabras que dije hasta que recordé de que se trataba de mi hermanastro, de seguro saldría con alguna otra broma.

Jimmy sostuvo unos segundos la mirada en mi para luego dirigirla al piso y no volver a mirarme. Le preguntó en voz alta a su madre, quien estaba en una de las habitaciones de la primera planta, si necesitaba de su ayuda y sin esperar a la respuesta, se fue de la cocina. Por más que intentaba entender en donde estaba lo malo en mis palabras, no comprendía la gravedad que le dio Jimmy.

Carl me dedicó una de sus típicas miradas dándome a entender que había metido la pata. Pero ¿cómo? Era la primera vez que ese niño me hacía sentir mal por algo que dije, a pesar de que nos tratamos mal a los ojos de nuestros padres, nunca habíamos logrado hacer sentir mal al otro.

—No dije nada malo, quien lo entiende.

—Siento que deberías disculparte, debe de tener su razón para haberse molestado.

Jimmy me ignoró después, una que otras veces se hablaba con Carl quien seguido estaba junto a mí. Cuando entienda por qué debería disculparme lo haré, antes de eso no, ya que incluso que me ignore significa un alivio para mí, adiós a esa maldita pulga en mi oreja. Tengo otras preocupaciones en mente antes que a un niño como él.

Ya faltaba casi una hora según lo que habíamos acordado con Alisson para que llegara. Le di mi dirección a pesar de que en teoría debería de recordar en donde vivo.

Estaba todo listo a mis ojos y la comida que estaba preparando Samantha para esta supuesta cena especial estaba a punto de salir del horno. Mi estomago rugía de solo oler tal delicia que se estaba horneando, lo positivo que puedo sacar de esta cena será la comida sin lugar a duda. De mi experiencia con la comida preparada por mi papá y otras mujeres que me han cuidado de pequeño, puedo decir con mucha certeza que Samantha es la mejor cocinera que he conocido, sus platos me fascinan y en especial cuando se luce al tener invitados. Con lo primero que mi madrastra ganó mi cariño fue gracias a su exquisita comida.

A penas llegó mi padre del trabajo, Samantha dedicó la atención que antes tuvo en conversar con nosotros, hacia mi padre. Jimmy subió a su habitación para, supongo, evitar hablar conmigo mientras que por mi parte seguía conversando con Carl en el living de la casa intentando que mi estomago no me delatara con el hambre que sentía.

—¿Te acuerdas cuando nos encontramos en la tienda hoy? —preguntó de repente Carl cambiando de tema.

—Sí, ¿qué hacías allí? —pregunté con leve curiosidad— Creí que ya te habías ido a casa.

—Eso era justo lo que quería contarte, resulta que...

Vibró mi celular provocando un abrupto silencio por parte de Carl. Me disculpé y procedí a ver la notificación dándome cuenta de que se trataba de un mensaje de Alisson diciendo que ya estaba en camino y que le abriera la puerta.

—¿Es Alisson? —habló Carl.

—Ya viene, le avisaré a Samantha

Todo estaba listo y el último personaje estaba a punto de poner pie en la obra que comenzaría dentro de poco. Había practicado mis diálogos y también aquellos posibles que podrían dar pie a cualquier movimiento sospechoso por parte de Alisson o incluso mío. Si se llegaran a enterar o solo sospechar que le conté nuestro secreto familiar, mi padre sería el primero en matarme seguido de una reacción que no tengo del todo claro por parte de Samantha. Sinceramente, es un escenario que no quiero descubrir.

Samantha estaba ordenando los últimos platos en la mesa cuando Alisson entró a la casa. Saludó a Carl, ya que fue al primero que vio, y luego a Samantha y el resto de mi familia. El baboso de Jimmy fue bastante cordial para mi sorpresa.

—¿Viven cerca? —preguntó Alisson señalándonos a Carl y a mi.

—No, Carl vive bastante lejos de aquí. Pero aproveché de invitarlo a la cena también.

—Entiendo —agregó pensativa hasta que de la nada su cara se iluminó—. ¿Y si llamo a Anna para que venga?

Sabía que su comentario iba con malicia al automáticamente mirar a Carl para plantearle aquella propuesta. Observo la reacción y este de inmediato cobra con color rojo en toda su cara mientras levantaba los hombros en señal de que no le importaba. Alisson rio junto conmigo por la reacción de Carl.

—Era broma, no te ilusiones —comentó Alisson aun riendo.

Después de una pequeña charla entre los tres, Samantha nos llamó para sentarnos a la mesa. Le señalé a Alisson para que se sentara en cualquier lugar y esta procedió a tomar un asiento junto al mío. Del frente estaban Jimmy y Carl, y de cabecera mi padre y Samantha en el otro lado.

La verdad es que temía en darle un bocado a la comida y que justo en ese instante alguien saliera con una pregunta hacia Alisson y yo no pudiera entrometerme por culpa de la comida en mi boca. Quería estar preparado en cualquier momento. Tenía miedo de quién de los dos sería el primero en empezar con la entrevista.

—¿De verdad no eres la novia de Cris? —preguntó el miserable de Jimmy.

Su tonta pregunta me tomó por sorpresa, lo había olvidado por completo de que él sabía hablar. Tuve unas enormes ganas de patearlo bajo la mesa, no lo hice solo para evadir la retada que me daría mi padre si lo hiciera. Juro que este enano no se salva de esta.

Sentí que de una forma u otra todos estaban atentos a la respuesta. A Alisson le divirtió bastante la pregunta absurda de Jimmy y entre risas lo negó, a lo que Jimmy soltó un suspiro de alivio.

—Menos mal, eres demasiado linda como para Cris.

Parece que está juntando puntos para la paliza de su vida.

Procedieron todos a reír incluido mi padre a quien rara vez le he escuchado reírse a carcajadas como esta vez. Al menos la estúpidez natural de mi hermanastro había servido para romper el hielo.

—Entonces, ¿son compañeros de clase? —preguntó mi madrastra.

—Sí, desde hace tiempo —contestó Alisson.

—¿Sí? ¿Cuál es tu apellido? Quizás conocemos a tus padres —agregó.

—Danne.

Mi padre y Samantha se miraron entre ellos como intentando pensar en algún conocido con ese apellido, pero, al parecer, fallaron y lo dieron a conocer diciendo de que no les sonaba familiar.

Ya podía comer tranquilo, en ningún momento había salido alguna pregunta en la que Alisson me pudiese delatar. Eran preguntas convencionales y de vez en cuando los comentarios tontos de Jimmy, a los cuales me había hecho inmune una vez me di cuenta de que al único que le molestaban eran a mi.

Una vez se levantó Samantha en busca de los postres y le siguió mi padre para ayudarle, aproveché de hablar con Alisson para saber cómo se estaba sintiendo, además para aprovechar de que Jimmy estaba muy distraído en hacer reír a Carl.

—¿Va todo bien?

—Sí, ¿por qué? ¿Preocupado de no caerle bien a mis suegros?

—Hablo en serio, ¿estás cómoda? No quiero que el tonto de mi hermanastro te haya hecho sentir incómoda—le dije en voz baja.

—Créeme, gracias a él me siento como en casa, nada mejor que escuchar a alguien que te tortura con cada palabra que sale de su boca.

—Algo bien que haga.

Mientras tanto Jimmy seguía distraído hablando con Carl, sus carcajadas eran muy fuertes como para escucharnos.

—¿Dónde está el baño?—preguntó Alisson.

—Usa el de arriba, está al lado derecho.

—Otra cosa... traje el diario, ¿aprovecho de dejarlo en tu habitación?

—Sí, déjalo allí —por unos segundos asumí que sabría en donde estaba mi habitación hasta que gracias a que me seguía mirando en busca de mi explicación, caí en cuenta de la realidad— Ay, se me olvida. Está justo a la izquierda de la entrada del baño, es la puerta que no está llena de stickers en ella, esa es la habitación de mi hermanastro, procura no entrar ahí si no quieres salir con un cancer visual y nasal.

—Está bien, demasiadas advertencias.

Alisson se levantó y eso detuvo la conversación de Carl y Jimmy para que yo volviera a ser su centro de atención otra vez. Al rato después llegó mi padre y Samantha con los postres que ella misma había preparado para la cena. Una vez Alisson regresó a la mesa, comenzamos a comer los postres servidos. Debo decir que, como lo usual, el plato final de Samantha estaba delicioso y en las caras de los invitados se pudo notar lo mismo, incluso Alisson tuvo una pequeña charla con mi madrastra acerca de la receta de semejante exquisitez. Si esto realmente se tratara de ganarse la simpatía de mi familia, Alisson ya tendría ganada a Samantha solo gracias a hablarle de cocina, le fascina mucho cocinar y a menudo está aprendiendo recetas nuevas, para su mala suerte nadie más en esta familia le entusiasma eso, mucho menos mi padre que a duras penas sabe hacerse un huevo frito. Creo recordar que cuando solo éramos él y yo, la comida chatarra abundaba por montones en esta casa.

Samantha comenzó a levantar los platos que quedaba en la mesa y yo la ayudé. Mientras estábamos ordenando, Carl se percató de la hora y mencionó que estaba por anochecer y que debería de ir camino a su casa antes de que su mamá se preocupara. Mi padre afirma que tiene razón, a lo que Alisson agrega que ella igual debería estarse yendo.

—Cris puede encaminarlos, yo me encargo de ayudar con el resto —sugirió mi padre.

Cris y Alisson se despidieron de mi familia, Alisson fue bastante cordial en su despedida agradeciendo la comida y la receta dada por mi madrastra para aquel postre. Mi padre y Samantha agradecieron su visita hasta incluso le dijeron que era bienvenida a volver cuando gustase, eso me dio una sensación de que efectivamente les había caído bien la chica rubia.

Acompañamos a Carl hasta su paradero y esperamos junto con él a que su bus llegara. Por primera vez Alisson evitó molestar a Carl e hizo el rato más llevadero entre los dos, sin embargo, esto no impidió a que Carl dejara de intimidarle Alisson y todavía fuera notorio. Algún día lo superará.

Cuando Carl se subió al bus, le ofrecí a Alisson acompañarla hasta su casa. Me acordé de que la última vez se había negado, por lo que preferí preguntar antes de obligarla a tener una compañía que no quería.

—La verdad es que no me agrada caminar sola cuando ya es casi de noche.

Fuimos por el lado opuesto a donde habíamos venido para dejar a Carl en su paradero. Nunca he ido a la casa de Alisson, ni la más mínima idea de donde quedaba.

—Tenemos que tomar el bus, ¿no?

—No. Mejor dicho, no es necesario, podemos ir caminando si gustas. Sinceramente preferiría ir caminando para poder hablar contigo más tiempo.

Vaya, así que ahora si le agrada mi compañía.

—Nunca pensé que te llegara a agradar alguna vez.

—Yo tampoco —respondió rápidamente con una leve carcajada.

Cada vez se oscurecía más. No supe en qué instante la calle pasó a estar iluminada por los faroles.

—¿Sabes lo que averigüé hoy?—comentó Alisson entusiasmada—Anna me lo contó hoy, esto es un gran avance, Cris.

—¿Qué te contó?—me contagió su entusiasmo, sentía que eran buenas noticias.

—¿Cierto que fui tras Anna a penas la vimos? Bueno, resulta que me contó acerca de su inquietud de últimamente, sabía de que no estaba exagerando. Anna perdió una libreta y está muy triste por ello porque se la regaló su abuelo, eso me dijo, así que hoy fue a comprar su reemplazo. ¿Puedes creer que ese reemplazo es bastante similar al diario que encontraste tú? Obviamente me mintió en que es una libreta, es su diario, y más que triste, como ella me dijo que se sentía, yo diría que está afligida y desconcertada de haber perdido algo así. Me insistió bastante el sin sentido que era perder algo en su propia habitación, ella misma no lo entiende. Si tan solo supiera que su mismo compañero de clases se lo robó.

—¡Esto es un gran, gran avance, Alisson! —dije emocionado y omitiendo la parte del supuesto robo—. Con esto podemos confirmar que el diario se trata de Anna.

—Efectivamente, yo estoy sin dudas de que así es.

Mi emoción no tardó en transformarse en miedo luego de haber analizado bien lo que significaba de que ese diario fuera de Anna.

—¿Qué pasa? —preguntó Alisson mirando mi rostro que debía de ser de completa preocupación.

—Esto es malo. Puede que mi vida corra peligro. No, no tan solo mi vida, sino que la de toda mi familia.

—No exageres...

—¡Alisson! No estoy exagerándolo, entiende, se trata de alguien que detesta a los dragones y ya ha tenido un encuentro con ellos en el pasado, ya saben cómo son. ¿Acaso leíste lo que decía?

—Em, si, pero...

—No lo entiendes, tener al peligro tan de cerca simplemente me aterra. Creo que no fue buena idea investigar esto, ahora estoy paranoico imaginando mil escenarios en donde podría matarme si es que se entera.

—Cristopher, por favor para —me detuvo de golpe—. Lo único que tiene sentido de lo que has dicho es que estás paranoico. Vamos, tantos años siendo compañeros de clases, conviviendo tu día a día con ese supuesto peligro y ahora que eres consciente de ello te vas a preocupar, ¿es en serio? —me quedé en silencio pensando en lo que había dicho— Ni siquiera es como que exista alguna posibilidad de que se entere de que eres un... un ser especial, dejémoslo así.

Creo que mi cuerpo temblaba con la mera idea de saber que alguien tan cercano me odiara sin siquiera saber que convivía tan de cerca con un dragón. Me sentía expuesto sin estarlo realmente.

Mis manos temblaban un poco, no sabía si era alguna clase de ansiedad o era el miedo, pero fue inútil tratar de esconderlo porque Alisson se dio cuenta. Suavemente buscó mis manos que inútilmente intenté esconder.

—Soy consciente—dijo sosteniendo mis manos—que de la única forma de que se entere es por mi. Te lo juro Cris, tienes mi palabra de que jamás se enterará de esto. Odiaría perjudicarte de esta manera.

Sus manos se sentían tibias junto a las mías, las que habían perdido calor por culpa de este gran susto. Su pequeño gesto logró tranquilizarme lo suficiente como para sentirme más aliviado. Al notar que ya me había relajado, Alisson soltó mis manos dejando un pequeño vacío en mi que preferí ignorar antes de volver a esa sensación de terror nuevamente.

—Lo siento Cris si fue muy cursi, mi punto era que entendieras que tu secreto está a salvo conmigo.

—No te preocupes, es más, gracias por eso.

—Sé que ahora yo soy el peligro para ti, pero no quiero que me veas así. Me involucré lo suficiente como para que ahora me importes, no querría hacerte ese tipo de daño.

No sé cuánto tiempo estuvo escondida esta Alisson, pero me encantaría que no se fuera jamás. Llegó en el momento indicado.

—No me equivoqué en depositar mi confianza en ti.

—Y yo no me equivoqué en haber subido la azotea esa noche —reímos al mismo tiempo.

—Desconozco qué hice para agradarte, pero estoy feliz de haberlo hecho —confesé.

—No te creas mucho, que me preocupes un poco no quiere decir que me agrades del todo. Sigue sin gustarme lo engreído que eres.

—¿Engreído?—no podía creer que ella me diera aquella etiqueta—. Creo que te confundes de persona.

—Já, a ver, ¿por qué lo dices?

—No lo sé —dije pensativo—, creo que hay una chica rubia de ojos verdes en la escuela que la definiría bastante bien la palabra engreída.

—No la conozco.

La risas no faltaron en el trayecto, las bromas fueron bastante suaves a lo que acostumbran a ser y ninguno de los dos lo tomó personal en ningún momento. Íbamos a paso lento como si no nos importara el pasar del tiempo y quisiéramos disfrutar al máximo el pasar con el otro, que estaba siendo uno de los instantes más agradables de mi vida, sin ninguna preocupación invadiendo mi cabeza, éramos solo ella y yo riéndonos de nosotros mismos.

—Y pensar que nuestros mejores amigos puedan terminar siendo pareja, quizás estábamos destinados a ser amigos—soltó Alisson de la nada.

—¿Tú crees que Carl tenga posibilidades? A como va dudo de que siquiera logre tener una conversación con Anna antes de acabar la escuela.

Alisson me quedó mirando como si algo de lo que acababa de decir no tuviera sentido. Intenté pensar en lo que dije, pero no encontré lo extraño para que ella respondiera de esa manera.

—¿Qué pasa?—pregunté con duda.

—Nada, es solo que...—Alisson se detuvo pensativa—pensé que le tendrías más fe a tu amigo, me extraña que digas algo como eso.

—Pero si ni siquiera se atreve a hablarle, ¿qué clase de fe esperas que tenga?

—Es cosa de ver sus personalidades. ¡Son dos nerds por donde los mires! Quizás Carl se sale a veces de ese estereotipo y eso es culpa de la junta contigo, eres una muy mala influencia.

—Hey —me quejé.

—Sabes que es verdad —continuó—. A Anna le encantan los chicos tímidos e inteligentes, Carl es justo lo que ella le gusta. Aunque—se corrigió rápidamente—, sé que Carl no es precisamente tímido como tal, solo lo es en presencia de Anna y mía, pero aun así estoy muy segura de que tiene muchas posibilidad con Anna, para mi mala suerte.

—¿Para tu mala suerte? —repetí atónito se haber escuchado eso.

—Exacto—suspiró—. Créeme que si no fuera por Anna, yo ya estaría con ella —dijo con un semblante serio.

¿Me está hablando en serio? De todas las cosas que me podría esperar de Alisson, esta no era una de esas. De todas, absolutamente todas las cosas con las que me podría salir esta mujer, esta posibilidad jamás se me cruzó por la mente. ¿Es esta la verdadera razón por la cual Alisson es tan pesada con Carl?

—Alisson... eres... tú...—no sabía cómo decirlo sin que sonara mal o extraño, ni siquiera estoy seguro de porqué sonaría extraño, simplemente me costaba formular la pregunta que necesitaba hacer.

—¿Lesbiana? —interrumpió con la palabra adecuada que no quería salir de mi boca—. Sí—respondió al darse cuenta de que eso era lo que quería decir.

No puedo creerlo. Realmente no me esperaba tal revelación este día. Me había dejado sin palabras ante algo que ni siquiera sabía si era necesario que dijera algo.

—Cris —volvió a hablar Alisson—, es broma. En serio, no puedo creer que te creyeras algo así—comenzó a reír—. Tu cara—sus carcajadas impedían que hablara con claridad—, tu cara fue grandiosa—seguía riendo ya con lágrimas en los ojos—. Que telenovela hubiera sido si es que la misma mejor amiga fuera el obstáculo de tu amiguito.

Seguía en una clase de shock; no supe cómo actuar antes la falsa revelación y ahora no sé cómo actuar ante la broma. En parte me sentía muy aliviado de que se tratara de una broma, por otra parte, no quería demostrar que me aliviaba la noticia, quizás aquello podría ser ofensivo. Tampoco sabía porqué me aliviaba.

—Jamás pensé que jugarías con algo así—dije a penas encontré la oportunidad en donde la rubia no riera tanto y pudiera escucharme.

—Yo tampoco, no es como si lo tuviera planeado—empezó a limpiar sus lágrimas—. Se me ocurrió y ya, salió mejor de lo esperado —comenzó a reír nuevamente.

—Me hiciste pasar uno de los momentos más incómodos de mi vida —dije con sinceridad ya convencido de que todo fue una broma.

—Se notó, espero que a nadie nunca se le ocurra salir del clóset contigo —dijo entre carcajadas que de apoco se fueron calmando—. De todas formas, no sé cómo te lo pudiste siquiera creer, de serlo créeme que jamás te hubiera besado.

—Lo último que pensé fue en eso, no es como si ese beso realmente hubiera importado —gracias a esas palabras vi mi oportunidad de cobrar venganza del momento incómodo que me hizo pasar la rubia—¿O sí?—pregunté pícaramente.

Alisson se quedó pensando por unos segundos, sin perder la sonrisa en su rostro que le había quedado del divertido momento de antes.

—Si te soy sincera, te encuentro atractivo, Cris. Me comporté como una tonta después del beso y eso fue porque no me gustó la forma en la que pasó, me sentí molesta conmigo misma y te terminé culpando a ti.

—Como siempre...

—Te estoy contando mis sentimientos y tú sales con eso—reímos ambos—. Ya, en serio. Ese beso fue la segunda mejor cosa de esa noche.

¿Esto era alguna clase de confesión que no estaba captando?

—¿Qué fue lo primero?

Pregunta tonta, dije para mi mismo, sin embargo, ya no podía retractarme de las torpes palabras que habían salido de mi boca.

—¿Lo primero? —repitió confundida, creo que tampoco esperaba que saliera con tal pregunta luego de lo que dijo—. Es obvio, el haber descubierto tu secreto sin querer. Lo que dije hoy en el parque no era mentira, esto es lo mejor que me ha pasado y me has alegrado la aburrida vida que tenía antes de que tú llegaras.

¿Tenía que decirle que ese beso también significó algo para mi? Si le decía algo como eso estaría mintiendo, no recuerdo haber sentido nada especial en el momento, ni siquiera después. Desconozco si eso fue culpa de su enojo de después del beso o se debe al horrible suceso de mucho después. Sea como sea, no quería verme en la situación de mentirle a Alisson.

—No te veas comprometido a decir algo al respecto —habló Alisson—. Fue un beso y ya, solo sentí la necesidad de aclarar las cosas al respecto por mi parte.

—Que extraña eres —pensé en voz alta.

—Eso se llama ser sincera.

—Lo que quise decir es que, esa noche pensé todo lo contrario, que había metido la pata con ese beso. Que ahora me digas esto, es todo un giro a como interpreté las cosas.

—Ya sabes la verdad —dijo encogiéndose de hombros—. Quería ir con la verdad contigo, quiero que confíes de que tu secreto está más que a salvo conmigo.

A pesar de que el tema que había estado evitando por fin salió, eso no logró que el ambiente se volviera incómodo entre nosotros, me sentía aun a gusto a su lado y me hubiera agradado que la caminata junto a ella no terminara nunca. No sabía exactamente dónde quedaba su casa, pero temía a que en un instante me dijera que habíamos llegado, me la estaba pasando demasiado bien como para terminar esto. Tenemos una conexión que no sabría explicar con palabras.

Sin embargo, ese momento tenía que llegar tarde o temprano, el final del recorrido. Lo supe a penas me señaló su casa, y por alguna extraña razón su semblante cambió por completo, incluso pareció que de un segundo a otro la Alisson con la que estuve hablando todo el camino, se había esfumado. Algo de lo que vio no le agradó en nada a la rubia, lamentablemente era algo que se me escapaba a simple vista.

—No es necesario que me dejes a la entrada—dijo seria, ya por su voz pude confirmar que la Alisson que recién estaba conociendo se había ido—. Puedo caminar sola desde aquí.

—Pero ya estamos aquí—me quejé—, deja que te acompañe a la entrada.

Aun no habíamos parado el paso, seguíamos caminando igual de lentos que antes. Su casa estaba a muy pocos pasos de nosotros.

—No —sentenció bruscamente jalándome del brazo para que me detuviera.

En el momento que un silencio nos invadió, escuché unos gritos que no supe exactamente de donde provenían, pero se escuchaban cercanos. A pesar de no entender los gritos y mucho menos saber la procedencia, pude deducir que era de la casa de Alisson y era justo la razón por la que no quería que me acercara. Se avergonzaba de que lo notara.

—Esta bien, querida gruñona—dije fingiendo que no había escuchado los gritos—. No me gustaría llevarle la contraria a la rubia engreída.

—Eres un tonto—dijo sacando una pequeña sonrisa que logró llenarme el alma.

—Buenas noches —me despedí.

—Cuídate.

Me di la vuelta dispuesto a ir camino a casa. Iba preocupado de que esos gritos provinieran de la casa de Alisson, sabía que nada bueno sale de eso. Espero que también tenga una salida como la que yo tengo acudiendo a Carl en casos como esos. Hasta se me cruzó por la mente invitarla a mi casa, idea que eliminé porque no quería hacerla sentir como que me había dado cuenta de la situación. Tan solo espero que pueda pasar una noche tranquila.

Creo que su preocupación por mi me la transfirió, me estaba preocupando ahora yo por ella. Después de todo, me dejó con un enredo en mi cabeza. ¿Aquello que dijo sería como una clase de confesión? No estoy seguro si es que la traducción a sus palabras era de que le gusto o simplemente se preocupa por mi tal y como Carl lo hace también. Tampoco sé si siento lo mismo, he estado tan absorto en mis problemas que no sé si podría corresponderle en algo así a Alisson, quizás ni siquiera sea lo más oportuno.

Que manera de armar una lio en mi cabeza esta mujer. Lo único que sé con claridad en este instante, es que deseo que se encuentre bien y tranquila.

El camino de vuelta fue mucho más aburrido de lo que pensé, la vida nocturna de esta ciudad es bastante triste, poca gente decide salir por las noches. Puede que se deba al miedo colectivo al bosque y crean que algún asesino pueda salir de ahí y venir acá a buscar sus presas, la gente cree en cada estúpidez que no me extrañaría que las noches desoladas sean por eso.

Al llegar a casa, mi padre y Samantha se encontraban en la cocina conversando. Parecían tranquilos disfrutando su pequeña charla. Les di mis buenas noches y subí a mi cuarto. Aun recordaba la supuesta disculpa que le debía al tarado de Jimmy, pero seguía en mi posición de que era absurdo pedirle disculpas, más aún teniendo en cuenta cómo se comportó en la cena, como un completo payaso. No se merecía mis disculpas.

Prendí la luz de mi habitación y me tumbé en la cama. La cena había salido mucho mejor a lo que pude haber imaginado, terminó transformándose en una de las mejores tardes de hace años.

Estaba descansando plácidamente de un buen día cuando siento a alguien entrar a mi habitación. Abro los ojos y me encuentro con el sujeto que no me quería topar porque estaba seguro de que arruinaría mi noche. Jimmy.

Era Jimmy con algo en las manos y lo acompañaba una expresión seria que rara vez veía en él.

—¿Qué quieres ahora?—dije molesto, su sola presencia me hacía revivir su mal comportamiento de hoy.

—Espero que empieces a tratarme mejor si quieres comprar mi silencio—dijo aun serio—. ¿Qué es esto?

Acto seguido, Jimmy lanzó a la cama lo que tenía en sus manos. A penas mis ojos lo vieron sobre la cama, me di cuenta de lo que era; era el diario de Anna.  

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