Capítulo 12: Te entiendo

El vídeo terminó y guardé mi celular esperando a que ella se dignara a hablar primero.

—¿En serio tanto drama para esto? —su sonrisa que creí que no volvería estaba de vuelta en su rostro.

—Por supuesto que sí, Alisson —me quejé—. Me mentiste.

—Fue una mentira inocente, no exageres.

—No es tan inocente sabiendo lo que ocurrió ese día—contradije enojado—. Ya no sé qué tanto me ocultaste sobre esa noche—Alisson tan solo suspiró como si estuviera cansada de mi lo cual hizo que me irritara más.

—Primero, mi intención era evitar un problema mayor entre tú y yo. Si te contaba esto desde un inicio caerías en una desesperación de duda hacia mí. Quería ganar tu confianza primero, partir con una situación que parece secuestro sería extraño y no estaba segura de poder convencerte de que no hice nada esa noche que atentara contra tu secreto. Te tuve miedo de lo que vi, sí, pero me comí el miedo para sacarte y llevarte a casa, llámalo curiosidad, la verdad es que no sé qué me dio fuerzas para hacerlo. Es lógico que no te iba a dejar ahí —dijo Alisson en voz más baja y exaltada—Segundo, deberías agradecerme que logré dejarte al menos fuera de tu casa. Me quedó claro que no recuerdas nada acerca de ello —agregó con una voz menos exaltada que al principio—y para que quede aún más claro tú mismo en un estado semi consciente fuiste capaz de decirme donde vivías. Fue casi como arrastrar a un muerto. Quien te hubiera visto asumiría que estabas borracho.

Contarme la historia completa desde un inicio podría haber sido pedirle demasiado para alguien quien pudo haber terminado con un trauma luego de ver a un dragón semi humano. El lado positivo de esto es saber que desde el principio fue capaz de superar sus miedos hacia mí, cualquier otra persona hubiera salido gritando horrorizada luego de ver tal criatura azul. Hasta me siento estúpido de estarle recriminando no haberme dicho, después de todo se podría decir que me cuido estando en el estado que estaba. Nadie más lo hubiera hecho, ya que quizás Carl se encontraba ebrio y John, bueno, no hay necesidad de aclararlo porque es el peor sujeto al cual ponerte al cuidado, lo sabía por experiencia propia.

Le agradecí internamente que me sacara de ahí esa noche, pero a su vez también me gustaría que confiara más en mi para evitar que me esconda información. Aún hay un factor que nos une, al menos uno que me da motivos para tener a Alisson de mi lado, sus omisiones perjudican el proceso.

—Está bien, no hay delito en que no me lo dijeras —respondí—. Me gustaría no tener que descubrir más cosas de esta forma y que me involucren. Así que... ¿hay algo más?

—No, con lo que te conté la otra vez y esto, ya tienes la historia completa.

—Bien —contesté y Alisson lo interpretó como el final de la conversación, se estaba por marchar cuando recordé que tenía un punto más preocupante que compartirle—. Gracias a esto me enteré de que la casa de John tiene cámaras.

—¿En serio? No lo había notado —contestó sarcásticamente.

—Hablo en serio.

—Yo igual, no me dirás que no notaste las cámaras a la entrada, ni siquiera es que estén camufladas —ella rodó los ojos al interpretar mi silencio como una clara respuesta a que desconocía la presencia de cámaras—. Al interior no noté nada, pero la de fuera arriba de la puerta principal es demasiado evidente.

—¿Y si había una en la terraza?

—¿Por qué tendrían cámaras en la terraza que prácticamente es como un tercer piso pero al exterior? No le veo un objetivo a no ser que sean para vigilar a su hijo, lo cual dudo mucho.

Sus palabras me tranquilizaron. Tenía razón, si ella no vio cámaras al interior y además era poco probable que existan cámaras en la terraza de la casa de John, no tenia de qué preocuparme. Supongo que de haber algo los padres o el mismo John ya lo hubieran visto y la noticia hubiera llegado a oídos y ojos de toda la ciudad. Nada de eso ha pasado hasta hora, cuando ya van semanas de esa asquerosa fiesta.

La conversación quedó hasta ahí, no había más que decir ni tiempo para seguir charlando. Volvimos a clases.

El día avanzó rápido. Carl estuvo atento a cada una de las clases y por consecuencia yo también.  Hoy fue uno de esos días en que se sentía que las clases pasaban rápido. Fue tan así, que me sorprendió escuchar el último timbre del día. Fue de esas sorpresas que dan gusto.

Mientras guardaba las cosas en la mochila, me surgió la necesidad de hablar con Alisson. Quería charlar con alguien que me entendiera, en el sentido de mi secreto. Sé que Carl ha sido mi más grande confidente todos estos años, sin embargo, sigue habiendo una gran limitante entre nosotros que no me deja desahogarme con temas que me gustarían. El día que salí con Alisson me dejó con gusto a poco, quedaron varios temas pendientes que me gustaría contarle. Es increíble tener a una persona que no me trate de loco o me reprenda después de tanto tiempo sin poder decir ninguna palabra sobre ello, más sabiendo que ella es una simple humana que le ha costado procesar esta información. Supongo que con ella he podido destapar ese tapón que llevaba tanto tiempo allí.

Quería hablarle y desahogarme como nunca acerca de mi padre. Además, aún estaba pendiente la invitación de Samantha, por supuesto que no lo olvidaría si es que no quería que ella misma lo hiciera. No tengo ganas de descubrir si es capaz de llegar a eso.

Creo que Carl me notó distraído, tanto pensamiento me tuvo en las nubes por unos minutos. Sin darme tiempo a oponerme, me dijo que me esperaría en la salida. A penas se fue, aproveché para acercarme a Alisson quien era de las pocas que aún no se había ido junto con Anna y Robert. Estos dos estaban hablando a un costado de Alisson mientras que esta estaba en su celular sin tomar atención de la charla a unos pocos metros de ella.

Me acerqué a Alisson y puse mi mano sobre su celular para llamar su atención.

—Puede ser más molesto de lo que imaginas, ¿sabes? —dijo Alisson guardando su celular.

—Lo sé —contesté orgulloso de tal título—. ¿Tienes algo que hacer ahora?

—¿Me estás invitando a una cita? —preguntó con una falsa emoción en su rostro. Por unos milisegundos pude ver de reojo que llamamos la atención de Anna, sin embargo, no fue lo suficiente como para que terminara la conversación con el nerd de Robert.

—No. Jamás.

—En la casa de John no era un "jamás" —bromeó sacando otra vez ese odioso tema, las mujeres no perdonan una caída de ese nivel—. Contestando a tu pregunta, no, no tengo nada que hacer.

En ese momento Anna se acercó a nosotros y Robert quedó un poco más atrás.

—¿Saldrán juntos? —preguntó Anna y por un instante creí que su pregunta iba con el objetivo de molestarnos como hacen todos los demás, pero sonó tan inocente al preguntar que de inmediato descarté la idea.

—Sí, si quieres nos puedes acompa...

—No, no —interrumpió Anna a Alisson negando rápidamente— tengo cosas que hacer. Preguntaba para saber si te quedarías con Cris y aprovechar de irme ahora mismo ya que tengo cosas que hacer.

—Oh, está bien —Alisson parecía no esperarse tal respuesta—. Supongo que nos vemos mañana.

—Sí, si, por supuesto.

Anna se despidió de nosotros y también lo hizo Robert, quien se fue junto con ella dejándonos a solas en la sala de clases. Ya el resto de nuestros compañeros se habían ido y en breves nos sacarán de aquí a patadas si no nos vamos antes.

—Ha estado así de extraña, hoy más que nunca de hecho.

De lo poco que conozco a Anna, pude notar que tenia prisa en salir. Puede que sea verdad que su comportamiento ha sido tan inusual como Alisson remarca. Dudo que sean paranoias de su mejor amiga, es ella quien mejor la conoce después de todo.

—¿Y si la seguimos? —sugirió Alisson como si acabara de tener la mejor de las ideas.

—¿Para qué? —pregunté confuso de cuál sería la finalidad de seguirla.

—Quiero saber qué la ha tenido excesivamente distraída y apresurada hoy.

—¿Tienes al menos una idea de donde podría ir? —dije un tanto escéptico sobre el plan de Alisson.

—No, pero dudo que haya ido muy lejos como para no encontrarla.

—Entonces hagámoslo —acepté rendido ya que no me parecía una excelente idea pero a la vez no sonaba tan malo como para perder mi tiempo en esto.

Salimos de la escuela sin un rumbo claro, dependíamos de divisar a Anna cerca de la salida. A penas nos dimos cuenta de que no había rastro alguno de Anna ni de Robert cerca de nosotros, Alisson comenzó a tirar ideas de donde podría estar su amiga. Nada de lo que decía la dejaba muy convencida, no podía ni dar un comentario cuando ya había descartado ella misma su propia sugerencia. Fue un monologo intenso de ella intentando adivinar donde podría estar dirigiéndose su mejor amiga, el cual culminó con 3 posibilidades que más la dejaron satisfecha. Estos eran el parque, biblioteca y su casa.

—En su casa es el lugar más sensato donde podría estar —confesé.

—Sensato para quien no la conoce—afirmó—. Le gusta perder el tiempo mirando tiendas aunque no vaya a comprar nada. Digamos que si no está en ninguno de los dos primeros, asumiremos que puede que esté en su casa.

Fuimos al lugar más cercano, la biblioteca. A pesar de que dije que su casa sería lo más sensato, la biblioteca me parecía bastante acertado para alguien que es una de las mejores alumnas de la clase destacando por sus calificaciones y responsabilidad. Su aspecto intelectual hace creer a cualquiera de que es una rata de biblioteca. Por eso es por lo que el lado nerd de Carl estaba encantado por ella, ni idea como conquistó el resto.

Cosas que hacer, como dijo Anna, podrían traducirse a "mucho que estudiar". Mi memoria tampoco era de mucha ayuda, desconozco si se nos acercaba algún examen.

Entramos a la biblioteca, a la única biblioteca pública que hay en esta ciudad. Para mi sorpresa no eran muchas las personas que estaban en este lugar a esta hora, dudo que estudiantes quieran venir aquí justo después de las clases. Seguí a Alisson sin titubear, di por hecho de que si Anna estaba aquí Alisson sabría en donde, además que en muy pocas ocasiones he estado en esta biblioteca por lo que me perdería en este edificio de 3 pisos. A medida que subíamos el silencio se iba haciendo más presente netamente por falta de personas, la mayoría prefería el primer piso. Hasta ahora ninguna palabra había salido de mi boca por miedo a romper el silencio y concentración que se sentía.

—Aquí no está —concluyó al fin Alisson al dirigirse a las escaleras mecánicas que llevaban abajo.

—Creí que no podíamos hablar aquí.

—¿Nunca habías entrado a una biblioteca? —preguntó de forma burlesca— ¡Ah! Pero qué esperaba de un imbécil como tú, de seguro no has leído un libro en tu vida—sería muy triste admitírselo—. Por supuesto que puedes hablar mientras no sea gritar ni interrumpas a otro, ¿a quién podríamos molestar en una escalera mecánica?

—Estos lugares no son para mí —dije seguro de ello.

—No te preocupes, ya lo tenía claro —me dedicó una de sus sonrisas que tanto me molestan.

El siguiente destino era el parque. No me parecía nada bonito ir al lugar que me traía un mal recuerdo, desde ese día que no he ido ahí o al menos a esa zona en particular.

En el camino Alisson me hablaba del diario y sus motivos para creer que en efecto Anna estaba preocupada por ello. Alisson hacía que esa teoría cobrara sentido con razones, pero a su vez sin desechar por completo la idea de que podría ser algo para nada relacionado con el diario. Por las vueltas que se daba en sus propias teorías pude asegurarme de que esta incógnita le estaba carcomiento la cabeza tanto como a mi aunque no me lo haya admitido en palabras. Supongo que verificar las caligrafías marcó un antes y un después en la credibilidad del caso para Alisson. Ahora ambos queremos resolver esta duda. 

El parque era demasiado grande como para que nosotros buscáramos por una persona en específico.  Alisson supo esto al momento de llegar y puso una cara de confusión que muy pocas veces he visto.

—Rodeemos el parque —propuse y su evidente confusión se esfumó con mis palabras.

—Veo que si piensas.

Rodeamos con calma el parque, mirando de vez en cuando a nuestro al rededor. Lo malo era de que había muchas más personas comparado con la biblioteca, buscar aquí era complicado por muchas razones.

A mitad de camino para terminar el recorrido completo por alrededor del parque, Alisson se dio por rendida en medio de una conversación para nada relacionada a nuestra búsqueda. A estas alturas estaba creyendo que Alisson contaba con más paciencia de lo que hacía parecer, me equivoqué.

—Ya me aburrí de esto —se enfadó y sacó su celular del bolsillo—, la voy a llamar. No soy ningún detective para estar buscándola.

No dije nada por miedo a que me llegara una pisca de su enfado, ya veo que la búsqueda no le agradó en lo absoluto siendo que ella misma propuso este plan para solo comprobar por qué de la preocupación de Anna el día de hoy.

De inmediato marcó y puso el celular cerca de su oreja esperando a que respondiera la llamada. Fueron unos cuantos segundos hasta que la rubia bajó el celular dando por asumido que no hubo respuesta.

Su mirada fue hacia mi y me llego de inmediato el mensaje que sería la siguiente persona con quien se desquitaría en los próximos minutos.

—Eres un imbécil —estalló enojada—, un completo imbécil que me envuelve en sus problemas —no me dio tiempo a defenderme cuando ya estaba hablando otra vez—. Todo esto es tu culpa, si no fuera por ti no estaría pasándome películas de que Anna pueda o siquiera caiga la posibilidad de que sea un dra...—para mi suerte una parte de ella la dejó pensar su siguiente palabra aunque ya estuviera claro lo que intentaba decir— un... ¡agh! Ya sabes.

Al terminar su desquite conmigo, se dio la vuelta y se fue a sentar a la banca más cercana. El estar aun procesando sus palabras me impidió seguirla, de todas formas tampoco era un buen momento para acercarme. Su explosión tan repentina y sobre un tema que ni siquiera yo veía tan importante me dejó sin palabras porque no sabía qué pensar. ¿Tanto la he perjudicado en cuanto a cómo ve a su mejor amiga ahora? Lo que menos quería era dañar una amistad como la de ellas, jamás tuve como posibilidad que Alisson generara algún tipo de desconfianza luego de mis dudas hacia Anna. Puede que tenga razón, la he involucrado demasiado en mis problemas sin tener en cuenta que la perjudicaría desde el primer día.

Me sentía culpable, tan culpable como cuando me rebeló lo atemorizada que se sintió la primera vez que me vio como dragón. La había arrastrado hasta aquí prohibiéndole hablar sobre el tema con nadie más que conmigo. Como mínimo supongo que debía brindarle apoyo en esta ocasión.

Caminé hacia la banca en donde ella estaba sentada una vez tuve mi mente despejada. Me senté a su lado sin obtener ninguna objeción a ello. De inmediato noté que su mirada estaba perdida en algún punto que no pude saber dónde exactamente. Deje pasar unos segundos antes de hablarle para darle tiempo a calmarse. Seguía sin tener del todo claro el motivo de su enojo pero estaba decidido a ayudarla como forma de devolverle el favor.

—¿Necesitas hablar? —pregunté sin hacer notar que esta situación me estaba poniendo un poco nervioso por no saber si estaba actuando bien o mal—. Creo que te debo una disculpa —hablé otra vez para obtener algún tipo de respuesta—. No era mi intención que esto te afectara al punto de...

—Cállate —dijo mirándome a los ojos y dejándome notar que su cara estaba consumida por ira—, lo más molesto de la situación es que no tengas la culpa. Soy yo quien debe disculparse.

¿Ah? Si esta mujer me mantiene en esta montaña rusa de emociones me va a matar antes de que descubramos el dueño del diario.

Me relajé en la banca y puse mis manos en mis bolsillos seguido de un suspiro liberador de tanta tensión en tan poco tiempo. Tratar con mujeres era más difícil de lo que alguna vez pensé.

—Hoy tuve una discusión con mi papá —confesó Alisson sorprendentemente sin que le hiciera una pregunta al respecto, lo cual no planeaba hacer porque dudaba que me hablara sobre ello— y fue la perdida más grande de tiempo de mi vida. Fue como hablar con la pared, en ningún momento se defendió o dijo algo sobre las mil cosas que le dije—parecía que su rabia se acumulaba a medida que hablaba, apretaba cada vez más fuerte sus puños—. Hay veces que creo tener a una roca como padre, sin sentimientos ni voz propia. Él sin mi madre no es nada y me da rabia ver que sea tan inútil.

Tenemos más cosas en común de lo que me esperaba. Esa historia de padres siendo inútiles como padres me la conocía mejor que nadie. Escuchar que Alisson sufría del mismo conflicto familiar me dejaba entender a la perfección lo que siente; impotencia de tener a personas inútiles en tu vida. Sin embargo, era nuestra similitud la culpable del quedarme sin palabras que decir nuevamente. Nunca me había encontrado en la situación de darle apoyo a alguien como yo, con conflictos que se escucharan igual a los míos, en resumen no sabría cómo consolarme a mí mismo. Carl era la única persona que me daba su apoyo en momentos como este, siempre ha sido una persona que sabe qué decir independiente del momento que sea, sabe cómo darme esas palabras de aliento que no sé que necesito hasta escucharlas. Tendría que pensar como él, ¿qué diría él en estas situaciones?

Un "te entiendo" sonaba muy trillado y con poco significado. Otra opción sería hablarle sobre mis problemas, lo típico que hace la gente en señal de empatía, sin embargo, cambiar el foco de atención hacia mí no la haría sentir mejor.

Entre más tiempo transcurría, más incómodo se volvía el silencio entre los dos. Tenía que pensar en algo rápido.

—Yo...

—Lo de hoy no fue más que una excusa para evitar ir a mi casa —confesó Alisson antes de que una palabra más saliera de mi boca—. No tenía ningún objetivo con seguir a Anna, me inventé una excusa para pasar un rato contigo y despejarme de mis problemas —suspiró profundamente—. Lo que dije hace un rato era mentira, al menos no es completamente cierto. De hecho, con tus asuntos me has sacado del infierno que es mi vida e incluso sin darte cuenta me has dado un tanto de esperanza en creer más en las cosas que parecen ser cuentos de hadas o simples fantasías imposibles de cumplir—hizo una pequeña pausa para luego continuar—. Hace unos días atrás seguía pensando que lo que he visito con mis propios ojos solo se escuchan en cuentos o mitologías muy alejadas de la realidad. El darme cuenta de que si existen, ha logrado crear un poco de esperanza en mi corazón que situaciones mucho mas pequeñas a que los dragones sean reales —dijo esto ultimo en voz baja—, pueden cumplirse también. Una fantasía tan sencilla como que mi padre deje de ser un inútil en la vida podría llegar a cumplirse.

Escuchar esas palabras hizo que se abriera un nuevo mundo para mis ojos. Había una perspectiva de la que nunca caí ni caería en cuenta si nadie me lo decía de esta forma. Lo que menos me esperaba era de que la existencia de los dragones le diese esperanzas a alguien para creer en lo, digamos, imposible. Me alegraba escuchar que puede haber aspectos positivos en cuanto a los dragones, al contrario de lo que toda mi vida me ha hecho creer mi padre, que absolutamente todo es negativo y es como una maldición ser un dragón para él.

—Lo malo es que esta rabia se acumula y sigue acumulándose en mi interior —volvió a hablar Alisson con esa rabia evidente en su voz.

—Grita —solté sin pensarlo—, gritar me ayuda a liberar esa ira interna.

—¿Gritar? —repitió perpleja ante mi sugerencia— Creo que quedaría en ridículo gritando en medio de un parque con mucha gente.

—Entonces vamos al bosque, si nos adentramos los suficiente es imposible que desde la ciudad te escuchen. Es la mejor terapia que te puedo recomendar.

Me levanté de la banca esperando que ella hiciera lo mismo en señal de que aceptaría mi propuesta. Lo hizo y me dispuse a seguir el camino hacia la entrada que conocía del bosque.

—Ya que quieres estar fuera de tu casa —dije mientras pensaba bien mis siguientes palabras—, tengo algo que decirte que quizás te sirva como opción.

—Habla.

—Mi madrastra quiere que vayas a mi casa a cenar —solté antes que me retractara de dar la invitación—. No tienes que ir si no quieres—intenté alivianar lo brusco del mensaje—, por alguna razón está curiosa en conocerte. Creo que es porque he pasado más tiempo fuera de la casa de lo que debería y probablemente piensen que tú eres la causa.

Estaba esperando alguna respuesta cuando Alisson me detuvo el paso jalándome hacia atrás.

—¿Qué te pasa?

De inmediato Alisson apuntó con su dedo índice para mirar hacia delante. Puse la mirada en donde se supone que Alisson apuntaba y encontré su silueta a unos metros de nosotros. Era Anna. Sin buscarla ni quererlo habíamos encontrado a Anna saliendo de una librería con una bolsa en sus manos. Parecía haber comprado algo de la misma tienda de la que salió. Nos quedamos quietos en nuestra posición observando como Anna se marchaba por el lado opuesto a nosotros sin habernos visto.

—Tengo una ligera sospecha... —murmuró Alisson.

—¿De qué? —pregunté para que terminara su oración.

—Iré con ella y te cuento si logro descubrir algo.

Se fue a paso rápido siguiendo el mismo camino por donde Anna se había ido. Me quedé solo sin idea de qué debía hacer ahora. Ya no tenia un motivo para ir al bosque, sin saber su sospecha, sin una respuesta sobre la invitación y sin compañía. Todo apuntaba a que ya era hora de volver a casa. Esperaría la respuesta de Alisson en lo que quedara de día.

Me estaba por marchar cuando noté la cabeza roja de Carl saliendo por la misma librería de la que había salido Anna también. Una idea se cruzó por mi mente a penas lo vi. Invitar a Alisson a cenar en mi casa seria mucho menos incómodo tanto para ella como para mi si es que invitaba a Carl también. Él se lleva espectacular con mi familia y así evitaría que Alisson fuera el centro de atención para cualquier miembro de mi casa.

Me acerqué a Carl para contarle la noticia. Él estaba mirando a su alrededor pareciendo que no sabía por dónde ir y a penas me vio su expresión fue de asombro, hasta podría decir que se asustó de verme de repente. Estoy seguro de que no esperaba mi llegada.

—¿Qué haces por aquí, princeso? —preguntó quitando su expresión de asombro.

—Estaba con la chica pesada de la escuela pero acaba de cambiarme por Anna.

—Yo igual lo haría si fuera ella —dijo con una pequeña carcajada—. ¡Cris! —exclamó de repente—, tengo algo que contarte.

—¡Si! Yo igual tengo algo que decir —dije apresurado para que no se me olvidara algo tan crucial como esto—. Bueno, en realidad necesito que vayas hoy a mi casa para cenar, yo invito.

—Claro, no tengo problema —asintió extrañado rascándose la cabeza—¿Hay alguna razón en especial? El "necesito" me suena a que hay un trasfondo.

Le conté. Le conté parte de la situación y hasta me hizo arrepentirme de haberlo hecho. Por un momento se negó a ir solo para fastidiarme y diciendo que seria chistoso hacerme pasar un mal rato como ese. Sin embargo, para mi suerte, mi amigo tiene un buen corazón que logró ablandarse para aceptar ir si es que Alisson decidía aparecer.

Mi celular vibró unas cuantas veces en señal de posibles mensajes y acto seguido revisé las notificaciones.

1 o más notificaciones de tu perdición

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