Capítulo 1: Sueños
Pese a que mi padre me lo había prohibido luego de una discusión que se desato entre ambos esta mañana, ahí me encontraba; en medio de un bosque con las escamas azules cubriendo todo mi cuerpo como siempre lo hacían cuando yo lo deseaba. Sin nadie que me molestase, volando por encima de todos esos árboles con toda libertad del mundo y despreciando el hecho de que alguien me pudiera ver.
A estas alturas, por una extraña razón, me daba completamente igual ser visto. Mis alas se movían al compás que deseaba, la vista era hermosa, el clima era preciso, el viento... todo era perfecto. Al fin.
Después de todo, esto tenía una explicación. Estaba soñando, sí, se trataba de un sueño. Y fue en ese momento cuando todo comenzó a volverse oscuro y a transformar en un nuevo escenario. Ya no me encontraba volando por encima de un bosque, sino que ahora estaba en ese lugar que mi mente repetía una y otra vez, siempre buscando generar un sentimiento de miedo en mí que jamás he sentido en la realidad.
Me encontraba en frente de la habitación de papá, con su puerta a medio cerrar pudiendo verlo a él sentado al borde de su cama con las manos en el rostro. Sabía lo que seguía, esta pesadilla siempre era la misma. Abro lentamente la puerta para poder entrar a la habitación, sin embargo, nunca consigo entrar porque me interrumpe la aterradora mirada de mi padre observándome fríamente cada vez que realizo esta acción. Esa mirada de odio hacia mí, sé que no es real producto de mis pesadillas, pero eso no quita el hecho de que sienta miedo hacia él, especialmente cuando veo sus manos con sangre y su cara manchada de igual forma. Sé lo que se encuentra en la cama junto a mi padre, hay alguien más a parte de él, no quiero mirarlo, no quiero, pero lo termino haciendo, consiguiendo despertar.
Me desperté de un salto un poco perdido en cuanto el tiempo y lugar en el que me encuentro. Me froté los ojos y vi a Carl, mi mejor amigo pelirrojo que está a mi derecha. Ahora es cuando entiendo dónde estoy, en la sala de clases y probablemente de filosofía.
—¿Es filosofía? —le hablé a Carl con una voz un tanto rasposa debido al sueño. Carl suelta una pequeña risa al escuchar mi voz y luego suelta una carcajada al ver mi cara.
—Para tu suerte, sí —dijo Carl entre risas aún, mientras yo paso mi mano por mi castaño cabello intentando peinarlo. Tengo una seria obsesión con mi pelo y Carl se burla de eso apodándome "princeso".
—Este profesor me odia —dije mientras observo a mi alrededor, nadie está del todo atento. Normal tratándose del profesor Gael, habla tan lento que cualquiera podría llegar a dormirse en sus clases. No lo digo por experiencia propia, claramente.
Al terminar la clase, me fui caminando junto con Carl en dirección a mi casa, ya que en donde el pelirrojo debía tomar el bus estaba cerca de mi casa. Por el camino me fue hablando sobre lo mucho que deseaba hablar con Anna, una de nuestras compañeras de clase por la que Carl ha estado interesado desde hace unos años (ya olvidé hace cuánto en específico) y no se atreve a hablarle. Él no es de las personas tímidas, todo lo contrario, suele ser un sujeto muy extrovertido cuando quiere, pero al parecer Anna lo intimida o algo por el estilo que no entiendo del todo.
—Quizás primero deba hablar con Alisson y así consigo hablar con Anna. —Alisson ha sido la mejor amiga de Anna por años y siempre se les ve juntas, tanto que no recuerdo en qué momento empezó esa amistad. A pesar de eso, creo que mi amigo está teniendo la peor de las ideas porque Alisson no es conocida por tener un carácter muy amigable, sin añadir el hecho de que me odia por algo sucedido hace años.
—Quizás...—no termino lo que iba a decir hasta captar su atención— ...debas hablar directamente con Anna, cobarde —digo y él solo rueda los ojos. Sabía que lo último le molestaría y así resultó.
—Uuhh —suspiró molesto debido a mi comentario— Te prometo que antes de acabar el año lo haré.
—Ja! —me burlé y Carl volvió a rodar los ojos— Espero que sea cierto —dije mientras observo que mi casa está a unos metros de distancia.
—El princeso ha llegado a su destino —dijo Carl cuando nos detuvimos en frente de mi casa mientras yo buscaba las llaves en la mochila. — Antes de que se me olvide —añadió Carl—, en la hermosa asignatura en la que el princeso decidió tomar una siesta, asignaron trabajos grupales y no sé con quiénes estás.
—Realmente me perdí de una maravillosa clase —dije con ironía a lo que Carl se rio—. Da igual, mañana lo veré —lo último que me preocupa y preocupará será ese trabajo.
En cuanto encontré las llaves en mi mochila me despedí de Carl y abro la puerta para entrar a la casa. Recuerdo que mi padre me había dicho hoy en la mañana que estaría ausente toda la tarde debido a que irían a cenar con Samantha para celebrar su cuarto aniversario.
Mi padre conoció a Samantha en su trabajo como oficial, ocho años después de la muerte de mi madre, además de sus trabajos ambos compartían el hecho de ser viudos. Al tiempo me enteré de que el esposo de Samantha murió a causa de una enfermedad de dragón la cuál desconozco. Se demoraron un tiempo en formalizar su relación, pero cuando lo hicieron me presentaron al insoportable de Jimmy, el hijo de Samantha que es dos años menor, con quién hace dos años comparto techo.
A pesar de que la familia de Samantha es netamente de dragones, Jimmy jamás ha presentado sus poderes como dragón, cosa que suele desarrollarse alrededor de los 7 años y Jimmy ya tiene 14, aun así, su madre le da esperanzas en secreto. Tiempo atrás contó mi padre, tiempo en el que algo decidió hablar sobre el tema, que esos sucesos no son para nada extraños, es común entre nosotros, es como cuando en una familia los hijos no heredaron el color de ojos de sus padres sino que heredaron un gen recesivo, al parecer lo mismo ocurre con nuestro gen de dragón, existen veces en las que no se presenta en una generación.
Cierro la puerta tras de mí y lo primero que veo es a Jimmy estirado a lo largo en el sillón del living viendo algo en la televisión. Me acerco a él y este ni siquiera me mira o saluda, típico de Jimmy, nuestra relación no es muy destacable.
—¿Sabes a qué hora llegarán? —le pregunté pensando que quizás Samantha le dijo algo.
—Mmm...—dijo tomando el control y cambiando de canales en el televisor. — No —finalizó algo cortante. Me limito a dar un suspiro, supongo que alguien no quiere hablar.
Decido subir a la planta de mi habitación, Jimmy no está de ánimos de hablar y yo tampoco lo estoy para discutir. Tiro mi mochila y me recuesto en la cama. Pensé en continuar la lectura del libro que tenía sobre mi escritorio para no quedarme dormido, sin embargo, entre tanto darle vueltas termino haciéndolo.
Me despierto al escuchar un fuerte ruido proveniente de la planta baja como de un vaso que cae sin llegar a quebrase. Decido levantarme para inspeccionar. Lo más probable es que sea Jimmy quien lo provocó, este niño es demasiado torpe, debió de botar algo.
Llego al living en donde él debía estar y veo absolutamente todo intacto y además Jimmy no estaba en el sofá como horas o minutos antes. La televisión estaba apagada. Creo que alguien me está jugando una broma.
—¡Solo diré que no es chistoso! —grité esperando de que Jimmy saliera de donde estaba.
Esperé unos segundos y nada, ni siquiera escuché un mínimo ruido de Jimmy. Debe de estar escondido, no entiendo su finalidad con este juego, pero cambiaré de estrategia y lo buscaré.
—Estás aburrido, ¿no? —dije mientras buscaba por las habitaciones de la primera planta— No te preocupes no haré trampas, no usaré mi olfato de dragón, sería muy fácil —finalicé siguiéndole el juego a Jimmy.
Comienzo a subir los escalones lentamente, quizás igual sea divertido buscarlo. Conociendo a Jimmy sé que no entraría a la habitación de mi padre con Samantha, no hay mucho en donde esconderse, por lo que entré nuevamente en mi habitación pensando que se escondió aquí aprovechando el momento cuando bajé.
—Debo admitir que igual es divertido —dije entrando a mi habitación y observando cuidadosamente cada rincón—. No puedo creer que seas tan tonto como para esconderte bajo mi cama.
Después de decir esas palabras me agaché para revisar bajo la cama cuando, de repente, sentí un fuerte golpe en mi cabeza que me obligó a caer de cara al piso. Veía todo borroso, estaba con esa sensación de estar a punto de desmayarme. Intenté girar con las pocas fuerzas que tenía, entre el dolor y lo mareado, para ver de dónde provino el golpe. Solo logré ver una figura que, producto de la oscuridad de la habitación y lo mareado que estaba, no pude distinguir bien. Sentía como si me sangrara la cabeza, un fuerte ardor, el golpe me tenía tan aturdido que me impidió usar mis poderes de dragón. La extraña figura se agachó a mi lado acercándose un poco más de donde estaba y aproximó su rostro al mío. Entre que todo a mi alrededor seguía dando vueltas, pude apreciar algo en su rostro, algo familiar, algo que llamó mi atención aún en ese estado, algo que me causaba curiosidad y a la vez despertaba el mismo miedo de mis sueños. Algo de lo que temo... no recordar.
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