♡ [| Nueva Vida |] ♡
"Todo empezaba de nuevo, aquí estoy otra vez, ¿me extrañaron banda de monos?
Si, si, yo también a ustedes, en fin, voy al grano, creo que recordaran todo lo que paso desde la última vez.
Pelea épica con el chileno, amor con mi pequeña águila, drama con el yankee, pelotudeces con el brazuca y mi pequeño celeste, Uruguay.
Bueno, aún sigo con mi "pequeño" problema, así es, sigo usando mi máscara de Sol, ¿porqué? Bueno, deberían saber...
Que yo no puedo ver la realidad como ustedes la verán, al quitarme la máscara, veo mi entorno con otros ojos, por que así resulta ser.
Mi ojo agrietado me hace ver un escenario muy distinto al los que me suelo subir. Es algo bastante... asfixiante.
¿¡Eh!? ¡Che no, no te vayas sin mi! ¡La puta madre, avión del orto!"
El argentino salió disparado al abordage del avión, los cuatro países creían ante las acciones de Argentina, dos norteamericanos y dos latinos, estamos hablando de Canadá, Brasil, Uruguay y México.
Argentina se había distraído observando las distintas tiendas del lugar además de ir bastante pensativo, mientras sonreía, como si le estuviera hablando mentalmente a alguien más.
- Decí que me fijé al frente, si no, me dejaban re solari, estilo "Mi pobre Angelito"-. Dijo quedándose al lado del mexicano con sus valijas en sus manos.
- ¿Cómo crees que íbamos a dejarte? Yo sería el primero en darme cuenta que faltas, Solcito-. Dijo el mexicano abrazando al argentino, que, debíamos decirlo, pegó un estirón luego de mucho tiempo, superando en altura al tricolor.
- Yo sería el segundo en darme cuenta, bro-. Sonrió el uruguayo.
Y entre el tercer puesto, el brasilero y el canadiense hablaron al unísono, y tras una corta discusión cariñosa, terminó ganando Canadá, al darle un beso al de habla portuguesa.
- Posso dizer que deixei você vencer, Canadá (Cabe decir que te dejé ganar, Canadá)-. Dijo el brasilero cruzándose de brazos mientras se ponía sus gafas oscuras.
- Whatever you say, Brasil. (Lo que digas, Brasil)-. Giró sus ojos celestes, sonriendo, ante las palabras de Brasil.
Los cinco países subieron al avión del brasilero, el mismo que usaron los cuatro latinos la última vez para ir a São Pablo, que buenos recuerdos.
Argentina se sentó junto con México y Uruguay, y Canadá junto con Brasil, los países se dirigían a California, Los Angeles, unas muy lindas vacaciones les esperaba...
[- 9 Horas luego -]
Desde que salieron de Brasilia, aún faltaban 5 horas para llegar a destino.
Era de noche, y el avión mostraba turbulencia, pero no asustaba en nada a los países pasajeros, ya que iban dormidos, excepto uno de ellos que estaba tomando algo de agua, y era Argentina. El enmascarado había despertado sin razón alguna, no era la turbulencia, tampoco un mal sueño, solamente despertó de la nada, con algo de sed, y el sueño no lo lograba invadir aún.
Dejó el vaso de plástico blanco y se fue a su asiento, pero al girarse, se sobresaltó al encontrarse a un mexicano algo soñoliento.
- La co-nsciencia de mi madre, no hagas eso, casi me sacas el corazón-. Dijo poniendo su mano en su corazón, algo dramático, sacándole una sonrisa a su contrario.
- ¿Que haces despierto, Solcito? La Luna todavía está en el cielo-. Dijo mientras se refregaba su ojo derecho quitándose algo el sueño.
- ¿Qué haces vos despierto, aguilita? Aún es de noche-. Sonrió viendo a su pareja.
- Vengo a cazar a un pequeño pajarito que aún sigue despierto-. Dijo para luego acercar al argentino y repartirlos varios besos en su rostro, hasta que por una turbulencia, cayeron al suelo, el tricolor encima del bicolor, que aún seguía repartiéndole besos.
- Ya México, si sigues así me vas a hacer diabético-. Rió el argentino sujetando al mexicano de sus mejillas.
- Solo si te vas a dormir-. Miró a su pareja sonriendo.
- Sabes que, mejor bésame y no pidas que me duerma-. Dijo para luego besar a su contrario de forma apasionada.
El mexicano se le prendió el foco, se separó del beso y miró a su contrario con una sonrisa algo perversa.
- Ya sé cómo hacerte dormir, Arge-. Dijo para empezar a bajar su mano hacia el miembro de Argentina, el antes mencionado se percató de la idea del mexicano, y de un lado para el otro, se encontraba de pie junto el mexicano.
Miró a los tres países que seguían dormidos, para luego llevarse a México adentro del baño del avión.
El baño era algo pequeño, portando solamente un inodoro y un lavamanos, sin contar las demás cosas como, papel higiénico, toalla y esas cosas de total irrelevancia.
Argentina se sentó en el inodoro, que tenía la tapa puesta, y acercó al mexicano para volver a besarlo.
México volvió a poner su mano en el miembro del argentino, para luego bajarle un poco sus pantalones y agarrar el miembro del albiceleste, para empezar a subir y bajar su mano, masturbando a su pareja que, se separó del beso y empezaba a soltar suspiros pesados y placenteros además de algunos jadeos involuntarios.
El tricolor adoraba ver a su argentino sumiso ante el puro sentimiento de placer que le otorgaba, pero el mexicano quería hacerlo sentir más que eso.
Dejo de masturbar a su contrario y lo miro sonriendo con un leve sonrojo.
- Levantate por un momento, Solcito-. El argentino miró a su contrario y se levantó. México cambió de lugar con Argentina, quedando él sentado, para luego bajarse un poco sus jeans, liberando su miembro algo erecto, Argentina se sentó arriba del mexicano y empezó a bajar con cuidado, haciendo que el miembro del mexicano lo penetre.
Pero por una turbulencia que hizo hacer saltar a ambos países hizo que Argentina cayera sentado, haciendo que obtuviera una estocada profunda, sacándole un gemido bastante alto.
El tricolor sujetó al bicolor de su cadera, para luego con su otra mano quitarle su máscara de Sol, viendo el notable sonrojo del argentino junto con su ojo agrietado y su otro ojo de iris verde.
Las turbulencias eran algo bruscas haciendo que México embista al ojiverde de forma brusca, sacándole gemidos placenteros, al argentino le llegaba a doler un poco, pero le era más fuerte el placer que sentía.
El albiceleste se aferraba a los hombros del de ojos miel, le gustaba esa sensación que invadía su cuerpo.
Luego de unos 20 minutos, el mexicano se corrió dentro del argentino, que se había corrido minutos antes que el tricolor.
Ambos latinos respiraban de forma agitada, Argentina se sentó sabiendo que México seguía aún en su interior, le satisfacía sentirse así.
Sujetó las mejillas del mexicano y las acarició para luego darle un pequeño beso en sus labios, sacándole una sonrisa a su contrario que miraba los ojos del portador del Sol.
Argentina se sacó su chaleco, imitando la misma acción con su remera.
- Che Méx...-. Miró a su contrario que también lo miraba atentamente.
- ¿Qué se te ofrece, chaparrito?-. Preguntó observando el cuerpo del argentino.
- Aún no tengo sueño-. Sonrió acomodándose un poco en su lugar.
- Deja que te ayude en eso-. Dijo para sujetar la cadera de su contrario y empezar a moverla de arriba a abajo, sacándole suspiros a su contrario.
{~ 1 hora despues ~}
El mexicano y el argentino quedaron exhaustos, y más Argentina, ya que el mexicano se corrió 3 veces más dentro de Argentina.
México salió de la entrada del argentino, para luego subirse su ropa interior junto sus boxers, acción repetida por el argentino que se volvió a poner su remera y chaleco. Salieron del baño y se fijaron si algún país se había despertado y los había escuchado, pero no, todo seguía en orden, México soltó un suspiro de alivio al notar al canadiense profundamente dormido.
Ya estaba amaneciendo, Argentina estaba que se dormía parado, ambos se fueron a sus asientos, el ojiverde se quitó su chaleco y lo dejó colgado en su asiento, para luego caer dormido.
|= luego de 4 horas =|
Un leve movimiento en vaivén hacia despertar al argentino, con un leve dolor en sus caderas, el hermano menor del cantante estaba tratando de despertarlo hasta que terminó por golpearle en sus partes con algo de fuerza, logrando una reacción rápido de Argentina, que se había cubierto sus bolas del dragón por el dolor que le llegaba hasta la columna.
- Chales, ese compa ya está muerto~-. Exclamó México mirando al uruguayo.
- N-No vas a u-usar tu ce-celular por una semana, U-Uruguay-. Retó a su hermano, que frunció el ceño.
- Apenas me tocas el celular, te rompo los huevos Argentina-. Amenazó a su contrario que le sacó la lengua.
Y en un parpadeo, Argentina estaba siendo cargado por el mexicano, ya que su hermano tenía una de sus crogs en su mano, y estaba a punto de pegarle a su hermano.
- ¡México, dame al niño!-. Amenazó poniendo su crog en frente de la cara del tricolor.
- ¡Suelta esa madre y te doy a Arge!-.
- ¡Che, no! ¡El chabon me quiere romper las pelotas!-. Exclamó aferrándose al mexicano.
- ¡Y él me quiere pegar con la chancla esa extraña!-.
- ¡Salí de acá, pedazo de monstruo de Silent Hill!-.
- Eles querem fazer silêncio? Há pessoas que querem dormir. (¿Quieren hacer silencio? Hay personas que quieren dormir)-. Dijo un brasilero con sus ojos cerrados mientras abrazaba a su pareja norteamericana, que se había despertado.
- Sleep my cute brazilian, anyways, are our holidays. (Duerme mi tierno brasilero, de todos modos, son nuestras vacaciones)-. Sonrió acariciando el pelo de su contrario, le era tierno verlo así.
- Obrigado, Canadá. (Gracias, Canadá)-. Agradeció mientras se acurrucaba y se volvía a dormir.
Mientras que México estaba con una chancla en su mano y mantenía atrás al argentino, para defenderlo de su hermano, que aún portaba su crog en su mano.
- ¿Qué veo? ¿Un rival?-. Miró desafiante al más pequeño.
- Dale, pegame, esa cosa no es tan dura como la mia-. Dijo aún en pose de defensa.
Y así se la pasaron hasta llegar al aeropuerto de Los Angeles, donde Uruguay se bajó rápidamente del avión a ver el lugar, Argentina y México bajaron de forma tranquila, charlando, como si nada, mientras Argentina se ponía su máscara de Sol nuevamente, seguidos de Brasil y Canadá, que venían aguantandose las ganas de darse mimos y hablarse de forma cariñosa.
Pidieron un taxi y Canadá pidió ir al hotel de la ciudad.
Pasaron unos minutos y llegaron, bajaron las valijas y se fueron a sus habitaciones, aunque Uruguay dijo que quería irse a ver con Jamaica, aprovechando que estaba de viaje por la ciudad, mientras que México y Argentina llegaban a su habitación en el penhouse, era una habitación grande y lujosa, Argentina dejó sus valijas al lado de la entrada, agarró a México de la mano, haciendo que deje sus valijas contra la pared.
Lo guió hasta donde él suponía que estaba la habitación, lo tiró en la cama mientras reía y se acostó encima de él, abrazandolo.
La cama era de sábanas blancas, totalmente lujosa, era cómodo y relajante.
Había un gran armario y unos escalones que daban al baño privado y a un balcón, y al lado de la cama, a tres metros de distancia, un ventanal que les permitía ver el paisaje de la ciudad.
México lo miró y le quitó su máscara, viendo de nuevo sus ojos, que para él, eran únicamente lindos. Argentina gustaba estar sin su máscara, y más con México, sabiendo que a él le gusta verlo sin esa cosa de plástico. Pero una imagen en su vista se hacía presente por un corto periodo de tiempo, haciendo que Argentina se sobresalte y se siente en la cama, agarrando su máscara, para volver a ponersela.
Su contrario lo miró extrañado, se sentó al lado de él y lo agarró de su mentón, obligando a que lo mire.
- ¿Qué viste ahora, Arge?-. El mexicano ya sabía que Argentina solamente reaccionaba así al ver algo que lo perturbaba.
- N-Nada Méx... solo, o-otra imagen en mi cabeza-. México no estaba satisfecho, lo miró con algo de seriedad.
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