10 | No tenemos alternativa
Llevaba varios días sin ver a su hermana. Entre las clases de la universidad y que cuando llegaba a casa, Annie ya no estaba, apenas habían hablado estos últimos días. Sentía que se estaba alejando de ella.
Un día, por casualidad, se topó con ella cuando salía de su cuarto. Iba arreglada y lo más probable es que hubiese quedado con alguien. No necesitaba pensar mucho para saber que seguramente se trataba de Laia. Esa joven le estaba alejando de ellos. Y la odió.
Odiaba a Laia sin conocerla, porque estaba haciendo que Annie se perdiera poco a poco. Y también se odiaba a sí misma por ser incapaz de evitarlo.
—¿Otra vez has quedado con ella? —preguntó.
Annie tardó en contestar más de la cuenta. Estaba rebuscando algo en su bolso, pero incluso así era consciente de que le estaba ignorando.
—No creo que eso te importe.
Grace se acercó hasta ella y le tomó la cara entre sus manos. Annie no estaba contenta con ese contacto, pero tampoco rechazó el contacto de su hermana. Tan solo se quedó ahí de pie, contemplándola y esperando lo que tuviera que decirle.
—Cuando se trata de ti claro que me importa, Annie, eres mi hermana.
El gesto de Annie se suavizó un poco, pero no mostró ninguna sonrisa. Ya no se sentía tan unida a Grace como antes, las cosas habían cambiado en esas últimas semanas.
Parker había mentido.
Esa frase se repitió varias veces en la cabeza de Grace. No entendía por qué lo había hecho. Además, ¿qué relación tenía con Laia? Porque estaba claro que no había sido una desconocida para él. Eso sumaba algo más a la lista.
¿Si conocía a Laia, también podría haber conocido a Annie?
Cada vez tenía menos claro qué estaba sucediendo. ¿Por qué estaban allí? ¿Cuál era el plan de Parker? Había fingido ser un chico asustado, pero desde que llegaron a la casa su comportamiento había cambiado, parecía más valiente.
Como si ese lugar le inspirara cierta confianza.
Esa casa le estaba volviendo loca. No podían salir de allí, el mensaje lo dejaba muy claro, si se iban, estaban muertas. La idea de escaparse en el tren se evaporó en el aire, solo les quedaba la opción de mantenerse a salvo y a la vez tratar de averiguar qué estaba sucediendo.
Tal vez podían echar un vistazo a la casa.
—Está claro que vamos a estar aquí un tiempo —murmuró Grace aun sosteniendo el móvil de Parker entre sus manos—. Quizá podríamos echarle un vistazo a la casa, a lo mejor encontramos algo que nos pueda servir para descifrar todo este misterio.
Juliette no parecía muy convencida con la propuesta de la muchacha. En su mente la idea de escapar en el tren aun era palpable.
—Pero podemos intentar...
Grace no le dejo acabar la frase.
—No tenemos alternativa, Juliette. Ya has leído el mensaje, si intentamos salir de aquí, nos vamos para el hoyo.
—¿Tú crees que va a hacernos lo mismo?
Su mirada viajó durante unos pocos segundos a Parker. Un escalofrío recorrió su cuerpo y tuvo que apartarla de inmediato. Se sentía incómoda con un cadáver a escasos metros de distancia. Quizá Grace tenía razón y lo mejor sería echar un vistazo por toda la casa.
—Está bien —dijo al fin—. Vamos a ver si podemos encontrar algo de valor.
Grace le mostró una sonrisa y ambas chicas salieron juntas de la habitación, mientras el cuerpo sin vida de Parker permanecía en la cama. Ninguna miró atrás, no podían.
La casa parecía algo antigua, aunque no deshabitada. Los muebles apenas se hallaban desgastados y no se veía polvo encima de ellos, lo que significaba que alguien se había tomado muchas molestias en prepararlo todo para su llegada.
Recorrieron el pasillo tal y como había hecho antes, salvo que esta vez fueron entrando en cada una de las habitaciones. Iban a desistir en su búsqueda cuando justo en el último cuarto en el que entraron, algo llamó su atención. Grace se acercó hasta la cajonera situada al lado de un escritorio de manera. Este apenas tenía nada encima.
Tal vez esa cajonera escondía algo interesante.
Sin éxito trató de abrirla. Parecía que había sido cerrada con llave. Juliette se hallaba contemplando el retrato situado en la pared del escritorio. Observó minuciosamente con el fin de descubrir algo, pero no reconocía a ninguna de las dos mujeres que aparecían en él.
Se giró para preguntar a Grace, cuando la vio tratando de abrir una cajonera. Eso la hizo olvidarse por un momento la pregunta que iba a hacer.
—¿Qué estás haciendo?
Caminó hasta ella. Grace levantó por un instante la mirada para luego volver a centrarla en el mueble. Tenía que abrir eso como fuera. Si estaba cerrado era porque guardaba algo importante, quizá era la clave para descubrir quién estaba detrás de ellas.
—Tenemos que conseguir abrir este cajón —dijo más para sí misma que para Grace.
Juliette observó a la muchacha y una risa escapó de sus labios.
—¿Y pretendes abrirlo con la mente? —Se llevó ambas manos a cada lado de la cabeza y cerró los ojos—. Cajón de madera, te ordeno que te abras —Terminó la frase chasqueando los dedos—. ¿Ves? No funciona.
Grace no supo si unirse a su broma o molestarse al ver que Juliette se lo estaba tomando a risa. Para ella no era nada gracioso, ese cajón podría ayudarles a salir de ahí.
—Muy graciosa, Juliette, pero vamos a tener que encontrar otra manera.
—Tengo una idea —habló esta mientras rebuscaba en uno de los bolsillos del pantalón. Una pequeña horquilla se hallaba ahora en su mano—. Quizá esto sirve, no sé, lo he visto en las películas.
Grace la tomó dubitativa. No creía que eso fuera a funcionar, pero tampoco perdían nada por intentarlo, cualquier opción era mejor que nada. Después de varios intentos y cuando estaba a punto de desistir, escuchó un sonido procedente del cajón.
Lo había conseguido.
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