Capítulo 38
Joy Miller
Los días pasan y los exámenes más terroríficos que implican el cierre del trimestre, solo pasan por encima de mí como si nada, casi que volando. Pero no es que yo no los alcance. El tema es que llego sin preocupación alguna, tengo buenas notas y... todo parece que va bien.
Estoy en vóley aún, me he integrado forzadamente y tengo cierta charla con las chicas de allí. También tengo charla con Heather y Marcos. Él sigue emocionado por ver a Coldplay, yo finjo que eso es lo que más me interesa para este diciembre; pero no. Sigo estática.
No lo parece, Gael y Amber no notan que cuando salimos tengo frío dentro del corazón. Yo soy buena siendo falsa, así que se creen con bastante gusto mi forma de ser. Además, ¿a qué persona deprimida le iría tan bien en los exámenes?
Entonces, si me encuentro en un estado perfecto, ¿por qué estoy delante del dermatólogo de nuevo? ¿Qué pasa?
—A ver, Joy Miller, ¿cierto? —dice el dermatólogo y me siento muy mareada por las luces blancas que parecen apuntarme a mí.
—Joy, te hablan a ti —murmura Nona, pero yo no le veo el sentido de contestar esa estupidez—. Sí, lo siento, ella está abrumada. Hacía tiempo no veníamos aquí.
—Sí, pero algo evidentemente empeoró. La verdad, los exámenes no salieron bien.
Mi tía larga un suspiro y la veo más ojerosa de costumbre. ¿Qué hice para alarmarla? Yo venía bien, controlé todo a la perfección.
Miro todo menos los ojos del señor en frente de mí, quien es joven, pero parece tener unos cincuenta años con esa ropa tan blanca y los lentes encima. Ni siquiera tiene expresión muy delicada. No me siento segura aquí. Quiero irme. Y eso que amo estar en el hospital donde trabaja mi tía.
—Bien, lo diré de forma un poco más simple para que la joven pueda entenderme. La hemoglobina es baja, bueno, ya de por sí es baja por la anemia, pero no me está gustando la decaída. Además de ello, los glóbulos rojos ya de por sí están disminuidos. Y, claro que sí, la ferritina realmente me preocupa. Joy, con estos niveles, hay que agradecer que no te dio un paro al corazón.
Su mirada preocupada y cómo Noria se cubre la boca, me hace sentir todavía más aterrada. ¿Un paro? No, si yo venía bien, tomé cuando debía de tomar... creo. Los números no parecían tan grotescos.
Me relamo los labios varias veces cuando le explica cosas que no entiendo a mi tía y solo pienso en cómo tiembla mi celular en mis manos con el mensaje de Jayden.
"Te desmayaste en frente de mi casa, ¿cómo no puedes recordarlo? Ahora mismo te estoy esperando afuera."
Y con tan solo leer esa última frase, logro adquirir la fuerza para escabullirme afuera de la sala. Debo verme pálida, a juzgar de como todos me observan y murmuran. Pero no me importa nada de eso.
Siento mucha desesperación por la idea de que le sigo preocupando a Jayden. Estoy realmente ansiosa y muy tensa. Creo que podría enloquecer tras este mes sin él. Mes y medio, más bien.
No es lo mismo cruzármelo en clases, que vernos como solíamos hacerlo.
Y creo que me tiemblan los labios cuando lo aprecio apoyado contra su auto, observando su celular con tranquilidad.
¿Hice algo para tener nuestra relación de nuevo? No estoy segura. No creo. Pero ¿cómo me quedé de brazos cruzados? Dios, mi memoria me pesa ahora mismo y no sé cómo reaccionar. Ni siquiera noté que él estaba acompañándonos. Me despisté por completo.
—Joy —murmura él cuando me ve y se acerca hacia mí—, ni se te ocurra volver a desmayarte.
—Eso intentaré —digo perdida, aún veo de una forma singular.
Me abraza con demasiada fuerza, creo que se me adormece el cuerpo y la respiración me cuesta, pero intento abrazarlo a su vez, incluso si me da miedo lo rápido que late mi corazón.
—Lo siento... Dios, fui muy cruel contigo este tiempo. No tuve que decirte eso.
¿Qué me dijo? ¿Siquiera hablamos?
—Claro que debes comer, Joy. Dios santo, ¿cómo vas a asustarme así? No tienes que escucharme cuando digo esa clase de cosas. Estaba furioso.
Aunque intento hacer memoria, no recuerdo en lo absoluto que pudo haber dicho. ¿Él me incentivó a no comer? ¿Por qué actuaría así? Sí, puede ser que se haya enojado, pero ¿qué fue? ¿De nuevo un discurso? Di muchos discursos. Quizás siete. Me despeché bastante.
—Estás hecha huesos, ¿cuánto pesas? —pregunta aterrado y noto el temor en sus ojos cuando se separa de mí y me observa mejor, de arriba abajo.
¿Recién ahora le importa? Dudo haber bajado diez kilos en un día.
—Cuarenta y dos kilos.
—¿Qué? Bajaste literalmente ocho kilos en casi dos meses...
—¡Ya! Yo también estoy aterrada. ¡No sé, no sentí nada!
Recupera el aire. Mira atrás mío y luego vuelve a verme a los ojos. Es como si nadie más pasara por aquí.
—No quería que llegaras a esto... Realmente me entristece verte así.
—A mí también —murmuro y ya no quedan lágrimas en mis ojos—. Pero me hace mal no tenerte.
¿Fue eso solamente? ¿O él había dicho algo realmente? ¿Pasó algo...?
—Dios, yo también la pasé mal lejos de ti... Oh, Megumi me ha preguntado tanto por ti, no le atendías las llamadas.
¿Por qué atendería a su mejor amiga? No necesitaba hablar con ella sobre nada. Ni siquiera quiero saber lo que había pasado entre Jayden y Heather; es más, ansío no enterarme de absolutamente nada. Viviendo en la ignorancia soy mucho más feliz.
Prefiero ignorar todo lo malo de Jayden con tal de poder seguir a su lado y sentir sus caricias nocturnas, cuando Noria se va a trabajar y no se entera de que él se queda a dormir.
Me siento tan enfermiza al ser abrazada por su cuerpo grande, pero no voy a mejorar sin su ayuda. No tengo salida alguna.
Si me alejo de él, siempre estará presente, hará comentarios y me destruirá.
Es raro, ¿no? Parece tan bueno que ninguno creería que podría tratarme tan mal. La mayor parte del tiempo ni yo me lo creo. Supongo que esta noche estoy muy segura de algunas cosas y por eso me quedo despierta mientras él duerme con toda la paz del mundo.
¿Qué estoy haciendo?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top