Capítulo 26
Gael Diab
15 de septiembre de 2022
La peor parte de ser yo es que soy extremadamente detallista con las personas.
Desde que soy pequeño, los maestros han resaltado esto como una cualidad mía. Pero mis padres me consideraban un entrometido en potencia. Culpaban mi sensibilidad de todo esto.
No es fácil ser un chico sensible en Turquía, mucho menos con padres conflictivos y conservadores.
Siempre me consideré un metido y lo confirmé al notar cómo empecé todas mis amistades: resaltando alguna agresión que sufrían. Al ser un marginado, conocía y conozco a los que son como yo.
Me hice amigo de Khalid en octavo grado cuando le hacían burla por ser hindú. Simplemente me acerqué y le pregunté por qué estaba llorando. No fui el único que lo notó en esa aula enterada de chicos perceptivos, pero sí el que reaccionó.
Luego pasó algo similar en noveno con Demian, debido a que él era un poco "emo" y eso provocaba mucho a los chicos. Jasón siempre se encargaba de controlarlos, pero fuera del colegio no se enteraba de cómo lo molestaban. Yo sí que sabía cómo funcionaba y me fui acercando de a poco, porque sabía que estaba defensivo. Le acerqué un comic de Death Note y le confesé que también me gustaba. Sí, dibujaba mucho a los personajes y a mí me fascinaba cómo lo conseguía.
Tiempo atrás conseguí amistades de forma similares, pero a veces eso no sale tan bien a la primera y un claro ejemplo fue Joy Miller. Dios, nunca se me había hecho tan difícil acercarme a alguien.
Yo la admiro desde que llegué aquí, incluso si ella nunca me notó hasta que finalmente la tuvieron que sentar a mi lado —mala decisión del profesor Jayden—. El primer discurso feminista transinclusivo que escuché, fue de ella y me revolucionó. Logró quitarme estereotipos y hacerme sentir escuchado.
Es una lástima que las personas la avergüencen solo por eso, pero yo me propuse seguir apoyándola, participando de todos sus discursos mensuales. Solo que algo pasó: después de las vacaciones de verano, no volvió a hacer nada de eso.
Incluso puedo decir que el aura de Joy cambió repentinamente. Antes se la pasaba siendo un poco más sorda a lo que otros dicen, ahora siempre se la pasa discutiendo y, además, se ve mucho más apagada. Bueno, era peor justo cuando retomamos las clases y por eso decidí acercarme, siendo el único que me ofrecí a cuidarla ante su desmayo... Pero hoy sucede algo raro.
La noto perdida, como si no fuera propio de ella estar en el colegio y parece esconderse de sus amigas. ¿Cuándo empezó a actuar así? Intento ignorar cualquier pensamiento intrusivo, pero todo se complica cuando mis amigos me molestan con ella y a mí se me termina cayendo la bandeja.
En cuanto me agaché para juntar la comida, observé para arriba y vi que la remera que estaba usando Joy le quedaba grande —quizás por su repentina perdida de peso— y se nota a la perfección unas marcas azuladas en el brazo. Abrí los ojos de par en par y quise hablar, pero justo se movió a un costado.
Sé que muchos me llaman precipitado, pero yo doy por sentado los casos de violencia porque los conozco a la perfección. He tenido tíos violentos, mi padre mismo es violento y yo puedo entender las cosas con tal de poner algunos fragmentos.
Joy había sido violentada y por eso mismo me alejé de ellos, simulando frustración por la caída de mi comida, porque mi corazón estaba latiendo aceleradamente. Las marcas de un jaloneo o de una presión muy grande, cualquiera de ellas son un peligro.
Busco en mi celular a mi psicóloga virtual, esas que te aparecen entre las apps y que te dan una prueba gratuita, y le consulto sobre cómo darse cuenta si una amiga está sufriendo una situación de violencia.
Justo muchos de los resultados no coinciden exactamente con la actitud que debería tener Joy como víctima de agresión. Mierda, hasta los estereotipos entran aquí.
Me muerdo una uña del estrés y decido marcharme de comedor.
Quizás mi pensamiento sea erróneo, pero Jayden me parece sumamente peligroso. Lo he observado todo este tiempo y, en primer lugar, ya es raro que intente acoplarse a los gustos de los demás adolescentes, pero su esencia es horrible. Cuando puso a Joy a mi lado, la observaba con demasiado aprecio. Cuando ella se desmayó y yo justo estaba en el baño para asistirla, él estaba pasando por el pasillo e hizo un gesto de dolor al verla así, pero solo me dijo que la cuide. Y, por último, cuando vino a hacerme esa escena rara al salir de su casa... Eso fue el colmo, lo noté de inmediato. Pero no puedo juntar ninguna evidencia justa, solo tomé algunas cosas en cuenta, cosas que la propia Joy me enseñó en sus discursos. Suena un poco hipócrita, pero, al final, ella es solo una adolescente como yo.
Somos hipócritas y débiles ante los adultos, algo que, me parece, Jayden ve a la perfección. Lo noto cuando entro a su salón y él levanta la mirada con calma, sonriéndome como si fuera una visita esperada.
Justo tenemos clase con él dentro de quince minutos, pero dudo que me haya esperado. Me huele a falsedad.
—Gael, hola, ¿tienes muchas ganas de estudiar?
—En realidad quería hablar con usted —admito, cerrando la puerta detrás de mí.
A ver, es un poco incómodo tener a alguien tan alto y grande en frente de mí, más si me planteo una hipótesis de violencia.
Esto es patético, ni siquiera he notado rasgos violentos en él..., pero su forma de pedirme que me acerque me deja una duda peor.
—¿Es sobre Joy?
Abro los ojos de par en par y noto cómo él suelta una risa ligera.
—Está bien, Gael, entiendo que estés nervioso, pero no quiero hablar de algo romántico que tengas con ella. Quería pedirte disculpa por lo de ese día que fuiste a su casa y yo te traté así, como un vecino celoso. Fue raro, lo entiendo, y no volverá a pasar.
Se toma todo muy a la ligera, como si diera lo mismo que hubiera dicho que era un vecino celoso con su alumna. Como si tuviera toda la impunidad del mundo para usar esas palabras.
Me quedo sin palabras y por eso tomo asiento en frente de él. Me siento débil desde este punto de vista. No sé ni cómo formular lo que diré.
—Verás, yo soy como su hermano mayor, ya que soy el mejor amigo de Heather y suelo actuar un poco sobreprotector.
—Claro...
—A veces suelo pasarme y jamás pensé en asustarte, Amira.
Ese nombre de mierda... ¿Cómo puede ser? Lo observo intentando ocultar el dolor que me da, pero sus ojos permanecen en paz y sus rasgos solo implican consuelo. Tarda unos segundos en cubrirse la boca y fingir tristeza por su patético "error".
—Ay, te dije Amira como estaba en tus documentos, qué tarado.
—¿De qué documentos habla? —pregunté en un tono alto mientras me levantaba.
Este tipo debe estar bromeando, ¿cómo me va a llamar así? Mi nombre es Gael Diab, nada de Amira. Ese documento no sirve de una mierda y solo va a ser válido cuando logre cambiarlo por completo.
Él solo me palmea el hombro y dice "tu documento, el que comprueba tu identidad como una chica". Todo sale como un murmullo lastimero y luego viene ese consuelo patético de "perdona, dios, no fue mi intención lastimarte, solo quise ser exacto".
Aprieto mis labios ante sus palabras. Quiero llorar. Deseo echarme a llorar y gritarle que es un falso, que me doy cuenta de que todo esto es una cortina de humor para que no siga hablando de Joy. No soy ningún estúpido. Pero hacía tiempo alguien de la escuela no me llamaba por mi deathname.
No sabía que dolería tanto, si total tengo que enfrentar esta clase de comentarios en casa y de toda mi familia.
Pero creí que este era mi lugar seguro.
Las lágrimas se empiezan a desbordar de mis mejillas aunque intento esconderlas y Jayden sigue con su consuelo absurdo en el que me pide disculpas. Y cuando levanto la vista hacia él, noto que está sonriendo. Lo noto durante unos breves segundos, al menos hasta que finge seriedad.
—Lo mejor será que vea a la psicóloga.
—¡¿Por qué?!
—Porque te pesa tu nombre, no es normal.
Le doy un empujón cuando suelta esas palabras frías y, al darme la vuelta, veo a algunos de mis compañeros entrando al salón.
—¿Qué le pasa a Gael? —es el comentario que escucho resonar en el aula.
Me paralizo ante la idea de que Jayden diga mi nombre real o deje al descubierto todo. Temo que me haya considerado una amenaza hasta tal punto como para revelarme ante todos... Y esto sería duro de lidiar de nuevo.
—Su compañero estaba frustrado por su última prueba desaprobada, pero le dije que le daría una segunda oportunidad —explica, como si fuera moralmente correcto explicar mis problemas.
Lo peor de todo es que estoy seguro de que aprobé su prueba, pero me da igual, acepto eso para salir del salón y marchar directo hacia el baño. El baño de varones. Ya no más escaparme a los baños de mujeres.
No quiero que vuelvan a involucrarme de esta forma. Voy a... fingir que nada de esto pasó.
Pero juro que voy a sacar su verdad a la luz por mucho que me duela.
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