Capítulo 19
Joy Miller
Volver al colegio y fingir que no viste las estupideces que han hecho tus compañeros en la fiesta, es imposible.
En cuanto llego con mi grupo, ellas ya están hablando de la fiesta del viernes como si no hubieran participado de ella y es un poco cómico que yo lo recuerdo todo tan bien.
Monique de repente me apunta con el dedo y me parece que todo el mundo se gira para ver qué dirá de mí.
—¿Y tú qué anduviste haciendo? Recuerdo que te desapareciste con un tipo en su auto.
Trago en seco. Si recuerda eso, ¿recordará algo de lo anterior? E instintivamente miro hacia Amber, quien no tarda en decir que en realidad ella me pidió un taxi, algo que al final las desanima a todas y hace que me dejen de observar.
"Gracias" murmuro y ella solo me sonríe como si no hubiera sido un problema mentir por mí. Es muy dulce, no sé qué querrá que haga a cambio de su ayuda.
Todo vuelve a la normalidad en el grupo, como si no hubieran estado chismoseando 20 minutos atrás. Leticia empieza con sus comentarios gordofóbicos hacia Monique y Megan se burla de la discusión patética de ambas. Mientras tanto, yo comparto asiento con Amber en la clase de ciencia y la verdad me la paso bien viendo cómo queda nuestro "volcán", que por alguna razón le explota en la cara a la profesora. Ambas nos reímos a carcajadas. Tengo que admitir que me la paso bastante bien con ella.
A pesar del buen rato, cuando termina la clase, rechazo su invitación a ir a comer con ellas y veo que Gael está esperándome al lado de mi casillero común. ¿Se cree que iré a comer siempre con él?
—Puedes irte con tus amigos, yo comeré sola —digo y de inmediato lo veo haciendo un mohín.
—No puedo permitirte eso, suena muy triste.
—Ay, tú eres triste.
—No, soy honesto. Ey, a la vuelta te acompaño a vóley porque me avisó la líder que te saltaste la primera clase. Ya caerás mal de vuelta por engreída, Joy.
—¿Qué parte de eso es ser engreída?
—Pues la de mirar el mensaje y no responder cuando te invitan a una fiesta de bienvenida.
Creí que era un tipo rarito el que me escribió el mensaje, no la capitana del equipo de vóley. ¿Cómo va a dejarse la foto de un famoso raro? Dios, ahora tendré que disculparme.
Pero ¿por qué la líder le avisó a Gael?
—¿Y tú qué tienes que ver conmigo como para que la líder te avise?
—Pues soy tu amigo.
—No lo eres.
—Todos creen que somos amigos.
—Gael...
—Bueno, a ver, fui a preguntar cómo te fue y me anunciaron que no te presentaste.
Suspiro al escuchar la verdad. ¿Por qué es tan complicado? Podría simplemente venir y preguntarme a mí, pero no, va y busca otras respuestas. No me gusta eso y se lo aclaro. Seguro que ahora se alejará incómodo, tratándome de exagerada.
Las personas son muy fáciles de leer solo por su expresión.
—Lo siento, no pensé que podría resultarte incómodo.
Pero por primera vez alguien me sorprende dejándome mi espacio personal. Leí mal a una persona y esto es raro. Me cuesta siquiera articular palabras al respecto. Quiero enojarme, decirle que así no se contesta... Y al final solo digo un vago "está bien".
—Eres fácil para aceptar disculpas.
—Los otros no dirían lo mismo.
—Así que soy especial.
Tengo que soportarlo en ese estado juguetón mientras caminamos directo al café. Pero todo está bien, porque nadie se gira a vernos. El mundo sigue mientras estoy con él, cosa que con ninguna otra persona sucede.
Me hace sentir como una alumna normal sin tener una moral debatida de si soy zorra o puta. La verdad, ahora mismo estoy a gusto con Gael y también con sus amigos, quienes nos esperan levantando las manos y saludando. Ay, ellos sí que son notorios.
Cuando giro para mirar a Gael, él parece cómodo. No se avergüenza en lo absoluto de los amigos que tiene, sino que, por el contrario, solo lo toma como normal.
Es sorprendente.
—¡De vuelta la novia de nuestros hermanos!
Claro que son unos estúpidos los primos Rake.
—Eso es misógino, chicos.
—Wow, es cierto eso de que escuchaste mis discursos feministas —menciono al notar lo enfadado que está Gael.
—Mira si te mentiría con eso.
—Algunos machitos lo han hecho con tal de llamar mi atención.
—Tú lo dijiste "machitos", estoy fuera de encajar en eso, Joy.
Los chicos se ríen cuando él hace el gesto de mover la mano de arriba hacia abajo con todo el glamour. ¿Puede ser que un chico heterosexual sea tan respetuoso? Quizás solo sea así porque no le intereso de ninguna manera.
Sí, suena más lógico a juzgar de lo respetuoso que es y lo poco aludido que se ve por los comentarios pasivo agresivos de Demian hacia mi feminismo.
Jamás he sido tan respetada por un chico, ni siquiera por Jayden. Ninguno está del todo desconstruido.
Incluso me felicita por comer todo mi almuerzo y me siento un poco especial. Es muy amable conmigo. Tal vez la ausencia de Jayden me vuelve más sensible y tonta delante de un chico que parece simpático. Quizás debería levantarme e irme antes de encariñarme un poco más hacia alguien que podría hacerme daño luego...
—Joy, ¿te busco a las cuatro?
—Ohhh, dio el primer paso.
—Me pone tan orgulloso este muchacho.
—Siempre tan precoz.
—Yo diría que es un galán.
—Un caballero sin dudas.
Me da mucha gracia cómo él aprieta los puños y los labios con esa sonrisa forzada. Se nota que quiere darle un puñetazo por cómo ellos se burlan de su "romanticismo" y es la primera vez que la paso tan bien cuando me emparejan con alguien.
Yo no puedo parar de reír, es una risa espontánea que nace de mí sin que pueda detenerla. Son esos momentos de euforia que ni cubriéndote la boca puedes evitar la risa vergonzosa que sale con sonidos raros. Oh, jamás me reí así con nadie más que mi familia y Jayden.
Nunca me sentí tan cómoda con un grupo.
—La hiciste reír, qué genio —dice Khalid con una expresión de asombro.
Pero al no escuchar respuesta de Gael, me giro a verlo. Y noto en sus ojos una especie de brillo mientras sonríe. Su piel es morena y, sin embargo, se le nota algo de rubo en las mejillas. ¿Se querrá burlar de mí? Ay, me da lo mismo lo que pueda llegar a decirme por todo esto.
—Lo siento, es que fue muy repentino.
—Fue una risa muy rara, hermana —dice Demian y yo lo ignoro.
—Sí, Gael, acepto tu cita de las cuatro en la que me llevarás a merendar.
—En el club de vóley.
—No le quites mérito.
Sus amigos parecen decepcionados por lo que escuchan y yo aprovecho para irme. Me despido de ellos con un saludo breve de mano y me dirijo hacia mis clases con un lindo sentimiento en el pecho.
Pero cuando paso por los casilleros, la zona donde no hay ningún alumnos de momento, me encuentro con Jayden. Él está de brazos cruzados contra mi casillero y parece simpático, incluso cuando me ve salir del comedor con una expresión que debe ser demasiado cursi.
—¿Joy? ¿Cómo estás?
Aprieto la mandíbula. Tengo que quitar las cosas de mi casillero. Necesito que se corra y no sé cómo pedirlo sin gritarle.
Pero él lee todo mi lenguaje corporal y se corre a un costado, pidiéndome unas rápidas disculpas. Hay cámaras aquí, claro que se disculpa por acostarse sobre mi casillero..., pero una parte de mí quiere creer que es una señal, que es un "necesito que me hables".
Es patético, no estamos en una novela romántica y, sin embargo, yo ya maquino cosas imposibles.
—¿Comiste todo tu almuerzo? Habían muchos profesores preocupados por ti.
—Sí y además ya tengo a la consejera escolar, gracias.
—Me alegro que hayas comido, Joy. Solo quiero lo mejor para ti. Sigue así, ¿sí?
Me palmea la cabeza y luego de dirigirse de inmediato hacia mi hermana, quien me mira a lo lejos con una expresión que no sé descifrar. Solo desvía los ojos de mí cuando la sonrisa radiante de Jayden se le cruza y ella intenta imitar su aura.
¿Cómo habrán sido ellos dos juntos? Últimamente no puedo evitar preguntármelo.
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