Capítulo 14
Jayden Smith
Me quito un peso de encima al dejar a Joy en la fiesta. Siento que he cumplido mi deber y que le he quitado dudas sobre lo que yo haría. No quiero que luego se ponga mal y empiece a lloriquear por hacerse ideas.
A veces es como una niña, lo único que no exactamente por imaginaciones. Se hace ideas correctas, ese es el riesgo que tiendo a correr. Pero debería pensar que yo quiero salir con alguien delante de otras personas sin miedo a que pueda ser metido en la prisión.
Lástima que a mí me guste tanto el riesgo.
Llego a la casa de Lola acelerando un poco más de lo normal. Ella está afuera con un abrigo de piel precioso e incluso su madre está a su lado. Dios, las dos son hermosas.
No tengo mal gusto en lo absoluto.
—¿Lo? Y ¿señora Alison? —pregunto al bajarme del auto, notando que sus sonrisas son iguales.
—Me gusta que hayas recordando el nombre de mi madre.
—¿Cómo olvidarme algo de lo que tú me dices, bonita?
Ella no tarda en sonrojarse, y la madre deja caer sus hombros con una sonrisa sencilla. Sé lo que eso significa, razón suficiente para saludarla con un beso en la mejilla y prometer que la traeré lo más temprano posible.
—Ay, mija, deberías buscarte más como este —dice en un español que me aclara evidentemente su nacionalidad mexicana.
Lola solo niega con la cabeza y luego se dispone a entrar a mi auto con un poco de pena. Se nota que se tarda con tal de que parezca más inocente, pero yo ya me doy una idea de lo que hay debajo de ese vestido corto y apretado.
Soy todo un caballero y pregunto por su día, un poco de su vida e, incluso, de relaciones pasadas. "Ya sabes, nada de eso nos afectará a nosotros" respondo cuando me cuenta de algún problema con esos tipos rudos con los que ha estado. Es una señal un poco ambigua de que no seremos nada. Pero sé que lo confunde todo cuando se enrolla un dedo en el pelo y luego empieza a hablar como si quisiera evitar el tema.
Me gusta su actitud, es muy infantil y guiada por sus emociones. Adoro que actúe correspondiente a su edad, pero también madurando algunas ideas. Apenas está en el colegio, cuando termine cambiará por completo. Las mujeres siempre cambian al salir del secundario. Todas. Y eso le quita la gracia.
Escuchamos un poco de su música rara de Spotify y, de vez en cuando, desconecto el bluetooth "accidentalmente" para escuchar algo normal en la radio. No tengo nada en su contra, pero escucha mucha mierda indie y no me gustan las bandas como TV girl o que tengan ese nombre raro.
Llegamos a la fiesta y solo cuando me bajo del auto veo lo brillante que es su vestido. No es mi estilo, pero es rosado y a ella le queda excelente ese color por su piel bronceada.
Quizás noto mejor lo linda que es cuando mi amigo queda sorprendido por completo de verla a ella. Pero no tardo en girar a ver a Megumi, quien está frunciendo la nariz mientras Farid le pasa el brazo por la cintura y la acaricia. Le golpea un par de veces la mano e, incluso, gira su cara cuando él intenta besarla.
Mierda... Mejor no le hubiera dicho nada.
—Veo que traes a una mujer muy hermosa, Jayden —dice Megumi y me temo que diga alguna estupidez, porque noto el rojo de su mirada.
—Es preciosa.
—Deja de mirarla así, baboso.
Megumi no tarda en darle un codazo a Farid y él pronto gira a verla con esa sonrisa de excusa. "Mírala, si se viste así no puedo evitar halagarla". Es un poco desagradable, pero todo está justificado porque hace apenas unos cinco años que ha venido aquí y es de Arabia Saudita. Ver mujeres así de descubierta debe ser nuevo.
—Un gusto, soy Lola.
Ella se adelanta a presentarse estrechando la mano y sonriendo. Yo solo la miro desde atrás, ignorando un poco su mirada preocupada porque no me acerqué a mis amigos.
—¿Vienes, Jayden? ¿O te arrepientes de algo?
—Megumi, déjate de juegos.
—Quizás te arrepientes de mentir tanto. Si total aquí soy el pedazo de fiambre para la hiena de tu amigo.
Es una bomba a punto de explotar cuando pasan estas cosas. ¿Cómo no lo pensé dos veces? Ahora el ambiente cómodo de fiesta está lejos de mi alcance y ni hablar de lo tensa que se está poniendo a juzgar de cómo mantiene los brazos juntos y no deja de mirar a Megumi, a quien ahora no le ve muy buena cara. No parece nada amigable.
Y como si fuera poco, Megumi golpea la mano de mi amigo y pasa chocándome.
—Nunca cambias, maldito mujeriego.
—Vamos, Megumi, no te pongas así.
—Es que no es la primera vez que me haces esto para cogerte a una chica... ¿Ella sabe de Joy?
Me quedo mudo. Noto cómo el agarre de Lola se debilita un poco y la manera en la que Megumi sonríe al notar su confusión. Al final, está hecha para destruir ilusiones.
—Sí, cariño, no eres la primera ni la última.
Veneno es todo lo que suelta su boca y tengo que separarme un poco de ella para que no crea que me da lo mismo.
La honestidad de Megumi me sale cara a mí. Además, escapa como si nada hubiera hecho y nos deja con las palabras en la boca, aún sin haber tomado nada.
Y, por suerte, Farid nos saca de la incomodidad.
—Ella ya había tomado un poco y suele ponerse agresiva.
—¿Quién es Joy?
—Es mi ex y, bueno, es amiga mía y eso las chicas se lo toman a mal.
—Da para tomárselo un poco mal.
Asiento con la cabeza y miro para otro lado. La verdad es que me resulta raro cómo Megumi me tiró al muere, sin pensar en lo mal parado que me dejaba. ¿Alguien le estará comiendo la cabeza con eso? No, lo dudo.
Mierda, no es la primera vez que siento que todo pende de un hilo con ella, pero ahora acaba de molestarme su manera de reaccionar tan inmadura. Podría haber dicho algo menos dañino, porque hasta se refirió a Farid de una forma muy despectiva.
Aunque es claro que a mi amigo le da lo mismo, porque en cuanto entra ya parece conocer a otra gente y no tarda en ponerse a bailar con una mujer a la que le pareció atractivo. Para él es fácil conseguir mujeres de todas las edades, algo que no envidio porque yo prefiero a las más jóvenes. Mi mentalidad con las de ella se parecen.
Me quedo mirándolo por mucho tiempo a juzgar de cómo Lola toma mi brazo y me observa con sus ojos brillantes.
—¿Nos sentamos?
—Sí, claro, bonita.
Tomamos un sofá que está alejado de la música latina que ponen y dejo que ella se recueste un poco contra mi brazo, evidentemente marcando territorio como si fuera suyo. Y me gusta eso por una noche, porque sé que luego esto sería aburrido.
Hoy le cumplo el sueño, el fin de semana que viene veo lo que hago. Pero no es mi costumbre quedarme con la misma. Ya la tengo a Joy que es la única y original para mí.
Ella sabe que yo necesito un poco de salidas con otras. No le digo nada solo porque no me agrada sacar el tema. ¿Cómo se supone que se lo digo? "Oye, a veces salgo y me meto con otras, pero nunca me quedo mucho con ellas porque solo te amo a ti, ¿qué te parece?" dudo que sea una buena solución y sé que es tan chispita que saltaría a reclamarme por cosas que ella misma no se dispone a hacer.
Por mí que haga lo que quiera, si sé que me ama, pero todos queremos pasar el rato con alguien delante de todos.
Solo será así hasta que cumpla la mayoría de edad y nos podamos alejar de todo el mundo, como siempre he soñado.
—¡Chicos! ¿Unos tragos o qué? —pregunta Farid en cuanto se presenta con una mujer preciosa. Definitivamente a ellas les gustan los árabes.
—Por favor —dice Lola sin dudarlo y me gusta su confianza.
—Tráeme piña colada, a lo latino.
—¿Y a ti, Lo? ¿Un sex on the beach es suficiente?
Le guiña el ojo ante su juego de palabras "coquetas", pero evidentemente no recibe la misma respuesta de mi chica, porque ella solo niega con la cabeza y dice con una tonada muy atractiva "algo latino".
—No puedes levantarte a dos —escucho que le dice la chica que lo acompaña.
—Ya verás que sí, bella.
—Qué tarado, estaba haciendo una apuesta —le digo a Lo mientras ella se ríe, seguro por los nervios.
—Pues, es raro, es tu amigo y no debería intentar coquetear con alguien que está contigo.
—Me da lo mismo, Farid es así.
—Un mal amigo, supongo.
—No lo es, solo le gusta mucho molestar y coquetear. Va en contra de él mismo dejar de hacerlo.
Ella solo alza los hombros y luego toma la bebida que le da Farid, quien no tarda en volver con una sonrisa simpática.
Con cada trago, la noche se va volviendo mejor. Lola va perdiendo la timidez en cuanto el lugar se empieza a llenar de gente e incluso la escucho cantar una canción de Bad Bunny. Es impronunciable la letra, pero ella lo dice dignamente con ese acento mexicano que me trae loco. Nos besamos un par de veces mientras bailamos y ahora también tengo una erección por cómo baila las canciones latinas. No es nada sencillo sentir su trasero pegado a mi cuerpo, subiendo y bajando. Hago lo que puedo por contenerme y por eso retrocedo un poco, aun sosteniendo sus caderas.
Choco con Farid, que está totalmente distraído con dos rubias, bailándole como si entendiera algo de música, y solo me queda sentirme arrinconado por esta chica.
—Lo noté rápidamente. No sabía que te gustaban tanto mis movimientos.
—Veo que es imposible de disimular.
—Cualquiera sería fácil, pero la tuya...
Ella se atreve a acercarse más y mirarla, como si quisiera quitarme el pantalón. Es joven y caliente. Si yo le doy la oportunidad, se va a arrepentir de haber perdido la virginidad conmigo... Y me da igual, pero justo hoy no quiero, porque ella tiene una similitud a Joy que me baja por completos las ansias.
—¿No te gustó que fuera tan directa?
—Linda, tengo otras ideas ahora mismo. Bésate a alguien más, no soy celoso.
Le acaricio la mejilla y esquivo a todas las personas lo más que puedo. Soy grande así que algunos empujones míos son fuertes y recibo gritos, pero nadie me alcanza en cuanto cierro la puerta corrediza y salgo al patio. No sabía que había patio. Hasta olvidé que estábamos en una casa.
El aire es mucho más fresco aquí y puedo dejar de sudar por la intensidad de ese ambiente. La música latina es intensa y yo estoy sofocado. No me deja de dar vueltas la cabezas con ideas absurdas, dignas de la estupidez. No soy ningún estúpido, pero no me puedo coger a la chica que me gustó por Joy, incluso si ni siquiera somos novios.
—¿Tanto me va a gustar esta mujer? —pregunto mientras me echo al pasto y rápido noto la presencia de alguien más.
Me temo que sea otro borracho melancólico, pero solo se trata de Farid, que aparece como por arte de magia para mirarme como si fuera un raro.
—¿Te gustó en serio Lola?
—Mira, Farid, el dicho dice: somos pocos y nos conocemos mucho. Sabes que esa chica es preciosa, pero me gusta para otras cosas.
—Bueno, supuse que no podrías abandonar a la niña tan fácilmente.
—No es una niña, ya es toda una mujer.
Supongo que sueno raro, porque él no tarda en elevar una ceja de esa forma chistosa y en acostarse a mi lado. Suelta un suspiro. Sé que significa "qué pesado eres", pero me quedo en silencio. No quiero discutirle eso ahora mismo.
—Sé que es irónico que te lo diga, porque vengo de una cultura que es común casarse con niñas incluso, pero ella es una niña, Jayden. Acéptalo, te atrapa que sea inmadura.
—Si fuera inmadura me hubiera hartado rápido, hombre. Deja las idioteces.
—Te engañas, ese es el problema. Yo te quiero y te lo digo porque soy tu amigo... Nunca tuve un problema con esto, pero vamos, creí que era un simple gustito o algo así.
—¿Y a ti qué?
Sí, sueno increíblemente infantil a juzgar de cómo aprieta el ceño. Ahora yo soy el que actúa como niño. Se ve cómo cambian los roles y por eso le doy la espalda mientras miro a un árbol. No lo veo muy bien. La vista no se me termina de enfocar, pero bueno, al menos hago el intento.
—Solo espero que no estés tomando la figura de padre que a ella le falta, ¿sabes?
En cuanto suelta eso como si fuera mi intención hacer algo tan desagradable, no puedo evitar pensar en mi padre y cómo sería comportarme como él. Consentía a sus amantes como niñas... Me asqueaba tanto eso que de alguna forma justificaba el abuso físico que ejercía mi madre sobre él. Qué horror, jamás sería así.
Prefiero morirme antes de convertirme en alguien tan desagradable. No voy a ser ni como mi padre ni como mi madre. Me aparto completamente de ellos. Yo soy un buen tipo.
Un buen tipo que tiene sus arranques como cualquiera.
—¡No es nada de eso! ¿Ves por qué lo escondo de todos? Porque nadie lo entiende. Todos pensarían igual que tú y me juzgarían.
—Y tendrían una razón, hombre.
—Qué favor me harías si te callaras.
Noto cómo las lágrimas caen de mis ojos y, por primera vez, sé qué tipo de borracho soy. Borracho melancólico, tristón. Aburrido. Patético. Todo lo que yo odio, eso soy al tomar de más. Si tan solo no me sobrepasara, no terminaría pensando en mi pasado y lamentándome como un maricón. Cualquiera pensaría que le estoy declarando mis sentimientos a Farid.
A pesar de este escándalo, mi amigo me motiva para levantarme e insiste en que no se volverá a meter en mi relación. "Ya eres adulto, sabes lo que haces" suelta cuando me ayuda a levantarme y me siento torpe ante su mirada.
¿Qué tan adulto soy? Yo no me describiría con esa palabra. Me siento un chico más.
—Dejaste a tu cita tirada ahí, en la boca de los lobos.
—Pues, yo no diría lo mismo.
La veo desenvolviéndose muy bien ese ambiente, bailando a la par de las dos chicas que estaban con Farid y creo que ya no me gusta tanto. Es decir, es demasiado sexi, sí, pero ya no es linda. Es una desubicada.
Supongo que por eso solo tengo ojos para Joy, porque las demás se me hacen indecentes a su comparación. Son menos que ella.
Por eso me comporto como un mujeriego, porque disfruto solo de los placeres físicos.
Aunque espero que Joy no haga eso. Es más influenciable que yo y puede confundir el amor con el placer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top