Capítulo 11

Jayden Smith

Hoy ha sido un día muy aburrido. Joy hace dos días ha vuelto a clases y lo único que he escuchado son murmullos sobre ella que no me hace ninguna gracia. He regañado a varios de mis alumnos por ello y he buscado informarle a Jasón, pero no me lo he encontrado.

Jasón es el típico tipo que sigue al pie de la letra las reglas y aunque parezca de moral dudosa, siempre defiende a todas aquellas víctimas de acoso y bullying. Aunque Joy lo molesta demasiado y de formas ingeniosas, él la tolera bastante bien. Es chistoso cómo tiene que tomar bocanadas de aire al finalizar una charla con ella.

Justo ambos tenemos una oficina compartida, pero a juzgar de cómo me mira al llegar, dudo que yo le agrade. No me importa en lo absoluto, porque a casi nadie le cae bien, pero intento ser amable.

—Buen día, compañero, estuve buscándote por todos lados.

—Hubieras empezado por aquí.

—Cierto, no sales mucho de aquí —digo lo más simpático posible, pero creo que le da lo mismo—. Escucha, hubo un problema con una alumna... Ya sabes, se trata de Joy.

—Me he enterado y tengo las cosas bajo control.

Me deja un poco inquieto su tranquilidad. Esta clase de tratos no se resuelven tan rápido como uno esperaría y hasta siento que Jasón solo me toma el pelo.

—Entonces, ¿hay una sanción o algo por el estilo para los que están intimidándola?

No me responde. Toma un largo sorbo de su café y mira su computadora.

Quiero partirle esa taza por la cabeza cuando actúa así.

—¿Jasón?

—No hay sanción por simples palabras.

—Hombre, están dejándole cartas en su casillero y hasta han garabateado su cuaderno con cosas horribles.

—Pues, es tema de ellos, ¿no?

—Me parece hipócrita que siempre te preocupes por todo y justo cuando le ocurre esto a una alumna que te molesta ni demuestres preocupación. Creí que había igualdad de trato para todos.

­—Esperaba lo mismo de tu parte cuando te propusiste como uno de los preceptores, pero he recibido casos de muchísimas chicas que recibieron tratos horribles como los de Joy y tú solo las ignoraste. —Su mirada es fría y noto su mueca a pesar de que la computadora le cubre la mitad de la cara.

—Pero ¿qué dices? Jamás ignoré a ninguna, siempre les he dado consejos y he estado para apoyarlas.

—Yo te veo, te observo todo el tiempo, Jayden... ¿De qué te sirve mentirme a mí?

—Lo siento, pero creo que estás mezclando todo. ¿Cuándo no he ayudado a una alumna?

—Cuando diste muchas palabras, pero no actuaste en su defensa ni tomaste en cuenta lo que te han dicho. De todo me he encargado yo y ellas felices pensando que tú eres tan bueno, pero dudo mucho de tus intenciones.

—Quizás no estás pasando un buen momento. Entiendo tu susceptibilidad, pero no te deberías meter conmigo solo por un mal día.

Me doy la vuelta para finalmente retirarme de esta conversación tan fastidiosa y para cuando abro la puerta, él decide abrir la boca.

—Vamos, atraviesa esa puerta y vete con Joy... Esto no va a durar mucho, Jayden.

—No sé a qué te refieres, Joy es solo una alumna.

—Una alumna a la que le das mucha atención.

—Es hermana de mi mejor amiga.

—Es una buena primicia. Sigue en lo tuyo, entonces.

—Deja de suponer cosas, compañero, es raro y explica por qué nadie te quiere cerca.

Salgo de la oficina antes de que pueda escucharlo quejarse.

Es un maldito raro al que nadie quiere, no me tengo ni por qué preocupar por él.

Me cruzo a algunos alumnos por el pasillo y los saludo con un gesto de cabeza. Se me han quitado las ganas de hablarles a todos, pero no quiero ser antipático ni mucho menos.

Solo que necesito un descanso ideal para todo el escándalo que me ha rodeado y una buena salida quizás me haga bien. Pero no con Heather o Joy... Necesito una fiesta y conocer más gente o tomar algo sin que piensen que puedo ser un alcohólico en proceso.

Ya no funciono como un adolescente, si tomo en exceso mi cuerpo reaccionará mal y la gente me mirará de forma extraña. Sigo siendo joven, pero cada año tengo más restricciones.

Agarro mi celular, dispuesto a llamar a un amigo, pero justo noto a Joy hablando con Amber. Nunca me calló bien. Es una rogadora de cariño. Pero mientras no ponga en amenaza lo nuestro, no me molesta que se junte con ella.

Total, ninguna de las del grupo pone en riesgo nuestra relación, hasta siento que nos apoyarían.

—Joy, Amber, ¿se puede saber qué hacen afuera de clases?

Ambas de inmediato se dan la vuelta, y aunque Amber sigue rígida cuando me ve, Joy sonríe con esa gracia y choca su puño contra mi hombro de esa forma masculina. Tiene esos gestos raros.

—Profe, no seas metido, son temas de chicas.

—Yo solo les advierto, no quiero que después se metan en problemas.

—Gracias por la preocupación —dice Amber, pero sigo notando desconfianza. Ella siempre ha sido así.

Amber se marcha antes de que pueda notarlo y Joy se acerca un poco a mí, aprovechando que todos están en sus clases.

—Voy a salir de fiestas —dice en un tono bajo y sonríe con ironía—. Amber la va a hacer, así que no te preocupes, quedan fuera las drogas y todo eso.

—Oh, claro, menos preocupaciones... Ey, ¿es buena idea que salgas? Ya sabes, te veías débil.

—Jayden, la noche es joven y yo lo soy aún más... Ya tengo muchas energías.

—No lo sé, Joy.

Giro la cabeza para mi costado e intento no verla a los ojos. No quiero que salga porque sé que a muchos les gustaría probar los rumores con ella y es bastante fácil si toma, cosa que ella tilda de machismo.

Si las feministas hablan de "machismo" es porque no saben aceptar la realidad. Si la aceptaran podrían entender que son exageradísimas.

Pero Joy es la única a la que realmente soporto e intento escuchar. Las demás no valen la pena.

—Jay, sal tú también, necesitas un relajo.

—Lo tomaré en cuenta... Te cuidas, ¿sí?

Le toco el hombro y hago mi mejor expresión de preocupación. Ella de inmediato me devuelve el gesto con esa sonrisa dulce y me motiva un poco más a que vaya a la fiesta.

Si las cosas salen mal para ella, mejor, así podré hacerla entrar en razón sobre su sensible estado.

Sabe que lo último que quiero es lastimarla, si es lo único que tengo.

Cuando salgo del colegio, llamo a mi amigo Farid y él me contesta de inmediato. Claro, si en su trabajo se la pasa haciendo tonterías. Este hombre nunca aprende lo que es trabajar en serio o cansarse. La tiene muy fácil sirviendo café en el negocio de su padre o haciendo de dj en cualquier lado.

—Hombre, estaba empezando a creer que tu chica te estaba restringiendo de mí —dice con un grito y escucho cómo lo callan.

—Baja el volumen, Farid, no estás en la disco.

—Nah, pero pronto vuelvo. Odio el café molido.

—Vives tomando café.

—Después de las borracheras, porque si no sabe horrible... Espera, tú nunca te interesas tanto.

¿Considera que ese es mi límite de interés? Dios, debería fijarme más en mis relaciones. Yo creía que estaba muy atento. Bueno, de todas formas, Farid tampoco ofrece mucho. No tiene nada de lo que quejarse.

—Espera, ¡me hablas para salir de fiesta de nuevo!

—No grites, te van a terminar despidiendo.

—Ojalá. Entonces, ¿estoy en lo cierto?

Lo dudo unos segundos antes de responderle. Me gusta causar cierta intriga y eso logro cuando lo escucho amenazar con colgar. Es un poco inmaduro para tener casi treinta.

—Sí, hace unos meses que no salimos a ningún lado y aún quiero ser visto.

—¿Vas a llevar a alguien? Ey, escucha, yo encuentro la fiesta, pero no quiero tener problemas con tu chica.

—Ella no es tan tonta como para ir a buscarte a ti para explicaciones.

—Solo digo, hombre... Si quieres llevarla puedo buscar un lugar y una identificación falsa para ella.

—Farid, no la quiero llevar. Sería un problema.

—Vaya bruto eres con ella. Espero que al menos la estés tratando bien.

—Ya te diré lo bien que la vengo tratando.

Lo digo con mi típico tono indecente y logro sacarle risas muy ruidosas. Le gusta que actúe de ese modo a pesar de que me pide que no diga esas cosas porque suenan perversas. Siempre ha sido de los moralistas de moral dudosa cuando se lo pone a prueba. Es difícil mantener las apariencias, lo sé.

—Mira, me llaman para trabajar y mi compañera es guapa y buenita. Olvida lo de guapa, sueno como un tarado.

—Dijiste guapaaa —lo molesto y logro que él se ría.

—La respeto por buena y no por guapa, en serio.

—Te creo solo porque a mí me toca respetar a una vieja arrugada de cualquier manera. Pero vamos, hombre trabajador, ve.

—Por buena y no por guapaaaa —dice para luego cortar.

A los minutos me envía detalles sobre la fiesta a la que iremos y yo no puedo evitar reírme. Claro, la respeta por trabajo. Como si no conociera a Farid y su excelente cortesía a las mujeres que se quiere tirar. No por nada es un poliamoroso bastante peculiar, según Joy.

A ella no le cae bien Farid, dice que es muy malo con las mujeres y no sabe comunicarse bien con ellas. Es un "mal poliamoroso" porque nunca sigue las reglas de las relaciones que crea y termina olvidándolas. Pero vamos, este hombre jamás podría mantener una relación cerrada con todas las mujeres lindas del mundo. Siempre va a pedir más y me parece excelente, ya que tiene el dinero para eso.

Dios, Joy me odiaría si me escuchara hablar así. Eso es más divertido.

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