4) El terapeuta
En ese preciso instante, lo primero que se me ocurrió era ir a hablar con mi antiguo terapeuta, Sergio, qué intentó ayudarme en el pasado a superar el duelo. Estuve días y noches tratando de encontrar su número de teléfono, hasta qué por fin lo conseguí, y pedí turno para el día siguiente.
Al día siguiente desperté de la misma pesadilla, cómo era de costumbre, y estaba en la soledad de mi casa, con mucho frío. Estaba muy aburrido esa noche, ya que esperaba con ansias ir a lo de Sergio, qué ahora trabajaba en un hospital, y el tiempo parecía pasar más lento que de costumbre, la verdad, la noche parecía eterna.
Cuando amaneció, era una mañana muy fría, en los vidrios de mi casa, se podía notar lo empañado qué estaban, y también se notaba un poco de escarcha en el tejado del patio de mi casa; era muy desolador. El ambiente frío tampoco me levantaba mucho el ánimo, se veía muy gris todo. En la calle se escuchaban las bocinas de los vehículos qué daban vuelta por ahí, y la verdad, es que me estresaban aún más de lo que estaba. De repente oigo el teléfono sonar en el fondo del oscuro pasillo de mi casa, pues el foco al parecer, se había fundido; entonces cruzo el pasillo para contestar. Pero al levantar el teléfono, nadie contestó, sonaba el tono típico "Tuu Tuu", "debe ser un bromista" pensé.
La semana siguiente a esta tocaba visita con el terapeuta, así que debía aguantarme el fin de semana con mis pesadillas dentro, y me atormentaban de una manera horrible. Recuerdo qué el día de ayer soñé qué estaba caminando en una ciudad muy grande y futurista, mientras sonaba Sonata, de Beethoven, pero de la nada se oscurece el cielo, y la ciudad se veía cómo un laberinto, por cada lugar al que iba se veía todo igual. En ese entonces mi respiración estaba siendo demasiado rápida, pues, me parecía qué nunca regresaría a mi casa, si no sabía por dónde orientarme, y mientras mis pensamientos me atormentaban, veo a ese monstruo acercándose a lo lejos. Yo estaba totalmente asustado por lo que ocurría, y por más que intentara escapar de aquél bicho, este terminaba encontrándome, hasta qué desperté. Esta clase de sueños son muy angustiantes, ya que vives el horror qué te deparan, y al despertar, aún crees por unos segundos, qué el sueño ocurrió realmente, y que todo estará perdido.
Los siguientes días estuve algo ansioso, pues, cuando terminaba el trabajo intentaba dar vueltas por la ciudad, hasta qué los negocios cerraban, ya que no quería regresar a casa, ya que allí debería terminar enfrentándome contra aquél bicho, cosa que no me apetecía, pues, no era muy linda esa situación. En fin, en algún momento debía volver, y enfrentarme realidad, una realidad cruel, pues, las cosas qué no te sucedieron resultan difíciles de imaginar, hasta qué ocurren, y cuando ocurren, deseas desesperadamente qué eso ya no ocurra. En ese momento estacioné en casa, y entré.
Mi casa, silenciosa cómo siempre, podría parecer tranquilo el ambiente, pero al acercarme a mi cuarto, siempre sentía una sensación de inquietud que recorre mi cuerpo, mientras que los vellos se me erizaban. En ese momento, decidí prender la televisión antes de comer algo. En la televisión estaban pasando comerciales, "Parfum Carnation Delicious: Plus de vigor Plus de fragancia" era un comercial de perfumes, para después pasar a uno de una marca de café. La televisión es una buena forma de distraerme de lo que estaba viviendo en ese momento, pero, tenía mucha hambre, tanto tiempo en el que sólo estaba con la televisión, y aún no había comido, por eso es qué decidí hacerme salchichas para eliminar mi hambre. Prendí la estufa y puse el agua para poner las salchichas, mientras qué lo único que se escuchaba de fondo, era el sonido de la televisión, "Despertá con un rico Café, Cafetem, la mejor marca" resonaba en la sala, seguido de un breve silencio, antes de comenzar el siguiente comercial, "Supermercado Mercawori, donde existen las mejores ofertas del universo", luego empezó un programa de concursos, donde los que participaban debían de nadar por una piscina de gran distancia, y competir por ver quien termina primero y regresa. Yo mientras tanto, terminé de hacer mis salchichas y empecé a comerlas mientras miraba el programa.
Poco después eran las 00:00 am, y terminando el programa qué había antes, empezaron los infomerciales, vendiendo productos para adelgazar. Yo aunque estaba adormecido, cada qué me quedaba dormido despertaba de repente, con miedo a que si me duermo completamente, aparezca La entidad y me busque. Mientras miraba los Infomerciales, sentía todo cada vez más difuso, hasta que aparezco en un cuarto oscuro, donde hay sólo una silla, en la que decido sentarme, y en eso en que me siento, veo qué se enciende una luz roja, mientras aparece aquél ser horrendo, mirándome de manera fija y con una sonrisa en su rostro, acercándose levitando. Enseguida abro los ojos, y me encuentro mirando al techo, tembloroso y algo mareado, ¡Fue horrible!.
El día para ir al terapeuta se acercaba, y moría de ansias para terminar esta pesadilla, y volver a mi vida cotidiana, quejándome de la vida, cómo siempre hacía. Pero, eso era algo qué tenía qué esperar, faltaban 3 días para ese entonces, 3 días de pura tortura de la más cruel y dura. Sentía qué esos días se me hacían eternos, no podía creer que tenga que esperar más, más espera, más desesperación, y resulta qué era mejor la rutina monótona de siempre, qué dormir con ese bicho en mis sueños. Las charlas con mis compañeros fueron disminuyendo, al igual que mi sueño, sin embargo, la cantidad de café qué bebo es inversamente proporcional a las horas de sueño qué tengo. Estuve tiempo sin hablar tanto con mis compañeros de trabajo, y solían hacerme preguntas del tipo, "¡Te ves cansado!, ¿ocurre algo?", y yo respondo, "Estoy bien, gracias", pues, ellos al menos se preocuparon, aunque no solucionarían el problema realmente, no lo creo.
En un momento decido descansar y voy a tomar un café frente al edificio donde trabajo. El local era pequeño, esa mañana sólo había 2 mesas ocupadas, así que había muchos lugares libres, cosa que me gustó, ya que me gusta siempre sentarme del lado de la ventana a mirar la gente pasar. Esperé un rato y llega una camarera joven con un aspecto un tanto alineado, pero despreocupado.
-Hola, ¿Qué puedo ofrecerle caballero?- Dijo la joven dama, algo entusiasmada.
-Buen día, quería un Capucchino por favor, con tostadas. -Dije yo, concentrándome en la camarera.
-Enseguida se lo traigo. - Contesta ella y se da la vuelta para ir a hacer el pedido.
Yo estaba algo cansado, ya que con este asunto no podía mantener un ciclo del sueño bueno, así que decidí leer un periódico, básicamente el periódico tenía impresas las noticias qué vi hace 2 días, algo viejo. En la mesa delante de la mía se sentaron 2 chicas junto a un chico, no parecían ser de este lugar, hablaban de temas interesantes, y a veces jugaban entre ellas, se hacían bromas y se reían. Tanto qué estaba intentando distraerme, llega la camarera con una taza de café, las tostadas y un vaso con agua, a lo que le agradecí.
El local estaba bastante tranquilo, en las ventanas entraba la luz del sol, iluminando el lugar y dando una buena sensación de frescura. Aún estaba bastante vacío, y a penas se oían los murmullos de la gente a mí alrededor. Las extranjeras qué estaban delante de mí, ahora estaban leyendo un libro y hablándose sobre ese libro. Lo único nuevo ahí era un señor vestido de traje, entrando, desprendía olor al perfume "Parfum Carnatium Delicious", y en parte también a cuero, por sus zapatos de vestir. Todo a mí alrededor se veía claro, yo disfrutaba de ese entorno mientras bebía el café y comía las tostadas. Disfrutaba de la vista a la ventana, era relajante, hasta qué siento una mano en el hombro, a lo qué me doy vueltas, y veo frente a frente a una de las chicas extranjeras.
-P-Perdón, es qué se me cayó - Me señalaba al suelo, y yo vi en ese lugar una moneda.
-Está bien, no pasa nada - Me desplazo de ese lugar, para darle paso a ella.
-H-Hola – Me saluda ella y esboza una sonrisa qué recorre su suave y algo ruborizado rostro.
Tal cómo la vi, parecía prestarle interés a algo de mí, en ese momento, yo estaba leyendo un manga, y para ella, eso era un foco de atención a lo que se sienta en su mesa y empezamos a hablar con la distancia, pues, no se permite cambiar de silla cuando se realiza el pedido hasta cerrar la cuenta.
-Te gusta el manga ¿Verdad? – Me pregunta ella, manteniendo su sonrisa y manteniendo su mirada en mi pequeño manga
-Pues claro - Le respondí, parecía ansiada, tenía una mirada qué letificaba.
La conversación estuvo muy interesante, la verdad, fue un festival de cultura popular y "frikismo", por así decirlo, pero luego de un tiempo, terminé el pedido.
Ellas me dieron sus números de celulares, y yo el mío, una se llamaba Ana, y la otra Naira. Cuando volví al trabajo, estuve menos estresado luego de la charla, pues, fue un respiro. El trabajo fue duro, el jefe se veía igual de malhumorado qué siempre, pero, al menos lo único que me estresaba es el hecho de regresar a casa y encontrarme con mis pesadillas. Mis compañeros de oficina estaban en lo suyo, Juan estaba con un café en la mano, hablándole a unas chicas sobre un recital al que fue el fin de semana. Las noches tampoco distaban de las anteriores, pues el miedo influía en mí, a la hora de dormir.
Más temprano que tarde, llega el momento, aunque para mí fue una eternidad. Esa mañana lo primero que hice fue cargar la gasolina de mi carro, y después me dirigí hacia donde vive mi terapeuta que estaba a unos 30 minutos yendo a vehículo. Él me hizo pasar a su consultorio, una habitación un tanto pequeña con paredes blancas, y un sillón.
-¡Siéntate Fer! - Exclama mi terapeuta – Dime, ¿Qué te trae estos últimos días?, ¿Cuál es la razón de tu visita? - Agrega.
Yo, es que estos últimos días estoy teniendo pesadillas – Le respondí, algo nervioso, puesto a que hace tiempo no iba a una consulta- Son algo raras
-Es algo qué sucede mucho, ¿tuviste un problema últimamente? –Me contesta él-
-Bueno, estos últimos días estuve trabajando muy duro, con la idea de que me aumenten el sueldo, pero mi jefe parece hecho de piedra, es inútil intentar- Decía yo, mientras estaba estresandome poco a poco, al pensar en la situación- Apenas me alcanza para sobrevivir el mes entero.
-Bien, eso no es exclusivo de ti, hoy en día todo el mundo está así, ahora con la subida del Dólar, las cosas están demasiado picantes. - Dirige una mueca mientras revuelve una taza de café con una cuchara- No debe de preocuparte nada de eso -Agrega-
-Lo sé, las cosas están mal, pero, siento a veces cómo qué soy el único qué sufre, mis compañeros de trabajo, siempre se ven sonriendo, no se ven tan mal-Dije-
-Hay veces que la gente finge estar bien, pero, no te dejes engañar por ello, seguramente la mayoría de ellos, tendrán sus propios problemas y su mundo - Contesta, en ese momento sentí un gran alivio, alguien entendía mi vida- Sobre las pesadillas, puede ser producto de tu estrés, a ver, cuéntamelas - Agrega-
-Sueño cada día con un ser, que parece de otro mundo, las situaciones se ven diferentes en todo momento, pero, ese ser es el mismo en todas mis pesadillas, y siempre termina persiguiéndome- Le contesto-
-A ver, ¿me estás diciendo acaso, qué el ser nunca cambia? ¿Siempre es el qué te genera esa angustia? -Dice mientras me mira con un rostro que expresa curiosidad-
-Eso mismo - Digo-
-Bien, entonces, probablemente sea a causa del estrés, siempre sueñas con ese ser persiguiéndote, ¿verdad?, entonces quiere decir que sientes que tu situación no te deja en paz, y buscas escapar de aquellas cosas que te estresan- Dice él-
Yo en ese momento sólo deseaba qué sea eso, pues, esa angustia me venía atormentando desde el día en el que comenzó todo. El terapeuta parecía comprenderlo, lo notaba en su mirada, y en ese momento él dice:
-Deberías buscar descansar una temporada, en algún lugar qué conozcas, ¿decías la sesión anterior, cuando viniste a superar tus etapas de duelo, qué tu infancia la viviste en un campo? - Dijo y siguió- deberías de volver ahí, una temporada de descanso, si es que tienes un lugar donde quedarte.
Yo por supuesto tenía un lugar donde podía vivir, sólo qué ahí vivía una tía mía, y mi casa de la infancia ya la había vendido. Contactando con mi tía, después de esa sesión, me la ofreció para quedarme, ya que ella debía ir hasta Europa por problemas de trabajo.
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