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https://youtu.be/pJN5g7YHOQw
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Universos paralelos: El Pacto con la Bestia
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En la Tierra-DS, nombre dado a la vida que viven ____ y Tom, surgieron varias circunstancias, las cuales llamaron la atención de cierta entidad omnipresente... No es Dios, no el que todos conocemos, sino un ente que viaja entre universos, repartiendo la verdad, la venganza y la justicia cuando la situación está crítica y es de vida o muerte...
Todo comenzó una noche donde los puntos más débiles de la energía se abrieron, dando paso a aquella chica de ojos rojos, cuya visión de lo que sucedía en esos territorios fue precisa... Debía de encontrarse con dos personas en particular.
Se encontraba en Londres, específicamente en Kingston Upon Thames, era un lugar tan diferente a lo que se encontró en otra Tierra paralela, donde Londres yacía sucumbida entre una dictadura militar muy rígida y autoritaria. Sin embargo, estos rumbos estaban gobernados por la sangre y la guerra, y la mafia Holland ahora estaba en su mira.
Ella llegó a lo que sería una mansión, una muy elegante y que dictaba que ahí vivía alguien muy importante y peligroso... El ambiente frío se intensificó más cuando ella se teletransportó hacia el interior, guardándose dentro de las sombras, ocultándose de las miradas que rondaban el sitio. La mansión se veía destruida por fuera, y, por lo tanto, por dentro reinaba un frío singular, que hasta le recordaba a su hogar en el abismo... Un lugar muy amplio que gritaba soledad, tristeza y balas, ella lo recorrió sigilosamente, tratando de encontrar a la chica que se le presentó en sus visiones.
Hasta que por fin la encontró... Se encontraba en medio de un jardín fascinante, que, a la luz de la luna, todo parecía tener vida y muerte a la vez. La analizó de pies a cabeza, oculta como siempre en la penumbra.
Mientras tanto, la otra chica, delgada y con cicatrices por todas partes, le daba la espalda a la entidad de otro universo, ella yacía observando un particular rosal, que estaba muy reluciente y demasiado cuidado. Viéndolo detenidamente... El ser paralelo, leyó ávidamente sus pensamientos, y fue ahí donde se dio cuenta de la identidad de la chica... ____ West.
— ¿Eres ____ West? —por primera vez, en todo el tiempo que yacía la entidad observando, habló, y su voz sonó como un canturreo que parecía una combinación entre la voz de un ángel y los lamentos de un demonio.
West, al escucharla, se quedó estática en su lugar, sintió un frío helado recorrerle la espina dorsal, pero aun así no se atrevió a voltear, y eso que había convivido y amado a un humano que tenía la actitud de un auténtico demonio...
— ¿Quién eres? —la chica titubeó, con el corazón acelerado, la parálisis del miedo no la abandonaba... No del todo...
— ¿No me voltearas a ver? —ella comentó extrañada—. Todavía no te he hecho nada...
—No puedo... —West trataba de ser fuerte, pero el frío del ambiente combinado con el miedo de aquella voz, no le permitieron mover sus piernas para correr, y mucho menos podía gritar, sus cuerdas vocales habían quedado congeladas por el miedo puro...
—Sé que puedes —contestó, para después utilizar su poder mental, y obligar a la chica a voltear.
Aquel poder mental se sentía como pequeñas agujas clavándose en cada parte de su piel, la entidad trató de no usar su máximo potencial para no lastimarla, ya que no era su intención matarla o incluso castigarla... Estaba limitada por las circunstancias y por la ávida empatía que tenía hacia West.
West al voltear a ver, se encontró con una chica de cabellos cafés brillantes, figura delgada y alta, piel pálida como la arena, y rasgos finos... Pero, lo que más le llamó la atención, fue su peculiar color de ojos... Rojos, puramente rojizos como la mezcla de la sangre y el Infierno. Ella vestía totalmente de negro, con un blazer largo que le llegaba cinco dedos arriba de la rodilla, unos pantalones lisos ajustados y una blusa de manga larga del mismo color, pero con un estampado a forma de símbolos raros, en donde resaltaba el número 666 en color rojo. Sin embargo, algo que le contrarrestaba todo su conjunto a la chica, eran sus botines rojos como el mismo color de sus ojos. ...
— ¿Qué eres? —la mortal no dudó en preguntar—. No eres nada humana —seguía observándole aquellos ojos. Todavía no podía moverse, porque de serlo así saldría corriendo velozmente, hasta que sus pies sangraran de tanto correr y escapar.
—Mi nombre es Scarlett Knight —fue ahí donde West se dio cuenta de que aquella chica le hacía honor a su nombre al poseer aquellos ojos tan amenazadores—. He visualizado todo lo que pasa aquí, es muy interesante... Incluso puedo oler y ver toda la sangre que se ha derramado... —ella recorrió el jardín, observando cada hoja, cada flor y cada detalle—. Incluso tu propia sangre se derramó... ¿No es así? —giró precipitadamente para ver a la chica paralizada.
West recordaba, de entre todas las historias que engulló del librero del castaño que los Dioses eran normalmente atraídos por los ríos de sangre que los pueblos solían derramar sobre ellos, llamando "sacrificio" a las atrocidades, un miedo le creció dentro, terminando por martillear sus propios oídos.
— ¿Cómo lo sabes? —West no dudó en cuestionar—. ¿Acaso eres la mano derecha del traidor?
—Más que eso... —Knight respondió, aun se le podía escuchar aquella voz tan paralizante—. Soy la persona que acomodará algunas cosas y atará cabos sueltos...
— ¿Cómo lo harás? —West otra vuelta disparó otra incógnita.
Había algo en aquel ser que le resultaba expresamente enigmante, quería salir de ahí, despertar, extender los brazos y alcanzar la lucidez.
Scarlett, no respondió aquella pregunta, es más hasta se quedó en silencio por unos cuantos segundos. Hasta que volvió a hablar: —¿Has conocido el Diablo en persona? —comentó seriamente, examinando más de cerca a la chica que tenía enfrente, leía sus pensamientos para entenderla, pero al fin y al cabo se sentía identificada... Por su pasado... Como si fuera una versión suya en otra línea temporal, no como una variante que fuera exactamente igual, sino como una persona que vivió lo que ella sufrió de otra manera, pero al fin y al cabo terminaron igual... Con estragos pesándole en la espalda, y con sus dos almas gemelas qué las sumergieron entre el deseo, el infierno y el amor.
—Podría decirse — West respondió, observando atónitamente a la chica de ojos rojos como el Infierno... El miedo se apaciguó, sólo porque ya había vivido un cielo y un infierno con Tom, con su Thomas—. ¿Acaso tú eres el Diablo?
Tal vez si cerraba los ojos con fuerza y aguantaba la respiración, aquella entidad terminaría por mostrarle el camino.
—Tal vez, pero no es lo que parece... No asumo la identidad del Diablo, pero sí que lo he conocido —Scarlett dijo.
—Entonces, ¿lo conoces? —para ese momento, West pudo tener un poco de movilidad en sus pies, los arrastró por el suelo de un costado a otro, pero éstos todavía no tenían la valentía de correr—. ¿Sabes cómo es?
—En realidad, es tan diferente a lo que piensas... Lamentablemente no está aquí para castigar a los malos humanos... Pero para eso estoy aquí, querida ____ West... —la entidad por fin se dignó en aclarar todo, y dejar de usar su poder mental en contra de la mortal—. Me presento soy la venganza y la justicia en persona...
Ahora ambas chicas se encontraban sentadas en el jardín, teniendo la nieve mojando todas sus ropas y el frío calando sus huesos, sin embargo, no había un lugar tan seguro para hablar de cosas impactantes y difíciles de digerir para cualquier ser humano.
West, por fin ya había recuperado el control de su cuerpo, pero todavía seguía con miedo por la presencia de Scarlett. No obstante, tenía la inquietud de saber el motivo por el cuál aquel ser la había visitado, justo hoy, justo en la noche y justo en una luna de sangre...
—Sabes ____, yo también tenía a un Tom en mi mundo... También me llamaba ángel... Cuando en realidad era todo lo contrario —Scarlett se precipitó a comentar, puesto que había leído los pensamientos de su acompañante, y en ello, visualizó una imagen de un chico que se parecía mucho a la imagen de su amado, lo recordó con mucha nostalgia, todo lo vivido, todo lo ocurrido, y todo lo que hubiera ocurrido... Si tan sólo lo hubiera protegido de ella misma—. Se llamaba Sariel, él sí era un ángel de verdad, y yo, por el contrario, era un ser que casi destruye el multiverso.
— ¿Por qué me dices todo esto? —la chica todavía no saciaba la inquietud de su mente, tenía tantas dudas y pocas respuestas. Para calmar su ansiedad, levemente apretaba los labios, seguido de los puños, incluso leves choques eléctricos de adrenalina estaban por salirle, como si fuera un impulso de sobrevivencia y de duda al mismo tiempo.
—Porque quiero ayudarte, ____ —el ser de otro mundo dijo, su tono de voz cambió de ser espeluznante a ser completamente normal, estos eran los estragos que su naturaleza demoníaca le dejó.
—Todavía no me dices lo que eres. —West ya no soportó más el hecho de no saber la verdadera identidad de la joven.
—Es que no lo entenderías —se limitó a decir Scarlett. ¿Cómo podría contarle cientos de años de su existencia en sólo una noche?
—Dímelo —la chica mortal habló en un tono de voz decidido, decidido a saber la verdad dentro de un mundo de misterios universales y dramas dentro de la mansión Holland.
— ¿Podrás soportarlo? —Knight cuestionó, aún insegura de la reacción de West. No quería asustarla de muerte, y más porque había leído su pasado... Un choque de emociones más, y la chica iría al purgatorio.
— ¡Dímelo! —_____ West se levantó instantáneamente del suelo, como siempre, sacaba las fuerzas para encarar a los más poderosos que ella, si nunca le tuvo miedo al mafioso más mortífero de Londres o a la bestia de la mafia Holland, menos le tendría miedo a una entidad errante... Estaba totalmente equivocada.
Había lazos irrompibles e invisibles que ella jamás busco,
traicionero era su reflejo todas la mañanas,
la persona que le devolvía la mirada tras el cristal musitaba:
Aquí se ha ganado.
las cicatrices palpables detrás de las telas alzaban con voz guerrillera:
Aquí se ha perdido.
dejaría de perseguir la gloría,
detrás de la puerta no había ni una sola victoria,
después de tanto,
después de todo,
ni la victoria ni la clemencia ni ningún Dios le devolvió la mirada trás pasar media vida de rodillas.
—Bien —Scarlett dijo con voz firme, levantándose a la altura de la chica—. Soy la bestia del apocalipsis, ¿contenta West?
Estaba totalmente equivocada...
Un nudo en su estómago se formó, la parálisis otra vuelta la aprisionó, no le salían los gritos o los sollozos, como si fuera de piedra se quedó inmóvil apenas y Scarlett le soltó la noticia. No estaba preparada en lo absoluto, no se imaginó que más allá de los límites de la conciencia humana había un mundo totalmente diferente, luminoso y pacífico por fuera, oscuro y voraz por dentro.
La luz roja de la luna de sangre, llegó a su punto máximo, haciendo así un ambiente tan tenebroso para cualquier humano... Si alguien se colara entre la conversación de ambas chicas, seguramente todo se malinterpretaría a que Scarlett estaba a punto de morder a su presa apodada West, como una caza furtiva en medio de una noche tan enigmática.
—Eh... —un leve sonido salió de los labios congelados de _____, no podía articular las palabras correctamente, sus pensamientos de miedo y angustia estaban a mil por hora, y esto Scarlett lo percibió tan claramente. Ella estaba acostumbrada a esa reacción de los humanos hacia su ser. Los únicos que nunca le tuvieron miedo fueron Lucifer, los 7 demonios de los pecados capitales, sus otros 2 guardianes, e incluso Sariel...
—Suponía que ibas a reaccionar así —Scarlett se acercó más hacia West, para luego darle unas palmadas en su cabeza, como símbolo de que todo estaba bajo control—. No vengo a destruir tu mundo sino a corregirlo. Todo está en caos, lo sé. Incluso ahora estás dentro de una guerra entre la vida y la muerte —mencionó en un tono relajado—. Mírame a los ojos... —incitó.
A West no le quedaba de otra más que aferrarse a todos sus miedos y estrujarlos para luego tragárselos por completo, entonces volvió a ver aquella mirada, y ahora no sintió nada de miedo...
«Enserio ha venido a ayudar» West pensó para sus adentros.
Era una corazonada que ella había sentido, una vez más, desde que conoció al castaño, sentía que todo podría estar bien, en medio de una guerra sangrienta, en medio de la soledad y la tristeza... Todo podría estar bien...
"por qué el mar nunca me alejó de ti,
Por que nunca creí que la guerra fuera tan armoniosa,
hasta que al abrir la herida te encontré a ti".
«Exactamente» respondió Scarlett dentro de la mente de West.
Ante ello, ______ no pudo evitar soltar un murmuro de angustia:
—Mierda.
—Debes de saber muchas cosas sobre mí para que me tengas confianza —Scarlett sonrió de lado, no fue una sonrisa siniestra como se hubiera imaginado West, pero sí fue una sonrisa sincera, que demostraba un apoyo oculto entre las sombras.
Y fue así como le contó a la mortal varios aspectos de su vida, no todos en absoluto sino los más importantes y claves. Entre estos le contó sobre su capacidad de transportarse a otros universos, sobre sus aventuras con otros personajes paralelos, e incluso sobre el origen de su poder...
— ¿Por qué a mi? ¿Por qué a nosotros? —West no tardó en iniciar con un bombardeo de dudas.
—Porque me han llamado la atención —Scarlett respondió. Ahora la luz lunar se veía opacada por inmersas nubes. El ambiente se oscureció en su totalidad, guardándose de paso el inicio de un trato que cambiaría por completo aquel destino doloroso... O no....
De repente, una silueta muy conocida para West y poco conocida para Knight, se asomó entre las grandes puertas traseras que adornaban la mansión. Ambas voltearon, por un lado, la mortal se sintió aliviada, y por otro, la entidad se sentía fascinada... Él se parecía a su Sariel, exactamente la misma calca, pero contrarrestando a la personalidad que tenía su ángel protector... Esta variante era fría, tenso e inestable.
— ¿Sariel? —el corazón de la chica revolotea al ver de nuevo aquella imagen, dándole una suma de recuerdos tanto felices como dolorosos.
Era Thomas Stanley Holland, quien veía a su ángel con una persona extraña, con una cercanía peligrosa dada a la tensa situación de guerra. En un acto de instinto, el mafioso sacó su arma de su cinturón y apuntó hacia la intrusa...
Un disparó directo al corazón sonó al aire, estampándose en la piel de Scarlett. Por un momento, West se cubrió los oídos y cerró los ojos con fuerza, quería detenerlo, ya que quería saber más sobre esa extraña visita, más allá de que nunca se acostumbró a verlo matar a nadie.
Pero, nada le sucedió a la figura de Scarlett, quien no se inmutó ante el impacto, no recibió un solo rasguño y ni siquiera sangró... Es más, hasta la bala se desintegró al tener contacto con el pecho de la entidad.
Tom, asustado y nervioso por el hecho, lanza otro disparo, ahora a la cabeza de Scarlett, pensando que la intrusa tenía un chaleco antibalas indestructible... Una vez más nada sucedió, no hubo sangre de por medio, y nunca se movió Scarlett de su lugar.
Sudando por la tensión, Thomas descarga todas las balas posibles en Knight, mientras que West se agachó por instinto, la nieve se le metió con insistencia en los zapatos cuando se arrastró hacia Tom para detenerlo en seco.
Las balas se acabaron, y Scarlett no sangró en lo absoluto.
Con el instinto asesino frustrado, Tom se queda por un mísero segundo estático en su lugar, admirando la fortaleza de aquel ser. En tanto, West se acercó presurosa hacia él, y lo sacudió de su sitio.
— ¡YA BASTA, THOMAS! —ella gritó tanto como pudo para sacar de su brote de ansiedad y temor al castaño. Su garganta se desgarró por la adrenalina sabor a ácido...
En un instante, y reaccionando de una manera diferente, Tom empuja lejos a _____ para protegerla del peligro que se acercaba... Para protegerla de sí mismo, ante una lucha entre el fuego.
— ¡Vete de aquí, Ángel! —exclamó el castaño, apenas y dejó a salvo a West, para después correr en modo ofensivo hacia Scarlett, teniendo la intención de aniquilarla con sus propias manos.
«No puedo creer que tengo que lidiar con una versión de Sariel intensa» la inmortal pensó, negando con la cabeza en el proceso, y poniéndose en posición de ataque para defenderse y detener a Tom.
«Pero dejaré que esta variante sacie mi culpa... No soporto la culpa de perderlo... Necesito un castigo por lo que le hice... Dejaré que me castigue» un pensamiento de la chica sobrenatural se interpuso, la culpa la llevó al abismo y ahora quería remediar todo...
Scarlett deshizo la posición de ataque, y esperó a que el lobo fuera hacia ella. Con los colmillos afilados y con ojos que denotaban furia y angustia.
Thomas lanzó el primer golpe, directo a la cara de la chica, ella por un lado no sintió dolor, no podía sentirlo, ya no tenía esa parte humana. Mientras que, Tom al sentir su piel extremadamente fría cuál hielo en el antártico, se queda pasmado, sin embargo, eso no le impidió seguir atacando al ser dimensional.
Un golpe a la quijada, no hubo quebradura... Un golpe al corazón... Éste ya no latía, no era necesario... Un navajazo al cuello la navaja se rompió a mitad de camino... No había sangre que derramar, sólo furia y culpa por descargar.
«¡Tienes que parar THOMAS!» Los pensamientos de West se intercalaban una y otra vez, entre la incertidumbre por la inmortalidad del ser, el hambre de furia por parte de Tom, y la ansiedad que ella sufría en ese momento.
Los golpes de Tom eran fuertes, podrían dolerle a cualquier ser humano promedio... El dolor físico era inexistente, el amor que sentía Scarlett por sus recuerdos se materializaba en puños llenos de sangre... Cómo le dolía y pesaba todo lo que vivió... Un dolor peor que unos nudillos destrozados desde los huesos.
Una vez más Scarlett estaba intacta, sólo que ahora estaba manchada por sangre ajena...
Como un acto drástico y último, Tom decide rodear con sus manos el cuello de la chica... Pasó unos cuantos minutos tratando de que el aire abandonara aquellos pulmones, pero nada cedía...
— ¡Mátame de una vez! ¡Castígame por todo lo que te hice, Sariel! —la presión de todo se empezaba a desbordar, tantos años y recuerdos cargados, empezaban a colapsar.
Tom no entendió por qué le cambió el nombre, tampoco le hacía falta, ella era una intrusa que había irrumpido en su hogar, que había hecho que West palideciera.
— ¡¿Por qué no te mueres?! —Tom exclamaba mientras apretaba más y más su agarre.
—Porque todo es una ilusión, Thomas Stanley Holland... —Scarlett mencionó, clavándole la mirada rojiza, que ahora estaba más brillante, aquellos rubíes se iluminaron tenebrosamente.
De un momento a otro, todo el escenario cambió... Los tres presentes se trasladaron al interior de un estudio de la mansión. La teletransportación dejó mareados a Tom y a West.
— ¡¿Qué carajos?! —se escuchó una queja insólita del castaño.
—Ahora has visto uno de mis poderes, Thomas, has jugado con el fuego, quemarte con él, e incluso consumirse en su interior... Todo esto me ha llamado mi atención... Tú y esa chica, a quien le apodas como Ángel —señaló a West—, están destinados a caminar entre fuego...
Era una de las mujeres más bellas que sus ojos nunca hubieran visto...de no ser por la falta de humanidad, West podría haberse derretido en celos por la manera en la que esta le clavaba los ojos al castaño.
—¿Hay otra "yo" en tu mundo?—inquirió West, arrebatada por las últimas palabras de aquella chica con mirada demoniaca, Tom estaba delante de ella, la miraba con cierta complicidad sobrehumana.
—Había...
—¿Había?— preguntó West, aún en pie con la espalda de Tom tapando el noventa por ciento de visión, con él ahí se sentía más valiente a la hora de lanzar preguntas, no importaba si él no era capaz de defenderla, ella prefería morir a manos de aquel ser junto a él que aislada—. ¿Cómo acaban las cosas con ella?
—Está muerta, la mataron —se limitó a responder la chica de belleza singular, no hubo espacio en la habitación para que nadie respirara la sorpresa y la tensión.
—¿Quién la mató? —preguntó Tom, no era capaz de entender nada de lo que estaba pasando, no sabía quién era aquella chica ni por qué no sucumbía ante sus ataques, sin embargo cuando esta mencionó la posibilidad de una West muerta todos sus sentidos reaccionaron.
West lo vió apretar los puños en los costados con la luna encima suyo, evocó un claro intento por caminar hasta él y tomarlo de la mano. Scarlett extendió una sonrisa juguetona, viendo como está caminaba con pasos pesados hacía el castaño.
—La mató Sariel, el Thomas Stanley Holland de donde vengo, dos semanas antes de su cumpleaños, murieron ella y el bebé que cargaba dentro —pronóstico, West se detuvo en seco, el cuerpo de Holland se tensó cuál cuerda de arco.
—Eso no pasará aquí. —Thomas habló con fiereza, se quería meter aquellas palabras como promesas entre el pecho y los pulmones, estaba seguro que cobraría su propia vida antes que la de ella.
—¿Seguro? ¿La herida que lleva en el rostro no fue a causa de tu cuchillo? —su voz sonaba áspera y melodiosa, tan indescriptible, cada vez que ella comenzaba a hablar algo se le agolpaba en el cerebro.
Holland guardó silencio, entendía menos, cada vez, atemorizado por la idea de ser el culpable de la muerte de West, su dedo meñique comenzó a temblar, golpeando la yema de éste contra su pantalón.
West lo notó, se acercó sin titubear hacía ellos, aquella chica olía a azufre, al estar a un metro suyo su primer instinto fue vomitar, el segundo fue tomar la mano de Holland, deteniendo los temblores.
El silencio reinó el estudio, pero los pensamientos estaban fluyentes cuál río caudaloso... Los pensamientos de Tom eran intensos, fluidos e intercalados, éstos sonaban como una sinfonía de guerra. Por otro lado, los pensamientos de West se mezclaban con la poesía, como si sus pensamientos se ordenaran perfectamente hasta crear semejantes obras de arte.
Eran almas preciosas e interesantes... Rotas por el mundo que les tocó vivir y reconstruidas por el amor voraz.
West moriría eventualmente, lo supo desde que ésta mencionó que Sariel, el "Tom" de su mundo había sido el causante de la muerte.
El ser humano siempre se ha visto sometido ante el hambre,
hambre de reconocimiento,
de amor,
o inclusive un poco de aliento,
insaciables pedazos de carne,
ella no era quien para ir en contra de la lógica,
ni de la vida,
hace tiempo había perdido el hambre,
su cuerpo era delgado en espíritu y ganas,
se había vuelto un fantasma con un solo deseo.
"Que él vaya bien, incluso cuando me haya ido"
había sido gracias a él que había vivido.
— ¿Por qué nos elegiste? —ahora Tom cuestionaba desenfrenadamente a Scarlett—. ¿Qué es lo que quieres monstruo?
— ¿Crees que yo soy aquí el monstruo, Thomas? —Scarlett alzó una ceja.
—No lo eres —West dijo en voz baja.
Thomas destruía los mundos, ella los analizaba.
—Exactamente —la chica levitó a unos cuantos centímetros del suelo, y se sentó en el inerte aire. Acto que dejó desconcertados a los dos presentes—. Esto es un desastre, ¿no?, ¿hubiera sido diferente si fuera una humana? —no hubo respuesta alguna—. Bien... —suspiró Scarlett pesadamente—. ¿Acaso debo de hacer un milagro para que entiendan que no soy su enemiga? —el silencio retumbó el recinto, Tom frunció el ceño, analizando a la desconocida, cansado de luchar con ella porque era inútil luchar con alguien que ya no tenía pulso—. Sólo esperen unos segundos...
De pronto, Samantha aparició, llena de sangre ajena como siempre entre sus ropas negras de piel y su cabello rojizo. Detrás de ella, estaban James y Harrison, con una apariencia de que acababan de matar a 5 hombres armados.
—Holland, tenemos un ataque repentino, hombres armados están rodeando la mansión poco a poco... —ella detuvo su informe al ver a la desconocida, en donde no dudó en dispararle.
La bala se quedó flotando en el aire, pues Scarlett usó su poder mental para detenerla.
— ¿Quién es esta aberración? —Samantha no se inmutó, ni se asustó al presenciar al ser, ya que ella convivía todos los días con la muerte misma.
Solamente los que estaban pavorosos por el miedo fueron James y Harrison, pero no lo demostraron debido a la adrenalina de hace unos minutos...
—Es una aliada... Por el momento —Tom dijo sumamente serio—. ¿Qué pretendes hacer? —se volteó a la chica demonio.
—Ayudarte a ti y a West —ella respondió.
—Tienes sólo esta oportunidad... —Tom dictaminó, a lo que Scarlett asintió con una leve sonrisa en sus labios.
En un segundo, y con la velocidad de la luz, Scarlett ya estaba debajo, en la sala, donde yacían tres hombres armados rodeándola.
— ¿Viste cómo se movió? —Harrison palideció por un segundo, tragando saliva.
— ¡¿Qué mierda invocaste, Holland?! —Samantha le mencionó al castaño.
—No lo sé... —Tom respondió.
—Ella ha venido a ayudar —West habló por lo bajo—. No importa que sea la bestia del apocalipsis, ha venido a ayudar.
— ¡¿QUÉ ES QUÉ?! —James y Harrison gritaron al unísono.
Fueron segundos los que tardó Scarlett, en dejar noqueados a 10 hombres... Uno tras otro, la velocidad y la agilidad iban a juego con la guerra que emanaba la mansión. No derramó ni una gota de sangre, pero sí que les había absorbido el alma por completo hasta dejarlos vacíos e inertes...
—Es realmente buena en lo que hace —Samantha observó todo el espectáculo con un cigarrillo en la mano a medio terminar—. Puede ser de ayuda... Bestia del apocalipsis con la bestia de la mafia... Suena una combinación sumamente y letalmente peligrosa —lanzó el restante del cigarro, y de un solo salto se sumó a la batalla que se estaba llevando a cabo. Bestia y bestia luchando lado a lado...
¿Acaso la desconocida podía ayudarle a encontrar a Rita?... Todo es posible, los universos cada vez más requieren que los vigilen...
—Si la tenemos de nuestro lado, podemos ganar y terminar esta guerra. Es una buena arma —Harrison comentó, los nudos en su estómago, lentamente lo atormentaban.
—No le tengo mucha confianza... Ni siquiera sé su nombre. —Tom habló por lo bajo, cruzándose de brazos, mientras veía los rápidos movimientos de la inhumana.
Su confianza en la chica estaba destrozada, sin posibilidad de arreglo, ella sabía cosas, sabía lo que podría llegar a pasar y la detestaba por prever la muerte de West.
Ella se deslizaba entre el espacio, se teletransportaba, y rompía huesos y almas sin remordimiento alguno.
—Su nombre es Scarlett Knight —____ habló, llamando la atención de todos.
En un santiamén, todo se volvió negro... Los hombres intrusos se esfumaron y se redujeron a cenizas...
Todo era parte de su plan... De su juego y de su ayuda.
Ahora el escenario cambió... Ya no estaban ni Harrison, ni Samantha, ni James... Sólo estaban _____ y Tom, en lo que sería un teatro londinense... El favorito de Tom.
El único al que Tom podía huir cada vez que le doliera la realidad.
—Dejémonos de rodeos, Holland y West —Scarlett dijo ya cansada—. Sé que no soy el Diablo... Pero, puedo concederles un deseo.
— ¿Qué me quieres decir? —Tom cuestionó al instante.
—Por primera vez quien ya fue perdido puede volver a ti —explicó Scarlett pasando la mirada por todo el lugar, sus ojos se enfocaron entre las vigas del techo y las suspendidas y pesadas cortinas en color vino. En tanto, West no paraba de pensar... ¿Acaso Scarlett puede hacer lo imposible... Revivir a los muertos?
— ¿Qué pides a cambio? —West dictaminó.
—Nada... que no hayas perdido ya, —Scarlett respondió suavemente, y ahora la voz demoníaca le había vuelto—; además, tal vez algún día los necesite.
—No me vengas con contratos inacabados, dime qué mierdas quieres o lárgate por donde has venido —instó el castaño con tosquedad, se encontraba agotado física y emocionalmente.
—Te devolveré a tu hermano: Harry —los ojos de West se abrieron con sorpresa en el medio de dos hileras de butacas, en algún momento, tal vez, le podría pedir que reviviera su familia. De pronto una centella de esperanza se le amotinó en los costados.
—Está muerto.
Los ojos lujuriosos de la chica se posaron en el castaño, lo veía con un deseo indescriptible. Puesto que le recordaba a su Sariel... Su dulce Sariel, que ella perdió...
—Te lo devolveré si tu me das algo... —exclamó.
— ¿Qué quieres? —preguntó el castaño más curioso que atemorizado.
Los ojos de West se encontraban fantaseando con las posibilidades, viendo ilusiones en la alfombra vieja del lugar.
—A ella, quiero que me la entregues, de todas maneras morirá, no importa cuanto intentes cambiar la historia.
— ¡No! —respondió Tom rasgándose la garganta—. Vete al carajo.
—Está muerta Tom, no puedes quitarle la condena que lleva encima —repuso Knight, no fue hasta que West alzó la vista y vió la postura amenazante y firme de ambos que se dió cuenta que estaban hablando de ella—, le daré una muerte mucho menos violenta de lo que sería normalmente, tus manos no se ensuciarán de su sangre, es más, ni siquiera me la llevaré ahora, me la llevaré luego.
—No, esa es mi última respuesta. —Tom estaba tan cerca suyo que el calor de ambos cuerpos ardientes se mezcló en el aire impregnado de somnolencia y desespero que traía consigo Scarlett.
—La matarás, no habrá manera de que la recuperes ni a ella ni a tu hermano, tu egoísmo te los quitará a los dos —escupió ella, infeliz de que un simple humano la desafiara.
—Bien... Haremos lo necesario para evitarlo. —fue una respuesta por parte de castaño, siendo voz de West.
El trato era cruel, como la vida misma, había tantas carencias y posibilidades nulas de curar el hambre, el dinero no llenaba los espacios vacíos, al tacto se sentía frío y el usarlo mal podría cortar la piel, Tom no digería la idea de perder a Harry, sin embargo ya lo había hecho, no sabría conllevar la vida si despertaba un día sin West causando un remolino por doquier.
Scarlett le dedicó una última mirada a West por encima del hombro del castaño, en un parpadeo desapareció Tom, y ahora West y Scarlett estaban solas entre los telones viejos del teatro...
—¿Qué le has hecho? —inquirió sin voz.
—Lo he mandado a casa. —sonrió nuevamente, sus pasos eran inaudibles con su peso liviano.
— Yo... —West murmuró.
— ¿Qué es lo que más deseas? —Scarlett la miró a los ojos, y vio a través de ella, toda su historia y cicatrices, entre todo aquello, se encontraba lo que más anhelaba...
Familia, amor, dignidad, respeto, ganas, fuerzas... razones, la lista de deseos era larga e interminable.
—A él —West respondió hipnotizada. El poder de la chica se colaba entre sus pensamientos...—, que él sea feliz.
— ¿Por qué? Eso no es algo que tú le debas —jugueteó, por unos segundos sus dedos tamborilean el respaldo amaderado de las butacas.
—Yo no, pero tú y todos aquellos desgraciados con poder sí —emergió valiente—. Quiero que me lleves y que le regreses a su hermano en cambio.
Es que al pensar en él le brotaban las alas,
el miedo se le achicaba.
Gracias a su Lucifer, Scarlett podía poseer aquel poder... Del deseo.
—Hecho —Scarlett intentó chasquear los dedos, fue la primera y la última vez que West se atrevió a tocarla.
—Espera —dijo con valentía sobrante, aquella piel tersa y gélida la llevaba a más mundos que sus propios ojos—, me gustaría saber cuándo moriré.
Scarlett Knight barajó la posibilidad de responder tal pregunta, normalmente los humanos huían de saber el día en el que parecerían, ingenuos.
Pero West ya no era tan humana, ni tan ingenua.
—Dos semanas antes del cumpleaños de Holland, cuando tu bebé apenas tenga cinco meses y una semana —esta vez chasqueó los dedos, y ahora la bestia se había desvanecido ante los ojos de West, a quien la inundó una especie de bruma oscura.
El pacto con la Bestia apenas ha comenzado... Ella tenía un plan para ellos... Y no se iría de ese mundo sin terminar su misión.
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Hola a todas, esta ha sido una colaboración y antes que nada quiero agradecerles por haberme ayudado a llegar tan lejos, para mí es un honor cerrar, ahora sí, oficialmente este libro con este especial.
Quiero agradecer de todo corazón a Faed, la autora de la historia que se ha entrelazado esta vez, pesé a que su historia y la mía no tienen relación alguna, para mi es un honor y me llena de alegría haber podido colaborar con una persona tan talentosa como lo es faedmj, su historia en si misma tiene una fuerza y una narrativa increíble, mi más grande admiración hacía a ti.
Faed, gracias por el apoyo, la dedicación y todo el amor, te llevo siempre en mi corazón y no puedo esperar por llegar a seguir escribiendo junto a ti.
—Alex 💀
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