Capítulo 70
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La Caída Del Imperio Holland
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—Basta de juegos—pronunció rabioso, sangre bajaba por su rostro, desde su mejilla hasta su cuello, parte de sus ropas estaban empapadas de su propia sangre—.
Sus ojos se encontraban desorbitados y su piel sudorosa, apuntó su arma directo hacía mi dispuesto a disparar.
—No te quejes ahora, Clark—del otro lado de la bocina podía escuchar el alboroto y como Harrison guardaba silencio—Tu fuiste él que quiso jugar conmigo, debiste matarme apenas me tuviste de frente—.
—¡Cállate!—gritó acercándose para intentar patearme el estomago, moviéndome consiguiendo que su empeine se clavara en mi tórax, sofocándome—estar con Holland te ha hecho todo una bocona—.
No mentía, desde que conocí al castaño siempre me sentí más segura que nunca, invencible, incluso si Tom terminaba por matarme igual que con Nikki, creo que al final le agradecería.
—¡Clark, soy yo soy Osterfield, ponle precio a su vida!¡Te daremos lo que pidas!—dijo eufórico el rubio por el altavoz de la computadora, los ojos de Clark se alarmaron por un segundo buscando de donde venía la voz—.
—Maldita West ¡¿Tu lo llamaste?!—volvió a gritar darse cuenta que la voz provenía de la laptop—Osterfield, no hay absolutamente nada que puedas darme para solventar el placer que será ver a Holland retorciéndose de dolor—exclamó eufórico—.
Harrison intentó protestar al instante, antes de siquiera poder hablar Clark se acercó pateando la laptop hasta que la pantalla se doblo.
—Ven aquí—parte de su saliva y sangre salió disipada de sus labios, ensuciando el suelo de madera, escucharlo hablar era extraño, con media cara rebanada parecía que este tenía la lengua adormecida—ángel—.
Clark me tomo del cabello, tirándome de mí hacia atrás con la intención de sacarme a rastras de la habitación.
—¡No te atrevas a llamarme así!—grite eufórica, deje que sus manos tiraran de mi cabello, moviéndome sobre el sitió mi cabeza punzaba y mis mano izquierda se dirigió a sus piernas, metí un dedo justo en la herida de su pierna, cerca a su cadera, este soltó un gemido de inmediato soltándome de golpe, mi cuerpo se había rendido pero mi espíritu seguía haciendo que cometiera estupideces—.
No recordaba mucho de como James me había enseñado a golpear, pero recordaba bastante de como desarmar a otra persona.
Clark se sostuvo de la pierna por varios instantes con el revolver plateado y ensangrentado aun en las manos, me puse entre sus piernas sintiendo la pierna entumecida y caliente lo tomé de la muñeca tan rápido como pude, tirando de mí hacía atrás mientras ponía la suela de mi zapato izquierdo en su pecho usando el pie libre para patearle la cara y tirar de él hacía adelante, este giro por inercia en el suelo, soltando el revolver para girar hasta chocar contra la mesita de noche blanca de Sam.
—¡No te atrevas a moverte!—grité poniéndome de pie con ahora el arma de Clark en las manos—¡te juro que si te mueves te mato!—mis manos se encontraban temblorosas y por unos instantes tuve que recargarme en la pared para no caer—.
—Que giro tan interesante—dijo Clark apoyando una de sus manos en la mesita de noche ensuciándola de sangre para ponerse de pie sin apartar la vista de mi rostro—tan enseñado tus trucos—dijo cauteloso y burlón, cerca suyo la laptop de Harrison había quedado hecha pedazos—.
—Dije que no te muevas—dije entre dientes, el revolver no tenía seguro y estaba listo para disparar—.
—Que curioso...—dijo de pie, sin moverse de su sitio, bajando la cabeza para evitar mi mirada—te enseñaron a defenderte desarmando a una persona—jugueteó—pero ¿Te enseñaron a matar a alguien y cargar con la muerte de esa persona en u cabeza toda la vida?—.
—No necesito que me enseñen a hacer algo así—mis manos se encontraban temblorosas—de tener elección preferiría no matarte—.
—No te engañes ____, veo determinación en ti, quieres matarme, sé que deseas tirar de ese gatillo y plantarme una bala entre ceja y ceja—se burló y dio dos pasos hacía a mi—.
—¡No te muevas!—grité tomando el revolver con ambas manos y este se detuvo en seco—.
—Intenté abusar de ti y quemé tu casa—habló cauteloso y divertido—estoy seguro de que no soy tu persona favorita en esta tierra—.
—Yo no soy como tú—dije y este dio otro paso hacía adelante—¡Vuelve a hacer esa mierda y te juro que dispararé!—.
—No, tu no harás nada—dijo—eres consiente de la delgada línea que hay entre la vida y la muerte, en cuestión de segundos serás una asesina, esa es la diferencia entre tu y yo, pero también es la diferencia entre Tom y tu—.
—Te equivocas...—pronuncié en defensa del castaño, nerviosa—.
—¿Me equivoco?—se burló e hizo su mayor esfuerzo para no sonreír con la herida en el rostro—No tienes idea de cuantas vidas se ha cobrado, su sangre es fría, es todo un cabrón—.
No,
yo lo conozco,
sus manos siempre han sido cálidas y amables
—¿Crees que aquel día te salvó por que era un caballero?—dijo y dio otros tres pasos hacía a mi, haciéndome temblar—No tienes idea de la cantidad de mujeres que él ha visto siendo violadas, él jamás movió un solo dedo por ellas—.
—Mientes—asegure y el refunfuño—.
—¿Cuánto tiempo tienes de conocerlo West?—su pecho ahora estaba pegado al cañón del revolver—¿Ya sabes de su...problema?—preguntó haciendo un círculo con su dedo índice, dándome a entender que sí ya sabía que Tom estaba loco—.
Esa cosa allí adentro no es Tom—Había dicho Harrison aquel día—.
—Mátame—ordenó emocionado tomándome de los hombros para agitarme—¡Mátame! ¡Mátame West, anda!—mi cuerpo se encontraba congelado—.
—Quiero matar al traidor con mis propias manos—le había dicho a Tom con ingenuidad esa ocasión—.
Y sus ojos decepcionados me juzgaron.
—No sabes lo que dices, ángel...—expresó con honestidad y dolencia—matar a alguien, es condenarte a cargar con ello toda la vida, cuando ellos mueren no tienes la certeza de lo que hay al otro lado, solamente sabes lo que se queda de ellos en ti—.
Quería matar al traidor,
al que me arrebato tanto...
—¡Maldita seas niña patética! ¡Mátame!—gritó severo Clark con sus ojos rabiosos puestos sobre mi rostro pálido y tembloroso—.
Tenía al traidor enfrente mío,
yo tenía el revolver apuntando hacía su corazón y un solo movimiento de mi dedo haría que su vida se detuviera en un segundo.
Lo tenía ahí.
—¡No quiero matarte!—grité y este no pudo evitar sonreír en una mueca, tomándome el mismo de la muñeca para tirar de mí hasta girar mi cuerpo, mi brazo crujió cuando este lo doblo rompiéndolo para después golpearme con la empuñadura del revolver sobre la nariz—.
Ahora estaba nuevamente en el piso y él tenía el control, siempre lo tuvo.
—Acabemos esto—dijo tomándome del pie para sacarme de la habitación, tiraba de mí como si se tratará de una bolsa de basura, sangre salía de mi cuerpo y ensuciaba el pasillo—.
Era claro,
el tiempo se me había agotado.
Clark bajo las escaleras tirando de mí haciendo que me golpeara la espalda y la herida en la misma doliera.
—¿Cuál es el lugar favorito de Tom? ¿Dónde debería dejar tu cuerpo?—preguntó, incluso cuando parecía que ya sabía la respuesta, intenté cubrirme la nuca tanto como pude cuando este me lanzó directo al estudio—.
El hombre de cabeza afeitada y expresiones duras se acercó hasta la mesa del escritorio, quitando las sillas de enfrente para hacer espacio.
—¿Deberíamos dejar una carta?—dijo burlón volviendo hacía a mi para tirarme del cabello, esta vez mi cuerpo ya no estaba dispuesto a pelear—Te violo y después te mato o te mato y después de violo—.
Era como si se encontrará a si mismo en una juguetería, exaltado y emocionado.
—¿Qué se siente realmente, Clark?—el piso del estudio se sentía caliente o era mi cuerpo—¿Qué se siente saber que incluso estando muerto sigues sometido a Dominic Holland— me burlé y este se detuvo en seco—.
—Yo nunca estuve sometido a Dominic—aseguró con rabia, sacándose el cinturón de cuero negro que sostenía su pantalón—.
—Claro que sí, Dominic manipulo a Tom para que matará a tu hijo—estaba boca abajo en el piso y todo daba vueltas—¿Ateno? ¿cierto?—jugué y la expresión de Clark se ensombreció—y tu dedicaste parte de tu vida en perseguir a Tom, evitando que encontrará amor o esperanza—.
—Cierra la boca—pidió contrariado—.
—Eres igual a Dominic, no...eres su esclavo de por vida—me burlé—.
—¡Cállate!—dejo caer el revolver al suelo tras de sí tomando su cinturón para golpearme con el en la espalda—.
—¿Sabes por que no te mate cuando pude?—mi cuerpo estaba caliente—por que yo no soy esclava de Dominic, ni tampoco soy la sombra de Nikki, matarte solo continuaría la cadena interminable de cadáveres sin sentido...la persona que fue la culpable la muerte de tu hijo, murió hace tiempo, Clark—.
—Tom sigue vivo—replicó apretando su cinturón—¡Thomas Stanley Holland sigue vivo!—dijo y volvió a golpearme esta vez con la hebilla de su cinturón—.
—¿Y que vas a ganar?—pregunté—Una vez me mates, él te encontrará, te matará ¿Es eso lo que Ateno quería para ti?—.
—Me tienes harto con tus putos juegos mentales—expresó con odio—he decidido matarte y después abusar de ti—.
Clark tiro su cinturón al suelo, la hebilla plateada hizo un gran estruendo sobre el piso, sin apartar la vista de mí se puso de cuclillas para tomar su revolver, apoyándose del mismo para ponerse de pie y disparar.
—Te mostraré quien es esclavo de Dominic Holland—dijo y escuché el tambor del arma girar—.
Tras esto el sonido de un disparo,
mis ojos se cerraron por inercia esperando el impacto y la bala hirviendo,
pero esta nunca llegó,
al abrir los ojos pude verlo,
sangre salía del estomago y el área de los pulmones izquierda de Clark,
La vida comenzó a escapar de sus ojos.
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Tomen agua.
Con amor.
—Alex 💀
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