Capítulo 7


Tom es...éxtasis 

Tom hizo...su apocalipsis.  

"Tom es...el único ser vivo sobre la tierra que ha logrado mantener una estrecha relación con los cuatro grupos, siendo un fuerte aliado y distribuidor... a pesar de las rivalidades entre todos estos grupos... ha conseguido ser un pilar esencial, no solo se gano su respeto si no su lugar en cada uno de los negocios,  por eso relacionarse con él es peligroso, es él más poderoso de todos, es el mafioso más peligroso de Londres, de Europa y de América".

¿Él sabe que sangramos lo mismo?

-¡____ despierta!- la voz de Rubén resonó fuera de mi cabeza llamando mi atención haciendo que soltara de golpe los cubiertos, los cuales resonaron al caer al suelo sacándole una risa a Matilde que jugaba divertida sobre la silla de la mesa con las mejillas llenas de pancakes y frambuesas- lo siento, hubiera llamado de saber que estabas en otro planeta- se burló y Thomas levantó levemente su plato para verlo recelosamente-.

-No me gustan las frambuesas, son muy ácidas- aclaró decepcionado empujando el plato hacia adelante-. 

-Solo, solo estaba pensando en algunas cosas- en algunas personas, como Tom que ya tenía por  costumbre instalarse en mi mente y en Danielle la cual veía en cada rasgo del rubio recordandome que no podia negar su existencia y el que pronto vendría por su hijo-. 

-Esta bien no tienes que mentirme a mi, se reconocer un corazón roto cuando lo veo- respondió con  tranquilidad el castaño cuyo pelo amotinado buscaba hacerse un campo entre el gorrito de su sudadera, antes de sentarse delante mío- no se que paso...pero estoy seguro que no durará mucho-. 

-Lo que no quiso ni Pedro ni Juan, aquí está el señor Sebastián- canturreo contenta Matilde con la el cabello enredado, inclinándose sobre para tomar las frambuesas del plato de Thomas-. 

-Ustedes dos, dueto maquiavélico ¿que cojones hacen despiertos tan temprano?- preguntó el castaño divertido al ver como la cara de el rubio se iluminaba al ver como la castaña se deshacía de la fruta-. 

-Queríamos electrocutar a la bruja,  pero escuchamos que el desayuno estaba listo y mejor nos venimos a comer- confesó Thomas tomando de nuevamente el plato atrayéndolo hacia sí y  sacandole una sonrisa a todos en la estancia incluso al personal de servicio presente-. 

-¿Que voy a hacer yo con ustedes?- solté mi pregunta y ellos soltaron una sonrisa tímida-. 

-Lo siento...- dijo Mati apenada, era lo suficientemente lista como para interpretar mi verdadera pregunta "¿Que voy a hacer yo sin ustedes" y el inevitable hecho de que tarde que temprano me tendría que despedir de ellos-.

-No pasa nada pulga- respondí con una sonrisa, sin embargo Matilde continuo sería, falta de apetito y severamente pensativa-. 

Normalmente podia preveer que cosas ocupaban la cabeza de Thomas, técnicamente escupía todos sus pensamientos tan pronto llegarán a su cabeza. 

Pero Matilde no, cada vez que Matilde guardaba compostura y se  quedaba pensativa una parte de mi sentía que estaba viendo a la mismísima Samantha en miniatura y con ojos más claros. 

Me era imposible saber en qué pensaban, despues de todo, vivir en la calle es algo jodido, pero vivir en la calle y tener que pelear por tu vida en una arena pasadas las doce, era otra cosa que mi empirismo no lograba alcanzar. 

-Vamos animense ¡La navidad está cacheteandonos la cara! ¡ya verán que con un buen árbol y un par de luces todo se arregla!- sugirió con emoción Rubén helándome la sangre, me hubiese gustado decirle que ni las luces, ni el árbol, los adornos o las lágrimas fueron capaces de devolverme a mi familia-. 

-¡¿____ podemos tener un árbol de navidad con luces, esferas de colores y dragones?!- preguntó Thomas con entusiasmo, poniéndose de pie sobre la silla apretando su puño y saltando levemente- podemos, podemos ¡¿Si?!-. 

¿Cómo le explicas a un niño que la navidad más allá de traerte amor y felicidad te enterraba en una  profunda depresión? ¿Cómo le explicas a un niño que durante la navidad sueles doparte con  pastillas para dormir y morfina para no sentir?

-Para empezar bajate de la silla te vas a caer y te vas a romper el otro brazo y ahora si te vas a quedar manco- Thomas resoplo un poco mirando al techo antes de sentarse de golpe sobre la silla, inclinándose hacia delante hasta tener parte del cuerpo sobre la bandeja con fruta- mira piojo...eso no depende de mí, porque para empezar yo no tengo dinero para comprar un árbol, luces, esferas o  dragones- detestaba tener que depender económicamente de Thomas a sabiendas que aunque trabajara toda la vida jamás se lo podría pagar, pero tampoco podia salir por alli a buscar trabajo sin que alguien o inclusive yo terminara con una bala entre ceja y ceja-  segundo: la casa no es mía, es de acá...-especifique antes de hacer un silbido haciendo una señal con mi brazo sobre mi pecho y mi torso-  el señor Holland y solo él los puede ayudar, ahora si les quede mal mis piojos-. 

-¿Pero él celebra la navidad?- me preguntó Matilde a lo que solo pude alzar a modo de respuesta, indicando que no podia saberlo-. 

Tom no parecía la clase de chico que se emociona al contar los días Diciembre y andaba de allí por allá colocando adornos en un pino o bebiendo cocoa caliente frente la chimenea con un suéter de renos de nariz roja, podia persuadir que Tom, casi tanto como yo, prefería perderse en la infinita nada para olvidar el día, la hora y sobre todo a las personas que se supone deberían estar con nosotros.

-Disculpe...ammm- el castaño llamó la atención de una pelinegra de avanzada edad y nariz respingada apenas está colocó su plato de comida delante suyo- mmm no me diga, no me diga- se apresuró a decir Doblas, entrecerrando los ojos y apoyando el dedo índice sobre sus labios para tratar de adivinar su nombre- bueno sí dígame-. 

-Soy Martha, cocinera suplente y ama de llaves, para servirles- se presentó amabilidad asintiendo con la cabeza a manera de saludo-. 

Así que ella era el ama de llaves...

-¿Esta vez si eres Martha o eres Samantha disfrazada otra vez?- mi pregunta irónica salió brusca contra la mujer pálida y frente descarapelada por el frío-. 

-Siempre he sido Martha señorita, no puedo ser nadie más y lo más importante, no quiero- expresó orgullosa y apenada, escondiendo sus manos en su delantal blanco el cual resonó por las llaves dentro del mismo- disculpe mi atrevimiento...pero ¿usted es ___? ____ West de la que tanto se habla-. 

-¿De la que tanto se habla? ¿Quien habla?- nuevamente mi voz salió brusca y seca dando paso a la paranoia constante del traidor y poniendo más nerviosa a la mujer mayor que bajó la cabeza avergonzada-. 

-Por favor disculpeme...me refiero a que todos los que trabajamos aquí sabemos de usted, no solo porque tenemos órdenes extrictas de protegerla as-así no sea nuestro campo, si...no que sabemos de usted tanto como sabemos lo que usted a hecho en el señor Holland- dijo meciéndose de un lado a otro con ambas manos en los bolsillos del delantal con la vista fija en el suelo- llevo once años trabajando para él...- Martha pellizco hasta la última pizca de valor de sus bolsillos, alzando la mirada para verme directamente a los ojos- jamás lo había visto tan vivo, tan felíz, con tanta paz a pesar de los  problemas, jamás le había visto sin el ceño fruncido...y ahora, no doy crédito a la sonrisa que tiene cuando le ve-.

Martha había derrumbado todo dentro mío intensificando el caos que formaba mis huesos y me hacía querer   dormir durante meses. 

-Vale- irrumpió Rubén aclarándose la garganta con incomodidad- Martha ¿usted sabe si el señor Thomas Holland acostumbra celebrar la navidad?-. 

 -Me parece que no...- apenas terminó de decir la pelinegra cuando Thomas y Matilde resoplaron decepcionados, tirándose contra el respaldo de la silla- bueno...a nosotros se nos dan vacaciones desde el veintitrés y regresamos el veintisiete...por lo que no puedo saber exactamente qué es lo que hace el señor Holland en esas fechas- ¿"Señor"? ni siquiera ha cumplido los veintitrés- pero la verdad yo dudo mucho que la célebre...pero podrían preguntarle, tal vez y hasta les diga que si-. 

-No alimentes a los cocodrilos Martha- dije demasiado tarde, Thomas y Matilde se miraban con los ojos bien abiertos con sus típicas sonrisas cómplices-. 

-Gracias de verdad, todo esta muy rico- aseguró Rubén a pesar de que aun no había tocado su plato, pero al parecer Martha ignoro esto, sonriéndole al castaño agradecida-. 

-Para servirles, tengan un buen día- y como el resto del personal, Martha previo la tormenta que Tom significaba, huyendo de él, para  cumplir sus labores en la sombra lo más lejos que pudiera de Holland-. 

En cierta medida la envidiaba y tanto como ella quería correr lejos y esconderme donde nadie pudiera encontrarme, pero a estas alturas eso solo serviría para detonar una bomba que ni siquiera arme.

-Tendrán que preguntarle a Tom si pueden tener todo eso-desde como yo lo veía tendrían que hacer fuerza de toda su imaginación para convencer a Tom de volver su casa un circo-.

-Pero tu le puedes decir porque tu eres su favorita así mucho muchote en el mundo mundial- sugirió Matilde meciéndose sobre su sitio ampliando de nueva cuenta una sonrisa suplicante-el te adora-. 

-No Mati, ustedes quieren un árbol, ustedes tienen que convencerlo, yo tengo las manos atadas, lo siento- por más decir que Tom había cambiado sus preferencias hacia una rubia de nariz operada y ronchas en la cara-.  

-¡¿Dónde está toda la maldita servidumbre en esta casa?!- como una mala invocación su voz resonó desde la sala, instalando en todos el mal humor-. 

-Mierd...- susurro Ruben cuyo plato seguia intacto a sabiendas de que no venía nada bueno-. 

-¡Dom! ¡Dom!- jamás creí que me podría sentir tan disgustada al escuchar el nombre de Thomas, que en su voz sonaba como "Dom"... ¡Maldita zorra! le estaba diciendo "Dom" a propósito para joderle con el asunto de su padre-¡Dhomas!-. 

¡Cabronaza le voy a arrancar el silicón con cera caliente!

-¡Do- guardó silencio en cuanto entro a la cocina empujando la puerta con una patada, antes de detenerse con pose sofisticada, la cual se vio rápidamente arruinada por su rostro lleno de ronchas con una crema verde grasosa encima, el cabello hecho un manojo rubio claro sin fin y sin cejas a la vista- ¿Donde esta Tom?-. 

¿Para qué mierda quería a Tom?

-No ha llegado de su viaje- repuse girandome para ignorarla dándole un  trago al vaso con jugo de naranja delante mío, totalmente cohibida por los celos-. 

-No juegues conmigo maldita huérfana, se perfectamente que llegó desde ayer- Matilde la miraba como a una presa, apretando el tenedor entre sus manos, dispuesta a atacar- ¿Dónde está? -. 

-No sé ¿porqué no haces algo por ti misma y lo buscas? tal vez y hasta tu cerebro encuentres ¡Ay no que lo vendiste para operarte el trasero! - Rubén había tomado su propio vaso de jugo y no pudo evitar soltar una risa al punto de escupir parte de él sobre la mesa y Matilde-. 

-¡Iug!¡No me persines tan temprano padre!- río la castaña, tomando una servilleta para limpiarse el jugo de los brazos y la cara a lo que Rubén soltó una risotada-.

-Que ordinarios, no cabe duda que para nacos y vulgares no se estudia- se quejo la rubia con asco cruzándose de brazos-. 

 -Tampoco se estudia para andar de cama en cama pero eso lo sabes bien ¿no?- Thomas me miro confundido sin saber a que me refería a la par que Matilde soltaba una risa comprendiendo totalmente a que me refería-. 

Eso y más me faltaba para encargarme de Keyslee, sin embargo no quería dar el mal ejemplo a los niños. 

-Hay clases huérfana. Clases- definitivamente le arrancaría el estropajo rubio que tenía por cabello con una aspiradora-. 

-Mira Keyslee- mencione en el límite, poniéndome de pie hasta poderla encarar sin clavarle un cuchillo en el cuello-yo se que no nos tragamos, per-. 

-¡Callate!- me interrumpió y pude sentir como Matilde se ponía de pie de golpe dispuesta defenderme mientras que Thomas bajo de la silla de un salto, rodeando la mesa para ir a buscar a alguien que de verdad pudiera defenderme- hay clases mesera ordinaria y tú, jamás, escuchalo bien y grabatelo en esa cabecita trastornada ¡Jamás, vas a estar a la altura de Thomas! ¡Jamás! - grito de nueva cuenta usando su dedo índice para golpearme en la frente mientras intentaba repasar las razones por las que no debía golpearla-. 

1.-Es un mal ejemplo para los niños. 

-Él, un hombre hecho y derecho no puede andar por allí con una pordiosera, mesera de quinta, sacada del quinto infierno como tú-repuso altanera mirándome asqueada-. 

2.- Iniciar una pelea con Keyslee sería la gota que firmaria una guerra entre ella y los niños y ante tan serpiente venenosa era mejor mantenerla alejada de ellos.

-Escucha Keyslee...- mi voz salía distorsionada y  ya sentía las manos y mis muñecas adormecidas por todo el esfuerzo que hacía al apretar los puños amenazando con abrir las heridas-. 

-¡Que te calles, de verdad que los pordioseros no saben respetar a sus superiores!- gritó interrumpiendome y parte de su crema que rodeaba sus labios se vio disparada hacia a los lados-. 

Hasta altura todo estaba perdido y agradecía profundamente que Rubén tuviera a Matilde bien agarrada de la cintura alejandola, mientras que la niña pataleaba intentando liberarse 

-Tom merece a una mujer como yo, educada, hermosa, con lindos gustos, alguien a quien presumir...tú- soltó una risa irónica antes de negar con la cabeza- tú no eres nadie, no tienes nada que presumir-. 

3.- Tenía razón. 

-Mira bruja, te vas a callar y me vas a escuchar, tal vez yo no haya nacido en una mina de oro, o en un palacio de cristal, si fui mesera y no me da pena decirlo porque al menos yo me gane la vida con el sudor de mi frente, no abriendo las piernas al primer hombre adinerado que se me cruzara al frente como alguien que conozco- esta vez la juzgue yo mirándola de arriba a abajo con asco- y si tu podrás estar a la altura de Thomas, ser bellísima y tener tu silicon bien bonito...pero adivina que, al final del día a la que quiere es a mí, a la que ama es a mí, a la que besa sin vomitar es a mí, así que creo que tu altura no fue suficiente, tus clases y tus niveles no te alcanzaron frente a mi y eso lo que yo presumo y  sabes otra cosa...la verdad yo quería llevar la fiesta en paz contigo pero ya me llenaste buche de piedritas...así que...-. 

4.- Es de mala educación pelear en una casa ajena...pero Keyslee tiene razón...yo no tengo educación. 

- ____ no te comprometas- me advirtió Rubén que hacía gran uso de esfuerzo para mantener a Matilde-. 

-¡Mamá!- chilló la castaña con impotencia desconsertandome totalmente, dándole la oportunidad a la rubia de ser la primera en tirar el golpe, que no fue lo suficientemente fuerte para desconsertarme más que las palabras de Matilde-¡Mamá!-.

Matilde le había dicho "mamá" a Keyslee...  

____________________________________________________________________________________________

Capítulo dedicado a LilyH-96 muchas felicidades, se que tu cumpleaños es mañana y quería felicitarte lo más pronto posible, que tengas un excelente y muy bonito día. ❤❤❤   

Muchas gracias a todas por leer disculpen la tardanza, probablemente este capítulo les deje muchas dudas, por lo que les comento que el "respondiendo preguntas" pasado sigue abierto por si quieren ir a allí y depositar sus dudas, que estaré respondiendo a más tardar mañana. 

¿Les esta gustando la segunda temporada?   Haganmelo saber, tal vez hasta podamos sacar un maratón de esto.

Muchas gracias por leer, comentar y votar. ❤❤❤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top