Capítulo 60
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Recelo
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Cuando era pequeña solía pensar que todos los animales podrían llegar ser amigos en algún momento,
comprensivos, pensarían dos veces antes de arrancar con dientes las plumas del otro,
que al momento de ser juzgados se quitarían las garras,
les darían voz a aquellos que nacieron mudos,
Desde que llegué a la casa Holland, pensé que Tom era el lobo,
encabezaba la cadena alimenticia y le daba final
pero, ¿Qué tal si no era así?
¿Qué pasaba si en realidad él solo era otro coyote asustado?
Él más débil que le gano a la lógica,
venció,
incluso cuando la victoria le arrancó las plumas y le escoció en el cuello las heridas.
¿Tom había matado a Niccola Frost?
¿A su madre?
¿Por qué?
¿Qué lugar ocupaba ella en la cadena alimenticia de la familia Holland?
—¿Qué tienes, ____?—Tom apareció de repente a mi lado, yo seguía sin poder respirar, sorprendida al no haberlo visto llegar, se agachó a mi lado y me acaricio la espalda—¿Qué le hiciste imbécil?—miro a Rubén que también estaba sentado en el suelo a mi lado esperando para que tomará el inhalador de entre sus manos—.
Tom llevaba un elegante traje en color cobre, a excepción de sus zapatos y de su camisa de cuello, estos eran de color negro. Le arrebato de las manos el inhalador a Rubén que no hacía más que verme confundido.
—Yo no hice nada, Holland—se defendió el noruego fastidiado—.
—¿A no? y ¿Qué hace ella aquí?—preguntó Tom, use el inhalador respirando tan profundamente como podía, podía sentir mi garganta recobrando el aire y mis pulmones helados—¿No sabes que esta enferma y debe reposar?—.
Sin previó aviso, Tom coloco un brazo por debajo de mis piernas y el otro en mi espalda, levantándome del suelo para pegarme a su cuerpo.
—Déjala en paz Holland—intentó pelear Rubén cuando Tom ya me llevaba hacía afuera—.
—¿Si no que?—preguntó Tom girándose para encararlo, retándolo—.
—Tom—coloqué una de mis manos sobre su mejilla, obligándome a hablar—no se peleen—.
Ambos castaños guardaron compostura ante mi petición, Tom por su parte decidió salir de la habitación de Rubén conmigo en brazos, por otro lado Rubén resopló con fuerza en su lugar y se lanzó de regreso a su cama.
—Puedo caminar, gruñón—le dije en el pasillo, este solo me miro de reojo y siguió caminando sin la intención de soltarme, pasamos al menos dos habitaciones en completo silencio y después se detuvo enfrente de su propia habitación, la puerta ya estaba entre abierta, por lo que él solamente tuvo que empujarla con su espalda, entrando en ella—¿Sigues molesto conmigo?—le pregunté cuando este me dejo cauteloso sobre la cama—.
Su mandíbula estaba apretada y su ceño fruncido.
¿Esta persona de expresión severa había matado a Nikki?
—No, no lo estoy—se pellizco el puente de la nariz aun de pie a mi lado—solo...—titubeo al hablar antes de sentarse en la cama frente a mi—Solo que estaba preocupado por ti—sus manos se pasearon por mis piernas dejando caricias sobre mis rodillas—cuando llegué a tu habitación ya no estabas y cuando te encuentro estas en el piso con un ataque de asma—.
Explico, se veía apenado, ansioso y hasta cierto punto temeroso
¿Esta persona de expresión suave había matado a Nikki?
—Fue culpa mía, no de Rubén, yo fui la que le pidió ayuda con algo—me acerque más a él incapaz de creer que él había dañado a su propia madre—.
—¿Qué cosa? Debiste haber esperado hasta que te sintieras bien, ahora estas enfermita y lo que ocupas es que te consientan—dijo tierno pasando sus dedos por mi cabello—.
—¿Enfermita?—me burlé de él al verlo tan tierno y vulnerable—El jefe de la mafia más grande del mundo usa diminutivos, haber, di "Elotito"—pedí poniéndome de rodillas sobre la cama con medio cuerpo encima suyo y con las manos palmeándole la espalda—.
—Ultima vez que me porto tierno contigo West—se quejó apartando sus manos de mi cuerpo ofendido—Ahora sí voy a ser un gruñón—.
—No seas enojón—tire de su cuerpo cuando este desvió su vista para evadir verme—¡Ya!—lo empujé hacía atrás, subiéndome a sus piernas para encararlo de frente—me gusta que seas así, pero solo conmigo—.
Tom entrecerró los ojos extrañado, para verme directamente a la cara esperando una respuesta que no llegó.
—¿Con quien más voy a ser así, loca?—cuestionó con sus manos en mi cintura—.
—Con...ese doctor coqueto que siempre viene a verte—brome y Tom cambio su expresión por una de espanto—.
—Tú si que estas loca—se puso de pie conmigo en brazos, girándose para dejarme nuevamente en la cama—sobre todo por que si hacemos cálculos ese doctor te ha venido a ver más a ti que a mí, el celoso debería ser yo—se quejó inclinándose para pegar sus labios a mi frente—Ya no tienes fiebre—dijo tras separar sus labios de mi piel—¿Te sientes mejor?—.
—Me siento muy bien—le sonreí y este imito mi acto—.
—¿Lista?—preguntó aun de pie—.
Tom siempre fue una persona que supo guardar sus emociones,
se las quedaba para si mismo,
para poder saber como se estaba sintiendo tenías que verlo a los ojos,
ese día,
sus ojos brillaban,
brillaban tanto que no podía dejar de verlos.
—Vamos ir con la obstetra—soltó emocionado, se coloco de rodillas sobre el suelo y recargo su cuerpo en sus antebrazos en la cama, como un niño—vamos a poder ver la primera imagen del Tomatito—.
Ahora entendía por que sus ojos brillaban tanto.
—¿Iremos ahora?—pregunté cuando este recargo su cabeza en mis piernas—¿Podemos ir ahora?—.
—No podemos ir ahora, tengo una junta con Samantha y Harrison en dos horas—dijo desganando, palmeando la cama con su cabeza sobre el borde—además te tienes que desayunar y cambiarte...ya es tarde para empezar—.
¿Empezar?
—¿Cómo que empezar?—Tom levantó su cabeza, alzando el cuello para verme aun de rodillas en el suelo—.
—Ya no queda mucho tiempo—le dio un vistazo al reloj dorado que llevaba en su muñeca y se puso de pie—sígueme—se despidió poniéndose de pie con facilidad, el asunto de su pierna mala había quedado atrás hace tanto tiempo—.
—Espera, Tom—me puse de pie tan rápido como pude y camine a toda prisa detrás del castaño, el cual abrió la puerta a toda prisa—.
—Ya casi llegamos—bajo por las escaleras a toda velocidad, cuando llego a la mitad del recibidor paso una mano por su castaño y lo peino hacía atrás en chinos indefinidos—en el estudio—dijo y se metió dentro del mismo segundos después—.
Camine detrás suyo aun en pijamas y sin una respuesta, todo se veía completamente ordenado, al lado del escritorio alguien había rellenado la licorera de cristal.
—______—Harrison estaba parado al lado de la silla frente al escritorio, llevaba un pantalón liso en color azul rey y una camisa blanca de cuello alto, su cabello estaba completamente peinado hacía atrás, sus ojos azules se dirigieron de inmediato a mí y a Tom que paso por su lado y se sentó en la silla tras su escritorio—¿Cómo estas?—el rubio se acerco a mí con una sonrisa y con su laptop vieja entre las manos—.
—Bien, estoy bien ¿y tú?—pregunté cuando este dejo un beso en mi mejilla, con una mano sostuvo su laptop mientras que la otra la colocó en mi espalda incitándome a entrar aun más—.
—Excelente, cada día que paso aquí peleo por mi lugar en el cielo—bromeo risueño pasando su vista a Tom que parecía sorber una clase de té de una taza de porcelana blanca mientras se enfocaba en unos cuantos papeles en su escritorio—.
Harrison se veía más alto ese día, dejó su laptop sobre el escritorio y tomó la silla por el respaldo moviéndola para que pudiera sentarme en ella.
—¿Me van a decir que ocurre?—pregunté mirándolos a los dos, me sentía tonta a su lado, ambos estaban tan bien vestidos y yo llevaba una pijama roja y calcetines impares—.
—Llama a James—indicó Tom dejando los papeles sobre la mesa para darle la orden a Harrison que obedeció al instante—.
—Me dan miedo todos ustedes— le dije a Tom cuando este se recargo en su silla para verme divertido—.
—Tranquila—volvió a sonreír y se rasco la nariz—.
Sonreía y mi corazón se encogía,
no, él no habría matado a Niccola Holland,
no sin un motivo,
no sin un detonante
¿Qué clase de cosas le había hecho pasar Niccola Frost para que su propio hijo la matara?
—¿En que piensas?—preguntó Tom al darse cuenta de como lo veía, sus manos ahora estaban entrelazadas en su estomago con parte de su castaño cabello aplastado por el respaldo de la silla—.
—Tengo algo que preguntarte—expresé—.
—Adelante—sus ojos se pasearon por mi cuerpo en busca de alguna respuesta, de cualquier cosa que me delatará—.
Thomas Stanley Holland era un animal de caza bien entrenado, a diferencia de mí él pensaba y después actuaba, usaba su cerebro para avanzar, ser parte de su vida era como ser ficha en un juego de ajedrez, el manejaba las piezas, nos manejaba a nosotros, sin tener una reina que perder, ya lo había visto dañar a las personas antes, pero ¿hasta que punto llegaría?
—¿Cómo describirías a tu madre? ¿la querías?—pregunté curiosa y Tom guardo silencio procesando la pregunta y cautivando la respuesta—.
—Ella...a mis ojos era la mujer más desgraciada sobre la tierra, lo tenía todo pero se encontraba vacía—expresó, su cuerpo no estaba tenso, pero si incomodo, sus manos que antes habían estado entrelazadas ahora se restregaban sobre la tela del pantalón de su traje color café—Nos quería mucho, a mis hermanos y a mi...pero a mi padre lo amaba, era difícil para ella, supongo, cuando las cosas se ponían feas, ella se quedaba entre la espada y la pared, nos elegía a nosotros y lo traicionaba a él ó lo elegía a él y nos abandonaba nosotros—.
—¿La querías?—volví a preguntar, tomando cada una de las palabras que salían de sus labios—.
El castaño trago saliva y bajo la cabeza, con la vista al suelo.
—Recuerdo que la amaba, sin importar lo que hiciera, yo no podía dejar de amarla—mascullo tomando una bocanada de aire que parecía querer sacarle años de encima—¿A que viene la pregunta?—.
No sabía como expresarle a Tom que tenía la libreta y la memoria de Akemi y que en una grabación, su tío Oliver lo acusaba de haber matado a Nikki.
—Creo que yo...solo tenía curiosidad, era tu favorita en esta casa, pero casi nunca hablas de ella, te enfocas más en tu padre—jugué nerviosa con las mangas de mi pijama, el castaño me miro curioso, sin saber si debía creerme o no—.
—Supongo que soy de las personas que se enfocan más en las cosas malas que las buenas—dijo para sus adentros y pellizco el borde de la mesa con sus dedos—.
¿Realmente tenía elección?
Cuando la mayor parte de tu vida se basa en fracasos, decepciones y amargura,
cuando se te quita la oportunidad de ser tú,
cuando el titulo de villano, monstruo y animal te es inscrito en la frente
incluso soñando con ser el héroe
¿Cómo es que alguien no se volvería loco con algo así?
—Podemos continuar—Harrison entró al estudio rompiendo la tensión y el silencio que crecía entre el castaño y yo—Ya estamos todos—dijo caminando dentro del estudio, atrás suyo James cerró la puerta de cristal detrás—.
—Buenos días señor Holland...—saludó a Tom con la cabeza que aun se veía incomodo—_____—me saludo de igual manera con una sonrisa para después pararse frente al escritorio con una pose familiar—.
—Quiero que le enseñen defensa personal y a usar un arma a ____—informó Tom poniéndose de pie para rodear su escritorio—con ciertos limites—.
—¿Están seguros de ello?—preguntó James inseguro, sus ojos me barrieron viéndome incapaz de pelear, después sus ojos verdes se enfocaron en Harrison esperando que este le dijera que era una broma—¿Entrenará con los reclutas en la base?—.
—No, esos enfermos no conocen los limites, no quiero que ella pise ese lugar—dijo Tom enseguida y se recargo sobre la mesa encarando a James de frente solo a una silla de distancia—quiero que la entrenen en casa y los únicos con los que puede entrenar son tú—señalo a James—Harrison y yo—.
—¿Samantha no?—preguntó James—.
—Mantenla alejada de Samantha, tu sabes que esa pelirroja tomaría cualquier oportunidad para patearle la cara—puntualizo el rubio cruzándose de brazos—se sigue el orden de la jerarquía, involucrar a los CG ni a los CCG—.
—Entiendo—dijo James, yo seguía en mi sitio sin comprender nada de lo que pasaba—se sigue el orden de la jerarquía sacando a Samantha de ella—.
¿Jerarquía?
—Tiene que empezar hoy mismo James—dijo Harrison caminando a mi dirección—el tiempo apremia—sonrió—.
Del otro lado del cristal de la ventana Martha estaba de pie, llevaba su uniforme impecable y un broche sosteniéndole el cabello, toco el cristal dos veces y le sonrío a Tom desde fuera, este asintió con la cabeza con una sonrisa que la mujer recibió feliz para desaparecer por el otro lado.
Yo nunca lograba toparme con Martha ni con nadie de servicio, ni siquiera con Octavio, no lograba entender como Tom podía encontrarlos con tanta facilidad.
—Arriba hay ropa que puedes usar para entrenar, cámbiate y ve al gimnasio—Tom volvió su vista a James que también me veía—Enséñale tanto como puedas y que consiga resistencia—.
Tom guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón espero a que me levantará y saliera del estudio para seguir hablando con Harrison y James.
—_____—me llamó antes de que pudiera abrir la puerta del estudio, me gire en mi sitio para verlo caminar a mí, rodeándome con sus brazos—Buena suerte...no te rindas, alcánzame—dijo lascivo en un susurro en mi oído, no lo vi pero estaba segura de que estaba sonriendo—.
Subí a la habitación, sobre la cama había una serie de camisas deportivas y pantalones hechos a la medida, los pantalones tenían bolsillos que parecían especiales para guardar cuchillos, las camisas eran ligeras y te daban movilidad al máximo, todas y cada una de las prendas eran de negro totalmente con las siglas TH SA grabadas con plateado al hombro.
Me puse el primer cambio de ropa deportiva que tenía enfrente, el pantalón me llegaba un poco más abajo de las rodillas y tenía detalles en plateado en los costados, la camiseta sin mangas me facilitaba la movilidad y contaba con un amplio gorro que si me lo colocaba cubría parte de mi cabeza.
Cuando pase al lado del estudio ni James, ni Tom, ni Harrison estaban ahí, me dirigí directamente al gimnasio, James ya estaba esperándome allí, llevaba ropa idéntica a la mía solo que su uniforme deportivo tenía las siglas CCG Leader en plateado al hombro.
—Llegaste—dijo sonriente al verme portar tales ropas—.
Habían movido gran parte de las maquinas para hacer ejercicio, sobre el gran tapete azul rey, alguien había colgado del techo una llanta rugosa y sucia.
—¿Qué le paso al costal del boxeo?—pregunté al notar que faltaba, James a mi lado era enorme, mucho más grande que yo, más pesado y fuerte—.
—Este—se acerco palmeando la llanta que estaba tendida del techo, moléculas de polvo salieron de esta y se esparcieron por su radio—este es tu costal, tienes que hacer tibia debilucha—.
—¿Debilucha?—pregunté cuando este se puso serio—¿A que viene ese insulto?—.
—Ahora no soy tu amigo, ____—adoptó una postura seria y detuvo la llanta con un pie—soy tu entrenador y el líder de los CCG y lo seguiré siendo hasta que seas capaz de vencerme, así que se te acabaron los beneficios niñita debilucha—.
—No tienes que ser tan grosero Maslow—me quejé acercándome a él y a la llanta—.
—Lo siento, pero es lo que eres, una debilucha, en el grupo de fuerza Holland no hay lugar para alguien para ti—escupió despectivo recorriéndome con la mirada con pena—.
—Ahora de verdad quiero golpearte—dije honesta y este se rio—.
—Primero vas a hacer cinco sesiones de veinte minutos con esto tibia y puños, después veremos si puedes golpearme o no—se burló dándole vuelta a la llanta en su sitio—.
—Si se trata de vencerte ya estoy del otro lado—dije ingenua, calentando antes de empezar a golpear la llanta que James sostenía en el aire—.
Había hablado antes de tiempo, a los veinte minutos de la primera sesión mis espinillas y mis nudillos ardían y ya los sentía raspados, el cardio me había sacado el aire por completo.
—¡Muy lenta!—gritó James cuando intenté golpearlo con uno de los movimientos que me había enseñado—eres pequeña, usa eso a tu ventaja—dijo a regañadientes cuando intenté tirarlo, muy por el en cambio me tiro a mi al suelo inmovilizándome sobre el mismo—¡Equilibrio West!—.
Había empezado a entrenar con la luz del día colándose por los ventanales del techo, pero ahora solo podía ver la luna atreves de ellos.
—¡James, ten cuidado con ella!—escuché la voz de Fere resonar por el lugar—.
Mi salvadora
—¿Podemos tomar un descanso?—pregunté sintiendo todo mi cuerpo adolorido—Así ves a tu novia—sonreí nerviosa sintiendo mis pulmones molidos y todo mi cuerpo sudoroso—.
Aun seguía acostaba boca arriba en el suelo, James me vio con ojos de juez antes de tenderme la mano para que pudiera levantarme.
—Tu entrenamiento por ahora ha terminado, pero mañana te quiero aquí a las cinco am—ordenó cuando me vio de pie, Fere estaba sentada en la orilla del gimnasio, a su lado una bandeja de agua fresca y fruta—.
—Como digas—comencé a caminar hacía Fere con James detrás—.
—No te enojes debilucha—sus manos se colocaron en mis hombros, intentando darme un masaje—.
—¿Eres bipolar?—le pregunté al girarme para verlo como me sonreía—te voy a acusar con Fere—dije y camine más rápido hasta la pelinegra—.
—¿Cómo les fue?—preguntó amable y divertida al verme desplomarme a su lado con la cabeza entre sus piernas, llevaba el cabello suelto con las puntas azules rozándole los hombros por encima de su chaqueta de mezclilla—.
—Estas saliendo con el demonio Fernanda—me queje con las extremidades entumecidas, esta se hecho a reír y James le hizo segunda—.
—No te enojes conmigo, no bromeo cuando digo que aquí no hay lugar para debiluchos—tomó uno de los vasos de agua y comenzó a beber—todo lo que es débil es más propenso a morir, es la ley de la vida—.
Lo sabía, pero también sabía que era la primera vez que no quería morir.
—Me gusta tu ropa—dijo Fere tomándome del hombro y este me dolio—¿Qué significa TH SA, James?—le pregunto dándole un hincapié en la pierna al castaño que dejo de beber agua para hablar—.
—"Tom Holland Special Assignment"—dijo y se limpió el agua que escapó de sus labios—significa que recibe un régimen especial de entrenamiento por encima de todos, la protege, pero también llena de celos a los reclutas—.
¿Qué?
—¿A que te refieres?—me obligue a sentarme, recargándome sobre mis codos para acercarme a James, cuyos ojos se enfocaron al centro del gimnasio—.
—Llegaron a entrenar los grandes—dijo señalando frente nuestro—presta atención debilucha—.
Tom estaba en el centro del gimnasio llevaba su ropa deportiva, era igual a la nuestra pero completamente en negro, no había plateado ni siglas por ningún lado, frente suyo tomando se el cabello en una coleta estaba Samantha.
—¿A que te refieres con lo que dijiste?—me senté al lado de James sin despegar la vista de Tom y Samantha que comenzaron a pelear—.
Samantha llevaba un revolver en color negro, sacaba el tambor con los dedos de este, lo giraba y lo volvía guardar de un golpe, por otro lado, Tom llevaba un cuchillo curvo en cual giraba en su dedo índice y su pulgar, separados por unos cuantos metros de distancia, Tom lanzó al cuchillo al aire y Samantha le disparó cuando estuvo por encima de su cabeza haciendo que este se rompiera y saliera disparado, Tom aprovecho la oportunidad, corrió hacía ella y le patio el estomago, sacó el propio cuchillo de Samantha e intentó clavarlo sobre su pierna.
No parecía que estaban entrenando, parecía que de verdad se querían matar el uno al otro.
—Odio cuando tienen armas de fuego en los entrenamientos—dijo Fere incómoda cubriéndose con sus antebrazos—.
—¿Cuál es el método de entrenamiento de este lugar?—le pregunté a James y este me miro unos segundos antes de hablar—.
—Se empieza por una evaluación, si eres eficiente para el equipo empiezas como CG, es el grupo más bajo, después de este viene el grupo avanzado los CCG es un entrenamiento más rígido, un tanto militar, después de esto están solo tres personas Harrison como segunda y al final de todas las bestias, están ellos—señalo con la cabeza a Tom y Samantha—.
Samantha clavó una bala en el suelo al lado de la cabeza de Tom y este le soltó un puñetazo en la cara, poniendo su mano en su estomago, tirando del cuerpo de la pelinegra hacía arriba para tirarla de cabeza.
—Hay gente que se mataría a golpes con quien sea para poder llegar a pelear con Tom o con Samantha, pero los filtros que hay son demasiados—dejo su vaso vació al lado y se sorbió la nariz—sin embargo tu solo tienes que pasar dos y a medias—.
—¿A medias?—pregunté—.
Había sangre en el piso del gimnasio, no logre distinguir si era de Tom o de Samantha.
—Hay limites contigo—dijo sin poder despegar la vista de la pelea frente suyo—no golpes demasiado fuertes, es más neutralizarte que golpearte—comenzó a decir—puedes decidir cuando detener el entrenamiento cuando se te de la gana y....—.
—¿Y...?—pregunté incitándolo a seguir—.
—No tienes que pelear con eso—dijo señalando a Samantha que tenía las encías llenas de sangre y la mirada desorbitada—.
Tom corrió a toda velocidad, subiéndose a si mismo por encima de la llanta, tirando de la cadena de esta, quedando tendido sobre la misma por unos instantes antes de impulsarse para golpear de nueva cuenta a Samantha esta se tiro al suelo evitando el cuchillo del castaño, que le golpeo con el mango en la cara y después con los nudillos.
—Estas muerta—escuché que le dijo Tom con su cuerpo encima de ella, su cuchillo estaba en su cuchillo listo para matarla, sus brazos tenían cortes y de su hombro volvía a salir sangre—.
—Tu también, imbécil—Samantha soltó y comenzó a reír desfrenadamente con el cuchillo de Tom clavándose en el cuello, Tom levanto un brazo confundido para darse cuenta que la pelirroja ya tenía su propio cuchillo a la altura de las costillas del castaño—.
En el equipo Holland,
no había equipo,
en la casa Holland,
todos los miembros debían estar listos para matarse los unos a los otros de ser necesario.
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Muchas gracias por leer, votar y comentar, me tomó un tiempo pero nunca es tarde para desearles feliz navidad a todos y cada uno de ustedes, ojala que se la estén pasando muy bien con sus familiares y seres queridos, son lo mejor de mi vida.
Con amor.
—Alex 💀
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