Capítulo 49
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Reparo
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Tom no estaba en su estudio, las luces estaban completamente apagadas, se había cansado de esperar o se había enojado aun más.
Tras haberlo corrido de la cocina y de haberme querido golpear a mi misma por ello lo busque por toda la mansión, cada habitación que abría me hacía maldecir, estaba segura de que si llegábamos a Abril vivos le pondría un GPS atado en el pie a Tom para poderlo encontrar antes de dar vuelta por toda la casa.
Él estaba haciendo un esmero enorme por sacarnos adelante y yo solo lo rechazaba.
—Tom—lo llamé entrando al gimnasio vació, era un espacio tan amplio que ni siquiera hacía falta gritar, el eco llenaba todo el lugar y cumplía la tarea—.
Tom igual que siempre al dar las doce, estaba de cabeza con sus piernas sosteniéndose de un tubo con la parte interior de sus rodillas mientras hacía abdominales en el aire.
—Tom— lo llamé y este no me escucho, así que me acerque a él, saltando para poder tomar la barra de la maquina a su lado tirando de mi propio cuerpo hacía arriba—.
Quería hacer lo mismo que él hacía por que él lo hacía ver fácil.
—¡¿Qué haces?!—preguntó sorprendido al ver como me aferraba como animal a la barra con mis piernas y manos—.
Se bajó a si mismo de un saltó, para después cargarme a mi hasta ponerme en el suelo, tenía las palmas de las manos cortadas las palmas y uno que otro moretón.
—Te he dicho que no hagas nada peligroso— me regaño tomando su toalla blanca para limpiarse el sudor del cuello—.
—Tenía que hablar contigo—me senté en una de las tantas maquinas que tenía para hacer ejercicio golpeando a mi lado para que se sentará, muy por el contrario este solo me miro indeciso— no debí portarme así contigo hace rato—.
Tom se quedó aun de pie mirando hacía el lado contrario a mi sin poder decidir que responder, solamente se limito a bajar la cabeza, tomando su muñeca derecha para girarla.
—¿Por que no le has dicho nada a Doblas?—preguntó al fin, desde su sitio parecía ser un niño pequeño haciendo una rabieta—.
En ese punto pensé que estaría lo suficientemente enfadado para no hablarme en toda la noche y correr a Rubén ya mismo de la casa—Por qué si es verdad no quiero andar divulgando que estoy embarazada y con ello poner en riesgo a mi bebé—respondí al fin, llevaba la franela con hielos en las manos y ya podía sentir como estos se derretían—.
—Creí que Rubén era tu mejor amigo y que confiabas en él—repuso nuevamente aun de pie frente mío, no quería verme a la cara—.
—Lo es, pero también es muy parlanchín...se le puede salir sin querer en cualquier momento—dije pero no me sentía muy segura de mi respuesta—.
¿Por que no se lo había dicho a Rubén?
Cual era el punto de protegerlo de algo que tarde o temprano lo destrozaría
estaba tan acostumbrada a que me despedazarán
que nunca me vi despedazando a alguien más
—Ven aquí—esta vez mis manos encontraron las de Tom, lo obligue a sentarse a mi lado— no tienes porque estar celoso de él, ni de nadie—comencé a buscar heridas en el cuerpo de Tom que requirieran de mi franela con hielos derretidos, le di vuelta a sus manos, sus nudillos estaban rojos pero no parecían dañados—ambos son importantes para mí, no quiero verlos lastimarse—pase mis manos inspectoras al final de su camisa donde la levante dejando descubierto su torso, su piel en esa zona era más suave que la de sus brazos, la herida que llevaba en las costillas comenzaba a sanar—.
Cada vez que Tom salía herido en alguna pelea mi corazón se frenaba, lo quería encerrar en su habitación y obligarlo a reposar incluso si solo se corto el dedo con una hoja de papel
pero
cuando las heridas de Tom sanaban
cuando él sanaba,
mi corazón se aceleraba, mi piel se erizaba y tenía que guardar las ganas de lanzarme hacía el y besarle todas las cicatrices.
lo amaba a él
—Frío— se quejó dando un pequeño espasmo al sentir como coloque mis frías manos sobre su torso semidesnudo—.
Amaba su piel caliente
la sangre de Tom parecía siempre hervir dentro suyo,
cada vez que tocaba su piel caliente recordaba todas y cada una de las cosas que le apasionaban.
A la mierda
Sin previo aviso sin que él lo esperará, sin siquiera pensarlo, me recorrí lo suficiente para poder quedar a la altura de su estómago, ahí llevaba una cicatriz que se debió haber hecho cuando Dominic todavía vivía—¿Ángel?—preguntó confundido cuando le di un beso a la cicatriz de su estomago y otro más a otra que tenía más arriba al costado—.
—Te extraño— tomé la iniciativa apropiándome de sus manos entrelazándolas con las mías, recargando mi cabeza sobre sus piernas—extraño pasar los días contigo—.
—Lo siento, se que te he tenido algo descuidada—sus manos acariciaron mi cabello, enredaba sus dedos entre mis mechones y me peinaba suavemente mientras tenía sus ojos puestos en mí—perdóname por favor—.
—No me sirve de nada que construyas un mundo seguro para los dos si tu no vas a estar allí para vivirlo conmigo— me separé de él lo suficiente para encontrarme con que sus ojos ya me estaban viendo—.
Esta vez Tom soltó un largo suspiro y desde mi sitio lo vi morderse los labios.
—Pronto me tendrás para ti sola—dijo y una sonrisa surco sus labios—.
¿De que hablaba?
—Júralo— dije extendiendo mi dedo meñique para que él sellara la promesa—.
—Te lo juro tanto como te lo he dicho antes, te amaré hasta el final de mis días—soltó honesto tomando mi meñique con el suyo acercando mi mano para dejar un beso sobre esta, me incorporé a su lado con la intención de verlo a la cara, apenas tuve oportunidad de sentarme nuevamente cuando Tom atacó mis labios en un beso largo—ojalá ese Rabos estuviera aquí para ver esto—.
—¡Tom!— lo regañé golpeándole ligeramente el hombro separándome de él—.
—Es una bromita—se burló y se recostó el mismo en la maquina de ejercicio solamente apoyado con su codo derecho en el tapiz negro—.
—Ay ya cállate, ya rompiste el momento—me quejé inclinándome para tomar mi franela de hielos derretidos colocándola sobre mi frente al mismo tiempo que echaba la cabeza hacía arriba con la vista en el techo de cristal—.
—____— me llamó—.
—¿Mmmm?— respondí pero no me gire para verlo—.
—Hablo enserio...lo que dije—comenzó a hablar pensativo, honesto— cuando estoy junto a ti, siento que podría ganar cualquier guerra—.
El castaño se acostó de lleno
—Déjame ir a la guerra contigo— dije después de acostarme frente a él, sus pestañas castañas y largas me rosaban la frente del poco espacio que había entre nosotros—.
—Cásate conmigo—pidió—.
—De acuerdo—respondí—.
—Enserio—replicó—.
—Enserio—volví a repetir— buen intento amor—.
Alce mi cabeza para ver que sus ojos castaños ya me estaban viendo, deje un beso sobre su nariz y su sonrisa se amplió aun más.
—Te amo pero eres muy cursi—alegó colocando sus manos debajo de sus cabeza—.
—Una más y te duermes en el estudió Holland—amenacé y este rio, sacando su mano izquierda de debajo de su mejilla para tomarme del mentón acercándome a él hasta que pudo besarme—.
A lo lejos, fuera de Tom y yo todo lo que se podía escuchar era el agua de la piscina danzar tranquilamente
la guerra había terminado
o puede que no
puede que ya estábamos acostumbrados a vivir peleando
y ahora la paz nos sorprendía
el cariño,
el sentimiento de amar y por fin ser amado nos había tocado la puerta,
nos encontró durmiendo pero aun así se quedó a disfrutar de esta historia que empezó al revés
empezó con el fin y ahora tanteábamos las paredes por el principio
El beso de Tom se intensificó, sin separarse de mí, se colocó encima mí con cuidado de no aplastarme puso sus codos a ambos lados de mi cabeza y siguió besándome.
—Eres lo más bonito que mis ojos han visto—dijo y sus manos viajaron a mi estomago y a mis caderas, por primera vez soltó mis labios, bajando hasta mi cuello, donde dejo varios besos húmedos—.
—Cursi—me burlé y el castaño detuvo sus besos para verme a los ojos con una expresión de sorpresa y diversión—.
—Shhh—dijo y volvió a besarme, ahora sus manos levantaban mi suéter y se metían dentro, pude sentir su cálido tacto viajar por mi vientre, mi plexo solar y a la altura del inicio de mis senos—.
Desde aquella vez, Tom y yo nunca lo habíamos repetido, él no tenía problema con que lo viera desnudo, creo que no tendría problema con que nadie lo viera desnudo, tenía el cuerpo perfecto sus cicatrices solo lo hacían ser más deseable, él no tendría problema, pero yo sí, no quería que nadie más me viera desnuda y en ese momento cualquiera podía vernos.
—Tom...—dije apenas pude en un jadeo que escapó de mis labios, esto pareció incitar más al castaño, cuya mano paso de la piel de mi estomago a desabotonar mis pantalones para acariciarme en mi zona intima, solté un gemido y este aparto mi ropa interior, tocándome como solo él sabría hacerlo—no... ¡para!— lo empuje y este se separó al escuchar mi petición, se encontraba tan agitado, lo ví sentarse en su lugar con las mejillas rojas, tan rojas como la punta de sus orejas—perdón— pedí sentándome en mi sitio, aun tenía parte de mí suéter y mi camisa levantadas—.
—No tienes que disculparte, tienes absoluto poder sobre tu cuerpo, cuando quieras que te toque lo haré, cuando no quieras que te toque no lo haré—aviso calmándose con sus codos sobre sus rodillas—.
—No es eso...—ahora yo podía sentir mis mejillas arder, me acerque hasta él, abrazándolo por la espalda—quiero hacerlo, ahora...pero aquí no, cualquiera puede vernos—.
Tom soltó una risa y acaricio mis manos sobre su torso.
—Creo que será mejor si nos vamos a dormir—soltó y se puso de pie—no quiero que te desveles y después andes como sonámbula por toda la casa—.
—¿Cómo? ¿Me vas a dejar así?—pregunté atónita y el me vio divertido—.
—¿Así como?—preguntó aguantando la risa—.
—¡Pue-pues así! ¡Casi desvestida y alborotada!—Tom hacía su esfuerzo por no soltarse a reír—.
—Uy—se limitó a decir y yo me puse de pie, Tom se inclinó tomando por decima vez la bolsa de hielos— puede que te sirva esto—dijo colocando la bolsa de hielo sobre mi cabeza donde mantuvo su mano asegurándose de que no se cayera la vez que caminaba divertido detrás de mí—.
Y así me siguió hasta la sala donde Harrison estaba sentado tomando un vaso de agua mientras leía algo en su vieja computadora.
—Hola Hazza—lo salude acercándome a él para sentarme a su lado dándole un beso amistoso en la mejilla—¿Tan tarde trabajando?— pregunté subiendo los pies al sillón, Harrison soltó una risa y saludo con la cabeza a Tom que finalmente dejo la franela con hielos en la mesita de vidrio—.
—Sí, el trabajo siempre llama—repuso sonriente dando miradas a la pantalla y a mi—.
—Pues que jefe tan gruñón que tienes que te hace trabajar después de media noche— me burlé, delante suyo Harrison tenía un plato de papas fritas con salsa y me incliné para tomar un puño—.
—Que bueno que nadie te preguntó—respondió Tom de pie detrás mío se intentó inclinar lo suficiente para quitarme el puño de papás fritas que llevaba en la mano—Hey...dame eso—hizo otro intento por alcanzar mis preciadas papas y yo recosté en el sillón para alejarlo de mí— te hacen daño, te va a irritar el estomago tanto picante— me regañó y yo metí parte del puño a mi boca—
—Harrison dile algo al gruñón de tu jefe— le dije a Harrison cuando Tom me tomó del pie con que el que estaba intentando empujarlo y tiro de mí hacía arriba—.
—Déjala hermano—ahora el rubio estaba contagiado de la risa y veía la escena de lleno—ustedes dos están de muy buen humor—preguntó—.
—Nada, tu jefe no quiso—dije y me comí las ultimas papas—.
—____— me regaño Tom empujándome levemente del hombro—.
—Tenle paciencia al gruñón— sonrió el rubio y Tom lo miro amenazante—bueno...yo mejor no digo nada— dijo y se puso de pie—bueno, que bien que los encuentro a los dos despiertos—cerró su computadora y la puso en el sillón donde estaba sentado—solo para recordarles que mañana viene el doctor a hacerte las pruebas—esta vez se limitó a verme a mi solamente—.
Había olvidado completamente que la mañana siguiente me harían la prueba de embarazo.
—¿Hay indicaciones especiales?—Tom había vuelto a su porte serio caminando hasta estar frente mío y de Harrison—.
—Ayuno y no más papas—dijo Harrison tomando el plato al ver como intentaba tomar más—ya, también me dijo que estés tranquila e intentes dormir—dijo como un padre que advierte a su hija—.
—Ya lo escuchaste—soltó el castaño en tono de burla y yo solamente les sonreí resignada—¿A que hora vendrá?—.
—A las ocho en punto, también estaré yo aquí para cualquier cosa—informó Hazza—.
—Pues mejor quédate a dormir aquí Hazza, de aquí a que llegas a tu casa y eso te va a caer el día—sugerí—.
—No, no te preocupes ____— se apresuró a decir él—No tengo ningún problema—.
—No, Harrison, la loca esta tiene razón, quédate aquí hoy, de verdad nos harías un favor—esta vez Harrison estaba atrapado, se relamió los labios en su lugar buscando que decir—toma la habitación que quieras—.
—Puedes quedarte en donde me quedaba antes, de todas manera ni Matilde ni yo la estamos usando— dije y metí mis piernas dentro de mi suéter estirando la tela—.
—¿Segura?—volvió a preguntar y yo asentí— esta bien, solamente llamó a mi casero para que cierre la llave del agua de paso y voy a dormir— sonrió y volvió a tomar su laptop— gracias Tom—le dio un abrazó honesto a Tom—señorita ____— me puse de pie en el sillón y lo abracé desde ahí—.
—Adiós Harrison, que descanses—el rubio se volvió para despedirse con la mano y tras esto subió las escaleras—.
—Bájate de ahí antes de que te caigas—me advirtió Tom viéndome de pie en el sillón—.
—Tommy—le sonreí— no soy tan estúpida como para caerme de un sillón—él me devolvió la sonrisa sínica y rodeó el sillón para ir escaleras arriba a la habitación, me coloqué sobre la orilla del sillón—¡Ahhh!— grite y me moví sobre el bordé y este hizo un ruido fingiendo que me iba a caer, Tom se giro alarmado al instante para tomarme de la cadera pensando que iba a caer—¡una bromita!—repetí tal y como el había dicho antes, el castaño negó con la cabeza aun con su expresión preocupada—.
—Enserio Ángel, enserio—dijo aun cargándome y me soltó alargando un suspiro—vamos a dormir—dijo y volvió a caminar escaleras arriba—.
—Vale, pero ¿me llevas de caballito?— Tom tenía un pie sobre el primer escalera— ándale, tu nunca me cargas de caballito debilucho—.
—Pero que dices, no soy debilucho, si no te he cargado antes es por que tenía la pierna mala—me encaró y yo aguante la risa—ven aquí— volvió a bajar el escalón y se inclino para que yo pudiera subir a su espalda—.
Él cuidando de su orgullo me levantó sin problema, me aferre de él colocando mis manos alrededor de sus hombros y recargue mi mejilla en su espalda.
—Esta aparente felicidad...¿eres realmente feliz o es tu mecanismo de defensa contra el miedo?—preguntó cuando íbamos a mitad de camino—.
Yo podía jurar
que el me conocía mejor que yo misma
—Me siento mal— le dije y sus ojos esperaron a que continuara— ansiosa—.
—¿Por el asunto del bebé?— sus manos se veían indecisas entre tocar las mías o no—.
—Por todo, siento que todo esta cambiando de pronto y yo me quedó sentada esperando las consecuencias—.
Llegamos a la habitación y el castaño la abrió con una mano sin dejarme bajar de su espalda.
—No quiero imaginar que un día te perderé y no sabría que hacer, sin ti volvería a ser el animal de la calle que nadie quiere—esperé por la respuesta de Tom, pero esta no llegó ni siquiera cuando me dejó con cuidado en la cama—es torturante...un noche estas ahí y a la mañana siguiente ya te has ido, no se a donde fuiste, no tengo manera de buscarte—.
Vuelves en pesadillas y siempre mueres
y me muero
Tom seguía sin encararme, se sentó delante mío un poco más adelante con la vista puesta la oscuridad de la habitación.
—¿Tan importante es para ti que te enseñe a pelear?— preguntó y mi piel se erizo, me acerque a él abrazándolo por la espalda nuevamente, pegue mis labios a su mejilla derecha—.
—Tan importante como lo es para ti mantenerme a salvo—-
—Esta bien, te enseñare a defenderte siempre y cuando me prometas que no serás tu quien busca la pelea—dijo y yo salté eufórica, salté tanto como pude de rodillas en la cama y ataque su mejilla, su oreja y su nuca con besos— hey espera, tengo mis condiciones—.
—¿Cuales?—solté igual de feliz, al menos ya estábamos avanzando—.
—Ven— dijo intentando apaciguar mi alegría tomándome de la cintura para sentarme entre sus piernas— lo primero es que: Si no estas embarazada te enseñare combate de cuerpo a cuerpo, pero solo puedes entrenar con Harrison, James o conmigo, nada de entrenar con los animales que están allá afuera ni mucho menos con Samantha—dijo pasando una de sus manos por mi mejilla— ahora, si estas embarazada y doctor advierte que puede haber un riesgo en tu salud no harás combate de cuerpo a cuerpo, pero...—hizo una pausa—.
—¿Pero?—lo incité a seguir—.
—Pero te enseñaré a usar armas de fuego y haré que se te enseñe algo de medicina—dijo y mi sonrisa se expandió aun más, lo abracé directamente y este continuó el abrazo—¿mejor?—.
—¡Sí, gracias, gracias!—me separé de él solamente para volverlo a atacar besándolo con brusquedad en los labios haciendo que cayera de lleno en la cama conmigo atacándole—te amo, de verdad gracias—.
—¿Qué has dicho?—preguntó separándome él con una sonrisa y los ojos más grandes del mundo—.
Tom siempre buscaba la manera de decirme que me amaba
tenía la piel caliente y el alma de un extrovertido,
era como el sol a las tres de la tarde:
molesto y tan necesario
Yo era todo lo contrario
era el hielo derretido
la noche que se hace para admirar a la luna,
tenía la piel fría y el alma introvertida,
casi nunca le decía cuanto lo amaba.
—Te amo— repetí y este me abrazó—de verdad espero estar embarazada—.
—No te preocupes, si no estas embarazada sin problema lo intentó otra vez—dijo y yo me separé de él al instante—.
—Buenas noches Tom— me levante de encima suyo tirando de las sabanas para meterme dentro—.
—¿Qué? ¿No vamos a continuar lo de hace rato?—dijo a mi espalda y pude sentir su mano mover mi cadera ligeramente en búsqueda de mi atención—Ángel...—.
—Mañana—repuse—.
—Ya es mañana—dijo como un niño—.
—Mañana más tarde—dije y el dejo de luchar, se puso de pie y me giré solamente para verlo despojarse de sus ropas, quedando únicamente en ropa interior, se metió dentro de las sabanas y me busco entre ellas, abrazándome desde atrás, tuve que aguantar la respiración para no lanzarme encima suyo nuevamente—.
—Que descanses—dijo con sus labios en mi nuca, dejo un beso corto, sin dejarme de abrazar, pude sentir como de poco a poco quedaba preso del sueño—.
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PRIMERO
https://chat.whatsapp.com/BjM4JuLv6geBL3242ze2WO
En este grupo estoy yo Samantha (la de la historia) y Estefanía, es un lugar seguro donde nadie busca quedarse con sus datos ni nada, solamente es por si gustan dejar sus teorías, además que me es más fácil responder mensajes de ahí.
Hola, lamento actualizar tan tarde y seguirles dejando con la intriga, próximamente en el capitulo que viene se sabrá la verdad, en este no lo puse por que en si era muy largo y sigo indecisa, sin embargo, les quiero dejar unos puntos definidos.
1.- Si el bebé existiera Tom no le va a preferir por encima de _____, para Tom es importante tener una familia y le emociona la idea del bebé pero solamente porque se trata de ella, sin embargo si tuviera que elegir a cualquiera de las dos la decisión la tiene clara.
2.- No porque el bebé exista o significa que ya no pelearan, serán inestables o tendrán problemas, al contrarío, este libro se llama "Destrúyeme: La caída del imperio Holland" por una razón, no siguen solamente flores y cosas rosas, las cosas fuertes están por llegar y pronto se sabrá más del enemigo y de alguien más; a lo que voy es que...no porque tengan un bebé o no les ira mejor, sin embargo con la existencia de ese vinculo ambos tienen una razón fuerte para salir adelante, les recuerdo que la madre tiene pensamientos negativos y él otro tiene el pasado bloqueado, sin embargo podrían llegar a unirse y buscar ayuda por su hijo.
3.- Independientemente de si querían bebé o no les pido su paciencia y apoyo, de verdad, se vienen cosas grandes
Muchas gracias por leer y comentar, créanme que leo todo lo que escriben.
Si hacen un grupo de teorías invítenme por favor xD
con mucho amor y olor a hot cakes
—Alex (¿quien más?)
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