Capítulo 44
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Daño
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Estaba con agazapada en la cama del castaño, con los pies cruzados la misma y la vista fija en su cuerpo, lucía cansado, delgado y pálido.
—¿Por qué te fuiste sin decir nada?— pregunté tomando una de las cobijas, Tom estaba de pie, se saco los zapatos con dificultad— .
Adolorido
—La policía tenía pinchado mi teléfono no podía llamar para avisar y no podía postergar más las cosas—Tom hablaba pausado—.
Como si cada movimiento le hiciera sofocarse,
como si acabará de correr un maratón,
no lo entendí
hasta que se empezó a desabotonar la camisa.
—Dios, Tom...— susurré en voz baja más horrorizada de lo que quería que sonara cuando este se saco la camisa con dificultad, dejándose el torso desnudo—.
Partes de su piel eran de un color verde, negro y rojo moretón, habían rasguños por todos lados y alguien había intentado suturar una herida dos costillas arriba, esta parte de piel en especial estaba irritada e hinchada, infectada tal vez.
Me paré de la cama por instinto de la cama, acercándome a él con mi vista fija a sus heridas.
—¿Se ve tan mal?— intentó bromear, antes de soltar un gruñido, caminando hacía atrás cuando toque una herida a la altura de su cintura—.
—¿Cómo te hiciste esto?—pregunté colocando mis manos sobre su estomago, este dio un espasmo, pero no se aparto—.
—Ayer atacaron la central...—comenzó a decir, relajándose, colocando sus manos sobre mis antebrazos—la mayoría de los reclutas entrena allí, se puede decir que viven ahí, un grupo desconocido, un montón de imbéciles dirigidos por otro aun más, entro con armas cuando todos iban a dormir, intentaron pelear....— Tom hablaba con la vista fija en mis manos que intentaban evaluar que zonas necesitaban más atención para poder sanar y cuales lo harían sin problema—.
Era más que claro que tendría que tratar la sutura mal hecha que llevaba allí.
—¿Fuiste a enfrentarlos?— pregunté levantando la cabeza ligeramente encontrándome con que sus ojos profundos ya me veían—.
—Sí, Samantha y yo, pero...—hizo una pausa para bostezar— cuando llegamos la mayoría de los reclutas estaban muertos, además de varios de esos idiotas—.
—Ven aquí— guía a Tom cual niño a uno de los sillones que tenía en la habitación sentándolo a la fuerza en este—¿Dónde esta el botiquín aquí?—.
Samantha lo había suturado
o había sido él mismo, cualquiera de las dos opciones era igual de terrible.
—Estoy bien Ángel—comenzó a decir intentando pasear sus manos por mi cintura—vayamos a dormir por favor—.
—No te dejaré dormir con esas heridas sin tratar— toque la frente de Tom estaba cálida pero no tenía fiebre, solo tendría que curar las heridas exteriores— ¿Dónde esta?—.
Tom se rindió, señalando el closet con la cabeza, me dirigí hacía el, no sin antes encender la luz, desde mi sitio pude ver como el castaño se cubrió los ojos y se restregó las manos en el rostro.
El botiquín estaba hasta el fondo del closet, como una pequeña maleta de cuero en color café oscuro, las orillas de las misma estaban desgastadas, uno de los cierres estaba roto y no permitía que esta se cerrara por completo.
—Esto no va a ser muy agradable— Me coloque de rodillas frente a Tom, abriendo la maletilla, habían algodones, vendas, curitas, desinfectante, tijeras quirúrgicas, una aguja de medio circulo y ethylon—Tendré que sacarte esa sutura para poder hacer una nueva—.
No había nada que pudiera darle para que no sintiera dolor, él simplemente se acomodó sobre el sillón dándome paso completo a su piel
a él mismo
confiando ciegamente en mí
reprimiendo los gritos al sentir como le sacaba las puntadas.
Intente ser lo más rápida y cuidadosa que podía, él intento aguantar la respiración y quedarse quieto tanto como podía.
—Muchas personas murieron, Ángel— mustió abatido después de un rato—varios de ellos tenían familia—.
Saque la aguja de su sitio limpiándola con alcohol, intentaba pensar en las palabras correctas, quería animarlo, ayudarlo con su pena, él valoraba la vida de aquellas personas, no era un animal,
no importaba como le llamaran
no era un animal
quise confortarlo,
quería decir alguna de esas frases que calienta el corazón
de las que te quitan un peso de los hombros
de las que te hacen querer llorar hasta que saques todo el dolor
quería devolverle la esperanza,
esperaba ser su golpe de suerte
pero esta nunca me acompaño
quería hacer aquella que le calentará las manos
pero mis manos siempre estaban frías,
al final
No había mucho que pudiera hacer para curar a Thomas Stanley Holland
El mafioso,
El demonio
El animal
—Lo siento mucho, amor— fue lo único que pude decirle limpiando su herida con un algodón, este se giro a verme ligeramente y sonrió—¿qué?—.
—Amor— su sonrisa cálida se hizo más evidente, se quedó con ella los siguientes veinte minutos, no renegó ni un poco cuando lo terminé de suturar, ni cuando le puse la venda alrededor de las costillas—.
—¿No sabía que podías suturar?—preguntó después de que terminará el trabajo, su piel seguía caliente y de su frente gotas de sudor corrían hasta morir en su mentón y el final de su quijada—.
—Bueno...no siempre me quise morir, había veces en las que quería vivir, me arrepentía pero me sentía demasiado avergonzada como para pedir ayuda, así que me curaba yo sola—tomé las vendas del pequeño maletín, sin ver al castaño termine mi trabajo—¿La policía te atrapo?—.
—Sí, estuve en prisión dos días— Tom hablaba como si me contará un secreto, se paro levemente de su asiento para poderse sentar en el suelo conmigo con aun con la piel desnuda y los labios resecos—.
—¿Ahora eres fugitivo?— pregunté y el soltó una risa irónica—.
—No, la policía no es un problema, para nadie que tenga el dinero suficiente para meter sus crimines debajo del tapete— recargó su espalda contra el sillón y extendió sus piernas en el suelo—Fue cuestión de horas para que Harrison depositará el soborno y me sacará—.
Tom miraba ahora a la nada pensativo, como si intentará darle sentido alguna clase de acertijo descabellado, se quedó en silencio al menos cuarenta segundos más.
—Samantha estaba ahí—dijo de pronto con su vista aun perdida en la nada y su cabeza en las nubes—.
—¿Atraparon a Samantha?— apenas termine mi pregunta cuando Tom negó con la cabeza—.
—Llevaba sus pantalones negros rasgados, unas botas negras, una chaqueta enorme encima y...—el castaño se dio a si mismo una pausa, intentando procesar la información antes de soltarla— y una placa de policía en el bolsillo—.
—¿Qué?—mi confusión era más ruidosa de lo que esperaba que sonara—.
¿Samantha jugando a ser policía?
o ¿Samantha jugando a ser mafiosa?
Samantha siendo la traidora
—¿Crees que ella...este tramando algo en tu contra?—por primera vez en toda la conversación los ojos de Tom se encontraron con los míos—.
Inexpresivo
—Sería muy estúpido de mi parte pensar, aun que sea por una milésima de segundo que soy así de importante en la vida de Samantha—soltó Tom relamiéndose los labios, volviendo su mirada a la nada—la conozco desde hace once años, de haberme querido destruir, ya lo habría hecho—.
Tom tenía una confianza ciega en la pelirroja,
habían crecido juntos en la misma jaula,
conocían a la perfección las heridas del otro,
un par de bestias,
ninguno de ellos soportaba la idea de ser encerrado,
pero tampoco tenían la confianza para volar,
en cuanto más se les observará
más se podía ver
sus ganas por armar la vida que se les destruyó
cuando estos miraban al cielo.
—¿Entonces...?—pregunté y Tom se reservó la respuesta por unos instantes—.
—Thomas Stanley Holland por fin te tengo justo donde quería—se burló ese día ese oficial en la sala de interrogatorios diminuta—olvídate de ver nuevamente la luz del sol— el hombre gritaba cada vez más, tenía unas gafas enormes para sus ojos diminutos, llevaba la cabeza afeitada y las mejillas regordetas rosadas—.
"Si se me volvía a acercar más de lo necesario lo abofetearía" pensó en ese momento el castaño.
—Por favor contrólese— le dijo al oficial encargado del área de narcóticos, que tenía medio cuerpo arriba de la mesa viendo al joven mafioso como si fuera su propio regalo de navidad—.
Y lo era, su trabajo consistía en encontrar narcotraficantes, maleantes, y productores, intentaba encontrar cualquier oportunidad que se le presentará para hacer uso de su placa y ese día había encontrado a Thomas Stanley Holland y a sus hombres en el puerto junto a un barco lleno de estupefacientes.
Sus ojos estaban desorbitados y su corazón latía más de lo que podría soportar.
Thomas Stanley Holland había sido arrestado por su equipo,
se quería desmayar de la emoción
Thomas Stanley Holland estaba sentado en la sala de interrogación esposado de manos y pies
quería llamar a su madre y contarle su gran logro
No solo era un pez gordo, si no él más grande y valioso de todos
—Será mejor que comiences a confesar tus crímenes de uno a uno— intentó controlarse, el pequeño hombre bajo su cuerpo de la mesa para tomar un folder y dejarlo frente a Tom que estaba falto de paciencia—¡habla!—él oficial se inclino en exceso sobre la mesa hasta el punto que el castaño pudo sentir su aliento podrido—.
Ni corto ni perezoso el castaño levanto una mano y le soltó una bofetada al oficial, haciéndolo bajar de la mesa de golpe, conforme se acariciaba la mejilla.
Desde el punto de vista del oficial fue un ataque
Desde el punto de vista del castaño había sido un acto de defensa propia.
—Yo me encargó de él— Holland escuchó a alguien hablar tras suyo, se quedó inmóvil, no movió ni un solo pelo—.
Reconocía su voz,
había crecido escuchando esa voz
la reconocía enojada
neutra
e incluso los gritos.
Había crecido con el dolor de verse reflejado en ella
—No, esta bien, yo me encargó— él hombre aun se sostenía la mejilla e intentaba recobrar el aliento—.
El castaño se vio a si mismo desconcertado, la bestia con la que creció estaba ahí y parada frente suyo, con una placa de policía colgada en el cuello.
—¿Seguro que tu vas a poder conmigo?—amenazó Tom y el pequeño oficial hizo una mueca enojado, lo maldijo siete veces y después salió de la habitación—.
—Tienes derecho a guardar silencio y a un abogado— Samantha le señalo discretamente las cámaras de seguridad al castaño, tras esto se acerco a él desuniendo las cadenas de la mesa para después llevarlo a empujones a la celda—.
No hablo con ella en ningún momento.
Tampoco comió.
Ni durmió,
Él mafioso más temeroso de todos se quedó en su sitio, caminaba en circulo, hacía abdominales y push-ups, nunca perdió el porte.
Eso sacaba de quicio al jefe oficial.
Veinticuatro horas después fue liberado, todos los archivos, toda la evidencia que podía incriminarlo fue eliminada, el nombre "Holland" estaba limpio de los archivos criminales.
El jefe oficial hizo un gran escándalo en su oficina cuando se enteró,
hizo otro más grande cuando lo vio caminar fuera de la penitenciaría con un traje nuevo y al lado de un rubio de la misma edad que él.
—No pude hablar con Samantha hasta dos días después a media noche, a espaldas de un restaurante de comida china descuidado—Tom continuó hablando cautivo de su propia historia—.
—"¿Que haces allí Samantha?" le pregunté esa vez, llevaba un overol en azul marino, una gorra cubriéndole el cabello y un cubrebocas negro—Tom alzó sus piernas abrazando sus rodillas con ambas manos—"Estoy investigando" dijo pero esa no era la Samantha que conocía—.
Cansada
Agotada
Lo que sigue de agotada
Desganada y desesperada
como aquel que sea ha cansado de buscar
pero no pude evitar dejar de hacerlo.
—¿Investigar? ¿Acerca de que?—él castaño saco una cajetilla de cigarros del bolsillo de su sudadera gris, en el ultimó mes había tomado el mal habito de fumar y sabía que esto le causaría problemas con ______ tan pronto como esta se enterase—.
Tom le extendió un cigarro a la pelirroja esta lo tomo encendiéndolo ella misma con su propio mechero, recargándose sobre la pared no sin antes darle un poco del fuego a su viejo amigo.
—Acerca del traidor, acerca de Clark— le dio una gran calada a su cigarro guardando tanto el humo de este como podía— yo soy la única que trabaja desde que tu juegas a la familia e involucras a Harrison—le recrimino Samantha sacando el humo por la nariz—.
Tom le dio la primera calada a su cigarro,
era consiente de que era verdad
desde que ______ había aparecido
todo lo demás había pasado a segundo plano
los negocios,
los tratos,
los clientes,
él mismo.
Sin embargo,
había crecido sintiéndose extremadamente solo
profundamente triste
realmente cansado
no estaba interesado en rencarnar en otra vida,
la que había tenido demandaba el desgaste de otras diez
la fe se le había escapado por las ventanas,
la gente amable
los salvadores
los héroes
le irritaban
había nacido villano
y así moriría.
Conocía a la pelirroja lo suficiente
para saber que mentía
La había visto humana
y la había visto monstruo
La vio cuando lloró
Y recordó cuando esta jamás volvió a hacerlo
La conocía tan bien
que esa noche quiso abrazarla.
—¿Es por Rita?—soltó con la vista fija en ella—.
Él podía jugar que la pelirroja se estremeció.
—¿La estas buscando, Samantha?—.
Esta vez Samantha no respondió nada
No hizo falta
Solo le basto con dedicarle una mirada al castaño.
—Tras eso tiro el cigarro al suelo, lo piso con sus botas y camino hasta su moto, se subió y se fue—Tom terminó de contar con las pupilas dilatadas—.
—¿Quién es Rita?— pregunté con la piel erizada y con un cosquilleo recorriéndome la nuca—.
—Rita Valadez fue una inmigrante que Samantha conoció hace poco más de once años, el padre de Samantha era un acreedor, prestaba dinero aquellos con menos recursos, la madre de Rita era una de sus clientes, o victimas, al no tener dinero para pagar, él padre de Samantha torturó a la familia completa—comenzó a decir Tom con su vista perdida en el pasado—.
Me acerque más a él colocándome a su lado recargada en la base del sillón, Tom como una de mis manos y la entrelazó con la suya.
—Samantha perdió a Rita— sabía que Tom intentaba hablar tan cálido como le era posible pero era imposible para mí no sentir escalofríos cada vez continuaba la historia— no estoy seguro si murió ó simplemente huyó—.
Recargué mi cabeza sobre el hombro de Tom y este pegó sus labios en mi sien—La perdida de Rita fue para Samantha el equivalente a que yo te perdiera a ti— susurró y mi cuerpo tembló, Tom lo notó, acariciándome los nudillos de la mano—.
"Después de que Rita desapareciera, Samantha continuó con su vida, seguía entrenando, obedecía las ordenes de mi padre, se consiguió varias concesiones de tierra,
se mantuvo,
no me había dado cuenta
que por dentro
y de dientes para fuera
la seguía buscando.
Como aquel que esta cansado de buscar,
pero no puede parar de hacerlo
Así que busca para morir
y busca para no morirse".
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No tienen idea de lo mucho este capitulo, tengo acumulados borradores de más de 5,000 palabras que no llegué a publicar por no estar segura, lamento la tardanza, pero finalmente aquí esta
Este capitulo va dedicado a aixial , felíz cumpleaños atrasado nena, quería escribir desde antes pero me fue imposible, ojalá te la hayas pasado y te la sigas pasando bien.
Se viene un especial y cosas grandes, muchas gracias a todos los que leen y le tienen fe a esta historia y a este intento de escritora.
Con mucho amor.
Alets <3
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