Capítulo 39

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El ave que vivió

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2:00AM

Mansión Holland

No era capaz de recordar mucho de mi padre, la mayoría de los recuerdos que me dejo los llevaba en la piel  en forma de cicatrices y cuando las tocaba estas ardían, como si nunca hubieran sanado

Vivir en esta casa

en esta vida

era al equivalente a parase en medio de un incendio forestal en pleno invierno, 

te quitaba el frío 

al ves que te quemabas

De poder ver a hacía atrás y cambiar mi pasado

de haber podido

de poder elegir mis recuerdos, 

de ser capaz de cambiarlos

elegiría haber pasado más tiempo con mis hermanos y conmigo mismo

que todas las veces que deje que papá me acribillara para proteger a mamá, 

para que al final esta se fuera a besarle la comisura de los labios 

—¿Por qué tan pensativo?— Julián mustio al otro lado del sofá donde me encontraba recostado, era claro que él hacía todo lo posible para canalizar su ira, esperanzado por encontrar rastro de ____ para poderme matar—.

—No estoy pensativo— gruñí fastidiado...y pensativo—estoy malditamente cansado ¿acaso crees que tengo tiempo para estas mierdas Julián?— me levante ligeramente para encararlo, las luces estaban semi encendidas y  pero lo veía más por el reflejo de la luna que chocaba contra su cuerpo que por esto—. 

Él se limito a suspirar, aguantando la mucosidad que intentaba salir de su nariz tras haber llorado tanto, sus ojos seguían infinitamente oscuros, irritados, su cabello estaba despeinado y su piel bronceada pálida, tal vez estaba siendo muy rudo con alguien que acaba de perder a su "mundo", incluso cuando su "mundo" hizo todo lo que estuvo en sus manos para que la mataran. 

—¿Por que quieres matarme?— me pregunté intentando calmar mi migraña y mi molestia, que no hacía más que aumentar al recordar que deje a ____ al cuidado de alguien tan explosiva y peligrosa como lo es Samantha o ella misma— ¿De verdad crees que tuve que ver con el asesinato de Keyslee?—. 

Julián no parecía querer hacer otra cosa más que suspirar, dando una rápida mirada escaleras arriba para terminar sentándose en el sillón frente a mi, inclinado hacía delante para masajearse al cuello. 

—Estoy viejo Thomas, cuando conocía tu padre yo ya tenía treinta y me costaba vencerte en las peleas casuales y eso que tu no eras más que un simple mocoso— masculló con la vista fija en el suelo, triste, acabado, el tiempo se le iba de las manos conforme pasaban los minutos—la vida tiene una ley cruel pero justa, ahora tu eres un hombre, eres fuerte, atlético y astuto, a mi ya me fallan los sentidos...—hizo una larga pausa relamiéndose los labios antes de alzar la mirada para verme mientras yo seguía recostado en el sofá—Puede que Keyslee haya muerto por alguna estupidez que haya hecho fuera de aquí y no debería culparte a ti por ello, pero es más fácil culpar a alguien más que aceptar la responsabilidad—.

—Puedo haberla matado cualquiera—.

—Así es, no supe protegerla...en eso de los fallos nos llevamos bien ¿no?— soltó una risa mostrando gran parte de sus dientes— tu perdiste a tus padres y a tus hermanos, yo a mi Keyslee, es una mierda...todo esto—. 

—Aprender a soltar te haría bien, te mantiene vivo—.

—¿Así?— su sonrisa se agrando aun más—¿Cómo llevas eso de soltar Thomas?¿Qué es lo que impide que seas igual que yo? ¿Igual que tu padre?—.

Nada

No había nada

No tenía nada

solo las ganas

y cuando las ganas me fallaban 

mis huesos se desentendían 

y mis sentidos saltaban

como el ave cazada

como el lobo herido

Tal vez podía separarme de lo que era Julián

Tal vez podía esconderme de la sombra espesa que dejó mi padre 

Pero también tenía claro que uno no se puede esconder de uno mismo

No es como que puedas salir a la calle y decir "ups, me he dejado el alma en casa"

La sombra del pasado, 

la incertidumbre del futuro

la ansiedad del presente

Era todo lo que tenía, 

era lo que me hacía 

me formaba y me reconfortaba

incluso cuando quería ser otra persona

soy quien soy por varias razones

aun cuando ya haya olvidado la mayoría de estas.

—Ya no tengo nada que perder hombre necio— aseguré, pero lo cierto es que lo tenía, tenía todo por perder—.

—Thomas, yo se que sí esa chica existe ella y sus cosas no están aquí— confirmó seguro con su vista fija en algún punto lejano entre el final de la sala de estar y la cocina— se qué mis hombres no encontraran nada—. 

Él no vino a matarme

Él vino a que lo matará

—Si querías cometer suicidio debiste haberlo hecho en otro lado, por que he yo de ensuciarme las manos contigo— protesté sacándole otra de esas lánguidas risa—.

—Hay que tener altura hasta para morir—se acomodó en el sofá, acomodándose la arrugada camisa sobre su estomagó—eso de morir por morir es muy de tu padre, cuando me enteré que se suicido y dejó toda esa sangre y los sesos por ese grisáceo y feo mosaico— hizo una mueca arrugando la cara y frunciendo los labios—No lo pude creer honestamente—. 

Ya estaba cansado de escucharlo, solo quería dormir y no hablar con él hasta que llegará el momento de pelear e incluso así no me gustaría hablar con él, así que me senté pasando mis manos por mi cabello, yo nunca había sido muy hablador y él era todo un fanfarrón sin sentido, hablaba, hablaba y hablaba, hablaba enojado, hablaba triste, él y Sam parecían pelear constantemente por ver quien podría causarme la peor migraña, hasta antes de ese momento Sam iba ganando. 

—¿Tienes algo de beber?— pidió cuando me levante del sofá—Para tu invitado, Thomas, anda, ofrécele algo de beber al viejo amigo de tu padre—continuó al ver como lo fulminaba con la mirada—.

—"Amigo e invitado" son palabras fuertes que no mereces—dije pero aun así fui detras suyo a una mesita donde había una botella de coñac y un par de vasos, tomando dos de estos y la botella de cristal fino para situarla frente suyo— Mi padre murió hace años, él dueño de esta casa soy yo, no me regalo nada,  así que personalmente no tengo amigos y mis invitados usualmente no fuerzan mi puerta y me amenazan de muerte—.

Julián no dijo nada más, con expresión sería se dedico a beber la botella de coñac, al principio me servía tragos en uno de los pequeños vasos y yo pretendía que los bebía, después de veinte minutos se cansó reservándose toda la botella para si mismo.

Después de cinco minutos pidió comida para acompañar su bebida,

A los treinta minutos apareció el líder de sus hombros y Harrison.

—Señor— la voz del muchacho sonaba completamente a su apariencia robusta y fornida, con una mirada completamente triste, no, aterrada, se dirigió directamente a Julián que apenas estaba despierto—No encontramos nada—.

Harrison estaba completamente rígido a su lado, se veía cansado, sudoroso y había ensuciado mi  traje, ni siquiera se molesto en mirarme, ni él ni el otro chico, ambos se quedaron pasmados viendo como Julián le dio un ultimó trago a la botella  de la que había empezado a beber directamente. 

—¿Quiere que les pida que vuelvan a buscar?— preguntó nervoso, caminando hacía atrás cuando el borracho y desorientado Julián dejo la botella con brusquedad sobre la mesa haciendo un gran alboroto para después pararse y encarar al chico que era al menos siete centímetros más bajo que él—¡¿Señor estuvo bebiendo?! ¿Señor?—.

El chico reacciono por instinto y lealtad tal y como lo haría e hizo Harrison, tomando con una mano el antebrazo de Julián para que este no cayera mientras usaba su mano libre para tomar su arma detrás de su pantalón apuntándola directamente a mi cabeza.

¿Cómo tuvo el nervio?

—Suelta el arma—Ni torpe ni perezoso, Harrison ya tenía su revolver pegado al oído del chico—Baja esa mierda o te mato a ti y a tu jefe en este instante—.

El chico se quedó paralizado sin quitar su arma de mi dirección aun ni cuando me levante para caminar a su dirección. 

—No, n-no te acerques—dijo encabritado, Julián se tambaleaba en sus brazos—. 

—Basta Connor— Julián reacciono, incorporándose—baja eso— ordenó terminado por quitarle el arma de las manos— soy un hombre de palabra y lo más importante soy un adulto— dijo dándole una mirada a su capo que seguía viéndome como si fuera el peor enemigo de la humanidad—. 

Tal vez para su humanidad si lo era

Una amenaza

El lobo hambriento

El cazador

—No hay por que exaltarse, terminemos con esto—dijo dándole una palmadita en el hombro al joven para después girarse a Harrison que seguía con su arma lista para matar a Connor— Hoy moriré Connor, tal y como mi pequeña Key, asegúrate de que se me entierre cerca suyo— dijo tendiéndole el arma de Connor a Harrison que la tomó por cañón ligeramente afectado por las palabras de Julián—¿Dónde pelearemos?—. 

—Afuera— dije— no quiero que la casa se ensucie— dije frío y Julián volvió a reír—.

—Iré a lavarme la cara— dijo y camino él solo en dirección hacía el baño, dejando a su publico detrás—.

—Harrison— lo llamé y este despegó su atención de Connor para verme—por favor— pedí y este comprendió mi señal alejándose inseguro para ir a preparar todo para la pelea—. 

Con forme Harrison caminaba hacía afuera lo podía ver dando ciertas miradas hacía el trastornado y joven Connor, Harrison lo veía como si fuera el peor enemigo de la humanidad.

Una amenaza pequeña

Un niño hambriento de venganza 

La presa

Tal vez para la humanidad de Harrison si lo era.

Julián no mintió cuando dijo que era viejo y débil.

Sus hombres

Mis hombres

Su gente

Mi gente

Estábamos en el jardín delantero, la nieve había sido removida pero el pasto seguía húmedo y frío, me había cambiado el traje por un chándal deportivo negro, todos nos veían haciendo un circulo grande, con el cuerpo rígido y las caras cubiertas por una mascara blanca, incluso Harrison apostó esa posición incluso aun cuando estaba aterrado.

—No te la pondré fácil— dijo Julián, se había cambiado solamente el pantalón por uno de pana en gris, llevaba la misma camisa y me veía expectante—. 

—¡Holland tiene la ventaja al no haberse encontrado rastros de la supuesta chica!—Vociferaron entre la multitud y pude ver acercarse a mi a regañadientes tendiéndome la navaja de plata de mi padre—.

—¡La elegí yo mismo!— mencionó burlón Julián en su sitio dando pequeños saltos para calentarse—.

Mire la navaja de mi padre unos instantes con miedo de tocarla y verme ser una copia exacta de él.

—¡Vamos me congelo el culo!—alguien gritó hasta el fondo—. 

Tomé la navaja y Connor se alejo poniéndose a lado de Harrison que lo ignoro totalmente

—¡Cinco!—. 

Pase la afilada cuchilla entre mis dedos

—¡Cuatro!—. 

Cara giro que daba entre mi dedo meñique y el anular se sentía como una cortada fresca

—¡Tres!—.

Si Samantha estuviera aquí estaría muriéndose de risa

—¡Dos!—. 

¡Mierda! ____ no se llevó su medicina.

—¡Uno!—. 

Julián corrió en mi dirección, intento atinarme un golpe en la cara con su puño cerrado, antes de que siquiera me pudiera tomar me moví de mi sitió, tomando su puño tirando de él al frente mientras intercalaba mi empeine en su talón pateándolo hasta hacerlo perder el equilibrio.

Antes de que siquiera cayera al suelo le clave el cuchillo en el muslo derecho y este soltó un grito adolorido.

Ahora él estaba tendido en el suelo, y se sostenía el muslo con los dientes apretados y los ojos cerrados.

—Maldita comadreja— dijo consumido por el dolor, me separé lo suficiente para darle oportunidad de levantarse—. 

—Ese es un apodo muy estúpido que nunca me quedó— se levantó con dificultad del suelo, aun con sus manos sobre su ahora sangriento muslo—Tu la elegiste ¿no es así?— me burlé levantando la navaja que brilló en plata y en sangre por el reflejo de la luz de los reflectores y él se lanzo nuevamente hacía mí—. 

Él intentaba atinarme varios golpes en el estomago y la cara y yo intentaba rebanarle el cuello con la navaja. 

—¡Olvidas que parte de las técnicas que usas te las enseñe yo!— gritó eufórico, poniendo todo su peso en mi estomagó haciéndome caer de bruces contra el frío y húmedo suelo, la navaja salió desperdigada a seis pasos nuestros, parte de su mango plateado se rompió por el impacto—.

Julián era más pesado de lo que parecía y había puesto todo su peso sobre mi pecho y mi cuello, ahorcándome con ambas manos llenas de su sangre cortándome el paso del aire.

—Tienes que hacer más esfuerzos si quieres mantener a esa chiquilla viva— acerco su rostro al mío y pude sentir su aliento chocar contra mi nariz—¿Cuál era su nombre?— se separó ligeramente para encararme con los completamente abiertos y una gran sonrisa—¡Ahhhh!— continuó con sus manos sobre mi tráquea y yo ya me sentía mareado— _____ West, West, West, West—volvió a burlarse en un susurro cerca de mi oído—.

El simple sonido de su nombre en sus labios me hizo removerme de golpe en mi sitió levantándolo de la solapa de la camisa, para arrojarlo fuera de mí vista. 

—¡jA JA JA JA! ¡He encontrado la debilidad de Thomas Stanley Holland! ¡Sé donde decae su corazón!— se burló colocándose de pie con una agilidad inesperada para alguien que esta perdiendo tanta sangre de una pierna—. 

Me encontraba aun en el suelo, colocarme de rodillas fue todo un reto con la cabeza dándome vueltas, la vista nublada, la garganta hinchada y los pulmones magullados.

Sabía su nombre

Su apellido

Sabía que existía 

Julián había tomado la navaja rompiendo el mango de esto, quedándose únicamente con la cuchilla, corrió con toda la intención hacía a mi dispuesto a matarme, intentando subirse encima mío nuevamente coloco todas sus fuerzas en apuñalarme la cara, anticipando la mitad del ataque tomando tanto de la cuchilla como podía para que esta no me sacara un ojo, pude sentir el filo de esta rozarme la mejilla con la insistencia de Julián, sangre salía de entre las manos de el dolido hombre y la mía, a esas alturas, con la adrenalina a tope, no fui capaz de darme cuenta de quien era esa sangre. 

Suya o mía

Tenía que matar a Julián así fuera lo ultimo que hiciera.

Por el bien de ____

y tal vez 

también el bien de mi bebé.

Una oportunidad para vivir para aquellos que amo

Para aquel ser que tal vez ni siquiera existe 

y yo ya le debo toda mi existencia 

 —Levántate Thomas—gritó Julián pero me atinó otro golpe en el estomago haciéndome caer— ¡Arriba! ¡arriba! ¡arriba! ¡¡¡arriba!!!—me pateaba con cada vez más fuerza conforme gritaba—.

El cielo era azul 

No

No del todo

Era un azul ennegrecido

Nítido

Era el cielo de papá 

De mamá 

incierto 

inseguro 

irreal

y cruel 

Cuando papá murió el cielo se tornó de rojo

cuando mamá murió el mundo se volvió demasiado justo

Sensato

Su ausencia despertó al karma  

y cuando el karma busco al culpable

él único que quedaba  en la habitación

era yo. 

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Gracias a todos por leer, comentar y votar, al final del día no tenía pensado actualizar pero le prometí a puffy57 que lo haría, disfruten. 

Intentaré actualizar nuevamente Destrúyeme y de ser posible Survive antes de que termine el fin de semana, muchas gracias <3

Con amor y una bolsa de doritos.

—Alex

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