Capítulo 36
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Alevosía
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Diciembre 28,
Casa Holland 10:30pm
El interior de mis labios estaba cobrando un sabor metálico que tenía tiempo conociendo:
sangre
Nunca fui muy amigo de Keyslee, podría jurar que había algo en su aura que me irritaba y me desconcertaba enteramente.
Uno no puede ir por la vida con tanta indiferencia
arrogancia
y avaricia
Conocí a Keyslee a los doce, en ese entonces el mundo le hubiera dado una oportunidad, con el cabello negro azabache acomodado en una trenza larga con grandes listones blancos y rosados, con uno que otro diente fuera de su lugar, sus pestañas largas no estaban para nada rizadas y su rostro era más regordete y pálido, en ese entonces no llevaba ropa provocativa, cierto era que en ese entonces su cuerpo apenas comenzaba a desarrollarse, así que no tenía nada que mostrar al mundo.
—Este es Thomas, mi hijo, mi mejor capo— él solo recuerdo de su voz, de mi nombre, en sus labios me hacía erizar la piel, un escozor me recorría el cuerpo y me picaba en las cicatrices—.
Siempre quise un padre, como todo maldito niño
Siempre quise una madre, como todo desgraciado
Siempre quise hermanos, como todo aquel que es aislado
Siempre quise una familia, como todo lo que es abandonado y se llena de polvo
y el polvo consume en su totalidad el color
te deja gris
—Mucho gusto Thomas— sonrió en su momento Keyslee, sus dientes eran enormes y sus ojos diminutos— soy Keyslee pero puedes decirme Key—.
No recuerdo haber correspondido su saludo, si estreché su mano, la salude con la cabeza o la ignore, simplemente recordaba que paso, tras esto y con mi padre aun con vida Keyslee nunca volvió a pisar la casa, me la seguía topando ocasionalmente cuando iba con Julián por ordenes de mi padre, con el paso de los años un interés despertó en Keyslee.
Dinero
Respeto
Fama
Poder
Keyslee lo quería todo, no estaba dispuesta a dejar ni siquiera el fondo vacío, en cuanto más crecía más quería, no había una sola cosa que no quisiera y siendo tan astuta como siempre a los dieciséis descubrió como obtener lo que quería y cuando no podía tenerlo solamente chasqueaba los dedos y llegaba Julián a cumplir sus más asquerosos y avariciosos deseos.
Así fue que en algún momento se intereso en mí con la misma intensidad con la que se encapricha una niña con un nuevo juguete, la primera vez que se me insinuó llevaba el cabello castaño con puntas doradas, en cuanto más me negaba ella más se apasionaba, se proclamaba la mujer perfecta.
Sus padres estaban vivos y eran estables, tenía un tío que la adoraba, estudiaba, tenía amigos, podía hacer lo que le diera en gana
pudiendo escapar del campo minado
decidió quedarse a brincar sobre las minas
Ella era la representación clara de lo que quería para mi y mis hermanos
nos quería libres
vivos
fugaces y fuertes
sin embargo me terminé acostumbrando a levantarme aterrado
dañado de por vida.
En cuanto Keyslee más me quería
yo más la repudia
Con la existencia de Keyslee me prometí a mi mismo jamás tener piedad con las personas que no aprovecharán el potencial de sus vidas
y después apareció ella
...________
cambio las reglas del juego
me humilló
Jugó con su vida y al mismo tiempo con la mía,
Tengo dos teorías acerca de mi atracción hacía ella
La primera es que:
A las personas rotas y tristes nos gusta ser así, no es el sentimiento más bonito del mundo sentir que estas en un hoyo, pero por lo menos estar en el fondo te permite pensar, recapacitar, saber que ya no hay más fondo porque ya lo tocaste, ya casi nada puede sorprenderte, el mundo te observa pero al mismo tienes la ventaja de observarlo a él,
los humanos somos maquinas frágiles
cualquier pizca de esperanza
amor
fé
pueden ser suficientes para causar un holocausto
en cuanto más rota la persona peor
para aquellos que nunca hemos sentido la calidez de amar y ser amado ni siquiera con la punta de nuestros dedos
el que llegué alguien y te amé, tal y como eres
te haría encender el fuego mundo con un cerillo y un galón de gasolina
¿Quién no querría proteger la única cosa que te mantiene con vida?
Es por eso que al momento de conocerla a ella,
cuando la conocí de verdad,
cuando dejo de aparentar
me di cuenta que las personas rotas y tristes
nos gusta estar tristes juntos.
La segunda es:
A lo largo de mí vida,
la muerte siempre me tomó de la mano,
como una vieja y obstinada amiga
que no me daría ni un respiro
después de todo
no me llevaba bien con ella
y ella no se iba a apiadar de mí
________ West era aterrorizante
Ella era el único ser humano que conocía que estaba marcada por la muerte
mientras era cobijada por la vida misma
su presencia le dio un sabor diferente al café
y a mi nunca me gusto el café.
Keyslee era una belleza entera, tan astuta que su muerte parecía una broma.
—¿To-om?— Harrison me llamó desde la puerta de la entrada del estudio, estaba nervioso y asustado, era la primera vez que vivía un enfrentamiento de este tipo—Ya oculte todo lo que me dijiste—.
A diferencia de Harrison yo no podía evitar mi calma, sentado desde mi silla tras mi escritorio, con las manos en mi estomago y la vista al jardín, estaba seguro que mi actitud despreocupada le sacaba canas verdes al rubio— ¿Recuerdas a tu familia?—pregunté distraído—.
No servía de nada que me ocultará ante él, Harrison sabía a la perfección que yo solo era un idiota en un campo minado.
—¿Eso importa ahora?— preguntó un tanto exasperado, desde mi lugar pude escuchar sus pisadas acercarse— Tom—.
Me gire a verlo, estaba completamente pálido, la cara la tenía empapada de sudor, se había puesto uno de mis trajes tal y como le ordené, ahora sostenía un revolver entre sus manos sudorosas mientras intentaba meter las balas en este, siendo esta una tarea con sus manos cautivas al miedo.
—¿Recuerdas a tu madre?— me incorporé en mi sitio para prestarle atención a él—.
Harrison negó con la cabeza con el ceño fruncido, de sus manos resbalaron unas cuantas balas cayendo en el piso para salir rodando debajo del escritorio, era claro que le estaba dando un ataque de ansiedad.
—Carajo, perdón, lo siento— se disculpó apresurado agachándose hasta quedar de rodillas en el suelo para inclinarse a buscar las balas, tenía la misma expresión que ponía cuando mi padre lo obligaba a pelear conmigo—.
—Ven— me puse de pie caminando lo más normal que mi pierna me permitía, esta ya no dolía y podía sentir la herida cicatrizada en su mayoría, solo debía cuidarme un par de días más y listo— tranquilo— rodeé el escritorio justo cuando Harrison intentaba meter su mano por debajo de la mesa para tomar la ultima bala, lo intercepte tomándolo del brazo obligándolo a pararse— siéntate, respira, si sigues así de nervioso tendré que pedirte que te vayas, no puedo permitir que te vea así Julián—.
Obligué a Harrison a sentarse en una de las sillas frente el escritorio, él rubio cerró los ojos y hecho la cabeza para inhalando tanto aire como podía contando hasta díez para después soltarlo lentamente.
—Tranquilo, si fuera una pelea de verdad te aseguro que Samantha no habría ido— me burlé en un intento por calmar su ataque este río en su sitio aun con las manos temblorosas— dame eso— me incliné frente a su silla, le quite el revolver de las manos, tomando la ultima bala para colocarla dentro, dándole vuelta al tambor para después extender el arma hacía Harrison—.
—No recuerdo nada de mi familia, solo recuerdo a esos malditos huérfanos— se quejó indignado y no pude eludir soltar una risa— no te rías, es verdad, compadezco a la gente que los compadece—.
—Ya veo— me senté en la orilla del escritorio frente a él, había pasado al menos una hora y media desde que Samantha se había llevado a los niños, Fere, Danielle y ____—.
—No recuerdo a nadie de mi familia, ni mi madre, ni mi padre— dijo más calmado guardando el volver en la parte trasera del cinturón de su pantalón para después frotarse las manos contra el pantalón azul rey para sacarse el sudor de estas—pero si que me acuerdo de tu padre—.
—¿Tu también heredaste sus gratos recuerdos?— le pregunté irónico y este soltó una risita—.
—Claro que sí, recuerdo que tomaba mucho whisky y café oscuro sin azúcar, también recuerdo que escupía en todos los lugares de la casa, recuerdo que dejaba las colillas de los cigarros sobre la mesa del comedor—comenzó a enlistar Harrison— recuerdo que llevaba camisas blancas de tirantes y cuando se sentaba sus pezones resaltaban—.
Esta vez mi risa fue más grande, fuera como fuera estaba agradecido de que al menos Harrison tuviera otros recuerdos de mi padre.
—Creo que ya tuve suficiente— informé con mi vista fija en mi manos, Harrison se inclino sobre su silla para acercarse más a mí—.
—No, no, ya me gustó esto— dijó burlón— oye, oye— me llamó dándome leves golpecitos en la espalda baja— ¿recuerdas cuando Samantha y tu le dieron una paliza?— dijo y tras esto se tiro sobre la silla a reír y yo le seguí— juró que jamás había visto a Dominic Holland tan asustado en su vida—.
—La pelea más intensa de nuestras vidas tal vez— me estaba riendo de verdad y Harrison tuvo que hacer una pausa para poder tomar un poco de aire— Si ____ esta embaraza realmente quiero darle la mejor de las vidas a ese bebé—solté y Harrison me miro serio—.
—La mejor de las vidas...¿aquí?— preguntó triste—.
—¿Sabes? pensaba un si yo no podía salir de aquí, tan pronto como descubra quien es el enemigo que anda detrás de _____ y me encargue de él...—tomé un largo suspiro y Harrison se inclinó para darme dos palmadas en la espalda— pensaba liberarla, a ella y al bebé, darles a ambos la oportunidad de que estén limpios, libres, sanos y salvos, pero—.
—¿Pero?— el rubio me aliento volviendo a colocar su mano sobre mi espalda para dejarla ahí—.
—No quiero pensar en ella lejos de aquí, no quiero que mi hijo o mi hija crezca sin un padre, ¿Qué diferente sería yo de mi padre si les hago algo así? Quiero estar con ella, con mi bebé, quiero que sea el primer Holland consiente de que es un Holland cuyos recuerdos no sean nítidos si no brillantes—.
—Tranquilo hermano, aun falta para poder saber si esta embarazada o no, sí lo esta, te aseguro que ella también desea pasar sus días aquí mientras sea contigo, si no llega a estar embarazada, te aseguro que será lo mismo ¿de acuerdo?— me aseguró y yo me limite a asentir con la cabeza—.
Con mi futuro incierto
en mi mundo ideal podía estar con ella
con Sam
Paddy
y con un Harry vivo
en mi mundo ideal podía vivir como un ser humano normal
tras el campo minado
Mi noción del tiempo no fallaban, pasaron al menos quince minutos más de calma, en los cuales me vi obligado a subir escaleras arriba para observar el recibidor y la sala en total silencio, aun me sentía cansado, quería sacarme este estúpido traje, ir por _____ e ir a la cama.
—Señor Harrison, el Señor Julián han pasado la G1 ¿Cuáles son las ordenes?— alguien dijo en un tono desesperado del otro lado del intercomunicador del rubio que se encontraba parado a unos cuantos pasos del umbral de la puerta—.
Harrison nuevamente por sexta vez levanto la vista y me miró nervioso, con los codos en el barandal, me limite a hacer una señal con la mano para que prosiguiera.
—Déjalos pasar, estén listos para abrir fuego a mi orden— dijo Harrison recobrando la calma, el punto era hacerle creer a Julián que ni ________ ni los niños existían y que era por ello que no había rastro de ellos en la casa, parte importante del éxito del plan era la capacidad de Harrison para no delatarse así mismo—.
—No te perdonaré si arruinas esto— lo amenacé aun en el principio de las escaleras Harrison se peino el cabello con las manos para devolverme la mirada con una sonrisa y su dedo medio en mi dirección—.
—Están a segundos— predicó en voz baja e instantes después pude escuchar varios vehículos de tamaño considerado detenerse afuera, no se molestaron en apagar los faros—.
—Apártate—le dije a Harrison y este no lo pensó ni un segundo caminando hacía atrás hasta que estuvo a varios metros de distancia—.
Los hombres de Julián comenzaron a golpear la puerta con fuerza, parte de la manija tembló y la madera cuarteo.
—Vamos maldito puerco— susurré para mis adentros—.
Si quería tener a Julián donde quería debía hacer que el me faltará el respeto a mi y a mi casa.
Fue cuestión de golpes para que Julián se pusiera en bandeja de plata.
—¡Thomas Holland!— él mismo se había hecho camino a la entrada, tenía la cara demacrada de cansancio y las ropas y manos llenas de sangre, sus ojos rojos aun derramaban lagrimas—¡¿Donde estas mal nacido?!¡No te escondas!—.
Apuntó su arma directo a Harrison que mantuvo la calma hasta el punto de aguantar la respiración, junto a Julián habían al menos quince hombres vestidos totalmente de negro esperando las ordenes del dolido hombre.
—Aquí estoy Julián—dije por encima de sus sollozos manteniendo la calma— No hay motivos por los cuales deba esconderme— dije y camine escaleras abajo hasta quedar peligrosamente cerca suyo y de su arma—.
—Key, mi niña, mi Keyslee esta muerta por tu culpa— grito enfarruñado, parte de su saliva salió dispersa por los lados, apuntando su arma corta a mi pecho—.
—Lo siento mucho, tu sobrina estaba a salvo aquí mientras no saliera de casa, fuera de casa y bajo sus propios caprichos no podía protegerla— había sido entrenado para ser un maldito desconsiderado, un hijo de puta por el mismísimo diablo y tenía intención de hacer lo que me enseñó— ¿Vas a matarme? Hazlo— dije pegándome tanto a su arma hasta que esta me tocó los pectorales justo en el área del corazón— Tu mejor que nadie sabes cuan difícil era mantenerla a salvo—.
—No, no, no, no, no— chilló negando con la cabeza— la mataron porque pensaron que era alguien más— escupió nuevamente con los ojos rabiosos y mi piel se erizo—pensaron que era esa chica que escondes aquí—.
—¿Qué chica?— pregunté con todo mi empeño, no podía permitir que le tocará ni un cabello a ______—.
Julián ni corto ni perezoso me golpeo con la empuñadura de su arma en la cara, haciendo que mis encías sangraran.
—¡No te hagas el imbécil conmigo!— dijo ahora con la nariz llena de mucosidad—.
—¿Quién fue el que te dijo que la habían matado por ello?— dije y este me tomó por la solapa de la camisa levantadme ligeramente en amenaza— No me digas que tuviste la oportunidad de preguntarle al asesino los motivos— me burló y me soltó de golpe—.
—Búsquenla por todos lados— ordenó a sus hombres estos se comenzaron a mover dirigiéndose por grupos a las diferentes habitaciones de la casa— debe estar por algún lado— dijo para si mismo tocándose el pecho adolorido y dándome la espalda para cubrirse la cara con las manos—.
—Te dije que no podía ser su niñero, ahora te atreves a volver aquí a faltarme el respeto a mi por un rumor—dije firme— sabes lo que eso significa— esta vez Julián paro en seco, si tus hombres encuentran algo pelearemos y tendrás la ventaja para matarme, pero— hice una pausa y este me vio serio, si ellos no encuentran nada, peleare contigo y tendré la ventaja para matarte— informé estirando mi brazo para extender mi mano esperando consumar el pacto—.
—Que cabrón, mientras aun tenga una chance para rebanarte la garganta acepto— dijo incorporándose tomando mi mano, estrechándola rápidamente para meterse al estudio donde tres de sus hombres buscaban desesperados—.
Ese día uno de los dos moriría
Detrás de mi Harrison me juzgaba horrorizado
él no sabía que en este tipo de contiendas siempre debe haber alguien muerto, un nuevo jefe, y que la ayuda de ninguna de las bandas estaba permitida, por eso Samantha no se había quedado,
nunca había sido muy sentimental, si en algún momento yo llegaba a morir me sorprendería si ella asistiera al funeral.
Harrison por su lado no tenía que temer por su vida ya que esta no estaba comprometida.
—No me veas así, novato—lo llamé tal y como lo hacía Samantha en sus primeros años, para después irme a sentar en la sala, solamente podía hacer eso—.
Esperar a tomar mi oportunidad y matar a Julián.
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Muchas gracias por leer y comentar <3 llevó escribiendo desde la 1am jaja me tomó un tiempo.
¡Disfruten!
-Pepe
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