Capítulo 25

El tren 

25 de Diciembre 9:45am

El sonido de un par de pies descalzos sobre el suelo resonaron por todo el pasillo, primero arribando con fuerza junto con varios gritos de emoción para terminar extinguidos en las escaleras, donde tomaron fuerza volviendo a resonar en una lejanía.

— ¡Regalos!¡Regalos!- alcance a escuchar gritar a Matilde desde la planta de abajo, Thomas se limito a reír y gritar de la emoción—. 

Me encontraba en el cuarto de Tom con todas las cobijas posibles e una almohada encima, era consiente de lo que había pasado el día anterior, pero no era consiente de como debía actuar y como debía mirarlo después de lo sucedido.

En el tiempo que llevaba de conocerlo siempre terminada cambiándolo de categoría

Enemigo

Aliado

Asesino 

Amigo

Desquiciado idiota

Amante

 Definir a Tom era difícil, la ciudad le temía y el peso de sus acciones era superior a él mismo, sin embargo, también es cierto que desde el primer momento que me lo encontré en el pasillo, él me salvo de Clark, me salvo de los atacantes que quemaron mi casa, me salvo a mi y Thomas de morir aplastados en escombros, me salvo cuando las alucinaciones me comían viva, me salvo cuando estaba hecha jirones. 

Desde que conocía al castaño, lo único que había hecho era protegerme, 

mostrándose fuerte 

y débil

siendo un Dios ante el mundo que le rodea

y proclamándose humano en el medio de la nada

con el ceño fruncido y los puños apretados, 

llorando a cantaros con las manos  temblorosas, consumidas de ansiedad.

De alguna manera Tom tenía que lidiar con mas de lo que se atrevía a confesar y eso me hacía dar vuelta atrás antes  de querer juzgarlo por todos sus crímenes, antes de querer condenarlo por los pecados, tenía que ver más allá del pecado. 

Tenía que ver al pecador.

y yo, que ya tenía tiempo observándole, 

no podía evitar

querer levantarle la condena

a sabiendas que su cabeza sería su condena perpetua

 de la que jamás podría proclamar libertad. 

 —____ — le escuche decir al pie de la puerta, haciendo que mi cuerpo respondiera con un espasmo de sorpresa que termino  por tumbar la almohada al suelo—.

—¿Mmm?— respondí demostrando que no tenía intenciones de salir de la cama, y que quería quedarme allí un rato más—. 

—Baja, los niños te están esperando para abrir sus regalos— mencionó Tom dejando algo de ropa en la cama, tomando la almohada del suelo y lanzándola contra mi cuerpo hecho ovillo en su cama—.

—No quiero ir— me quejé—. 

Tom llevaba unos jeans negros, junto con una camisa blanca, con los primeros botones de la camisa desabrochados y las mangas arremangadas, llevaba el cabello ligeramente peinado hacia atrás. 

—Levántate, antes de que Thomas raye las paredes y Matilde queme la casa en protesta— dijo usando su bastón para guiarse hasta la orilla de la cama donde se sentó dejándome observar su fina nariz, y la cicatriz que se cernía sobre ella— te traje ropa, cámbiate y bajamos—. 

Esta vez me miro serio, por lo que me limite a soltar un suspiro, incorporándome en la cama estirándome para darle entender a mi cuerpo perezoso que tendría que levantarme. 

Tom fijo su mirada en mi cuerpo que aun era cubierto por las sabanas y pese a que ya me había visto desnuda, no pude evitar sentirme avergonzada. 

—Lo siento— dijo, al fin caballero, levantándose tomando su bastón hasta perderse en el baño donde pretendió que buscaba algo con la finalidad de dejarme vestir tranquilamente.

—¿Y tu muleta?— le pregunte alzando la voz, comenzando a ponerme la ropa interior—. 

—La he dejado— respondió del mismo modo, se había metido a la regadera a leer las instrucciones del shampoo—   Nadie te puede tomar enserio con esa cosa— se quejó—. 

—No es la muleta, por la que no te toman enserio— dije a broma colocándome la camiseta blanca de manga corta y el suéter holgado en color pantano, lo escuche soltar un rezongido en el baño— Tom no puedes dejar de usarla solo porque piensas que te ves menos malo con ella, si la necesitas tienes que usarla o terminaras por perder la pierna; listo— lo regañe terminando de abrocharme el pantalón y amarrarme las cintas de los zapatos—. 

Las heridas de mis muñecas comenzaban a cerrarse y así las quería mantener, sin embargo comenzaba a hacer incomodo usar mis manos sin que quisiera rascarme como loca.

—Solo será un momento, lo juro— dijo saliendo de su escondite, viéndome, dedicándome una sonrisa— andando—menciono y salió por la puerta—. 

Incluso con una pierna herida y un bastón para apoyarse, Tom no perdía su encanto, ni su porte, se las había arreglado para lucir perfectamente bien, caminaba más rápido y más natural de lo que yo hubiese podido con mis piernas sanas, las escaleras no fueron un impedimento para él, era como si volara por encima del brillante piso blanquecino, hasta que llego hasta abajo.

—¡Señor Tom!— grito contento Thomas desde el árbol, aun llevaba su pijama puesto y corría despavorido a abrazar a Tom, con los chinos enredados y las manos alrededor de los muslos del castaño que se removió adolorido ante el contacto de Thomas sobre su pierna herida—.

—Hasta que por fin la despiertas, ya casi se hace año nuevo y doña flojeras no se despertaba— se quejó Matilde con una caja grande entre sus manos que media la mitad de su cuerpo y cuya envoltura era de galletitas de jengibre con moños rojos—. 

—Perdón— me disculpe y Thomas me tomo de la mano jalándome lo mas que podía para quedar enfrente del árbol frente al sofá.

Para mi sorpresa varios regalos iguales a los que sostenía Matilde se encontraban en el suelo con diferentes envolturas, unos eran pequeños, otros más grandes.

 Yo no había puesto ninguno de ellos.

— Tom....tú— pronuncie atónita, Tom se sentó a mi lado viendo mi cara incrédula—. 

—¿Quién empieza?— pregunto el castaño interrumpiéndome—.

—¡Yo!- gritaron los niños al unísono, dando pequeños brinquitos de emoción—. 

La decoración, 

la cena, 

el árbol,

 los regalos, 

todo lo había hecho él, pese que a él tampoco le gustará la época y nada de lo anterior le emocionara, ni le calentará el corazón en lo más mínimo.  

—Veamos— dijo sentándose en el suelo, tomando el primer regalo—.

Había avanzado,

se había recuperado tan rápidamente

se le había ganado al dolor

y se abrazaba del fuego sin importarle como lo consumía  

—Matilde— dijo y le entrego la caja grande, la pequeña rápidamente la abrió, dejando al descubierto un carro a control remoto en color amarillo, los ojos de la pequeña se iluminaron al instante y una sonrisa se dibujo en los labios de los tres—. 

y yo estaba ahí 

y los vi sonreír a los tres 

—¡Woah!— exclamo Thomas, sacando un juego de dibujo con todo lo que cualquier artista podía desear—. 

los tres sonreían

y yo me encontraba rabiosa 

por que no sabía que los tenía tan felices  

con las manos entumecidas

los ojos abiertos de par en par

sintiendo como las lagrimas me ahogaban

cualquiera de mis intentos por tener una vida normal, 

serían apagados antes de arder.

—Bien...— alargó Tom levantándose con cuidado, dándome la espalda—. 

—¿____? ¿estas bien?— pregunto Thomas horrizado por la expresión de mi rostro y como comenzaba a respirar irregularmente—. 

todos ellos, habían sido marcados

por algo lo suficientemente fuerte 

para hacer que nunca más se levantarán 

que nunca más pudieran reír

por eso nos llevábamos tan bien

estábamos tan rotos, que nuestras piezas encajaban 

pero ahora se reían y disfrutaban, 

¿me habían traicionado? 

¿o tal vez solo me había quedado atrás?

tal vez era la manera en la que el destino me marcaba, y me recalcaba mi lugar, 

—Por ultimo— dijo Tom poniéndose de cunclillas con expresión calmada, sostenía una bolsa negra de tela terciopelo— ____, este es para ti, por parte mía y de los niños—. 

Coloco la caja sobre mis manos y mi cuerpo reacciono, Matilde estaba a su lado izquierdo, colgándose de Tom del hombre mientras me veía con una sonrisa expectante, Thomas estaba de su lado derecho, mostraba una sonrisa grande y orgullosa daba rápidas miradas cómplices a Tom y a Matilde.

ojala los recuerdos se pudieran abrazar

—Abre, abre— pidió la castaña acercando la caja a mí—.

Aquella caja con bolsa de terciopelo, era en realidad un kalimba*, una carta, y una caja aun más pequeña.

La carta era de Thomas y Matilde, en ella agradecían por todo y se disculpaban por todo, en el medio se habían dibujado a ellos mismos, a Tom y a mi, tomados de las manos afuera de la mansión, sobre un campo de flores.

—____— me llamó Matilde, haciendo que alzará la mirada— no se si recuerdes que Keyslee me dio dinero— dijo jugando con las manos en su espalda cabizbaja— que-ría, quería usar ese dinero para encontrar a mi familia, pero...—hizo una pausa y miro a Thomas, a Tom y a mi— creo que ya lo he hecho—. 

 Sonrió una vez más

pero mi cuerpo estaba hecho piedra

—Se que perdiste tu casa, hace tiempo y no sé cuanto valen las casas, pero te quería dar el dinero a ti, para que te compres otra casa, así nos podemos ir todos a vivir allí y dejar a Keyslee encerrada aquí para siempre— dijo burlona, sacando los billetes de su bolsillo, poniéndolos sobre mi mano, arriba del dibujo—.

Había perdido a mi familia

había luchado todos estos años con la idea de que jamás los volvería a ver

había pasado tanto tiempo, que mi memoria no era capaz de recordar sus rostros

como una pesadilla, 

como tres monstruos de cara borrasa y lenguas afildas,

si había perdido a mi familia

¿Quiénes eran estas personas?

Ahora los tres me miraban más preocupados que ansiosos, esperaban algo de mi y yo no sabía como responder, simplemente baje la cabeza avergonzada, viendo el kalimba que probablemente era de Tom.

Era de un hermoso color azul turquesa, con detalles plateados, en la parte de abajo del kalimba había un grabado en dorado.

"Te amaré hasta el final de nuestros días, Ángel"

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Kalimba*: Este instrumento musical es originario del continente africano, Consiste en un grupo de , adheridas a un tablero o de madera, muchas veces en madera de . Las mismas son presionadas y soltadas con los para producir melodías, normalmente estas son similares a canciones de cuna.

Muchas gracias a todas/os por leer, intentaré actualizar nuevamente el sábado, gracias por seguir aquí, pese  a todo lo sucedido, ustedes siempre serán mi mejor hogar. 

Con mucho amor

-Alex 💀

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