Capítulo 2
En los sueños uno puede ser y hacer lo que quiera, no hay límite válido, esos los pones tú, incluso en tus pesadillas, tú decides hasta donde te dejas consumir por el miedo y la hora en que lo enfrentas.
Cuando era pequeña y tenía una pesadilla e iba a las dos cuarenta de la madrugada a la habitacion de mis padres en busca de asilo, muy por el contrario mi madre me tomaba en brazos, me llevaba de regreso a mi cuarto azul celeste con tiras gastadas de caricaturas colgadas en la puerta, me acostaba en la cama y decía apacible una de sus frases más célebres.
-Vas a regresar allí y vas a enfrentar a los monstruos, yo estaré aquí esperando por ti- aseguraba con la tenue luz de la lámpara en la mesita de noche chocando contra sus mejillas y contrastando sus largas pestañas conforme tiraba una silla demasiado pequeña para su cuerpo adulto-.
-No puedo, mamá, es más fuerte que yo- resoplaba arropada entre las sábanas blanquecinas con estampado de torre eiffel con varias frases violetas en francés-.
Como era de suponerse no entendía lo que dictaban aquellas frases, nisiquiera sabia porque la torre eiffel era la torre eiffel, no entendía por que el cielo era azul y no verde y claramente tampoco entendía la filosofía de mi madre.
-Cariño, es solo un sueño, tu sueño, solo tu tienes el poder de enfrentarte a él- aseguraba enternecida y cansada tras un largo dia como madre y ama de casa-.
-¿Comó?- pregunté suplicante-.
-El secreto para poder enfrentar los malos sueños es ser consciente de que estás en uno, mi niña valiente, antes de que intentes huir corriendo de la pesadilla...de aquel monstruo gratural que intenta alcanzarte- mi madre siempre hablaba con ternura y un tanto divertida de mi inocencia, sobre todo cuando iba a acusar a mi padre de intentar hurtar mi diente antes de que el ratón pudiese tomarlo- diferencialos, lo que es real y lo que no, lo que te pertenece... y lo que no, no hay manera de que sean más fuertes que su creadora-.
Después de eso no hubo más monstruos o pesadillas que no me atreviera a enfrentar por mi sola, todas y cada una de ellas, siempre que sentía que no podia mas me obligaba a despertar, respiraba con fuerza llenando mis pulmones seis veces y me volvía a recostar sobre la cama, dispuesta a enfrentar mis pesadillas.
De vez en cuando seguía llamando a mamá, pero solo por el puro placer de volver a escucharle diciendome "mi niña valiente" porque para ella los sueños, las pesadillas valían lo mismo, colmados de realidades brindadas por nuestro traicionero subconsciente donde al despertar nos llevaremos un alivio o una decepción.
Mama veia los sueños como oportunidades para hacer...todo aquello que no puedes al estar lúcido, amar, gritar, llorar...enfrentar, era jodidamente inspirador y me sentía irremediablemente valiente al pensar que mis pesadillas no eran más fuertes que yo.
Tarde cuatro navidades sola en comprender que pese a que era reconfortante y un muy buen consejo para calmar a un niño asustado... no era del todo real, mis pesadillas no solo eran más grandes que yo, si no más fuertes y me atrapaban, carcomiendome de dentro hacia afuera, enterrandome como arena movediza donde a la más mínima resistencia...me entierra más y no puedo salir.
¿Como puedo diferir lo real y lo falso en un sueño cuando nisiquiera soy capaz de diferenciar lo real y lo falso fuera de él? Ilógico e hilarante, no tuve tiempo de preguntarle a mi madre que se hace en esos casos.
No estaba segura si estaba durmiendo o era real el hecho de que estaba acostada a rienda suelta en la cama suave y tan perteneciente de Tom, desde donde podia escuchar el sonido disparejo del agua estrellándose contra el suelo del baño.
-¿Mati?¿Piojo?- pregunte con pesadumbre, la cama era suave y cálida, conservaba parte de la esencia dulce de Tom, incitandome a quedarme otras diez vidas, o diez horas-.
El sol nisiquiera habia salido, probablemente no eran ni las cinco de la mañana aun, vencida por morfeo decidí seguir jactandome de la suave y cálida cama, haciéndome ovillo para volver a cerrar los ojos.
Dos minutos de silencio y otros cuatro segundos de ruido me volvieron a sacar del sueño, el sol ya puesto me demostraba que habían pasado más de dos minutos y que por ende mi noción del tiempo estaba visiblemente dañada.
Me gire sobre la cama más cansada que de costumbre, un sudor frío recorrió mi piel erizandome la piel, delante mío estaba Tom, completamente desnudo, solo con una toalla caoba descansando en su cintura donde iban a morir todas las gotas que bajaban de su trabajada espalda, deteniéndose unos segundos por sus cicatrices, dibujandolas, antes de desvanecerse por su piel.
-T-Tom- lo llame sin voz, tan débil que ni siquiera me escuchó-.
Era un sueño, era un jodido sueño, eso era seguro, lo estaba soñado tras toda la sugestión
¿pesadilla o anhelo? esa era la verdadera pregunta.
-Thomas- lo llame con más fuerza-.
Pesadilla, infierno, garganta del diablo, todas esas se quedaban cortas.
-Ángel- pronunció sopesado, dolido girándose para dejarme verme con sus grandes ojos tristes, más gotas bajan de su húmedo y revuelto cabello, cayéndole sobre la nariz, el cuello y su pecho tambien plagado de cicatriz que ante las gotas parecía que su piel y cada una de sus marcas lloraba su propia historia- despertaste-.
No, aun no he despertado.
-Llegaste- pronuncie al sueño castaño, mi pesadilla que debería enfrentar-.
-Sí, hace veinte minutos, estabas dormida y parecías estar realmente cómoda... no te quise despertar- justificó con el ceño fruncido levemente, dando pequeños saltitos para no lastimar su pierna herida hasta acercarse al closet y tomar una camiseta interior sin mangas-Hay cosas noticias nuevas acerca del enemigo que debes saber- dijo alzando los brazos para colocarse la camiseta que terminó por enmarcar su esbelta y bien formada figura, pegándose a su piel húmeda-.
-Yo no tengo enemigos- ciertamente no tengo a nadie-.
-¿Ah no? entonces ¿eres amiga de Clark?¿El que haya quemado tu casa fue parte de una broma ligera de amigos?- mencionó con ironía fijando su vista en mi rostro inexpresivo, antes de tomar su muleta y caminar de regreso al baño con un pantalón de traje gris bajo el hombro- ¿Eres la mejor amiga de aquel o aquella que acabó con la vida de Lola?- pronunció desde el baño alzando la voz-.
Me había dejado con una rabia creciente en mi y una ansiedad enorme, pese a ser la creadora del sueño y la única capaz de revertirlo y controlarlo me sentía infinitamente inutil.
-Tal vez...el enemigo está más cerca de lo que creí, tal vez está justo enfrente de mi- dije apenas vi a Tom asomar por la puerta del baño, se había colocado su pantalón además de una camisa negra cuyos botones finales permanecían desabrochados aun mostrando parte de su camiseta interior-.
-¿Como negarlo? Tal vez tu enemigo soy yo- comentó posándose a mi lado, encarandome hasta el punto que desde mi distancia ya podia oler la fragancia de su piel y de su cabello, cuyas gotas ahora caían sobre su camisa negra, haciendome enternecer otra vez-pero no estás del todo libre de culpa, porque tu tambien me has dejado sin fuerzas- su voz viajó por mi ser como un enervante augurio, su aliento cálido chocaba contra la pata de mi oído entumeciendo todo mi sentido de la razón, dejándome al límite, apunto de ser atrapada por el monstruo de mis sueños-.
-Este es mi sueño y te ordeno que te apartes de mi- dije firme cerrando a los ojos esperando a que como es costumbre Tom desapareciera al volverlos abrir-.
Muy por el contrario sus brazos me rodearon por los hombros, abrazándome necesitado y temeroso, pegando sus labios a mi coronilla, sin reducir su abrazo, una parte moria al presentir que esa era la manera en que Thomas se despedía.
-Un sueño...- susurro débil, roto como la primera vez que me lo encontré proclamándose humano con lágrimas en la cocina- esto es un sueño- no lo podia ver, pero podia jurar que mantenia sus ojos cerrados, impidiendole a la vista robarle cavidad al olfato para recordar el aroma de mi piel-.
-Eso y nada más- susurre igual de débil, rindiendome finalmente para abrazarlo por la cintura mientras me recostaba en su pecho, me dolía- no hay más tras eso-.
Mamá decía que la pesadilla, que el sueño jamás sería más fuerte que el soñador, lo que implicaba un gran desequilibrio y desorden, mi pesadilla era tan débil como yo y de alguna manera había terminado por enamorarme de ella.
-Tom...- me había enamorado del monstruo de debajo de mi cama- quiero que te alejes de mi, por favor...solo alejate de mi- suplique a mi sueño-.
-No te preocupes mi niña, lo haré- ahora su voz demostraba lo roto que estaba- ya veras que todo esto solo es parte de un sueño-.
Sus brazos tardaron un rato en deshacer el abrazo, añorante se separó apenas lo suficiente para verme con sus ojos tristes cuyas pestañas comenzaban a humedecerse por el paso de las lágrimas.
Mi mafioso roto, mi caballero con armadura de mármol y cuerpo de arena.
-Perdón, pero necesito hacer esto para poder almenos vivir cuatro años más- dijo guardando en su memoria cada parte de mi rostro, pasando su dedo pulgar por mi mejilla grabando la textura- mi ángel perdido- la primera lágrima desencadenó una carrera por su mejilla-.
No lo quería...al menos no lejos de mi.
Sin previo aviso, se acercó con cautela y desesperación uniendo sus labios con los míos, en un encuentro que ambos necesitábamos, como si solo eso bastará para remendar los daños sufridos a lo largo de la vida, en un encuentro jovial y doloroso.
Thomas me beso como si se fuera a morir.
Bese a Thomas, porque me estaba muriendo.
-¡Au!- me quejé en cuanto Tom se separó con brusquedad visiblemente dolido, mordiendo con fuerza mi labio inferior dejando en el un leve corte cuya sangre recorría una batalla entre el sabor metálico y la vainilla reciente de los labios del castaño, tal vez Tom se separó tan rápido a sabiendas de que se si no rompía el beso me terminaria haciendo el amor de todas las maneras posibles-me mordiste-.
-Esque...estabas tan convencida de que estás en un sueño, mi niña, pero en los sueños no se siente- se justificó suavemente limpiándose con la palma de la mano las lágrimas, no podia juzgarlo, yo tambien estaba llorando- Por favor baja al estudio en cuanto te sea posible-.
Puede que la pesadilla no fuera más fuerte que yo, sin embargo tras tantos años, se las había arreglado para derrotarme sin hacer uso de fuerza.
-Tom- susurre para mi misma, había pronunciado su nombre más veces de las que lo había escuchado y con cada letra era capaz de recordar que el dolor no se puede medir, puede llegar a ser infinito, mas, incluso más, debastante-.
-Adiós ángel- dijo apenas audible, para sí mismo, quizás-.
Había olvidado la última vez que alguien me dolió tanto.
Había olvidado, que uno no debe encariñarse con el monstruo de las pesadillas.
Había olvidado todo, pero no a Thomas, a Tom lo llevaba en la piel.
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Muchas gracias por leer, este es el final del fic, impresionante travesía, gracias por acompañarme ❤ las quiero mucho, nos vemos en el próximo fic.
Vale no, es una broma, pero si muchas gracias por apoyarme y hacer esto posible, sin ustedes todo sería más aburrido.
Este capítulo va dedicado a SpideyGirl_112 , muchas gracias por tus lindas palabras y el apoyo, claro que aparecerás en un especial de terror, solo necesito tu nombre completo ❤
El 30 de Octubre y el 2 de Noviembre hare un especial de terror con los personajes del fic, es la primera vez que escribo terror, así que espero hacerlo bien.
Muchas gracias a todas.
Las quiero ❤❤
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