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Cannibal: ☠Pete Palomo y LeatherHead☠

April se encontraba en la alcantarilla, pero fuera de la guarida, rumbo a la superficie después de no encontrar a nadie en ella. La verdad es que ni Donatello ni Leonardo estaban, pero el Sensei seguía en su dormitorio. Como nunca fue allí, no constaba en la mente de April y el ente no lo tuvo en cuenta.
De camino a la tapa más próxima, se cruzó con Leatherhead, quien iba en dirección contraria. Éste saludó normal, sin darse mucha cuenta del peligroso brillo que desprendía el colgante de la muchacha.

— Oh, hola April. Mikey me invitó a ver una serie.— dijo con su rasposa voz.

Juguete nuevo...

—Juguete nuevo...

—¿Ehm?

April reunió su fuerza mental y estrelló a Leatherhead contra la pared. Fue un movimiento tan rápido y potente, que el reptil no lo vio venir. Él, aturdido pero duro como una piedra, tardó poco en reincorporarse.

—¿April?

No quería hacerle daño a esa chica, seguro que le estaba pasando algo.
En el horizonte, una sombra en el aire cada vez se hacía más grande, hasta convertirse en Pete Palomo, al cual Mikey no había invitado pero tenía curiosidad por saber qué eran unos dibujos animados. Éste no tenía ni idea de lo que había sucedido segundos antes.

—¡Ten cuidado! ¡A April le pasa algo raro!— le advirtió el cocodrilo cuando lo vio al lado de la chica.

—¿Prr?

Al pobre mutante no le dio tiempo a decir nada.

—¡¡Raa!!

April rugió y lo sostuvo en el aire con su poderosa telequinesia. Después, fue arrancándole las plumas a traición mientras ella reía a carcajadas y él lloraba. Era un dolor muchísimo peor que cuando una persona se quita el vello corporal, y el mutante llegó hasta a sangrar.
Sin demorarse más, Leatherhead descargó contra April y la tumbó al suelo. Pete cayó y se hizo un ovillo, sollozando. Se podía ver su piel en carne viva en los brazos y en el cuello, donde antes tenía unas cuantas plumas.
El otro mutante, situado encima de la chica, creía que la tenía e intentaba hacerla volver a la normalidad, pero ella con su poder lo lanzó tan fuerte contra el techo, que hasta provocó una grieta en él.

Divertido...

April seguía teniendo al gran mutante bajo control. Lo zarandeó en el aire hasta que éste se mareó, y después lo acercó a Pete. Manipulándolo como una marioneta, hizo que con su pata izquierda cogiese al palomo por el pellejo de su pecho sin ningún tipo de delicadeza, haciéndolo retorcer, para después acercárselo a su rostro. Abrió la mandíbula...y la cerró en el cuello de su amigo, clavándole su afilada dentadura. Éste bramó de dolor y terror, como cualquier presa haría cuando es cazada por un poderoso depredador. Sus dientes ejercían una gran presión en él.
Con solo un par de zarandeos, la cabeza de Pete Palomo quedó en la boca de su amigo, totalmente desprendida de su cuerpo. Éste cayó al suelo, dejando correr la sangre al agua de alcantarilla, como si fuera un río rojo que desenvocara al mar.

Leatherhead ha estado totalmente consciente de él mismo, y no podía creerse que realmente había hecho aquello. Que realmente tenía la cabeza de su amigo entre sus dientes.

April reía viendo como el cocodrilo se comía esa cabeza apenas sin masticar, todo siendo obra del huésped. Leatherhead sintió mucho mareo por lo vivido, además de que su estómago no era tan grande como para asimilar un bocado tan gigante. La zona de la garganta se le dislocó, el estómago estaba estirado al máximo y no podía ni pensar con claridad con toda esa bola dentro de él. Tenía arcadas, su cuerpo le decía que lo que había entrado debía salir, o acabaría mal, pero April no le dejaba vomitar, hasta que se le antojó dejar de controlarle.
La reacción del cocodrilo fue llevarse las manos a la cara, arañándose con las uñas inevitablemente, y también al estómago, entre bramidos de angustia y dolor, y también algún que otro buche saliendo de su boca. La cabeza de Pete era imposible que lo hiciera, pues se quedaba atascada antes de llegar a la garganta, y volvía al estómago. Era un dolor infernal, pero más allá de eso, lo habían obligado a cometer algo atroz, y eso le dolía más que cualquier cosa. Si pudiera llorar, lo habría hecho, pero su condición de cocodrilo se lo impedía.
En un instante. Todo ha cambiado para él en un instante. En aquel instante en el que se cruzó con April...

Al ver uno de sus rasguños, más profundo que los demás, el ente tuvo una idea brillante.
April alzó un brazo a la altura de su pecho y apuntando hacia Leatherhead, juntó el dedo índice con el pulgar como si fuese a dar un pellizo al aire, y movió el brazo rápidamente hacia abajo.

Un rugido de dolor se escuchó por todo el túnel. La carne superficial de Leatherhead se había desprendido desde uno de sus arañazos de la cara hasta el principo de la cola como si fuera una pegatina que se despega del papel, dejando al aire la blanca y blanda piel de su interior. Pero April no paró ahí, y jugando con la velocidad en la que despellejaba vivo al cocodrilo, a veces super lenta y otras veces rápida, los ojos del mutante se pusieron en blanco mientras experimentaba el mayor dolor de su vida.

Finalmente, el despellejamiento llegó a tal extremo que podía verse todos sus dientes y el hueso de la nariz, y también se había quedado sin uñas. El mutante lloraba, quería tumbarse por el tremendo dolor, aún si lo hacía rozaría su piel en carne viva y el dolor se multiplicaría.

Pero no teniendo suficiente, el malévolo ser reunió toda la escamosa piel de Leatherhead e hizo que se la tragase. Ésta le raspó por dentro.
Y no acabó ahí, el ente estaba empeñado a rebosarlo por dentro, y también lo obligó a partirse las manos una a una, con sus propios dientes, para después hacerle comérselas de una vez. Cada brazo terminaba en un hueso al descubierto.
Su esófago se rajó, su garganta se atrancó. Latherhead se asfixió al no poder recibir aire, ya que la tráquea se le había partido y no había hueco para que entrara nada de aire.

Por punto y final, y entre lo que era un flujo constante de sangre, Leatherhead cayó muerto junto al cuerpo sin cabeza de Pete Palomo. Se podía ver un gran bulto sobresaliendo en la parte de su barriga. El estómago había colapsado y se había roto. En el interior de su cuerpo, se hallaba la cabeza de Pete, toda su dura piel y sus dos patas, arrancadas a mordiscos.

La humana ni si quiera hechó un vistazo a lo que había hecho con los dos amigos y con indiferencia, buscó con la mirada unas escaleras que la llevasen al exterior.

Arriba...más...Todos han de morir...

Splinter estaba meditando en un fondo oscuro. De repente, oyó un rugido y al abrir los ojos se topó con la cabeza de Latherhead ensangrentada, portadora de ojos completamente en blanco.
Se despertó de golpe y se preguntó a qué venían tantas pesadillas.

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El despellejamiento de cocodrilos vivos existe en la vida real para obtener artículos de moda como bolsos o zapatos.
Un ser vivo tiene que sufrir lo inimaginable para que solo una mínima parte de la población pueda tener algo que no le sirve para nada y que puede adquirir con el mismo resultado sin hacer sufrir a un animal.
Conejos, zorros, perros y visones son otros ejemplos que perecen gritando de dolor.
Ten conciencia de ello.

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