Capítulo veintinueve: Los guardianes.

N/A: ¡Hola! En el capítulo anterior vi que estaba preguntando por Jin. No está muerto ni nada, sólo que se me olvidó por completo agregarlo a la escena y supe mi error hasta después (Qué vergüenza). De todos modos, corregiré ese capítulo. ¡Una disculpa! uwu


Min Yoongi.

Jimin se quedó dormido una hora después de que hablamos, así que para no molestarlo me salí de su habitación en completo silencio y poder sentarme para pensar en lo que habíamos hablado. Jimin había cedido a que los ayudáramos, así que no desaprovecharía la oportunidad y haría todo lo posible que estuviese en mis manos para lograrlo.

Observé por la ventana detrás de mí, así que me paré de mi lugar y apoyé mis codos en el marco y mis manos sobre mi barbilla con más comodidad. Desde aquí podía ver algunas personas caminando con tranquilidad por las aceras y uno que otro oficial de policía vigilando con detenimiento cada lugar de donde se encontraba.

¿Cuánto tiempo duraría esto? Era como el paraíso después de la mierda que habíamos vivido en Corea y temía que nos durara poco todo lo que habíamos logrado. Por primera vez desde que el virus atacó, hoy por fin podría dormir en una cama sin el miedo a que un infectado se me lanzara encima mientras duerma.

—¿Qué sucedió con Jimin? ¿Por qué estás aquí afuera? —Preguntó Hoseok con voz suave para no asustarme, ya que estaba detrás de mí. Me volteé despacio mirándolo y luego sonreí.

—Está dormido, me salí para no molestarlo —Dije encogiéndome de hombros y el asintió posándose a mi lado, mirando hacia abajo —, ¿Cómo se encuentra Taemin?

—Está bien, dice que le duele un poco pero que no fue nada grave, según por lo que le dijo el doctor —Dijo con media sonrisa —, me asusté mucho cuando vi que estaba herido, ¿Sabes? Después de todo, él fue quien nos ayudó a salir de Corea. Sin él, posiblemente estaríamos muertos.

—Lo sé, pero también fue por ti. El tren no se hubiera podido mover solo sin tu ayuda. A ustedes dos les debemos la vida —Hoseok rió y por unos segundos pude observar como sus mejillas se tiñeron de un leve color rojo.

—¿Y Jimin, qué te dijo? —Preguntó mirándome con cierta curiosidad.

—Dejará que lo ayudemos a que supere lo que le hicieron... —Hoseok abrió con asombro sus ojos y yo asentí —. Me amenazó un poco, pero al final aceptó que nos pudiéramos acercar a él.

—¿Por qué dices que te amenazó? —Preguntó y yo reí suavemente.

—Me dijo que si vuelvo a traicionarlo, me matará... —Cuando dejé de hablar. hubo un pequeño silencio entre nosotros, pero cuando volteé a ver a Hoseok, me di cuenta que se había quedado callado porque se estaba aguantando la risa.

Lo miré con cierta indignación y él ya no se pudo contener, así que comenzó a reír con fuerza mientras se agarra el estómago.

—Si yo fuera Jimin, hubiera hecho lo mismo —Dijo entre risas y yo golpeé su brazo con fuerza en respuesta, así que rápidamente se calló sobándose la parte lastimada —, ¿Qué? Sólo digo la verdad.

—Eres un idiota —Gruñí desviando la mirada hacia la ventana y él rió, abrazándome con fuerza por la espalda. Sin que se diera cuenta sonreí enternecido, así era su forma de disculparse desde que lo conocí y me parecía un gesto tierno de parte suya.

—¡No te enojes conmigo! —Dijo con voz de niño pequeño y no me contuve, así que comencé a reír —, ¡Ya te estás riendo, ya no estás enojado! —Dijo soltándome para mirarme con felicidad y una enorme sonrisa en la cara —, pero aún así me parece un poco gracioso que Jimin te haya amenazado con eso. Siento que fue una forma de decir "Yoongi, no seas idiota y no la cagues otra vez".

—¡Ya déjame en paz! —Exclamé con una sonrisa de culpa y pronto sentí mis mejillas calientes. Estaba avergonzado y eso me desesperaba.

—Sólo digo lo que creo, además, ahora que Jimin accedió a que podamos estar un poco más cerca de él, podrás reparar todo el daño que hiciste y él volverá a tenerte confianza, ¿No lo crees?

—¿Por qué me das tantos consejos de la nada? Eres extraño, Hoseok.

—Porque, a pesar de que quiero muchísimo a Jimin y tuve momentos muy lindos con él, mis ojos se han posado en otra persona y creo, que esta vez no les gusta nadie que cercano a mí.

—¿Y quién es? —Pregunté curioso volteándolo a ver y él sonrió tapándose la cara con sus manos avergonzado —, ¡Vamos, dilo de una vez! Prometo apoyar la relación y ser el padrino de tus hijos.

—¡Min Yoongi! Ni siquiera sé si le gusto, así que no te hagas ilusiones —Hoseok suspiró y quitó sus manos de su cara para verme con un sonrojo adorable —, me gusta un poquito Taemin...¡Pero no se lo digas a nadie o te mato a golpes!

—¡Woah! —Exclamé sorprendido y luego reí —, no te preocupes, Hoseok, tu secreto está a salvo conmigo y nadie lo sabrá a menos que tú lo quieras.

—Gracias, Yoongi. Cuando no eres un idiota e insoportable, caes bien y me gusta desahogarme contigo porque me entenderás.

—Estás muerto, Jung Hoseok.

—Pero si me matas, al menos no cuentes mi secreto.

Comencé a reír cuando Hoseok terminó de hablar y él me imitó, jugando con sus manos mientras miraba la ventana.

Oh, de verdad extrañaba estos momentos junto a este idiota. 

Hoseok y yo decidimos bajar a la recepción esperando a encontrarnos a Ragnar, pero lamentablemente cuando llegamos ahí no fue así. Lo malo de esto era que no conocíamos para nada el refugio y simplemente podríamos perdernos sin la guía adecuada.

Lo más práctico y sencillo sería hablar con un policía y que este nos ayudara a orientarnos un poco, pero estos no parecían tener cara de hablar de inglés y muchos menos coreano, por lo que pareceríamos locos tratando de comunicarnos.

—¿Por qué no buscamos al doctor que atendió a los chicos? —Preguntó Hoseok mirando hacia la entrada y luego hacia mí —, aunque tal vez nos tardemos varias horas, este hospital parece ser muy grande.

—Ragnar dijo que nuestra casa no estaría muy lejos de aquí, ¿No? —Hoseok asintió sin entender a dónde iba —. Salgamos y busquemos por nuestra cuenta.

—Pero, ¿Y si nos perdemos? —Preguntó y yo negué —, mejor esperemos a que venga Ragnar por nosotros, no creo que sea la última vez que venga por aquí, ¿No?

—Bueno, tú ganas. Pero si en una hora no está aquí, saldré a buscarlo porque ya tengo hambre.

Hoseok asintió sentándose en el primer sillón que vio en la sala de espera y yo lo imité, sentándome a su lado.

No habíamos mucha gente paseándose por aquí, simplemente unos cuantos doctores y enfermeras que se perdían en las escaleras o algunas personas comunes en las ventanillas recibiendo información que no era de mi importancia. Fuera del hospital habían cuatro guardias formados en las escaleras, con armas enormes en sus manos y cuidando quién entraba y quién salía.

Pero pronto algo llamó mi atención, era un grupo conformado por hombres y mujeres, quienes venían con ropa llena de sangre y armas exactamente iguales a la de los guardias. Todos entraron al hospital y el que parecía ser el líder, comenzó a hablar por su Walkie Talkie, segundos después bajó el doctor que había atendido a los chicos, por lo que golpeé el hombro de Hoseok para que viera lo mismo que yo.

—Es el doctor que estábamos buscando, ¿No? —Preguntó y yo asentí —, entonces vamos.

Rápidamente nos levantamos de nuestro lugar y caminamos directo hacia el doctor, quien estaba hablando con los chicos de algo que no lograba escuchar ni entender, pues estaban hablando en su idioma nativo. Pero en cuanto nos acercamos, todos se quedaron callados y nos observaron con cierta hostilidad.

¿Qué se les ofrece, chicos? —Preguntó el doctor con amabilidad al vernos realmente incómodos por las miradas de ellos.

Queríamos saber si...puede llamar a Ragnar, por favor. Queremos ir con nuestros amigos —Dije con cierta timidez y el doctor sonrío asintiendo.

Claro, en unos momentos le hablo, esperen un segundo —El doctor sacó del bolsillo de su bata su Walkie Talkie y comenzó a hablar en noruego, seguramente buscando a Ragnar.

Nosotros nos quedamos en silencio esperando, siendo todavía observados por lo chicos. Comencé a incomodarme por el hecho de que ya habían pasado algunos minutos y ellos seguían viéndonos como si fuéramos un pedazo de carne.

—¿Por qué nos estarán mirando? —Preguntó Hoseok con incomodidad y yo me encogí de hombros sin saber que decir —, qué bueno que no entienden coreano, quizá estarían viéndonos peor.

—¿Quiénes son ustedes? No reconozco sus caras —Preguntó el que parecía ser el líder de todos ellos.

—Eh...acabamos de llegar —Dijo Hoseok incómodo.

—Te pregunté que quién eras, no por qué estás aquí —Dijo con seriedad y las ganas de lanzarme encima de él y golpearlo me invadieron por detro.

—Y-yo soy Hoseok —Dijo bajando la mirada y yo gruñí enojado.

—¿Y tú? —Preguntó viéndome de manera intimidante, así que yo lo miré de la misma forma.

—No te diré mi nombre, así que no me hables. —Contesté de manera cortante y él rió.

—¿No que los chinos era disciplinados y educados? Parece todo lo contrario.

—En primera, no somos chinos, somos coreanos y en segunda, mi país no tiene nada que ver para que yo pueda ser un hijo de puta contigo, porque no eres nada mío y si quiero, te puedo tratar mal porque me vale un carajo quién seas.

El chico me miró mal y yo no me inmuté, simplemente le mantuve la mirada durante varios segundos hasta que comenzó a ver hacia los lados y luego, desvío la mirada con enojo.

El doctor llegó segundos después y nos sonrío.

—Ragnar los está esperando afuera, pueden irse —Hoseok y yo asentimos al mismo tiempo y sin dirigirle la mirada al grupo estúpido, caminamos hacia la salida con cierta tranquilidad de que Ragnar estaba ahí afuera.

—¿Qué fue todo eso? —Preguntó Hoseok con una sonrisa.

—Se meten contigo o con cualquiera de nuestro grupo y explotaré. Pero te pediré que seas más fuerte y no te dejes intimidar por idiotas que se sienten superiores a ti. Con un golpe en la nariz los puedes tirar al suelo y ya, no son la gran cosa.

Llegamos junto con Ragnar, quien estaba recargado en un poste fumándose un cigarro y mirando hacia la calle, pero en cuanto volteó, sonrío apagando su cigarro para acercarse con nosotros.

—¿Listos para conocer su hogar? —Preguntó y asentimos —, vamos. 

Comenzamos a caminar en cuanto Ragnar lo hizo. Cruzamos un par de calles y nos detuvimos en la primera casa que Ragnar nos señaló. Era bastante bonita y estaba muy bien cuidada. Tenía dos pequeñas áreas verdes a los lados y unas escaleras de adobe gris que daban hacia la puerta de madera de roble.

Se veía acogedora, así que ya me había gustado sin siquiera conocerla por dentro.

Ragnar tocó la puerta y segundos después Jin abrió, al vernos, sonrío y se hizo a un lado indicándonos que podíamos entrar.

—En un par de horas vendré con ustedes, debo llevarlos a la base militar para que resuelvan sus dudas y les diga qué les toca hacer para ayudar a que el refugio se mantenga de pie, ¿Está bien? —Ragnar se despidió con la mano y caminó por un lado de la acerca hasta desaparecer de nuestro campo de visión. Como fui el último en entrar, cerré la puerta detrás de mí y observé con detenimiento la casa.

Tenía un estilo americano, bastante grande y casi todo estaba cubierto por mármol blanco y crema que lo hacían ver como una casa de gente adinerada.

—¿Cómo están los chicos? —Preguntó Jin sentándose en las sillas de la isla en la cocina —, me preocupa el estado de Taemin.

—Están bien los dos, lo de Taemin no fue grave y Jimin se encuentra tranquilo —Dije quitándome la chamarra para colgarla en el perchero —, ¿Y los chicos?

—Están durmiendo. Hay seis habitaciones. Jungkook y KyuHyun compartirán una y las demás son perfectas para cada uno. Escojan la que quieran menos la primera del segundo piso, yo ya la escogí. Vayan y acomoden sus cosas, por el momento háganse la idea de que este será nuestro nuevo hogar.

—¡Yo escojo primero! —Exclamé corriendo hacia las escaleras con rapidez y subiendo de la misma manera sin que Hoseok pudiera reaccionar a tiempo.

—¡Eso no es justo, idiota! —Gritó Hoseok detrás de mí y antes de que pudiera decirme algo, escogí la primera habitación que vi, encerrándome en ella y poniéndole seguro.

Pegué mi espalda en la puerta y observé rápidamente mi habitación. Era muy grande, la cama era matrimonial y había dos armarios a mis lados al igual que dos mesitas de noche a cada lado de la cama. Había un escritorio y detrás de las mesitas de noche dos largos ventanales le hacían juego a la habitación.

Era silenciosa y eso me gustaba.

—Creo que puedo acostumbrarme a esto... —Susurré sentándome sobre la cama y dejando todas mis cosas a un lado para después, poderme acostar y cerrar mis ojos para descansar.

Oí que la puerta de mi habitación fue tocada, por lo que abrí mis ojos con cansancio para después mirar hacia ella. ¿Me había quedado dormido? Creo que sí y realmente no me acordaba en qué momento lo había hecho, pero parecía que había dormido cuatro años.

—¿Quién es? —Pregunté tallándome los ojos y levantándome al mismo tiempo.

—Soy yo, Jin. Ragnar ha venido por nosotros para que vayamos a la base militar, vamos.

—Sí, en unos segundos estoy abajo.

Me estiré un poco y gemí con satisfacción cuando mi espalda tronó. De verdad estaba ansiando dormir de esa manera desde hace mucho tiempo y mi cuerpo se sentía muy liviano, como si todas mis preocupaciones se hubiesen ido.

Caminé con tranquilidad hacia la puerta y la abrí, saliéndome de mi habitación y comenzando a bajar las escaleras una vez que llegué. Cuando estuve en el último escalón, vi como Ragnar le estaba entregando un par de cartuchos a Jin y a Jungkook para sus pistolas, quienes estaban agradeciendo por medio de reverencias. Todos notaron mi presencia, ya que voltearon a mi dirección hasta que llegué a su lado.

—¿Ya nos vamos? —Preguntó Ragnar —, iremos en mi camioneta, está un poco lejos de aquí si nos vamos caminando.

Salimos de la casa y Ragnar tomó su asiento de piloto, por lo que todos escogimos lugar y yo terminé en el asiento del copiloto. Rápidamente encendió la camioneta cuando todos estuvieron dentro y comenzó a conducir por las calles de Oslo.

No sé cuantas calles avanzó, pero me sentía perdido. Lo que sí debía reconocer, eran tantos guardias que había cuidando todo el refugio y a su gente.

—¿Cuántas personas conforman el refugio? —Preguntó Jungkook con curiosidad.

—Unas...cuarenta mil personas. Tristemente estamos perdiendo gente, el virus no se deja de mover y a veces la gente se infecta aquí dentro. Por eso tenemos toque de queda, a las ocho de la noche nadie puede salir de sus casa a menos que se de los policías, militares o guardianes.

—¿Cuántas personas se han infectado aquí adentro? —Pregunté.

—Más de diez mil desde que inició esto. Tenemos una zona de cuarentena donde están los infectados de esta semana, afortunadamente son solo veinte personas.

Ragnar comenzó a descender la velocidad hasta que se detuvo frente a unos rejas de alta tensión. Pero suponía que estas ya no tenían electricidad.

—¿Hay electricidad aquí? —Preguntó Hoseok y Ragnar asintió, sorprendiéndonos a todos.

—Sí, tenemos generadores fuera de los muros que están directamente conectados con el agua del mar. De vez en cuando debemos darles mantenimiento, pero nunca nos han fallado —Ragnar quitó las llaves de switch y después nos miró—, ¿Están listos para conocer la base?

Cuando él salió de la camioneta, todos los imitamos y comenzó a caminar en cuanto nos vio a todos juntos. No tardamos mucho en llegar a una enorme puerta de metal custodiada por seis militares armados, pero que en cuanto vieron a Ragnar, estos abrieron la puerta con rapidez.

—Mi trabajo aquí es supervisar que el refugio se encuentre en buenas condiciones y que a la gente no le falte nada, como medicinas, comida o un hogar...También me encargo de buscar sobrevivientes fuera de los muros y de vez en cuando, de los guardianes que ya no regresan en el tiempo determinado por los militares.

—¿Quiénes son los guardianes? —Pregunté mirando la enorme instalación frente a nosotros.

—Las personas más capacitadas para salir del refugio. Son los que buscan provisiones; Comida, medicinas, municiones. Son prácticamente por lo que seguimos vivos, ellos salen de aquí dos veces a la semana. Sin embargo, a veces no vuelven por las grandes cantidades de infectados, así que debemos ir a buscarlos.

—¿Qué más hacen aquí? —Preguntó Jin una vez que nos detuvimos frente a otra puerta de metal. Ragnar sacó una credencial de identificación y la puso frente a un lector, así abriéndola y dejando a ver una gran cantidad de personas yendo de un lado para el otro.

—Están los militares, quienes tratan de conectarse con otros en el mundo y saber cuánta civilización queda y qué avances hay. Los guardianes, los policías, quienes patrullan el refugio por las noches, los vigilantes, donde yo me encuentro trabajando y por último y los centinelas, quienes están en la cima de los muros cuidando que ninguna amenaza se acerque al refugio.

—¿Y nosotros vamos a trabajar con algo así? Dijiste que nos ibas a dar tareas —Dijo Jin y Ragnar asintió.

—El general Arneot les dirá que hará, él ya sabe que están aquí y les ha asignado sus nuevos trabajos, síganme.

—Pero, ¿Cómo podemos ser parte de ustedes si acabamos de llegar? —Dijo Hoseok y Ragnar rió suave.

—De eso no se preocupen, aquí hay campo de entrenamiento y de tiro. Si no saben qué hacer, aquí les enseñarán.

—¿Y las personas como Jimin? ¿Qué hacen? —Pregunté preocupado esperando a que no le dieran algún trabajo que no pudiera hacer.

—Las personas con discapacidades se quedan aquí y normalmente se les asigna un cuidador. Si ustedes están de acuerdo, Jimin puede ser cuidado por alguno de mis vigilantes mientras ustedes están ayudando al refugio. Son cien por ciento confiables y el pequeño —Dijo señalando a KyuHyun —, también puede quedarse con Jimin.

Ragnar se detuvo detrás de un hombre que fácil, tenía cuarenta años, con uniforme de militar y bastante alto.

—General Arneot —Habló Ragnar con tono serio y este volteó, mirándonos con seriedad y frialdad —, ellos son los nuevos.

—Hola, chicos. Creo que ya escucharon mi nombre, así que ya no lo repetiré —Dijo pasando sus manos por detrás de su espalda e irguiéndose, pareciendo así aún más alto que antes —. Les daré sus tareas rápidamente para que sus instructores les digan cuándo comienzan. Como son nuevos, sus trabajos comenzarán en un mes, así que por lo mientras estarán bajo entrenamiento y descanso para que recuperen fuerza, porque por lo que me dijeron, vienen de muy lejos, ¿No es así?

El general suspiró volteándose para tomar unos cuantos papeles, que segundos después nos entregó al azar.

—Ábranlos y su trabajo estará ahí.

Uno por uno fue abriéndolos, hasta que llegó mi turno. Me sentí un poco nervioso por mi resultado, pero de todas maneras lo abrí.

Cuando desdoblé mi papel, sentí como mis piernas temblaron ligeramente y un extraño miedo invadió mi pecho cuando el pequeño mensaje apareció:

"¡Felicidades!, te ha tocado ser Guardián del refugio." 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top