Capítulo trece: Corre sin mirar atrás.

Min Yoongi

De verdad, maldigo el día en el que nació la persona que se le ocurrió la grandiosa idea de crear este virus. Espero, que haya sido de los primeros en morir después de su invención tan estúpida. 

No sé para dónde nos estamos dirigiendo, pero los infectados no han dejado de seguir después de encontrarnos en la calle donde nos robaron la camioneta. Sé que llevamos bastante tiempo corriendo, y el esfuerzo físico ha comenzado a caernos encima, pues, poco a poco, me estoy dando cuenta que los muertos están más cerca de nosotros, ya que la mayoría nos estamos cansando.

Parece que llevamos horas corriendo. 

—¡Ahí! —Grita Hoseok entre jadeos, señalando un callejón donde hay unas escaleras de metal pegadas en la pared de un edificio. Sin pensarlo dos veces, parece que todos estamos de acuerdo, ya que rápidamente doblamos por la esquina de uno de los edificios y corremos hacia ellas. 

Jimin jadea apretando con fuerza mi mano para no soltarse y yo lo jalo conmigo para que siga corriendo y no se atrase. Cuando llegamos al callejón el primero que sube es Taemin porque es el primero en llegar. Luego, cuando ya ha subido un tramo, el que sigue es Hoseok. 

—¡Sube tú, Jungkook! —Grito cuando comienzo a oír los gruñidos acercarse, pero Jungkook niega.

—¡Sube primero a Jimin, trataré de detenerlos! — Grita de nuevo, así que Jungkook saca la pistola de su pantalón y en cuanto comienzan a aparecer los infectados empieza a disparar. 

Lo que más me sorprende es la perfecta puntería que tiene, pues cada bala está yéndose a la frente de los infectados. 

—Escúchame bien, Jimin. Agárrate fuerte de los barrotes o caerás, ¿Entendiste? —Ordeno, tomando sus manos para que agarre los barrotes y asienta. Con un poco de ayuda mía, logra subir los primeros cuatro barrotes, hasta que por fin comienza a hacerlo por sí solo con mucho cuidado.

—¡Ya no tengo balas! —Grita Jungkook, corriendo lo más rápido que puede hacia mí. Cuando veo que Jimin ya lleva una cierta cantidad de barrotes subidos, comienzo a subir lo más rápido que puedo para que cuando Jungkook llegue no le cueste trabajo.

—¡Vamos Jungkook! —Grito desesperado al ver que los infectados le están pisando los talones. En cuanto él llega al inicio de las escaleras, comienza a subir rápidamente, pero los infectado también son rápido y uno de ellos lo alcanza, tomándole el pie impidiéndole subir —, ¡Dame la mano! —Grito, tomándolo con fuerza una vez que me hace caso. Lo jalo como puedo, pero otro de los infectados también se avienta y lo alcanza a agarrar, haciendo que mano comience a resbalarse de la mía.

—¡Ayúdame, Yoongi! —Grita desesperado tratando de zafarse del agarre de los infectados. Tiene los ojos llorosos y se ve muy asustado —, ¡No me sueltes, por favor! ¡Yoongi, me estoy resbalando!

Si lo suelto, Jungkook caerá entre todos los infectados y se lo devorarán. Pero si yo sigo tratando de jalarlo, me voy a resbalar el peso de ambos y caeremos los dos. ¿Por qué esta mierda era tan difícil?

—¡Yoongi, quita la cabeza! —De repente grita Taemin y lo hago rápidamente sin voltear hacia arriba. De pronto, un pedazo de metal oxidado cae con fuerza desde donde estaba él hasta uno de los infectados, golpeándolo en la cabeza y por la fuerza, haciéndolo caer el suelo. Jungkook jalonea su tobillo y yo lo jalo hacia mí, hasta que por fin el infectado lo suelta y puede volver a subir junto conmigo. En el proceso, me tiemblan las manos por el miedo, así que debo agarrarme más fuerte para no caer.

Llegamos hasta el segundo piso donde todos se encuentran, agitados y con la cara pálida del miedo. Volteo a ver a Jimin, quien está buscándome, dirigiendo su cara a todos lados y poniendo atención a los sonidos que hacemos. Yo, rápidamente toco sus manos y en cuanto me recompongo del gran esfuerzo físico que he hecho, me acerco a él para que sienta mi presencia. 

—¿Están todos bien? —Pregunta Hoseok y todos asentimos. Miro por el barandal del primer piso, abajo todo está repleto de infectados que tratan de alcanzarnos en un torpe intento con sus brazos estirados hacia nuestra dirección.

—¡Tendrán que buscar su comida por otro lado, malditos! —Grita Hoseok después de mostrarles el dedo de en medio con una cara triunfante. —. Bien... ¿Quién entra primero? —Pregunta señalando la puerta de metal frente a nosotros.

—Yo lo hago. —Dice Jungkook acomodándose la mochila, para después tomar la perilla de metal y abrir la puerta lentamente. Una vez que la abre, lo único que ilumina el lugar es la luz del día, ya que adentro está demasiado oscuro. No hay ni un solo foco encendido, dándole un toque demasiado tétrico a las escaleras —, bajemos... —Susurra Jungkook, iluminando con la lámpara de su celular.

Jimin me da la mano y somos los últimos en bajar, así que también saco mi celular para alumbrar más y no tropezarme con los escalones. Jimin también tiene cuidado, agarrándose del barandal con una mano y con la otra mi mano. Luego de unos segundos bajando, nos detenemos cuando en los pisos de arriba se oyen extraños alaridos y gemidos, y rápidamente nos damos cuenta de que son los malditos infectados. 

Tenemos que salir de aquí lo antes posible o si no nos escucharán y otra vez tendremos que salir corriendo. Cuando llegamos al último escalón de la planta baja, Jungkook apaga su celular cuando hay más luz del pasillo a donde debemos salir. Pero él sólo da dos pasos más antes de regresarse con los ojos exageradamente abiertos y haciéndonos señas de silencio.

Puta madre.

—No vayas a hacer ningún ruido, por favor... —Susurro en el oído de Jimin lo suficientemente bajo para que no alerte a lo que se encuentra del otro lado del pasillo. Suelto su mano y camino lentamente hacia donde Jungkook se ha regresado. Asomo mi cabeza unos cuantos centímetros hasta que puedo ver algo y me escondo de nuevo rápidamente. Toda la maldita planta baja está repleta de infectados, gimiendo débilmente y caminando desorientados de un lado a otro.

—" ¿Qué hacemos? " —Leo en los labios de Jungkook.

Volteo a ver a todos, en especial a Hoseok, quien tiene un cuchillo en la mano, el cual tiembla como gelatina.

—Regresemos... —Susurra muy débilmente Taemin y asiento tomando la mano de Jimin para comenzar a subir las escaleras, así que todos también suben conmigo.

—Debe de haber otras escaleras de emergencia afuera de los departamentos... —Susurro. Comienzo a buscar puertas abiertas de los departamentos, pero no hay ninguna.

Seguimos subiendo en silencio hasta que llegamos al quinto piso. Ahí, hay una puerta abierta, pero un infectado está rondando por el pasillo, por lo que todos nos detenemos por el maldito susto que nos mete.

—Yo me encargo... —Digo soltando la mano de Jimin e indicándole a Hoseok que lo agarre por mí. Saco mi cuchillo del cinturón de mi pantalón y lo empuño, suspirando para calmarme —, oye... —Digo levantando un poco la voz, haciendo que el infectado voltee lentamente hasta verme. Se queda quieto observándome, gruñendo en voz baja y lo que parecen minutos eternos en donde no se movía, por fin lo hizo, comenzando a caminar hacia mí haciendo extraños ruidos con la boca.

Tomo valor y corro hacia él deteniéndolo con mi otra mano en su pecho mientras trato de levantar el cuchillo sin lastimarme. Cuando por fin lo puedo hacer, se lo entierro en la cabeza, para después empujarlo y que este caiga al suelo en seco.

El infectado deja de moverse y sé que ha muerto, así que me acerco y tomo el cuchillo, arrancándoselo con fuerza de la cabeza. 

—Vamos... —Susurro volteando a ver a los chicos, por lo que pronto suben hasta estar junto a mí. Abro la puerta lentamente estando alerta a que nada salga, y una vez que veo que no hay nada, entro despacio mirando hacia todas las habitaciones y puertas abiertas —, revisen el lugar... —Cuando el último de nosotros entra, cierro la puerta, poniéndole pestillo por cualquier cosa. Cada uno revisa un lugar en específico, hasta que sólo queda una habitación cerrada.

Abro la puerta y el olor a putrefacción inunda mis fosas nasales. Adentro hay una persona muerta, con la mitad de la cabeza volada y una escopeta entre sus piernas llena de sangre.

—Puta madre... —Digo tapándome la nariz y cerrando la puerta rápidamente —. Ya encontré al dueño del departamento...

—¿Qué? ¿Quién? —Pregunta Hoseok saliendo de una habitación. Señalo la puerta con cara de asco y él entiende rápidamente —. No quise entrar ahí, me llegó un olor raro así que no lo hice...ahora sé por qué huele así.

—¿No hay nada? —Pregunto acercándome a la sala donde Jimin estaba sentado junto con Jungkook, quien trataba de hablarle, pero es terriblemente ignorado.

—Las escaleras de emergencia están afuera de la habitación principal —Dice Taemin saliendo de una habitación —. Vámonos, no hay nada afuera.

Todos lo seguimos y entre Jungkook y Taemin abren la enorme ventana. Ellos dos cruzan primero, luego Jimin y Hoseok y por último yo. Me asomo por el barandal para ver que no haya ningún infectado rondando por ahí y por suerte no es así. Comenzamos a bajar con sumo silencio las escaleras de metal de cada uno de los pisos hasta que llegamos al último.

Y para no hacer tanto ruido entre Jungkook y yo, bajamos las escaleras corredizas hasta que tocan el suelo lentamente.

—Ten cuidado Jimin —Dice Jungkook, ayudándolo a que apoye sus pies en los barrotes y con la ayuda de los demás logra bajar. El último es Hoseok y cuando estamos debajo de nuevo, empezamos a caminar fuera de ahí —. ¿Ahora a dónde vamos?

—Son las...diez de la mañana. Será mejor que busquemos un lugar donde descansar y hacer un plan, no tenemos transporte y en lo personal, estoy muy cansado de tanto correr —Dice Hoseok con una mueca en la cara.

Caminamos por más de ocho calles buscando algún lugar que parezca seguro, hasta que llegamos a una casa de un solo piso con las puertas abiertas, incluso la reja principal también lo está, por lo que todos corremos a ella para ya no seguir más en las calles exponiéndonos a encontrar más infectados.

El hogar es bastante pequeño, así que podemos revisarlo sin encontrarnos ningún infectado. Cuando por fin estamos dentro, Jungkook cierra la reja principal con cuidado de no hacer ruido y luego entra a la casa, cerrando con seguro la puerta de la misma manera. Hoseok también se asegura de cerrar las ventanas y correr las cortinas, por lo que, en unos minutos, ya nos encontramos completamente seguros y encerrados en una casa ajena. 

—Hay dos habitaciones y dos sillones, es suficiente ya que debemos hacer guardia —Digo sentándome a descansar en uno de los sillones, pues me duelen las piernas y las palmas de las manos me arden por estar tanto tiempo colgado de los barrotes del edificio —, deberían darle una habitación a Jimin.

—No, yo quiero ayudar a cuidar la casa... —Se niega Jimin, por lo que yo lo observo. No tiene ninguna expresión en la cara, así que sé que no es una broma.

—Pero Jimin, ¿Cómo...? —Jungkook iba a terminar de hablar, pero Jimin lo interrumpe.

—Sé que no puedo ver, pero la persona que se quede a cuidar está gastando sus horas de sueño y es injusto que yo duerma tanto y los demás no, así que me quedaré con alguno que haga guardia, ¿Está bien?

—Quédate conmigo, Jimin —Digo suspirando mientras me sobo las manos —. Por mí no hay problema, después deberás dormir cuando yo lo haga, ¿sí?

Jimin asiente y se sienta en el sillón que está a su lado. Los demás lo imitan una vez que ya no hay nada qué revisar o qué tapar para que no salga luz de aquí dentro. Sin pensarlo dos veces, yo saco de mi mochila botellas con agua que paso a todos los del grupo, quienes me agradecen y toman con gusto después de estar corriendo tanto tiempo.

—¿A qué hora saldremos de aquí? —Pregunta Taemin después de cerrar su botella de agua. 

—Primero debemos encontrar un auto, sin él no podremos salir de la ciudad en el tiempo que queremos —Digo con cierto tono molesto por el altercado de hace unas horas con esos malditos —. Ya después debemos regresar a la carretera que nos recomendó el señor Kim para llegar más rápido a Seúl.

—Qué mierda de día, ¿No? —Dice Hoseok, riendo suavemente, por lo que Taemin lo imita.

—Sí y supongo que esto seguirá igual hasta que se calme el virus... —Digo suspirando —. Yo propongo que nos quedemos hoy en este lugar para descansar y retomar fuerzas, en lo que resta del día, planearemos como salir de Gimcheon y si todo sale bien, podemos salir mañana por la mañana —Finalizo, por lo que todos asienten en mi propuesta y yo aviento mi cabeza para atrás sobre el respaldo del sillón, cerrando mis ojos y esperando que esto de estar huyendo cada tres segundos sea temporal. 

Pues comienza a cansarme. Física y mentalmente.

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