Capítulo quince: La noche de los muertos vivientes.

Min Yoongi

Después de nuestra plática bastante personal entre ambos y luego de unas cuantas cosas triviales, Jimin no aguantó estar despierto lo que restó de la noche, por lo que se quedó dormido con la cabeza apoyada en mis muslos, así que, seguido de eso, yo fui el único que siguió vigilando la entrada en caso de algo que pudiese poner en riesgo nuestras vidas. 

Pero por suerte, nada extraordinario sucedió afuera mientras yo estuve solo. 

Luego de un buen rato jugando un puzzle en mi celular por el aburrimiento, termino por bloquear la pantalla de este y con mucho cuidado de no hacer mucho movimiento y ruido, acomodo la cabeza de Jimin en el sillón donde nos encontramos, para poder levantarme de mi lugar y estirarme un poco mientras me acerco a la ventana, donde corro un poco la cortina. Una vez que fijo mi vista afuera, me doy cuenta de que todo está vacío, y lo único que suena es la suave lluvia cayendo en el pavimento mojado. 

Parece que estamos en una ciudad fantasma, pues, a pesar de haber oído infectados divagar por las calles hace rato, ahora lo único que acompaña la solitaria calle es un farol que alumbra unos cuantos metros a su alrededor y el sonido relajante del agua. 

¿Por qué estará lloviendo en invierno? Seguramente es por el cambio climático. 

Conforme comienzan a pasar los minutos, observo que la lluvia se intensifica, hasta el punto en el que no se puede ver nada afuera por las gotas tan rápidas cayendo, así que yo entrecierro los ojos para ver mejor en la oscuridad, pues parece que se está cayendo el cielo. 

—No creo que vaya a dejar de llover en toda la noche...—Susurro, para después correr de nuevo la cortina y voltear hacia la dirección de Jimin. Este se encuentra profundamente dormido, como si le hubieran golpeado la cabeza. Y por mi pensamiento, río en silencio, acercándome a él para volver a tomar asiento a su lado, pero apenas doy un paso, el sonido de pasos rápidos afuera de la casa me hacen quedarme en completa quietud, esperando a que mi cerebro me esté jugando una mala broma. 

Son pasos apresurados por la calle, como si alguien estuviese huyendo de algo, pero luego escucho un chapoteo en el asfalto, como si algo o alguien se hubiese caído, así que regreso a mi lugar en la ventana, moviendo suavemente la cortina para forzar mi vista hacia afuera. 

Lo que veo me deja completamente helado; hay una silueta pequeña en el suelo, hincado con las manos en la cara. Por lo poco que puedo observar, está temblando, como si estuviese llorando, así que me alarmo. 

Es un niño que seguramente está en shock por haber huido de los infectados. 

—Maldita sea... —Digo para mí mismo, volteando a todos lados para buscar una sombrilla o algo que me pueda tapar de la lluvia torrencial. Y luego de encontrar uno en una canasta, no lo dudo ni un segundo, así que quito rápidamente todos los seguros de la puerta y salgo, abriendo la sombrilla en el proceso para así comenzar a correr hacia donde está el niño tirado. 

Tengo qué salvarlo. 

Una vez que quito el seguro de la reja principal, me fijo que no haya ningún infectado cerca, para después cruzar la calle y detenerme frente al niño que no parece tener más de seis años, hincándome frente a él para taparlo con la sombrilla y deje de mojarse. Pero por la lluvia tan fuerte, él ya se encuentra completamente empapado, temblando e incluso, puedo escuchar que está balbuceando algo. 

—¡Por Dios pequeño, no deberías estar aquí solo! ¿De qué estás huyendo? —Pregunto tratando de que quite las manos de su rostro. No deja de temblar y hasta parece que tiene hipo —, ¿Cómo te llamas...?

Lentamente, el niño quita las manos de su cara, dejando ver un par de ojos completamente rojos y sin vida alguna. Yo me levanto rápidamente del piso, dando un par de pasos hacia atrás, dejando que el faro nos ilumine y me dé cuenta de que trae dos enormes mordidas, una en su brazo izquierdo y otra en la cara, que muestra parte de sus músculos faciales y sus dientes ensangrentados pero que estaba escondida por sus manos.

Con los ojos llenos de lágrimas retrocedo, pero él comienza a gruñir con fuerza, inflando su pecho violentamente y salpicando gotas de agua roja por la lluvia que cae sobre él al compás de su salvaje respiración.

Ahora me doy cuenta de que no estaba temblando de frío, sino que estaba convirtiéndose en infectado. 

—Dios mío... —Susurro, y antes de que pueda reaccionar, el niño corre hacia mí con una velocidad inhumana, abalanzándose contra mi cuerpo y soltando un alarido estruendoso en el proceso de su intento por matarme. 

Lo único que se me ocurre, es detenerlo con la sombrilla, pero este me la arrebata con mucha fuerza —más de la que debería tener un niño— y gruñe, volviendo a correr hacia mí. De repente, ya me encuentro empapado por la lluvia, pero no siento frío, pues la adrenalina dentro de mi cuerpo se dispara y por fin me hace reaccionar. 

Con un rápido movimiento, empujo con mis manos al niño con todas mis fuerzas, haciendo que este caiga contra el piso estrepitosamente, golpeándose el cráneo contra el asfalto con fuerza y así deteniéndolo por unos segundos. Pero en cuanto él cae, escucho alaridos de infectados cerca, por lo que siento cómo mi respiración se corta y me hace voltear a todos lados. 

De entre las sombras de la noche, comienzan a salir infectados, seguramente guiándose por los ruidos que hizo el niño para atacarme. Y no lo pienso más, cuando el niño se levanta de nuevo y me gruñe, yo corro de regreso a la casa sin voltear atrás. Una vez que llego a la reja, cierro rápidamente, pero en el proceso, esta se azota, creando un estruendoso chirrido que seguramente alerta a todos los infectados de la zona. 

A pesar de lo que acabo de hacer, termino de poner el seguro y el primero en llegar es el niño que mete sus delgados brazos por las rendijas, tratando de alcanzarme. Luego llega otro infectado, y luego otro y otro hasta que mi vista me permite contar a más de una docena de ellos estrellándose contra la reja y moviéndola violentamente por los empujones. 

Si llegan más infectados, la reja no va a aguantar. 

No pienso quedarme más tiempo ahí, por lo que corro de regreso a la casa y en cuanto entro, cierro detrás de mí con rapidez, poniendo los seguros con las manos temblándome y los nervios a punto de explotar. 

Lo primero que veo en cuanto me volteo, es a Jimin despierto, asustado y hecho bolita en el sillón donde lo dejé. Y yo rápidamente me asomo por el ventanal después de correr la cortina, observando que los infectados siguen azotándose contra la reja con tal de entrar. El ruido afuera es sorprendente y me da miedo, pues a pesar del sonido de la fuerte lluvia, los alaridos se escuchan a más no poder. 

—¡Jimin, corre! —Exclamo una vez que me acerco a él, para después tomarlo de la mano y levantarlo junto con nuestras mochilas en mi mano libre y correr hacia las habitaciones. Al primero que encuentro es a Hoseok, por lo que suelto a  Jimin por un momento y corro a mi amigo, sacudiéndolo con fuerza. 

—¡Despiértate, Hoseok! —Grito una vez que él abre los ojos y se levanta de un brinco. Se encuentra aturdido, pero en cuanto presta atención al sonido de afuera, no duda en levantarse de la cama y comenzar a tomar sus cosas. 

— ¡DESPIERTEN TODOS, AHORA! —Grito cuando llego a la segunda habitación con la compañía de Jimin y Hoseok, tocando como un loco. Y en unos segundos, Jungkook y Taemin salen de esta completamente asustados, pero al escuchar lo mismo que Hoseok, no dudan en traer sus cosas al pasillo en menos de unos minutos. 

Pero cuanto el último sale de la habitación, el estruendoso ruido de la reja me hace voltear hacia el ventanal. La reja por fin cede y los infectados comienzan a caminar rápidamente hacia la entrada principal, por lo que siento cómo la adrenalina se dispara dentro de mí. 

No es necesario explicar, pues todos entienden que lo que sigue en romperse son los ventanales, así que rápidamente le acomodo la mochila en la espalda a Jimin y yo me pongo la mía. 

—¡¿Qué te sucedió, Yoongi!? —Pregunta Hoseok muy alarmado.

—Larga historia, ¡Debemos salir de aquí antes de rompan los ventanales! —Exclamo con miedo, y justo cuando termino de hablar, el sonido de los vidrios quebrándose me alertan y después, oigo como todos los vidrios vuelan en pedazos.

—¡En mi habitación hay una ventana a otra calle, vamos! —Grita Jungkook en cuanto ve a los infectados tratando de entrar todos a la vez. Yo tomo de la mano a Jimin y corremos hacia la habitación de Jungkook, para después cerrar la puerta y ponerle seguro. 

Así nos daría un poco más de tiempo. 

Oigo como los gruñidos se hacen más fuertes, por lo que me doy cuenta de que ya están dentro de la casa y lo siguiente es llegar a nosotros. Y no me equivoco, pues en cuanto sus pasos apresurados se acercan, la puerta comienza a ser golpeada con fuerza, haciéndome temblar de miedo por lo que está pasando. 

Todo por mi maldita culpa de querer ayudar. 

—¡A un lado! —Exclama Jungkook, para después jalar con todas sus fuerzas un mueble de varios cajones a la puerta para taparla, por lo que Hoseok se une unos segundos después y entre los dos logran bloquearla. Y, aun así, puedo oír cómo están golpeando con violencia la madera, al igual que el constante movimiento del mueble me dice que tampoco va a aguantar mucho para protegernos. 

—¡Salgamos de aquí! —Grito abriendo la ventana. El primero en salir es Taemin, por lo que él ayuda a Jimin a que pase por el marco sin golpearse. Luego, sale Jungkook y el siguiente soy yo, así que en cuanto estoy afuera, extiendo mis manos para ayudar a Hoseok, pero en cuanto pone las manos en el marco, la puerta finalmente cede por el peso, desprendiéndose de las bisagras y el seguro, mostrando decenas de infectados estirando sus manos para poder entrar.

Hoseok grita asustado y no duda en brincar al otro lado de la ventana para después correr la ventana hacia abajo, cerrándola y que los infectados se queden dentro, luchando con el mueble y la puerta semi destrozada. 

—¿¡Todos están bien!? —Pregunto rápidamente y todos asienten. Yo vuelvo a tomar la mano de Jimin y comenzamos a correr bajo la lluvia torrencial. Pero no puedo evitar voltear hacia atrás para asegurarme de que no nos están siguiendo, y gracias a ese error, termino por chocar con la espalda de Taemin al momento de voltear de regreso hacia el frente. 

¿Por qué mierda se detienen? Miro rápidamente hacia su dirección y trago en seco al ver una horda el doble de grande que la que hemos dejado atrás. Se encontraban pasando de largo, pero en menos de unos segundos, comienzan a olfatear el aire, para después voltear a vernos y comenzar a gruñirnos al unísono, llamando la atención de cada uno de esa horda. 

—¡Brinquen los arbustos! —Grita Hoseok, señalando un muro no muy alto de arbustos de la casa de lado, así que corremos a ella rápidamente. Jungkook la brinca primero y entre Hoseok y yo subimos a Jimin. Luego brinca Taemin sin ninguna dificultad. Por último, brincamos Hoseok y yo antes de que los infectados nos agarren cuando están muy cerca de nosotros. Por suerte, el muro es lo suficientemente alto para que ellos solo se tropiecen con las ramas y no den unos minutos más para poder correr. 

—¡Corran! —Grito tomando muy fuerte la mano de Jimin para comenzar a correr por la calle, aprovechando el tiempo que nos ha dado el muro. 

La lluvia es demasiado fuerte, tanto, que se me hace imposible ver hacia el frente porque las gotas tan grandes cayendo en mis pestañas me nublan la vista, así que trato de no chocar con los demás ni tampoco tropezarme para que Jimin no caiga conmigo. Pero el agua es tan densa y fría, que no sé cuánto más podré soportar mi ropa mojada que ya no sirve para protegerme de nada.

—¡Hay que escondernos en algún lado! —Grito tallándome los ojos para quitarme el agua. Corremos durante un buen rato sin detenernos, encontrándonos en el camino a algunos infectados que comienzan a seguir a paso lento. Y lo que parece una eternidad corriendo bajo la lluvia, nos lleva a huir de una nueva horda enorme detrás de nosotros que hemos estado uniendo por el ruido de nuestros gritos y el chapoteo del agua en el asfalto. 

En el camino, me he resbalado repetidas veces, pero esta vez, Jimin es quién me ha estado ayudando a no caerme, tomándome con fuerza de la mano y jalándome hacia su dirección para no hacerlo. Pero luego de un rato, siento que mis piernas ya se están cansando. Correr en la mañana y otra vez ahorita, no ha sido de mucha ayuda para mi cuerpo. 

¿Cuándo podría descansar?

Sin embargo, el chapoteo de pasos rápidos me hace voltear hacia atrás, observando que tenemos a varios infectados bastante rápidos a tan sólo unos metros detrás de nosotros, más la enorme horda de infectados. 

¿¡Qué no sólo caminaban!? Estoy desesperado y muy asustado, esta vez no sé a dónde dirigirnos y me estoy cansando mucho. Y puedo notar que los chicos también están en la misma posición que yo, pues su forma de correr ha comenzado a disminuir. 

—¡Por favor, no se detengan! —Grito en forma de súplica, pero sale más como un jadeo de cansancio.

Dios o lo que sea que me esté escuchando, por favor, no dejes que los infectados nos coman. 

Luego de un rato tratando de reconocer lo que hay frente a mí, observo algo que posiblemente podría salvarnos. Son muchas siluetas en la calle, por lo que después de acercarnos poco a poco, me doy cuenta de que son filas y filas de autos en la avenida, completamente abandonados. 

Y a lo lejos, puedo observar que hay bastantes ambulancias abandonadas, camionetas, autos y un par de autobuses de transporte público. 

—¡Los vamos a perder aquí, síganme! —Con las pocas fuerzas que me quedan, tomo a Jimin con fuerza y corro más rápido, comenzando a hacerlo en medio de los autos, esquivándolos y haciendo que parte de mi plan funcione cuando volteo hacia atrás; al ser muchos tratando de comernos, los infectados comienzan a chocar contra los autos, ralentizando su paso y dándonos un buen tramo de ventaja. 

—¡Ahí está nuestro escondite! —Exclamo, señalando un autobús de escuela. Rápidamente pasamos por en medio de los autos, y agradezco que haya camionetas y ambulancias, pues así los infectados nos perderían de vista. En cuanto llegamos, sé que tenemos tan sólo unos segundos para subir y escondernos, por lo que me detengo abruptamente en frente de la puerta y con rapidez, jalo a Jimin para hacer que toque el metal de la puerta del autobús con sus manos. Y lo entiende rápidamente, así que levanta su pie y en cuanto toca la escalera comienza a subir de forma ágil. Una vez que lo hace, subo yo también y conmigo el resto del grupo. 

Por suerte, el autobús está vacío para cuando todos estamos arriba. 

—Agáchense y no hagan ruido...—Ordeno, pues ni siquiera de da tiempo de cerrar la puerta cuando comienzo a oír a los infectados. Jimin y Taemin se quedan juntos, escondidos entre los asientos del autobús del lado izquierdo. Hoseok hinca en el pasillo y parece que, incluso aguanta la respiración. Yo me escondo entre los asientos del lado derecho, pero Jungkook, quien ya trae su arma en la mano derecha, se acerca un poco más a la puerta, completamente agachado, y yo trato de detenerlo, pero él sólo me hace una seña con la mano para que suelte su chamarra mojada. 

Y lo siguiente que viene, es algo que me hace taparme la boca con la mano; el autobús comienza a mecerse suavemente de un lado a otro, por lo que me es un indicativo de que los infectados comienzan a pasar a los lados de este, chocando y tratando de buscarnos.

En medio de la poca luz que los faroles de la avenida alumbran en la puerta del autobús, se reflejan los infectados pasando, gruñendo y gimiendo con fuerza mientras pasan, causándome una ansiedad al no poder moverme y sentir la muerte tan cerca de mí por segunda vez en el día.  

Yo volteo a ver a todos y me parte el alma ver a Jimin con la mano en su boca, tapándose con todas sus fuerzas para no hacer ruido, pues se encuentra llorando y temblando de miedo. Y luego observo a Hoseok y a Taemin, quienes tienen los ojos abiertos casi en su totalidad con expresiones de miedo, sin abrir ni un poco la boca y completamente escondidos. 

Son minutos desesperantes en lo que ninguno se mueve, esperando a que el último infectado pase para poder respirar con normalidad. Y por fin, luego de interminables minutos, el sonido de sus alaridos comienza a volverse cada vez más lejano, hasta que el autobús deja de moverse y el ruido de la muerte afuera es remplazado por el sonido de la lluvia torrencial. 

Con mucho cuidado, yo me levanto de mi lugar y asomo un poco mi cabeza hacia afuera, para buscar algún infectado por la ventana, pero ya no parece que alguno esté cerca. 

—Creo que...se han ido —Susurro volteando a verlos, y Jungkook revisa el otro lado para después asentir. 

—Cerraré la puerta —Dice el pelinegro, acercándose rápidamente para tomar el mango de esta y jalarla hasta poder bloquear la entrada. Y en ese momento, puedo comenzar a respirar con tranquilidad de nuevo, llenando mis pulmones de aire para poder descansar un poco después de correr tanto tiempo. 

—¿Todos están bien? —Pregunto una vez que tomo asiento y cierro los ojos, acomodándome en el respaldo. 

Después de que todos responder con un "sí", observo por la ventana la quietud después de la enorme horda, por lo que al fin puedo pensar con un poco de claridad.

— Nos vamos a quedar aquí hasta que amanezca o al menos, hasta que deje de llover. Sería un suicidio salir en este momento, y más cuando no sabemos si la horda aún está cerca —Finalizo, quitándome la mochila de la espalda para revisarla. Por suerte, la mochila es de material resistente al agua, así que, al abrirla, todo está bien, un poco húmedo, para nada de qué preocuparse —. ¿Sus mochilas está bien? 

—La mía se mojó un poco, pero no hay nada que corra peligro dentro —Contesta Hoseok en respuesta, así que yo asiento levantándome para acercarme a Jimin. Una vez que llego, Taemin lo entiende, así que él se levanta de su asiento y se pasa a otro, por lo que yo me siento en su anterior lugar y pongo mi mano en el muslo de Jimin para que se dé cuenta de que estoy con él. 

Y sin pensarlo, Jimin se voltea hacia mi dirección y me abraza con mucha fuerza, sollozando en mi pecho, por lo que yo le correspondo el abrazo de la misma manera para tratar de calmarlo. 

—Tranquilo...ya pasó lo peor...—Susurro para no hablar muy fuerte, pues no sé si estamos seguros por completo —. Te dije que no dejaré que nada te haga daño. 

—Estuve tan asustado...después de un rato ni siquiera sentía las piernas y creí que me iba a desmayar...—Susurra después de unos segundos en mi pecho, para después soltarme poco a poco hasta quitarse las lágrimas de la cara con sus propias manos —. Creí que no lo íbamos a lograr... 

—Pero lo logramos, Jimin. Ahora estamos a salvo —Le digo después de tomar sus manos entre las mías y entrelazarlas entre sí. Ambos estamos helados, pero con mi contacto, él comienza a tranquilizarse poco a poco —. Confía en mí, mientras yo esté contigo, nada malo te sucederá, ¿Sí? 

Y él asiente, acomodándose en su lugar para después reposar su cabeza en mi hombro y así yo también me acomodo, manteniéndome tranquilo al saber que Jimin ha salido ileso de esta maldita noche de mierda. Sólo espero que en cuanto la lluvia cese, o amanezca, podamos encontrar un nuevo refugio. 

Porque es lo único que me interesa por el momento, mantener a Jimin tranquilo y sin miedo a morir por primera vez en todo el santo día. 

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