Capítulo ochenta y uno: Kim Namjoon.
Kim Namjoon.
Granja Johnson, segundo día de expedición; Minutos antes de la catástrofe.
Una fina capa de sudor adorna mi frente después de estar tanto tiempo bajo el sol de las cinco de la tarde. Puedo notarlo cuando logro verme en el espejo de la puerta derecha del camión, por lo que, con un poco de cansancio, retiro la capa de agua caliente de mi frente, para después levantar el costal de abono sobre mi hombro y llevarlo a la zona de carga del camión donde los demás guardias están dejando también los demás costales.
Por alguna razón, la granja estaba extrañamente sola; Pero eso no quitaba el hecho de que había decenas de cadáveres en estado de putrefacción, tanto de animales como de personas. Suponía que alguna vez este lugar había sido ocupado como fosa común cuando el virus comenzó a atacar, pues la mayoría de los cuerpos cuando fuimos a revisarlos tenían una bala en la cabeza.
Para nuestra buena suerte, la casa de los "Johnson" contenía las cosas suficientes para poder llevarnos; Comida enlatada, cobijas, ropa, medicamentos y municiones para escopeta, además de herramientas de jardinería y las llaves de los dos enormes graneros que se encontraban cerrados a menos de un kilómetro de aquí.
—Taehyung, ¿Necesitas ayuda? —Pregunto al ver a mi hermano cargando un par de costales de maíz con algo de dificultad, pero cuando él nota mi presencia, rápidamente niega caminando incluso un poco más rápido —. Vamos, te ayudo Tae.
—No quiero que te atrases por mí, todavía tenemos que revisar los graneros y los huertos. Ve, yo puedo solo, anda —Dice con una sonrisa, para después dejar caer uno de los costales al camión seguido del otro —, ¿Ves? No era tan difícil.
—Ay, Tae. Tú nunca cambias, ¿Cuándo dejarás de hacerte el fuerte? Desde que eras un niño no dejabas que yo te ayudara con las cosas pesadas.
—Ya sabes que mientras yo tenga manos, puedo hacerlo solo, Nam. Vamos, dejemos de hablar y sigamos trayendo las cosas de la casa.
Y para cuando quiero contestarle, él ya ha comenzado a caminar, dejándome con la palabra en la boca. Suspiro levemente, caminando detrás de él para seguir cargando todas las cosas que faltan. Sin embargo, el ruido de muchos vidrios rompiéndose al mismo tiempo, hace me exalte demasiado y cierre los ojos por inercia.
Rápidamente corro hacia los gritos del líder y las voces desesperadas de los demás del grupo me alertan demasiado; El lugar del accidente es detrás de la casa, donde cientos de vidrios están regados por doquier, y con uno de los guardias debajo de todos ellos, completamente ensangrentado.
—¡¿Qué sucedió!? —Pregunta uno de los guardias más jóvenes del grupo con cierto desespero en su voz.
—Estábamos tratando de llevarnos los últimos costales de abono, pero uno de ellos estaba atorado con las láminas de vidrio. No vimos el momento en el que todas las láminas se tambalearon y tratamos de detenerlas, pero cayeron todas encima de Carlos —Contesta uno de los chicos, quien también tiene algunas raspaduras con sangre en la cara —. Tenemos que sacarlo de ahí antes de que siga perdiendo más sangre.
—Debemos de cortar la misión, tenemos un herido —Dice el líder rápidamente —. ¡Uriel, habla a la base y dile a Gabriel que debemos regresar! —Ordena rápidamente —. Todos los demás ayúdenme a mover los vidrios. Tengan cuidado, no quiero que nadie se corte los dedos o alguien más salga herido, ¿Oyeron bien?
Sin embargo, el estruendoso ruido de un rugido hace que todos nos quedemos en silencio. Trago saliva, volteando hacia el lugar de donde provino el ruido, y me doy cuenta de que fue en alguno de los dos graneros. Y luego, unos cuentos gemidos me hacen tomar rápidamente mi pistola de su funda y cargarla rápidamente.
Todo parece ser sacado de una maldita película de terror; No sé de dónde demonios comienzan a salir infectados, pero en menos de unos segundos, comienzan a rodearnos.
—¡Disparen! —Exclama el líder, por lo que yo hago caso y comienzo a dispararle a todos los infectados que están cerca de mí; Pero me preocupa bastante el hecho de que ningún arma trae silenciador, y los rugidos de lo que está escondido detrás de esas puertas cada vez se hacen más fuertes —, ¡Vámonos de aquí, ya!
—Y, ¡¿Qué hacemos con Carlos!? ¡No podemos dejarlo entre los vidrios, se lo van a comer! —Exclama el chico que anteriormente lo acompañaba, pero éste rápidamente suelta un alarido cuando el que era Carlos, ahora está agarrándolo fuertemente del tobillo, mordiéndole con fuerza la piel expuesta.
¿Cómo es que se volvió un infectado tan rápido?
—¡Quítenmelo, ah! —Grita con dolor, pero es demasiado tarde cuando uno de los guardias ya le ha disparado a nuestro compañero infectado, haciendo que por fin suelte al pobre chico.
—¡Cuidado, por allá! —Grita un guardia, haciendo que voltee hacia los graneros con miedo; Las puertas de ambos graneros están azotándose violentamente, aflojando cada vez más rápido los seguros de las puertas y para nuestra mala suerte, llamando la atención de infectados nuevos que han comenzado a salir de los huertos de sus alrededores.
Un par de disparos más hacen que todos los infectados volteen hacia nosotros, y la adrenalina se dispara en mi cuerpo, cuando éstos comienzan a trotar con rapidez.
¿¡Qué mierda!?
Y de pronto, las puertas ceden, y cientos de infectados salen disparados de ahí para comenzar a correr hasta nosotros. Y detrás de ellos, vienen jodidos mutantes putrefactos que a pesar de que la maldita piel se les está cayendo a pedazos, siguen corriendo, rugiendo y alertando a todos los infectados de la zona.
—¡Mierda, no! —Exclamo, volteando a ver rápidamente a Taehyung quién se encuentra paralizado por completo —, ¡Hermano, vámonos de aquí!
Y al no ver respuesta de su parte, rápidamente tomo su mano, jalándolo hacia los camiones donde todos los guardias también están corriendo para salvar sus vidas.
—¡No vamos a alcanzar a huir! —Exclama el líder —. ¡Vamos a dispersarnos, así los podremos perder en el bosque o vamos a morir todos!
—¡¿Estás loco!? —Exclamo, disparándole a un par de infectados que nos esperan en la puerta de la granja. Pero una horda ya ha tapado la entrada, haciendo que todos nos detengamos al ver cómo todos voltean sus asquerosas miradas hacia nosotros.
—Nam...—Balbucea Taehyung, agarrándome la mano con fuerza —. Hay que hacerle caso, estaremos muertos si tratamos de pasar por ahí.
—¡Todos dispérsense por los alrededores, ya! —Grita el líder, cuando los gemidos de los infectados se acercan cada vez más junto con los rugidos de los mutantes.
Y todo pasa tan rápido, que lo único que mis oídos escuchan, son los gritos de los guardias que ya han sido alcanzados por los infectados y todo el maldito disturbio detrás de nosotros gracias a los infectados corredores.
Sabía que no debía venir.
Mis piernas no dejan de moverse en ningún momento, y de vez en cuando volteo para disparar a los infectados que nos están pisando los talones; Pero cada segundo que pasa, la horda detrás de nosotros se está haciendo cada vez más grande, creándome olas de miedo dentro de mi cuerpo difíciles de controlar.
Dios, ayúdanos a salir de esto.
La última bala de mi pistola se acaba, y lo único que tengo a la mano es mi machete, así que rápidamente lo saco para tener algo con qué defenderme.
Pronto pasamos entre la maleza, para después seguir corriendo hacia las afueras de la granja No sé ni dónde estamos, pero quiero perder a esta maldita horda que está detrás de nosotros.
—¡Taehyung, no te des-despegues de mí! —Mi garganta está tan cansada, que apenas y puedo gritar por tanto tiempo que he corrido. La mano de Taehyung está fuertemente agarrada contra la mía y siento que en cualquier momento mi hermano podría soltarme por lo cansado que se ve. Desde hace unos minutos, estamos tratando de escondernos de todos los muertos que nos están cazando como conejillos, claramente sin éxito. Tampoco puedo defenderme, ya que las balas de mi pistola se han acabado, y la mitad de mi pelotón está muerto.
—¡Nam, ya no puedo! —Grita Taehyung, siguiéndome entre la maleza para poder salir de ahí lo antes posible hacia las afueras del bosque. Los gruñidos y alaridos de los infectados vienen detrás de nosotros, y no sé exactamente cuántos son, ya que no he volteado hacia atrás desde que se me acabaron las balas. Sin embargo, sé que son los suficientes como para comernos a los dos.
Y el sol de la tarde no ayuda, pues cada vez parece que los rayos de luz son más fuertes como para deshidratarnos, cansándonos mucho más rápido que otras veces.
—¡Sólo un poco más, Tae! —Exclamo, jalándolo con fuerza para cruzar fuera de la maleza y detenernos en las vallas del límite de la granja; Rápidamente observo detrás de mí, y luego hacia el frente, observando que es un acantilado no muy grande, pero que, si cruzamos, lo único que haremos es rodar hasta llegar al piso —, a la mierda, ¡Brinca la valla!
—Pe-pero Nam...—Balbucea Taehyung, mirándome con miedo.
Esa carita, es la misma que hacía cuando era pequeño e iba conmigo hasta mi habitación para que yo lo pudiese calmar.
—Hermano, si no saltamos, nos van a comer vivos —Digo, tratando de que reaccione ante la situación. Y en efecto, los gruñidos de los infectados se escuchan cada vez más cerca, por lo que Taehyung me mira con los ojos cristalizados y asiente segundos después, tomando de nuevo mi mano para así saltar la valla con sumo cuidado de no atorarnos.
Y la suerte está de nuestro lado, pues cuando todos los infectados se estrellan contra la valla con total violencia para alcanzarnos, Taehyung y yo comenzamos a rodar por el acantilado lleno de pasto. Y conforme bajamos, es más dolorosa la caída debido a las piedras, pero al menos a los infectados ya les llevamos mucha ventaja.
Finalmente mi cuerpo cae bruscamente al final del acantilado, donde pronto también cae Taehyung gimiendo de dolor. Quisiera quedarme ahí en el suelo y descansar, pero no hay tiempo de quejarse, pues los infectados no son detenidos por la valla por mucho tiempo, ya que éstos también se han comenzado a aventar para llegar hasta nosotros.
Rápidamente me levanto de mi lugar, para después darle una mano a Taehyung y que él pueda levantarse también.
—¡Ahí! —Exclama Taehyung, señalando una choza que parece muy vieja, pero que al menos nos ayudaría a escondernos de los malditos infectados que tratan de comernos. Mi hermano y yo no dudamos en correr hacia ella, pues no está muy lejos de nosotros, y todos los infectados que lideraban a la horda están cayendo cerca de nosotros. Antes de que ellos se levanten, él y yo salimos disparados de ahí hasta llegar a la puerta donde yo la abro con brusquedad para después cerrar detrás de nosotros con rapidez —. Ayúdame a mover ese mueble —Ordena Taehyung señalando un mueble de madera, por lo que yo asiento jalándolo con fuerza junto con él, tapando así la entrada.
Y una vez que lo hago, me siento en el piso para descansar después de correr tanto tiempo. Mi respiración está agitada, y siento todo mi cabello pegado en la frente por el sudor.
Dios, quiero que esto termine pronto y podamos regresar a casa.
—¡Están golpeando los vidrios! ¡Van a entrar! —Grita Taehyung sacándome de mis pensamientos, por lo que rápidamente busco una salida en cuanto los vidrios comienzan a tronar por la fuerza de los infectados. Pronto éstos se rompen, reemplazando los huecos ahora vacíos por las manos ensangrentadas de ellos que tratan desesperadamente de agarrarnos de la ropa.
Mi vista recorre rápidamente toda la choza hasta detenerse en la única puerta que veo, la cual es a la primera a la que jalo a Taehyung para poder meternos ahí importándome poco que el mueble que hemos puesto en la entrada esté tambaleándose a punto de casi caer.
Por suerte el lugar a donde nos hemos metido parece ser el sótano de la choza, ya que hacia abajo hay escaleras de madera vieja que rechinan debajo de nuestros pies. Está completamente oscuro y silencioso, por lo que los dos bajamos con cuidado de no caernos.
Y mientras bajamos, claramente puedo oír como los gruñidos de los infectados están cada vez más cerca y el estruendoso golpe del mueble que seguramente ya tiraron suena con fuerza.
No falta mucho para que esos hijos de perra traten de entrar.
Sin embargo, la esperanza crece en mí, pues al final del sótano, hay un diminuto rayo de luz que me indica que hay una puerta por donde podemos salir.
—Ahí —Le digo a Taehyung, tanteando en la oscuridad para tomar su mano, que pronto encuentro y puedo llevar conmigo —Cuida que la puerta por donde entramos no se abra.
Rápidamente acerco mi cara a la fina ranura de luz, fijándome en lo que hay afuera. Hay muchos infectados alrededor de la entrada principal, otros están concentrados tratando de entrar por las ventanas y el resto está rondando por ahí sin dirección.
Son demasiados como para poder salir de ahí sin un solo rasguño.
—¿Se puede abrir la puerta, Nam? —Pregunta Taehyung con nerviosismo, pues pronto los golpes en la puerta por donde entramos comienzan a sonar. Y conforme pasan los segundos, los golpes se vuelven cada vez más fuertes que ni siquiera me dejan pensar en un maldito plan que nos saque con vida a los dos.
¿Cómo demonios sucedió esto tan rápido? Si tan sólo no se hubiesen caído esas láminas de vidrio por accidente, tal vez nada de esto estaría yéndose a la mierda.
Y lo único que hago, es abrazar a Taehyung con fuerza, rindiéndome al ver que estamos atrapados por completo. Mi hermano pronto solloza levemente en mi pecho dándose cuenta de lo que pasa. Sus brazos pasan por mi espalda, juntándome más a él y yo beso su cabeza, al mismo tiempo que cierro los ojos.
—Vamos a salir de ésta, bebé, ¿Sí? Confía en mí...
Pero realmente no sé si sea verdad lo que estoy diciendo.
La puerta pronto cede, y la luz del primer piso alumbra las escaleras del sótano. Segundos después la horda de infectados comienza a caer por las escaleras en un intento brusco por entrar todos al mismo tiempo.
Los gruñidos me ensordecen, y mi piel se eriza al oírlos gemir tan jodidamente horrible.
Rápidamente saco mi última arma que tengo para defenderme, un machete. Y mi hermano también tiene el suyo, así que en cuanto los cinco primeros infectados se levantan y corren hacia nosotros, el filo de nuestras armas les rebana la cabeza haciendo un manchadero de sangre negra y podrida en el suelo y las paredes.
—¡Voy a abrir la puerta, y quiero que salgas corriendo lo más rápido que puedas, sin mirar atrás! —Exclamo, segundos después de rebanarle la cabeza a un infectado que se acerca rápidamente a mí.
Mi hermano y yo comenzamos a retroceder, cuando más infectados comienzan a entrar por la puerta con violencia.
Mis manos tiemblan de miedo, y mi respiración está agitada. Estoy muy asustado, pero tengo que cuidar a mi hermano menor.
—¡AHORA TAEHYUNG! —Exclamo, volteándome hacia la puerta para patearla con fuerza y hacer que el seguro viejo se rompa. Pronto la luz cegadora del día hace que mis ojos se achiquen, dejándome ciego por unos segundos —, ¡CORRE!
Sin embargo, las manos de decenas de infectados se estiran hacia nosotros en cuanto salimos de ahí, pues el camino no está libre y ni siquiera sé hacia dónde demonios correr.
El agarre del los muertos en mi ropa me hace jadear de desesperación, por lo que comienzo a empujar a todo lo que se encuentra a mi paso, soltando machetazos al aire y al mismo tiempo cuidando que Taehyung siga corriendo frente a mí.
—¡Mierda, suéltenme!
La voz de mi hermano es mi guía entre tantas manos ensangrentadas, y lo único que puedo hacer, es seguirlo por su cabellera rubia entre todo el maldito disturbio a mi alrededor.
—¡Sigue corriendo, Taehyung!
Y de pronto, mis gritos de desesperación hacen que la adrenalina dentro de mí se dispare como una bala; Tres infectados han jalado de la ropa a Taehyung para hacer que se tropiece, y que su machete salga volando de sus manos.
—¡Mierda, mi machete!
Ahora mismo está como la carnada principal, con las rodillas en el piso y con los tres muertos tratando brincarle encima. Y trato de acercarme, pero las fuertes manos de todos los infectados detrás de mí me hacen tardarme más.
—¡NO, SUÉLTEME! ¡AYÚDAME NAMJOON!
No, no puedo perderlo.
—¡QUÍTENSE, POR FAVOR!
No a mi hermano.
—¡NAMJOON!
No ahora.
—¡TAEHYUNG, NO!
Rápidamente logro soltarme de todos, y lo único que hago en un intento desesperado por ayudarlo, es brincar encima de Taehyung y taparlo con mi propio cuerpo, haciendo que éste caiga al suelo libre de las manos de todos los muertos.
Y la primera mordida en mi hombro llega, haciéndome gritar de dolor. Con la poca fuerza que aún me queda, me lanzo hacia atrás, haciendo que todos los infectados me jalen hacia ellos con brusquedad.
Mierda, duele mucho.
Siento cómo comienzo a ahogarme en mi propia sangre cuando llega una segunda mordida, seguida de otra y otra de todos los infectados que comienzan a despellejarme vivo.
—¡NAMJOON, NO! —Grita Taehyung tratando de acercase cuando sale de su shock, pero más infectados llegan hacia él prohibiéndole pasar. Y aunque lucha con su machete para tratar de acercarse, no logra hacerlo.
Es demasiado tarde.
—¡VE-VETE! ¡YA! —Grito entre alaridos de dolor, llorando con fuerza y gritando al ver cómo mi propia sangre está manchando todo. Poco a poco me siento cada vez más débil, y lo único que logro hacer antes de que me destruyan la piel de mi abdomen con sus propias manos muertas, es quitarme el único collar que traigo encima, y lanzárselo cerca de Taehyung —, ¡T-TE AMO, TAE-TAEHYUNG! ¡DIOS, NO! ¡LÁRGATE, NO VEAS!
Lo último que logro ver entre la sangre de mi propio cuerpo y mis lágrimas, es cómo Taehyung toma el collar de la tierra, para después meterlo en su bolsillo y comenzar a correr lejos de aquí con algunos infectados detrás de él. Y luego, ya no veo nada más, pues mi cuerpo cae al suelo violentamente y todos los infectados se abalanzan contra mí, mordiéndome la cara y lo poco que queda de mi piel, arrancándomela con sus manos y sus dientes.
Quiero morir ya, quiero que todo esto acabe de una vez.
Pronto mi propia sangre me ahoga, y no tengo fuerza para volver a abrir los ojos. Me siento como un saco vacío y de mi garganta ya no sale ningún grito a pesar de que aún escucho cómo están comiéndome vivo.
Posteriormente, ya no siento nada, y mi cuerpo se siente liviano después de unos segundos de agonía; Y la última imagen que logro ver, es a mi hermoso novio que me sonríe, así como la última vez que lo vi.
Mierda, te voy a extrañar tanto, SeokJin.
Lo siento mucho, mi amor, no pude regresar como te lo prometí.
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