Capítulo 35
Maia
No quiero que las horas pasen, tengo la necesidad de que el momento se quede suspendido en el tiempo. Justo lo que pasa ahora. La luz de la luna colándose por los pequeños espacios que dejan las cortinas, nuestras respiraciones a 17 por minuto, el bombeo de nuestros corazones en calma que cabalgan al paso del boom, boom boom. Sus dedos rozando la piel desnuda de mis brazos como si intentara grabar con sus dedos los lunares que se esparcen por mi piel. Su aliento caliente que mueve mis cabellos causando que una rara y abrigadora sensación se deslice por mi columna vertebral. No quiero dormir, quiero disfrutar cada pequeño detalle, como si mañana fuese el ultimo de nuestra quebrada existencia.
Desde niña siempre me dio temor quedarme sola, tenía la loca idea de que en algún momento mi padre lo haría, me dejaría a mamá y a mí por el trabajo. Por eso casi siempre le llamaba antes de dormir, pues al despedirnos decía que regresaría pronto a casa. Yo era feliz en ese instante, ese hombre era un súper héroe y yo tenía la dicha de que fuese mi padre. Quizás por ello me aferro a Jake, con la esperanza de que cuando amanezca siga aquí. El miedo que me causa pensar que cualquier día de estos no regresará me consume, me debilita y mis miedos floreces, pero no como hermosas flores en primavera, sino como un musgo verde opaco y pegajoso del pantano más oscuro y sombrío del mundo. Me lo imagino cubriendo cada parte de mi cuerpo hasta arrastrarme a las profundidades y allí quedarme, sin nadie que pueda rescatarme.
Pero no lo es, una persona que es capaz de abandonar a su hija, de enviarla con el enemigo sin duda no merece serlo, no merece el amor ni el cariño de nadie. Aunque me duela, aunque los recuerdos nuestros en el parque cuando mis rodillas se raspaban al correr por el asfalto y el besase la herida aliviando el dolor me inunden y me hagan dudar, no le perdonaré. Aunque mi mente caiga al ver el recuerdo de mi décimo cumpleaños cuando se disfrazó de hada solo para hacerme feliz, aunque sus "te quieros" llenen mis oídos, no lo haré, no olvidaré que me dejó sola como tanto temí.
La mano de Jake detiene el recorrido por mi piel y entiendo que se ha quedado dormido. Me pongo de pie con sigilo, no quiero despertarle, mañana tiene trabajo. Una vez fuera de la cama y con los pies envueltos en unas calurosas y suaves pantuflas, salgo al balcón mientras me abrigo con una manta y los brazos achuchándome.
Yo nunca sería capaz de abandonar a mi bebé, apenas crece dentro de mí y ya siento que necesito protegerle, que nadie le haga daño. Si se atraviesen, juro por dios que acabo con sus vidas, sería capaz de volverme la peor mujer del mundo, solo para ser la mejor madre. A veces, me siento culpable por no desearle desde el inicio, por querer deshacerme, por querer quitarle la oportunidad de nacer, de existir. Y me odio por ello, no seré capaz de perdonármelo nunca.
Seco las lágrimas de mi rostro y tras suspirar observo al cielo. Nunca tuve una religión, pero si en realidad existe algo, espero que por favor un milagro me cubra, que nos ayude a librar esta batalla y podamos salir ilesos de ella. Con respecto a mis padres, no necesito sus respuestas a mis inquietantes dudas, no quiero escuchar sus vanas justificaciones. Solo deseo alejarme de todo el mal.
Una vez confesado mis deseos, observado el cielo nocturno encapotado, la brisa de la costa rozar mi piel, y tras unos cuantos sollozos casi inaudibles, vuelvo a la calidez de Jake para intentar dormir.
La mañana llega y con ello unos raros ruidos desde la habitación de al lado, donde antes solía quedarse Bianca y su amiguita irritante, la cual debería estar vacía, pues ayer en la tarde Jake tuvo uno extensa conversación con su querida prima de la cual no salió muy contenta. Tras ella, se marchó junto a su amiga. Según ambas, a un hotel a pasar el resto de sus vacaciones.
Me incorporo seguido de un bostezo, estiro las manos al techo y peino con los dedos de mis manos mi cabello antes de averiguar que pasa en la habitación contigua. Camino persiguiendo el ruido y los murmullos hasta llegar a la habitación y quedarme paralizada al ver aquella chica rubia de piernas largas yacer sobre la cama. Y lo chicos incluyendo a Nem, alrededor de ella.
_ ¿Qué han hecho? ¿Quién es esta chica? _retrocedo dando marcha atrás alarmada, y me pregunto si estará muerta. El cuerpo se me paraliza, ya no puedo moverme. Jake camina hacia mi preocupado.
_No, ella... solo está dormida. Lo estará por unas largas hora _sus palabras alivian mis síntomas. Parecía que iba a tener un ataque de pánico.
_ ¿Por qué? ¿Qué le pasa? _lo lleno de preguntas.
_Hoy es el día, todo acabará cariño. Gulia estará bien, pero la necesitamos dormida para lograrlo.
_Eso significa que mañana seremos libres, que podremos marcharnos y tu padre no nos buscara _el asiente con una media sonrisa. _bien... pero.
Besa mi frente con delicadeza y tomando mi rostro con sus manos calmando mi ansiedad.
_Confía en mí, todo saldrá bien _ladeo la cabeza con duda, pero al final esbozo una media sonrisa. El miedo nos frena, a veces crece como una gran muralla y se posiciona frente a nosotros para dejarnos sin salida. Es nuestra decisión quedarnos o escalarla. Y para ser sincera, no sé si esto es quedarse para dejar que el miedo me aplaste o escalar en busca de una salida. No tengo ni idea si avanzo a la luz o me adentro más en la oscuridad. _ Los chicos y yo saldremos por unas horas. Nem estará pronto contigo y algunos guardias estarán fuera cuidando. Gulia, no puede despertar hasta que regresemos.
_No tarden, por favor.
_Estaremos aquí antes de que pestañees.
El tiempo transcurre lentamente mientras muerdo mis uñas y tras cada cinco minutos pego la oreja derecha en la puerta de madera color blanco para ver si hay señal de que la chica rubia ha despertado. Mi corazón late deprisa, casi al mismo ritmo del andar de mis pasos de un lado a otro por toda la habitación. A veces asomo la cabeza por el ventanal para ver si de casualidad les veo llegar. Sin embargo, solo se escucha el sonio de los pájaros y el tintineo de mis dedos golpeando la madera del alfeizar.
Suelto un suspiro cuando miro el reloj y han pasado unas cuantas horas, algunos chicos han entrado a comprobar si la rubia ha despertado o no, al parecer lo que sea que le dieron la dejó más dormida que a Aurora. Ningún beso podrá liberarla del hechizo.
Echo un vistazo por última vez a el portón de la entrada antes de decidir entrar para distraerme con una buena película, pero antes de poder dar un paso hacia atrás, el sonido de un auto a toda velocidad me hace avanzar. El corazón se me dispara cuando Jake saca la cabeza por el auto y entre gritos pide que abran el portón. Los de la portería acatan sus órdenes y yo cierro los ojos al imaginar el auto chocando con la reja color negro, por el contario, no ocurre. Pues puedo sentir el auto derrapando y el chillido de las gomas contra el suelo. Tapo mis oídos <<algo no anda bien>> de espalda al ventanal suspiro para controlar mi agitada respiración, cuento, uno, dos, tres. Gritos, más autos, me hago pequeña en el suelo al sentir casi en mis oídos unos disparos <<Jake, Nem, Chad>> Recuerdos de una escena parecida en el depa de Jake vienen a mi mente, pasan como tráiler de película por mi cabeza provocando que el miedo se haga presente y en su compañía el temblor y las lágrimas. Otra vez no. Me abrigo contra mis piernas en una esquina de la habitación, no puedo moverme, siento como mis manos y pies se endurecen. La cabeza me da vueltas sin control al igual que mi respiración intentando buscar un espacio para poder atrapar un poco de aire.
La habitación me parece más oscura ahora que la veo con el temor en la sangre, afectando cada parte de mí, cada órgano.
Si antes tenía duda, ya están aclaradas, siempre estuve caminado hacia la oscuridad, nunca salí a luz, solo me coloqué bajo un foco y fingí que el sol había salido. Fue muy temprano para pensar en un final feliz <<Los finales felices no existen Maia, baja de esa nube>>. Eso dijo mi padre, y me parece que va a tener razón. Al menos para mí no existen. Aun asi me consuela saber que tengo algo por lo que luchar, mi bebe.
La esperanza vuelve a mí, como rayo de luz, como si el sol se hubiese colado en la habitación, entra Nem por la puerta y tira de mi hacia fuera. Todo pasa tan deprisa que no logro enfocar la situación, y mucho menos como hemos llegado a un túnel. Solo recuerdo haber pasado por la cocina y ver cómo Némesis movía un estante de la dispensa.
Corre conmigo tomada de la mano, descalza y con una peluca rubia despeinada, lleva un arma en la mano y puedo sentir que solloza.
Me detengo obligándola a hacerlo conmigo cuando un arrebatador dolor de vientre me azota. Tambaleo de un lado a otro, ella me sostiene y caemos al suelo lleno de polvo. Las farolas redondas del túnel parecen caminar, no, correr y dar vueltas a mi alrededor. Sus manos me sacuden por los hombros y grita cosas que no logro entender. La miro, luego mis piernas dobladas en el suelo, manchadas de sangre de un rojo intenso que tomo en mis manos y acerco a mis ojos. El corazón se me detiene por una milésima de segundo, se rompe. Puedo escucharlo hacerse añicos y astillar mis pulmones porque me quedo sin oxígeno <<No, no, no>> Niego sin dejar de ver mi mano. Me pongo de pie con rapidez buscando el sitio exacto de donde proviene la sangre. El borde interior de mis muslos esta cubierto del pegajoso liquido con olor metálico.
_Nem _murmullo bajo el temblor de mi cuerpo, que ahora duele mucho más. Se supone que tenía que protegerlo. _No he podido.
Sin poder controlarlo rompo en llanto.
_Maia _Nem me sostiene con nervios al notar que la sangre continúa saliendo y con ella otro fuerte dolor que me obliga a arrodillarme.
Chillo. La sangre recorre caliente y grumosa mis muslos, todo dentro de mi tira hacia fuera como si se quisieran desprender mis órganos. Es como un dolor de ovarios multiplicado por mil y sumándole que el alma te duele aún más. Continuo viendo la sangre bajo mis pies.
Ya nunca podré ver sus manitas, ni pies. No sabré el color de sus ojos o si era niña o niño. No podre tomarlo en mis manos. Ni cantarle canciones. Mi bebé no podrá llamarme mamá. Solo sé que acaban de matarme. Que ya Maia a dejado de existir. Que no soy.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top