Capítulo 3

Maia

La Luz brillante del sol indicando que la mañana a llegado molesta mis ojos cuando intento adaptarlos a la claridad. Bostezo, si mi madre me viera me deshereda.  <<Quién me mandó a beber alcohol>>

—Auchh, mi cabeza —me quejo incorporándome en la inmensa y suave cama. Logro abrir mis ojos por completo asombrada por la enorme habitación en la que me encuentro.

El frío eriza mi piel cuando la sábana desciende por mi pecho y me hallo a mi misma desnuda encima de una cama que no conozco. —¡Ahhhhh! —me pongo de pie envolviendo mi cuerpo en una sábana notando que hay en ella una pequeña mancha de sangre ¡Oh no! Mis ojos pican por las lágrimas queriendo salir de ellos. —Daria, Tommy ¿Donde están?

Comienzo a hiperventilar y mi corazón a latir tan fuerte que parece salirse de mi caja torácica. <<Piensa, piensa Maia>>
Respiro profundo y cuento hasta diez internamente.  Miro hacia todas partes de la habitación buscando mi ropa, la cual obtengo doblada a una esquina de la cama. Calculo la distancia entre la puerta el baño y la puerta de salida de la habitación para ver cual está más cerca y así protegerme. Una vez echo esto corro a cerrar la puerta de la habitación por si acaso hay alguien fuera. No se que pasó anoche, y necesito tiempo para recordar <<Vamos Maia, tienes que hacerlo>>.

Me siento al borde de la cama intentando calmar mis sentidos ¿Qué has echo? <<Venga Evans recuérdalo>>. Estaba en la disco, bebí tequila, creo que otras coloridas bebidas y bailé, bailé mucho, se acabó mi trago y fui por más a la barra. Allí ¿Qué hice allí? Si, había un chico, cabello castaño, ojos oscuros ¡Me llamó enana! Y le besé ¿¡Le besé!? Besé a alguien que no se su nombre, a un desconocido que no volveré a ver nunca...nunca.

—¡Buenos días Enana! —una animada voz emerge del baño. Nunca, nunca ha aparecido. El chico, el chico con el que ¿Qué hice anoche? Lo miro, a la cama y viceversa. Entonces mi cabeza se llena de pequeñas escenas que pasan como diapositiva por mi cabeza, tuve mi primera vez con él, y me gustó, mucho. Jake, su nombres...  es Jake.

Mi corazón se agita cuando desciendo mi vista por su cuerpo mojado solo cubierto por una toalla blanca. Su cabello está igual de húmedo, pegado a su frente provocando que pequeñas gotas de agua caigan mojando el suelo <<en que momento comenzó todo ir tan lento>> sacudo la cabeza cuando una sonrisa se dibuja en su rostro provocando que mi corazón se acelere. 

Me pongo de pie y tras tomar mi ropa hago un ademán por pasar al baño sin decirle una palabra, pero su mano tira tan fuerte de mi haciendo chocar nuestros cuerpos. El contacto provoca que tiemble bajo el. Trago saliva nerviosa cuando sus ojos confundidos buscan las respuestas en los míos. —¿Estás huyendo de mi? Después de la increíble noche que tuvimos —aferro mis manos a la sábana que cubre mi cuerpo cuando sus ojos me recorren con una malévola sonrisa. Siento mis mejillas arder por el calor que causan sus palabras.

-No, no recuerdo... —balbuceo y la sonrisa se esfuma de su rostro.

—¿Qué? —junta más nuestros cuerpos, no creía que fuera posible cuando estamos tan pegados.

Parpadeo nerviosa y vuelvo a tragar saliva. Su mirada causa miedo. Es como estar mirando un abismo sabiendo que caerás tan profundamente, sin poder recuperarte. Segundos después suelta mi brazo dejándome a solo unos pasos del baño al que corro sin dudarlo.

Una vez dentro paso el seguro. Necesito una ducha. Y salir de aquí.

  La sábana cae de mi cuerpo quedándome expuesta frente al espejo. Observo una rojiza casi morada marca cerca de mis senos por la cual paso la yema de mis dedos enviándome de regreso a la escena del suceso en mi memoria.

Mi corazón da un vuelvo ¿Qué has echo? Quiero tirar de mi cabellos pero no lo hago no puedo perder tiempo lamentándome, debo de ducharme.

Los recuerdos de anoche no se irán tan fácil, este chico no se borrara tan rápido de mi piel, aunque me duche su olor seguirá estando en cada poro. Ayer sin medirme me entregué a él, no lo pensé dos veces y fui suya.

Quería que mi primera fuera diferente, mágica, pero estaba borracha. Cada vez que una escena se instala en mi cabeza y se repite una y otra vez mi cuerpo entra en calor ¿Esa era yo? Al menos en mis recuerdos parezco haberlo disfrutado.

Cierro la ducha para secarme cuando unos golpes provenientes del otro lado contra la puerta me hacen pegar un brinco del susto. —¡Eyyy Rubia, abre esa puerta ahora! —¿ahora que hago? Rápidamente seco mi cuerpo y me coloco la ropa. Mi corazón bombea demasiado rápido —¡he dicho que abras la jodida puerta!

—¡No abriré! —grito desde el interior. Esta loco.

—¿Que salgas de una vez?! —gruñe mientras golpea la puerta haciendo que retroceda.

—¡¿Cómo quieres que salga?! ¡Pareces loco! ¡No saldré de aquí! —sentencio.

— Lo siento... Solo quiero hablar ¿puedes salir por favor? —habla más calmado. —no te haré daño.

—¿Qué me garantiza que cuando salga allí, no me cortarás la garganta? — mi pregunta lo hace reír.— ¿Qué te causa gracia? —protesto.

—Que has visto muchas películas... solo quiero que hablemos —quito el seguro y giro la manivela de la puerta para salir. Una vez abierta lo primero que veo es a Jake apoyado en la pared de enfrente, ya vestido con unos pantalones negros y camisetas blanca, pero aún descalzo.

Cierro la puerta sin quitar mis ojos de él hasta apoyarme en ella.

—¿Qué edad tienes? —pregunta ladeando su cabeza en dirección a la cama. Ya se ha dado cuenta que era virgen. Muerdo mis labios para contener la vergüenza y no salir corriendo.

—Estaba muy borracha. No sabía lo que hacía. Lo siento.

—¿Qué edad tienes? —vuelve
hacer la misma pregunta.

—Mmm...

—Se cuando las personas mienten, de nada vale que no lo hagas.

—18 —respondo. Su entrecejo de frunce.

—Eso lo explica todo —dice a regañadientes poniéndose en marcha, pero lo alcanzo a escuchar.

—¿Qué explica? —pregunto persiguiéndolo a la cocina. Es tan alto o mi 1.55 cm son demasiado poco.

—No creo que quieras escucharlo —se detiene frente al refri sacando de el una botella de agua. Cuando lo hace la bebe con avidez y pasa sus ojos a mis cuerpo. Me tenso y una sonrisa aparece en su rostro —¿Cómo te llamas? —pregunta.

—Yo ya me iba —camino con rapidez cruzando el umbral de la puerta de la cocina hasta pasar a la habitación donde tomo mis zapatos de tacón para irme. Pero es más rápido y obstaculiza mi paso a la puerta principal. 

—No tan rápido. De aquí no te irás sin decirme tu nombre —demanda inclinándose hacia delante.

—Escucha, no se quien eres, y tampoco tengo la obligación de decirte como me nombraron mis padres. Así que salte de mi camino o gritaré y pondré este hotel patas arriba. Jake —decreto empujándolo a un lado para poder salir.

—maldita niñata —murmura cuando ya estoy fuera.

—¡Te he escuchado! —grito desde el elevador.

—¡Estupendo!

—¡Hasta nunca Jake!

—¡Espero no volver a verte en mi vida! —es lo último que escucho antes de que las puertas de este se cierren. ¿Cómo si yo quisiera volverle a ver? ¡mamarracho!

Dentro del elevador termino de ponerme los tacones y ajustar mi vestido y cabello en el espejo

¿Donde estarán mis desgraciados amigos? Debo de encontrarlos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top