Capítulo 27


Maia

Es de noche, miro al cielo desde el balcón de mi habitación. No hay ni una estrella en el y eso me entristece. Porque este es un sitio hermoso, dónde puedes sentir a través del viento el ligero olor a costa. Me encanta el mar, si fuese por mi hubiese salido de New York hace muchísimo tiempo.

El ajetreo de la ciudad muchas veces es insoportable y mucho más para las personas que como yo, buscan la tranquilidad y a veces la soledad. No es que sea agradable estar solo, pero soy un ser humano que por momentos necesita estarlo, conmigo misma, solo yo y mi mente.

Siento la puerta de la habitación abrirse, doy un ligero respingo, pero me calmo al ver el cuerpo de Jake emerger de la oscuridad.

Es tan guapo, y más aún bajo aquel deportivo gris. Sin camiseta, recién bañado, pues su cabello se nota húmedo.  Lo escaneo con mis ojos, cada parte de su ser, como una sabía científica en busca de una bacteria. Puede que nuestro segundo encuentro, que el motivo por el que estemos así vaya más allá del embarazo; no sea agradable, sin embargo, cuando se acerca hay algo que me atrae a él como un jodido imán. Cómo la primera vez que le ví en aquella discoteca, cuando su sonrisa pícara y enigmática me hizo besarle sin medir las consecuencias.

Tengo que desviar la mirada cuando su sonrisa se ensancha.

—No tienes frío —Digo apartendo la mirada de su abdomen para ver nuevamente el paisaje.

—Estamos a 26 grados.

—Ya, pero...

—¿Te molesta verme así? ¿No te gusta? —Se coloca a mi lado, susurrando las anteriores palabras cerca de mi oído.

—¿Qué me tiene que gustar? —sonríe ante mi pregunta.

—Yo —y yo me sorprendo ante su respuesta.

—No... No sé que decir —se coloca delante de mi, acorralando mi cuerpo entre el suyo y el balcón de piedras. Mi corazón comienza a bombear con demasiada fuerza. Creo que voy a morir de una taquicardia. Desvío mi ojos a sus labios. Necesito probarlos. Otra vez.

Su mano recorre el camino por detrás de mi oreja acariciando mi cabello saliente de la cola de caballo. Su tacto calienta mi cuerpo y no puede evitar rememorar aquella noche en el hotel. Solo una vez y se quedó en mi piel como un tatuaje. Y en mi mente como esa escena memorable de mi serie favorita ¿Quién más es fanatica de Diario de un Vampiro? Haciendo incapié, mucho incapié en mí amor, y solo mío, Damon Salvatore.

—¿Puedo besarte? —susurra a escasos centímetros de mi piel. Sin llegar a tocarlos del todo. Cierro los ojos por la sensación y me obligo a tragar saliva. No puedo sonar demasiado necesitada. Aunque lo deseo, quiero que su tacto me queme.

—Jake... —casi gimo.

—Solo te pido un beso ¿Me lo darás? Yo te lo robaría, pero... No quiero salir lastimado nena .—Rio contra sus labios.

Y lo pienso, por un segundo quiero decirle que él no tiene que pedir permiso. Que puede besarme cuando lo desee, robarme todos los besos que le apetezcan, pero, no. Eso sería un suicidio a mi cuerpo.

—Juro que besarte es lo que más deseo en estos momentos, pero, besarte sería condenar a mi cuerpo a quedarme con las ganas de más. Y no puedo tener más. Eres muy sensible. Demasiado para mí gusto.

— ¿Por qué le quitas la magia a todo? —abre los ojos como platos. —iba tan bien. Ni siquiera había pensado en eso —. Señala mi panza.

—Lo vez. No podemos. Definitivamente no podemos. Tu no vas a solucionar ninguna de mis necesidades, no te quiero como esposo. Largo —lo empujo dentro de la habitación, para  que salga de esta por la puerta, dejando el balcón atrás.

Yo y mis cambios de humor. Esto es peor que la regla.

—Porque solo piensas en "eso" —nos señala.

—¡¿Eso? Eso se llama, sexo Jake. Sexo! —exclamo, pero luego rompo a carcajadas cuando noto que se sonroja.

—¡Cállate! Nos van a oir.

—Eres tan encantador
—pellizco sus mejillas.

—Ya deja de hacer eso —aparta mis manos de su rostro, pero lo continuo molestando hasta comenzar una guerra, con sus mejillas siendo las víctimas.

Dejo de escuchar el sonido de mi risa y sus quejas cuando en un movimiento me mueve bajo él y caemos en la cama. Mi respiración se corta por segundos.

Todo ahora parece más fácil. Sobretodo porque a mi mente llega una película que ví una vez, o novela, no recuerdo. Donde una chica es raptada para casarse con un rey. Ella estaba devastada y quería regresar a su casa, con su familia, sin embargo, la madre del joven rey dijo que eso era imposible, que jamás lograría salir de allí, que lo único que la liberaría del dolor, era el amor.

Y ahora todo tiene sentido, ahora que mi respiración va a la par de la suya, que mi corazón y el suyo van de la mano en una misma nota. Ahora que el gris se ha disipado un poco y ya no duele tanto saber que no lograré mi sueños. Porque mi sueño a cambiado, se ha reducido a seis letras: "Mi bebé".

No le dejo decir nada, no le dejo moverse, solo levanto un poco mi cabeza de la comodidad de la cama para juntar nuestros labios.
Hay besos que son electricidad, otros calma. Pero algunos vienen combinados, como este, que comenzó con una descarga eléctrica, revolucionado todo organismo, y ahora es como si esa carga eléctrica disminuyera y se concentrara en una secuencia fija, suave, sutil como una caricia.

El despega con delicadeza, con lentitud luego de unos largos segundos, sus labios de los míos. Lo hace porque su cuerpo a comenzado a reaccionar de esa forma que no soporta. Lo puedo sentir, su cuerpo contra el mío.

—Creo, que mejor... Mejor me voy a dormir —hace un ademán por ponerse de pie. Pero le detengo tomándolo por el brazo.

—Espera.

—No Maia, definitivamente es un no —protesta.

Me incorporo, aún con mi mano atada a la suya.

—Solo quiero que te quedes, a dormir —me observa confundido. Como si hubiese dicho algo prohibido.

—¿Estás segura? —asiento. <<Claro que lo estoy>>.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top