Capítulo 7. "El guardián y el Caído" (Parte dos)
Hariks seguía vigilando el lugar en la espera de que el guardián estuviese más que de buena forma para que juntos retornaran a su refugio temporal. Sif no le había dirigido la palabra en ningún momento después de un par de minutos de haberse reencontrado. Aún estaba reconsiderando el hecho de dejar que la espectro siguiera a donde fuera. Sabía que no podría protegerla de todos los peligros que amenazan a seres tan frágiles como lo era ella, incluso creía que era mejor que los guardianes tomaran su cuidado antes de que un tragedia diese lugar.
Una mano sujetó su brazo superior izquierdo.
—Eros me dijo que hay refuerzos Cabal en camino —anunció Kelso pasando a un lado suyo con una vara y su casco en la punta de esta —. El problema aquí es que tenemos a aquel francotirador cuidando nuestra salida.
El cazador extendió la vara fuera del lugar con lentitud. El casco fue derribado de un disparo hecho casi al mismo instante en que esa pieza de armadura había salido fuera de la cobertura.
—¿Qué sugieres?
Él permaneció en silencio. Usarse de escudo no era la mejor opción por el simple hecho de que apenas y resistiría un disparo; el siguiente sería una baja instantánea. Observó al fondo del lugar sólo para asegurarse de que Sif siguiera ahí, y así era, pero mostraba mucha atención por el techo.
—¿Sif? —inquirió sin dejarla de ver.
La espectro se giró al instante que escuchó que era llamada. Su ojo dorado se centró en él, decidiendo si aún seguir con la ley del hielo o no.
—Podríamos ponernos a su altura, eliminarlo y escapar antes de que los refuerzos lleguen —finalmente habló tornando su vista al cazador, dando a entender que se dirigía al mismo.
Kelso apretó los labios por una milésima de segundo en una expresión de aprobación. No era para nada un mal plan, sólo esperaba que el francotirador no cubriera todas las salidas posibles.
—Entre más rápido salgamos de este aprieto, mejor —afirmó caminando hasta Sif.
El Caído siguió observando a la espectro, misma que le explicaba más o menos al cazador como subir sin provocar el mínimo derrumbe; tal vez había sido duro con ella hace poco, ponerle su muerte como un peso de culpa pudo haberle afectado ya que, como sabía, él era lo único que la espectro conocía desde que fue creada. Entonces en ese rápido momento de reflexión, se alzó para ir al mismo punto que sus otros compañeros, y subir con gracia y agilidad por las paredes. Una vez en la cima volvió a dedicarle una mirada a la espectro, esta voló hasta su lugar y materializó sobre sus brazos un fusil lineal muy usado entre los suyos. Chequeó la munición y se posicionó para dar el tiro de suerte, apunto de disparar, transportes de los Cabal volaron sobre su cabeza.
—Haré lo que pueda para mantenerlos a raya —gritó el guardián desde su lugar.
Sif por un corto momento envió una afirmación hacia el cazado, seguido de retornar su vista al Eliksni.
—Usa el ruido para encubrir el disparo —susurró la espectro.
Hariks esperó pacientemente por el ruido, hasta lograr su cometido al disparar a la par que una detonación de granada, propiciada por el guardián allá abajo, voló en pedazos a más de un Cabal. Tan pronto lo logró, se levantó de su lugar y sujetó a Sif con uno de sus brazos para cubrirla. Se asomó en el hueco por el que había salido y contempló como el guardián daba pelea a bestias de guerra Cabal con un sólo cañón de mano y una excelente puntería.
—Recuerda que él puede ser el primero en jalar del gatillo en dado momento —dedicó nuevamente su compañera.
Hariks pensó una vez más, escuchando con más atención las advertencias dadas por su espectro, llegó a entender aún más su preocupación. Si su destino era ser un Kell, siempre habría guardián que intentaría asesinarlo para evitarlo.
El cazador comenzó a subir por las paredes hasta casi llegar a lo alto del edificio, sólo le hacía falta un salto casi imposible de lograr sin un poco de ayuda.
—Oye, una mano o dos no vendrían mal —indicó con una sonrisa ante su chiste de poca gracia.
El Caído apuntó su fusil directo al cazador, borrando así la sonrisa de Kelso. Cuando el disparo fue accionado, este no impactó en el guardián, si no en la bestia que casi lo alcanzaba detrás de él. Tras eso, extendió la mano para ayudarlo a subir. Con más prisa, ambos se ocuparon de bajar de los peligrosos techos de aquellos edificios y fijar su camino de regreso.
—Creí que me dejarías caer dramáticamente hacia esas cosas —habló Kelso, contando las balas en la recámara de su arma.
Hariks quedó en silencio. Sí que estuvo a punto de hacerlo.
—¿Qué te detuvo? —preguntó nuevamente el humano a su lado como si le hubiera leído la mente.
—Sólo un intercambio de favores —replicó dando la verdadera razón a pesar de que Sif le decía que hiciese otra cosa —. Me salvaste, y yo sólo pago mi deuda.
Kelso sonrió, no en modo de burla, si no en el modo de que siquiera él era capaz de aceptar lo que había hecho. Simplemente un sentido de tener que hacerlo lo impulsó a realizar tal locura a pesar de que su tiempo de vida finalmente estaba siendo contado.
—En mi gente existe un dicho; uno muy viejo —mencionó finalmente enfundando su cañón —. "El enemigo de mi enemigo, es mi amigo".
—"Amigo" es un título humano de lo más curioso...
—Y espontáneo —interrumpió Kelso para agregar algo más a su comentario —. Parece algo estúpido, pero cuando encuentras a alguien así confías ciegamente en esa persona.
Hariks tornó su vista en la espectro sobre su hombro. Así era como ella lo veía a él, confiando en que siempre estaría a su lado.
—¿Y que dicen los "amigos", cazador? —cuestionó volviendo su vista al frente.
Kelso permaneció en silencio, pensando sabiamente en su respuesta. Les había mentido a todos aquellos que consideraba cercanos para así alejarlos y él poder emprender su búsqueda sin problemas y oposiciones. Qué egoísta de su parte. Porque si hubiese podido hacer lo mismo con Eros, claro que ya habría sucedido hace mucho tiempo. Aunque había un ligero problema, un espectro no puede estar sin su guardián y viceversa.
—Supongo que han de pensar que no soy digno de tal renombre. Y lo entiendo, porque es cierto.
—Me es difícil afirmar o negar lo dicho de tus compañeros, porque en realidad eres impredecible.
El hombre asintió comprendiendo lo último dicho, tal vez se refería a que era inconsistente; le era difícil seguir la misma rutina por más de tres días, o mantenerse cerca de los demás. Era como si simplemente le gustara alejarse cuando más se encontrara integrado en un grupo.
—Por cierto, han sido buenos momentos desde que te secuestré y te mantuve en todo momento atado, y también después de haberte dejado en el lugar más incómodo de la nave; llevarte de un lugar a otro, haber hecho que te dispararan otros Caídos...
La lista pudo haber seguido si Sif no hubiese reaccionado tan alterada por algo que había sucedido días atrás.
—¡¿Cómo que le hiciste todo eso?!
De inmediato la espectro se lanzó hacia el cazador para tratar de reclamarle mientras su carcasa chocaba contra su cuerpo.
—¡Tranquila! —contestó Kelso rápidamente usando su mano como única barrera entre él y la espectro —. Lo que importa es que no murió.
El Caído rió con levedad, trayendo de vuelta a la espectro.
—Er Shar —dijo el Eliksni.
Kelso arqueó una ceja al escucharlo, recordándole a su compañero de cuatro brazos que no lo entendía.
—Bah —se negó Sif siguiendo con la marcha.
Eros decidió dejar de cubrirse bajo la misma capa que su cazador para indicar un próximo punto de aterrizaje para la nave que a duras a penas había sobrevivido el asedio a la Ciudad, después miró a su compañero evaluando su estado en general. Desde que la Luz les fue arrebatada, su guardián había pasado de ser una persona que podía estar bastante tiempo sin descansar, a una que prácticamente todo parecía fatigarlo. Y ese dato era uno que incluso Kelso ya conocía, pero se negaba a aceptar del todo. Tal vez como espectro debería de investigarlo y preparar un informe sobre los distintos efectos en cada guardián... y sí la Vanguardia aún sigue en pie para cuando todo acabase, ellos serían los primeros en recibirlo.
Cuando llegaron a una zona despejada entre Trostlandia, se prepararon para abordar la nave. Sólo una débil transmisión llegó a captar la atención de ambos espectros, pero no la suficiente como para crearles el deseo de investigar. O al menos en Eros. En unos cuantos segundos todos los usuarios ya se encontraban dentro de su transporte. Ahí mismo, Eros se ocupó de conducir de vuelta con la intención de que su guardián descansara aunque fuese un par de minutos para contrarrestar la fatiga. El único problema fue que este mejor tomó el control de la nave.
—Eros, contacta con Warlock si puedes. Hazle saber que ya estamos en camino.
El espectro hizo una especie de asentimiento, e hizo lo pedido.
—Oye, Caído, reconsidera eso de ser Kell —sugirió amistosamente —. No todos saben por todo lo que pasó tu gente, o siquiera lo llegarían a aceptar.
—Para que mi gente pueda recuperar su gloria de antaño, tenemos que estar unidos bajo un mismo estandarte —replicó Hariks completamente comprometido con su misión, la que en un tiempo le llegó a pertenecer a Skollas.
—Nunca está de más una advertencia —dijo de vuelta su compañero guardián.
Kelso puso en marcha los sistemas de sigilo y ataque. Con eso de que hasta los Cabal se apoderaron de los cielos, no ayudaba mucho. A los diez minutos que duraron volando, ya estaban cerca de su punto de partida. Sólo les tomó otros cinco minutos más en por fin arribar a su último destino.
El cazador fue el primero en tocar tierra, sintiendo una suave brisa acariciar su rostro al instante. Los francotiradores cubiertos entre la maleza apuntaron fijamente al guardián y su espectro, listos para efectuar el disparo perfecto. Únicamente en cuanto Hariks apareció en su campo visual, bajaron sus armas y los escoltaron a la formación peculiar de rocas levitantes donde también esperaban otros guardianes, impacientes.
Kelso los saludó en su regreso sin importarle que sólo un par haya respondido, y siguió su caminata al mismo lugar en el que su servidor usualmente se la pasaba.
—No es necesario que se queden. Nosotros seguiremos nuestro camino, y esperamos que ustedes también —habló Sif deteniendo la andada del cazador.
—Quiero tratar algo con tu compañero, espectro —dictó inclinando su cabeza para poder ver como Hariks recogía el viejo mapa —. Es importante, para ambos.
Hariks le dirigió la mirada.
—¿La hospitalidad no ha sido suficiente?
Kelso hizo a un lado a Sif y caminó lentamente hacia el ser de cuatro brazos.
—Fue más que perfecta; Caídos bien armados apuntando sus armas a nosotros, afilando su cuchillas añorando el momento de tomar nuestros espectros, uno que otro insulto sobre nuestros únicos dos brazos, y eso —comentó —. En fin, lo que quiero tratar es una especie de "tregua", antes de ser Kell y durante —miró de reojo a Sif, seguido de invocar a su espectro con sólo extender su mano —. Pero me gustaría que las lucecitas estuviesen fuera, ya saben, para mantener esto entre nosotros dos.
—Ni siquiera sabes si van a recuperar al Viajero, ¿cómo es que eres capaz de "pensar" a futuro? —alegó Sif detrás suyo.
El Caído alzó su mano para darle la orden a su espectro de no interrumpir, en ningún momento desviando su vista del guardián, no tan interesado, pero sí curioso de lo que el hombre tenía que decir. Posteriormente apuntó hacia afuera para conceder lo pedido por el guardián. Ambos espectros, dudosos de su acción, los dejaron solos.
El Caído emitió un sonido parecido al siseo de una serpiente que busca hacer saber su presencia.
—Y bien, ¿qué es lo que quieres tratar?
✒ ¡Hola!
Sólo escribo esto para agradecer a los que siguen este Fic. 👀
En fin, les dejo una captura de un amigo y yo en este Festival de las almas perdidas.
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