🍣 ፧ 𝘃𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝗱𝗼́𝘀 • ✦⁾
La tensión se sentía en el aire y todos sabían a qué se debía: quedaba solo una semana antes de que el festival se realizara.
Había muchos grupos que estaban nerviosos, otros que estaban muy confiados y otros que estaban emocionados. El grupo de Sunoo se encontraba en todas las categorías.
Los nueve chicos habían ensayado sin parar en cada tiempo libre que tenían, a veces juntos, a veces por separado, cuando podían y donde fuera. Creían que hasta podrían bailar la coreografía con los ojos cerrados y no equivocarse, todos ellos habían aprendido la canción y la coreografía a la perfección. Varios chicos en HYBE los habían felicitado y les habían deseado mucha suerte, lo cual puso felices a todos y les dio más motivamos para levantarse del piso y seguir.
Ninguno sabía que era lo que los empujaba, sabían que solo era un simple festival pero aún así querían que fuera perfecto. Jake, Jay y Sunoo porque era una canción escrita y producida por ellos, Jungwon, Soobin y Sunghoon porque habían dado lo mejor de sí para crear una coreografía perfecta. Heeseung, Yeonjun y Niki habían ayudado a todos a armonizar y habían practicado muy duro para que fuera perfecto. Todos habían dado lo mejor de sí para esto y se sentían muy orgullosos. No podían esperar a que el día del festival llegara.
Sunoo estaba especialmente nervioso, si bien todos lo halagaron cuando se enteraron que fue su idea realizar una canción con un mensaje profundo y varios chicos le habían dicho que hasta podía unirse a HYBE, aún así lo estaba. Y Sunghoon como siempre es su sostén, le aseguraba una y mil veces que la canción era excelente, que tuvo la mejor idea y que era el mejor. Sunoo nunca había sentido la necesidad de que alguien le dijera algo sobre sus letras pero cuando venía de Sunghoon, no le molestaba. Para Sunoo, su novio era demasiado bueno para ser real, a veces se preguntaba cómo había podido sobrevivir sin él.
Una suave risa se escuchó, cortando el silencio en el cual ambos se habían sumergido hace rato, Sunoo enfocó la vista y vio a Sunghoon mirándolo, curioso.
—¿Alguna razón especial por la cuál me estás mirando fijo?
Sunoo pestañeó repetidamente sin embargo no contestó, ni tampoco dejó de mirarlo. Al principio simplemente quería ver a de reojo al mayor, después se quedó mirándolo sin motivo alguno, solo apreciaba lo lindo que era y ya.
Sunghoon aprovechó la oportunidad y depositó un beso rápido en los labios del menor, quien se sobresaltó un poco ante la repentina acción, ruborizándose de paso.
—¿A qué viene eso? —preguntó en un susurró.
—Solo quería hacerlo —sonrió divertido ante el rostro ruborizado del menor y volvió su vista al cielo.
Ambos encontraron el ambiente escolar un poco agobiante, así que decidieron que subir a escondidas al techo del colegio para comer ahí parecía una mejor idea, y lo fue. El día estaba precioso y el viento que soplaba era cálido. Sunoo podría arrodillarse y agradecerle al sol por brillar tan intensamente sobre la piel del mayor, Sunghoon parecía brillar bajo esta y a él le encantaba.
—¿Me dirás por qué me mirabas? —preguntó, sin despegar la vista del cielo.
Sunoo meditó si valía la pena decirle cualquier cosa o si debería decirle la razón, lo cual le tomó poco, porque sabía de sobre mano que podía decirle a Sunghoon lo que él quisiera y eso estaría bien para el mayor.
—Me preguntaba cómo hacía para vivir sin ti.
Sunghoon espero cualquier cosa menos eso. Rápidamente volteó a ver al menor, quien movía sus pies a un tierno ritmo y jugaba con sus manos, con sus ojos clavados en estas. Al menos le alegraba saber que a veces ambos se preguntaban las mismas cosas.
—Veo que tenemos la misma pregunta en la mente.. —soltó sonriente, ganándose la mirada sorprendida del menor—. Me preguntó cómo hacía el Sunghoon de antes sin un Sunoo, seguro estaba muy solo y triste, siempre mirándolo de lejos sin hacer nada.
Sunoo sonrió, otra cosa que amaba de Sunghoon era que de algún modo, siempre congeniaban en algo, en cualquier cosa que fuera.
—El Sunghoon de antes no se veía tan solo y triste —bromeó, mientras se acomodaba y apoyaba la cabeza en el hombro del mayor.
—El Sunghoon de antes era un buen actor —rió.
Y Sunoo no lo sabía, pero Sunghoon siempre tenía su mirada en él. Cuando Sunoo se encontraba distraído, mirando a cualquier lado o hablando con sus amigos, Sunghoon siempre se tomaba el tiempo de observarlo. Le había gustado Sunoo desde hace mucho tiempo y salir con él después de tanto, lo hacía sentir muy feliz.
Ambos chicos siempre se observaban desde lejos, y ninguno jamás lo había notado.
—¿Vendrás a casa para ensayar la coreografía?
—Lo dices como si tuviera opción —el timbre que indicaba el final del descanso sonó, Sunoo se estiró antes de levantarse y después miró al mayor—. Ya hasta me siento mal por estar todo el día en tu casa.
Sunghoon se levantó también y se encogió de hombros—. No me molesta que estés ahí y mis padres aman que estés en casa —su sonrisa fue desapareciendo de a poco, siendo reemplazada por un pequeño puchero—. Si no te sientes cómodo en casa..
—No es eso tonto —lo cortó rápido, sabía que Sunghoon se ponía inseguro con ciertas cosas a veces—. Solo no quiero molestarlos.
—Tú jamás podrías molestarme.
Sunoo sonrió de oreja a oreja y se abrazó a Sunghoon, quien lo recibió encantado. Últimamente el menor había notado que no había un lugar más seguro para él que los brazos del mayor. Sunghoon se había convertido en su nuevo hogar y no quería perderlo jamás.
—Sabes, no me molestaría quedarme todo el día aquí, pero aún tenemos que ir a clases.
Sunoo resopló pero asintió, después de separarse tomó la mano del mayor y caminaron juntos hacía sus salones.
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—Ya te dije que buscaré algo de ropa y volveré.. si, sé que puedo usar tu ropa pero no puedo usarla siemp.. eso no lo decides tú —suspiró mientras caminaba hacía la puerta de su casa.
A pesar de que Sunoo amaba usar la ropa de Sunghoon, creía que no podía estar usándola para siempre y que si iba a quedarse tanto tiempo en la casa del chico, al menos debía tener la decencia de tener algo de ropa suya.
Un ruido proveniente del interior de su casa lo hizo parar en seco, el cual fue acompañado de varias voces, una la cual pudo identificar como la de su padre. ¿Qué hacía su padre en casa? Él jamás estaba ahí. Sin hacer mucho ruido, rodeó la casa y se dirigió hacía la ventana que se encontraba situada en la cocina. Se asomó un poco, y lo que vio lo dejó sin palabras. Era su padre, con una mujer que no conocía y un niño pequeño sentado junto a esta en la mesa de la cocina, la mujer le hablaba sonriente mientras tomaba la mano de padre.
"¿Quién demonios son estas personas?"
—¿Estás seguro que no habrá problema? —escuchó decir a la mujer—. ¿Tu otro hijo no se enojará?
Sunoo frunció el ceño, ¿de qué estaban hablando?
—No creo que tenga problema, de todos modos jamás estará aquí —le restó importancia su padre, apenas habían sido unas dos semanas y se atrevía a decir eso, Sunoo sentía su sangre hervir—. Puedes mudarte cuando quieras cariño.
El mundo de Sunoo se detuvo mientras trataba de progresar todo, aparentemente todo ese tiempo que su padre había estado ausente, se había encontrado una nueva pareja y ahora le estaba trayendo a vivir a su casa, a la casa de madre. Sintió como sus ojos se llenaron de lágrimas al instante y caminó poseído hacía la puerta. Tomaría toda su ropa y se iría de ahí cuanto antes, no quería ver a ese hombre al que una vez llamó padre.
Abrió la puerta, la cual se estampó contra la pared por la fuerza utilizada, y sin sacarse las zapatillas se dirigió a su habitación, ignorando el "¿Sunoo?" de su padre. Entró a su habitación y cerró la puerta con traba, después se dirigió a su armario y comenzó a sacar toda su ropa. La verdad es que no tenía mucha ropa ni muchas pertenencias, así que no fue difícil que quepan en el bolso que tenía guardado, es más, todo entró a la perfección, hasta sus equipos de música.
—Sunoo, hijo, por favor abre la puerta.
Lo ignoró, era lo mejor que podía hacer, no quería hablar con él en esos momentos, no quería, no podía..
—Por favor déjame explicarte…
Una vez cerrado su bolso y después de revisar su habitación, buscando no olvidar nada, se colgó el bolso al hombro y se dirigió a la puerta. Pasó de largo, como pudo, de su padre y bajó rápidamente la escalera. Pretendió como pudo que no vio a la mujer en la cocina mirándolo culpable, e ignorando los gritos de su padre llamándolo, salió de la casa dando un portazo.
Normalmente se dirigiría hacía la casa de Sunghoon, pero quería estar solo en esos momentos. Por eso, corrió hacía el parque que estaba cerca de su casa y se sentó en la banca más cercana que encontró, una vez ahí, las lágrimas volvieron a salir. La gente que pasaba lo miraba, pero a él ya no le importaba.
Siendo honesto consigo mismo, la idea de su padre buscándose a alguien más no le molestaba, por dios, hasta lo alegraba en cierto punto, le dolía que lo haya dejado tantos años solos cuando más lo necesitaba, ¿tenía que dejar a su único hijo para poder buscarse otra familia? Ni siquiera se había molestado en presentarlos, al parecer esa mujer sabía algo sobre él pero él no sabía nada de ella y eso lo molestaba. No quería volver más a esa casa, ya ni siquiera podía llamarla su casa. Suponía que su único hogar ahora se encontraba con Sunghoon.
Sunghoon…
¿Debería decirle? Sabía que Sunghoon le rogaría para quedarse en su casa y él no quería abusar de ello, no podía abusar de su novio así, tampoco quería molestar a sus amigos, ¿qué podía hacer?
—Oh, eres tú otra vez.
Sunoo levantó la mirada y se encontró con la persona que lo había ayudado en el bus aquella vez que casi se desmaya.
—Ah, es usted…
El chico le sonrió y se sentó a su lado, dejando su maletín a un lado.
—Espero que no te moleste que te pregunte pero, ¿te encuentras bien?
Sunoo pensó si valía la pena contarle a un extraño la historia de su vida, sin embargo quería descargarse con quien fuera y la persona frente a él parecía dispuesto a escucharlo, así que le contó. Lo contó todo y con detalles, de su madre, de su padre y de lo que había visto hoy, le contó cómo se sentía al respecto y el chico lo escuchó atentamente sin interrumpir. Una vez terminó, él decidió hablar.
—Tienes todo el derecho de sentirte así, ¿sabes? —le dijo mientras colocaba una mano en su hombro—. Necesitas tiempo para analizar toda la situación y eso está bien, aunque deberías resolver dónde quedarte, dijiste que no querías molestar a tu novio ni a tus amigos, y no creo que un chico de secundaria tenga algo de dinero guardado para pagar una renta, ¿verdad?
—Supongo que no —rió un poco, la verdad es que no sabía qué hacer.
— Bueno déjame presentarme, soy Kim Heechul, trabajo en Choi & Kim CO. pero también tengo un pequeño café cerca de aquí y estoy buscando empleados, arriba del local tienes apartamentos que puedes alquilar, claro si es que te interesa —le dijo sonriente el extraño.
—¿E-eso estaría bien? —la verdad es que el chico parecía ser una buena persona y lo había demostrado.
—Lo necesitas y ambos ganamos en esta situación, ¿no crees? —se levantó sonriente y lo miró—. Puedes quedarte por hoy si quieres, está por oscurecer.
—De acuerdo, iré.
La sonrisa de Heechul se extendió e iluminó su cara, tomó el bolso de Sunoo y se lo colgó en el hombro—. Bien, entonces vamos.
Sunoo asintió y lo siguió en silencio, unas cuatro cuadras después llegaron a un local cerrado, el cual Heechul abrió para dejarlo pasar y lo guió escaleras arriba, hacía uno de los apartamentos.
—Te quedarías aquí, es bastante grande y puedes hacer lo que quieras, decorarlo como quieras y todo eso, mañana podemos arreglar tu horario de trabajo si quieres, por ahora descansa.
—Muchas gracias… —antes de seguir, una repentina duda lo invadió—. ¿Cuántos años tienes?
La verdad es que Heechul no parecía pasar los 20.
—Oh, ¿yo? —dijo juguetón mientras se dirigía a la puerta—. Yo tengo 36, así que puedes decirme hyung.
El hombro se fue, dejando a Sunoo con la boca abierta, realmente no lo parecía.
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—Prometo que te contaré todo mañana Sunghoon, lo siento.
En esos momentos extrañaba a Sunghoon, pero necesitaba acomodar todas sus cosas en su nueva habitación. Heechul había aparecido una hora después para darle comida, diciéndole que era un regalo de bienvenida.
—"Nada malo pasó, ¿verdad?" —sonrió al escuchar la voz preocupada de su novio al otro lado.
—No.. no es eso, no te preocupes, mañana te diré, por ahora estoy cansado, nos vamos mañana, ¿si?
Después de despedirse, dejó el teléfono a un lado y se tiró en la cama.
Tal vez tener un lugar para vivir para sí mismo no iba a estar tan mal después de todo.
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