• Tarjeta •
Día 5: Cumpleaños
—💙❤—
Desde que tenían memoria, siempre pasaron sus cumpleaños juntos.
Y es un tanto curioso, así como la enorme casualidad del hecho de que Ryan y Min-Gi nacieran el mismo día, mes y año respectivamente. Era como si el destino los hizo para que fueran hechos el uno para el otro.
Uno de las cosas que recordaban de sus cumpleaños, y sobre todo cuando eran niños, era que Min dibujaba las tarjetas de cumpleaños para dárselas a Ryan. En vez de comprar las ya hechas, siempre las hacía. Por más sencillas que podrían parecer, ya fueran tocando sus pequeños instrumentos o un dibujo de cualquier cosa que pensará que fuera genial para su amigo.
También estaban las reuniones entre sus respectivas familias, festejando los cumpleaños de los dos cada año a tal punto de volverse una tradición. O al menos hasta que con el pasar de los años esas reuniones se hicieron poco a poco menos frecuentes cuando los chicos llegaron a la pubertad y cada familia lo festejará por su parte, pero eso no detuvo al par a que siguieran reuniéndose e intercambiar porciones de pastel de cada uno y por supuesto también de regalos.
No fue hasta que llegaron a cumplir dieciocho años, y era la primera vez que no estaban juntos para celebrarlo.
Ryan tuvo el cumpleaños más aburrido de su vida, estando sólo en alguna parte de la carretera y quedándose en su camioneta mientras lo único que tenía para celebrar de que ya tenía edad considerable de ser un adulto fue una botella de cerveza.
Por otro lado, Min-Gi no estaba tan solo como la paso Ryan pero de por sí lo que recibió aparte de un pastel que le había hecho su madre, y por supuesto la paso algo aburrido pese a la compañía de su familia quienes lo notaron no muy feliz ese día.
Poco después de que salieran de ese tren, al darse cuenta que su cumpleaños número diecinueve ya había pasado, en ese entonces se encontraban desaparecidos según sus familias.
Así como los años pasaban y las cosas cambian a su curso, ellos se las arreglaban de mantener ciertas cosas que podrían seguir haciendo.
Los siguientes meses que pasaron hasta que llegaron a su cumpleaños número veinte. Desde luego, más diferente ya no podría ser en ese momento ahora que no se encontraban con sus familias.
Consiguieron una nueva camioneta con el dinero que Min-Gi tenía de sus pagos para la universidad donde podrían hacer su propio viaje a los alrededores de Canadá, y algunas regiones del norte de Estados Unidos tocando de un lugar a otro.
Desde entonces, solo eran ellos dos.
Se tomaron el día para descansar de su viaje en una estación de servicio. Con una cafetería y una tienda donde había por suerte artículos de regalos
Estaban mucho más enfocados en su viaje que no hubo tiempo para darse un momento de conseguir regalos hasta que se detuvieron en ese lugar, y darse un momento para ver que regalos darle a cada quien.
El primero en pasar fue Min, aprovechando que Ryan se quedó para cargar la gasolina y preparar el interior de la camioneta de paso. Veía las tarjetas de cumpleaños que la empleada de turno le mostraba, y no se sentía tan convencido.
Nunca le gusto esas tarjetas compradas, ni siquiera de niño.
A veces le gustaría volver a esos tiempos donde él le hacia las tarjetas de cumpleaños, con una hoja y lápices de colores, y todo ello haciendo un dibujo seguido de un mensaje con tal de que le gustará a Ryan.
Ya se encontraba muy grande para esas cosas, pero no quería irse con las manos vacías. Tal vez compraría algo genérico como una camiseta de recuerdo, o una de esos llaveros con su nombre en ella.
Claro, hay más chances de encontrar algún llavero con el nombre de Ryan que uno con el nombre de Min-Gi en este lado del mundo. Diablos, no va a darle eso.
—Señor. —le habló la empleada. —Hay otras personas que esperan ser atendidas.
Min volteo a sus espaldas viendo la fila que se había formado que contaba cerca de díez personas incluido familias con niños, algunos que otros con rostros mostrando poca paciencia.
—Lo siento. —se disculpó. —Ya estoy viendo que regalarle a mi amigo.
No le gusta referirse a Ryan como su amigo públicamente, y más por el hecho que ya estaba teniendo algo más con él, pero luego de un rato entre tantas vueltas sobre que darle de su parte, ya lo tenía decidido.
...
—Ryan, ¿Ya puedo pasar? —Min golpeó la puerta trasera un par de veces, se aparto una vez fue abierta.
—Lo siento, estaba haciendo un poco de espacio. —estrecho su mano para ayudarlo a subir.
Una vez dentro, Min-Gi se sentó junto a un Ryan cansado.
—Yo estaba por —los dos hablaron al mismo tiempo y justo con las mismas palabras. —Es que... —soltaron unas risas.
Guardaron un breve silencio, hasta que Min fue el primero en hablar.
—Está bien, sé que esto no es nada, pero yo —empezó a meter una de sus manos en el bolsillo de su chaqueta azul grisacea hasta sacar algo de allí.— pensé que desde que nos perdimos nuestros cumpleaños como dos años seguidos. Bueno, el último nos lo perdimos estando en el tren. Y a lo que voy... te conseguí una tarjeta.
Entrega la tarjeta doblada, Ryan lo abré completo hasta sentir que queria llorar de la alegría. Era un dibujo de Kez escuchando felizmente a Chicken Choice Judy en una radio y sosteniendo un boleto para Nueva York al concierto de su banda.
Esa emoción fue inevitable hasta que se acerco a darle un abrazo.
—Min, yo... no se que decir. —comenzó a llorar de alegría.
Las mejillas de Min se tornaron rojizas ante esa reacción, a diferencia de otras ocasiones ya no tenía verguenza de mostrarse así en frente suyo.
—No sabia que darte, y recorde que siempre en nuestros cumpleaños te hacia esas tarjetas para tí.
—Oh, espera. —se separo por un momento, al rato de sacarse en un instante sus lentes para secarse de sus lágrimas, se dió media vuelta. De paso le entrega una caja roja. —Ahora es mi turno de darte tu regalo.
El pelinegro observó la caja, que era una de zapatos de hecho. Supuso que Ryan le tenía un regalo mucho más elaborado, y la abrió hasta sentirse sorprendido de lo que veía.
—Ryan, yo... no puedo creer que estas son...
—Si, antes de que partieramos y aprovechando cuando pase por mi casa. Recorde que aún las tenía.
Eran cada una de las tarjetas que Min hizo cada año para Ryan desde que eran niños, seguían bien conversadas a pesar de los años y era un milagro que no estaban rotas o pérdidas. Ahora era él quien quería llorar de la emoción, el verlas sintió como lo retrotrajó a donde eran niños cuando pasaban sus cumpleaños juntos.
Así como había conservado esa camiseta de Chicken Choice Judy, también lo hizo con esas tarjetas.
En uno de esos recuerdos, Ryan habia jurado conservar cada una de esas tarjetas que Min le daba, ya que eran la parte favorita de sus regalos. Y esa promesa seguía perdurando más que nunca.
Para algo tan sencillo como unas tarjetas hechas a mano, valían mucho más de lo que se uno se podría imaginar.
Quizas no tuvieron la suficiente compañia de otras personas para pasarla en su día especial, pero eso no fue lo de menos. Estaban juntos y eso es lo que importa.
...
Casi al anochecer, fueron a una cabina telefónica a llamar a sus respectivas familias. No había nadie cerca y su alrededor estaba casi a oscuras como para que se tomarán de la mano, acompañado de una sonrisa de par en par.
Min-Gi fue el primero en llamar a sus padres, al ser quien los llama eventualmente para asegurarse que estaba bien. No había sido fácil para él en decirles sobre que no quería ir a la universidad, y que se iría con Ryan a retomar su sueño de ser músico. Pesé a las dudas y cuestiones que daban sobre si realmente estaba seguro de su decisión, comprendieron y respetaron dicha decisión.
Luego fue el turno de Ryan, sus llamadas fueron un poco más cortas en comparación. La primera a sus padres y otra que hizo a sus hermanas mayores, y ellas no tardaron a molestar de una forma muy divertida a su hermano con todo el asunto del "novio" que se encontraba teniendo con Min.
Algo que todavía era nuevo, pese a que casi nadie sabía de su relación.
—Son unas pesadas, está justo a mi lado y me averguenzan. —dijo a regañadientes, vió como Min-Gi se cubría la boca con una mano para no notar mucho que se estaba riendo. —Adios, no las llamaré hasta que sea navidad. ¡Y gracias por el saludo! —Ryan cortó la llamada. —¿Sabes? Fuiste más afortunado que yo al no tener hermanos.
—¿Qué dices? Tus hermanas hasta me llamaban para cargar los bolsos de sus compras cuando tu ya no podrías.
—Eso es otra cosa. —lo tomó con su otra mano y hubó un pequeño acercamiento que sentían la respiración del otro. —Cambiando de tema, este fue el mejor cumpleaños en mucho tiempo.
—No podía estar más de acuerdo contigo.
Antes de que volvieran a la camioneta, compartieron un dulce beso bajo la luz de la luna que era testigo de tal muestra de amor que se daban. Una vez que regresaron, abrieron de puerta en puerta la parte trasera y luego se sentaron.
Ryan reposo su cabeza en el hombro de Min-Gi, aprovecharon la bonita vista que tenían esa noche estrellada. Vío la tarjeta que su querido novio le regalo una vez más, no pudo evitar hacer la siguiente pregunta:
—¿Crees que Kez nos extrañe en esté momento?
—Así como nosotros la extrañamos. —entrelazo suavemente con sus dedos sintiendo aún más esa unión. —Quiero decir, fue lo primero que pensé cuando dibuje esa tarjeta.
—Agradezco que lo hicieras. —dijo feliz y una cálida sensación en sus mejillas.—Era lo que necesitaba.
—Tenía que hacerlo. —inclino un poco su cabeza mientras compartieron una mirada mutua. —Feliz cumpleaños Ryan.
—Feliz cumpleaños Min.
—💙❤—
Medio me demoré porque ironicamente tuve un cumpleaños ayer, anduve cansada, ando con tareas, etc.
Por cierto, me encanta mi HC de que hacian los cumples de Ryan y Min-Gi en una sola fiesta cuando eran chiquitos.
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