vi.

Ya era otro día y Kate se encontraba en el sótano de los Wheeler, juntos a Dustin, Lucas, Steve y Max. Los chica hablaban o trataban de entender lo que había pasado y pasa con Vecina. Cómo mato en el 59 a una familia. Solo quedó un sobreviviente, Victor Creel.

La castaña miraba desde el sillón a la pelirroja, se encontraba en un escritorio a unos pasos de ella. Kate no quería invadir su espacio, pero se moría de ganas por ir y poder hablar con ella, abrazarla.

—¿Tienen idea de que escribe? —preguntó en voz baja Dustin.

Los demás giraron su vista para ver a la pelirroja.

—¿Ha dormido?

—¿Tu podrías dormir que supieras que es probable que mueras en unas horas, Lucas? No, no podrías. —le dijo bruscamente Kate.

Nancy Wheeler bajo las escales junto a Robin, con dos carpetas en la mano y se las entrego a Steve mientras ellas se sentaban.
Les contaron de como se habían transformado en una estudiantes de último año, de psicología de la Universidad de Notre Dame.

—¿Rose? —miro Kate a su hermana mayor, quien estaba sentada a su lado.

Robin asintió con una sonrisa y le dijo: —Sip. Parecido a Rosa, tu color favorito.

La menor soltó una pequeña risa al escuchar a su hermana. Uno de sus colores favoritos, además del violeta, era el rosa. Y ahora Robin llevaba un nombre falso parecido al color.

Las chicas más grandes iban a ir al manicomio Pennhurst, dónde se encontraba Victor y tratar de hablar con él. Aún que ya les habían dado una negativa, al menos hablarían con el director del lugar.

Soltó una carcajada al ver a su hermana peinada y con falda. Siempre era la castaña quien usaba faldas y Robin pantalones, pero ahora los roles se habían invertido.
Robin rodó los ojos al escuchar su risa, pero termino sonriendo al ver a su hermana. Amaba verla sonreír y reír. Pero no cuando era porque se burlaba de su atuendo.

Se despidió de las chicas y bajo de nuevo al sótano, para seguir leyendo una revista que había encontrado por ahí. También recordó la primera vez que conoció a Once y como Mike la escondió en ese mismo lugar.

Las horas pasaron y Max seguía en el escritorio. Estaba segura de que le dolería el trasero después de estar tanto tiempo allí. Pero por supuesto que no lo diría.

—Sé que me están mirando.

Se levantó del suelo al escuchar la voz de la pelirroja. Se había acostado al no encontrar una posición cómoda en ese sillón anterior.

Los chicos dejaron de mirarla al escucharla y trataron de actuar con normalidad. Claramente no pudieron.

—¿Qué pasa?

—¿Necesitas algo?

—Estamos sentados.

—Tarados...

—¿En serio creen que clavarme los ojos en la nuca me protegerá de Vecna? No lo creo —se levantó de su asiento y camino hacia los chicos y Kate.

Sonrió levemente al ver a la castaña tirada en el suelo. Siempre solía hacerlo cuando pasaban las tardes en su casa y conversaban. Le trajo lindos recuerdos.
Levantó la vista y observó a los chicos, quienes trataban de seguir actuando normal y avisó: —Ya pueden mirarme.

—Gracias.

—Lo siento.

—Perdón.

Mayfield comenzó a entregarles unos sobres a cada uno de los chicos, más tres que eran para Ce, Mike y Will.

—Y para ti... —le entrego la última a la castaña, quien se levantó definitivamente del suelo y se sentó en el sillón.

Miró el sobre que estaba en sus manos, le dio la vuelta y pudo leer "Kate <3" con la letra de la pelirroja.

Los chicos comenzaban a abrirla pero pararon al escuchar de nuevo a Max.

—Oigan, ¿qué hacen? No, no es para hoy. Aún no la abran —los regaño.

—No, okay —asintió Dustin. —¿Pero que es esto?

—Es, eh... por si acaso —explicó, evitando la mirada de su exnovia. —Por si las cosas no salen bien.

—Oye, espera Max. Todo saldrá bien —trato de hacerla sentir un poco mejor Sinclair.

—¡No! No necesito que traten de tranquilizarme diciendo que todo estará bien, porque muchas personas me lo han dicho toda mi vida, y casi nunca es cierto —le contesto hoscamente ella.

Giraron sus cabezas al escuchar con alguien caminaba por las escaleras. Se dieron cuenta de que era Kate quien había subido. Preocupada, Max la siguió con rapidez.

Los chicos, aún que quería ir a ver qué le había sucedido a la castaña, se quedaron en el sótano para darles un momento a ambas.

—¡Kate!

—Vete, Max —protestó.

—¡No! ¿Qué te sucede? —tomó su mano, frenando el caminar de ambas.

Se miraron a los ojos, Kate tenía los ojos cristalizados a punto de desbordarse.

—¿En serio me preguntas eso? ¿No es lo suficientemente obvio? —dijo sarcástica.

—No comprendo —habló dolida, Kate nunca le había contestado con esos tonos de voz.

—No quiero que vayas diciéndonos a todos que vas a morir y que no hay nada que podamos hacer —empezó a hablar con rapidez. —No quiero que tomes esto como algo que ya no tiene solución, que lo aceptes. Por qué no vas a morir, Max. No lo permitiré —respiró agitadamente. —Se que no quieres escucharlo, pero saldrás con vida de esto. No dejaré morir a la única persona que he amado y amo.

Se tapo la boca con ambas manos, mientras abría los ojos bien grande, avergonzada y sorprendida a la vez. Nunca se habían dicho que se aman, claro que cuando eran pareja se demostraban cariño, pero nunca diciendo la palabra.

El calor inundó el rostro de Kate, se dio la vuelta para intentar escapar de ese momento al ver que Max solo se le quedó mirando. A lo mejor la pelirroja no sentía lo mismo, y no quería que su corazón se siguiera rompiendo.

—Te amo, Kate.

Frenó el caminar de golpe al escuchar esas, se giró con lentitud y miró a la chica.

—¿Qué? —preguntó, sentía que estaba soñando. Sería perfecto si un monstruo de un mundo paralelo no los estuviera cazando para completar algún tipo de plan maligno, pero bueno.

—También te amo —repitió con seguridad, acercándose a la castaña. Tomo sus manos y la miró a los ojos. —Siempre te he amado, aún lo hago.

—¿Si me amabas por qué me dejaste?
—su voz sonó dolida, mirando el suelo. Nunca quiso preguntarle el motivo, aún que ella tenía alguna idea del por qué, quería que ella se lo dijera.

—Estaba mal. Estoy mal, Kate —afirmó. —Solo... no quería que te hubieras conmigo. Eres como un ángel y no quería apagar tu felicidad, ni nada.

Max tomo con suavidad la barbilla de ella y la levantó, logrando que sus miradas chocaran de nuevo. Soltando un suspiro tembloroso, siguió hablando.

—Pensé que si terminaba contigo, te alejaría de mi y de mis problemas. Pero no sucedió, se que eras tú la de las notas en mi casillero, o  que mis dulces favoritos estén en la puerta de mi casa.

«Sea cómo sea, siempre tratabas de ayudarme cuando estaba mal, y en verdad lo apreciaba aún que nunca lo dijera.

Soltando una pequeña risa, la cuál le pareció demasiada tierna para la chica Mayfield, le respondió: —Y yo que pensaba que nunca lo sabrías.

«Escucha, Max. Quiero ayudarte, enserio lo intento. Pero sería de gran ayuda si no intentas alejarme, y luego me beses. Eso realmente me confunde.

Ahora fue el turno de la pelirroja de sonrojarse, por supuesto que no había olvidado el beso que le había dado a la castaña la noche anterior, solo pensó que no lo hablarían ahora.

—Lo siento —se disculpó. —No debí besarte anoche.

No sé si pudieron escucharlo, pero el corazón de Kate se rompió un poco más al escucharla decir eso. "Ella se arrepentía" se repetía por la cabeza de la castaña.

—No quiero que volvamos, Kate. No quiero que sufras conmigo, quiero que sigas con tu feliz vida, sin mi —siguió hablando, sin notar el dolor que cruzo por los azules ojos de su chica.

—Esta bien —cortó lo que sea que fuera a seguir diciendo. No quería seguir escuchando esas dolorosas palabras.

Observó cómo Steve y los dos amigos salían de la casa de los Wheeler. Mirando hacia los costados, de seguro las estaban buscando.

—Creo que ya deberíamos entrar —avisó y sin esperar a la pelirroja caminó hacia los chicos.

Steve miró como la nariz de la niña que era como su hermana estaba roja, señales de que pronto lloraría. También vio como Max caminaba hacia ellos con su rostro neutro. No iba a preguntarle frente a los muchachos que había sucedido, pero definitivamente hablaría con Kate más tarde.

—Dustin —lo llamó Max.

—¿Si?

—Si vamos al este de Hawkins, ¿aun tendrá señal? —pregunto, señalando el walkie talkie qué está en su mano.

—Claro, si.

—¿Por qué hablan del este de Hawkins? —Steve los miro a ambos, después de lanzarse miradas con Kate.

Max y los demás lo miraron, diciéndole con claridad que iban a ir hacia allí.

—No, no. ¡No!

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