iv.

Las tres estaban esperando que Steve llegara, junto a Dustin, para ir a dónde se encontraba Eddie.

Kate le había dado una campera celeste con una franja amarilla a la pelirroja, ella solía tener su ropa en su armario para cuando Max se quedaba a dormir.

Había un silencio tense en el ambiente, Max miraba a Kate sin disimulo, Kate miraba sus manos y a veces a la pelirroja, mientras que Robin miraba cualquier otro lado, incomoda.

Se escuchó una bocina desde afuera, avisando la llegada de los muchachos. Agarrando unas bolsas que estaban en la mesa con un poco de comida, caminaron hasta el auto y cuando subieron partieron hacia el depósito.

Entraron al lugar sin tocar la puerta, logrando que Munson soltará un grito del susto.

—¡Buen día, estrellita! —gritó Kat, mientras saludaba al de cabello largo, levantó una bolsa y la movió en el aire. —Te trajimos comida.

Soltando un suspiro, Eddie le sonrió a la castaña, para después aceptar la bolsa que antes le había señalado. Los demás ingresaron al lugar.

—Te traje uno de mis cereales favoritos —empezó a explicar Buckley mientras sacaba las cajas y unas botellas. —Se que no debes estar alimentándose bien, Eddie. Y no quiero que mueras de hambre.

—Gracias, Kate —agradeció con una sonrisa, enternecido con las acciones de la ojiazul.

Kate y Eddie tenían una relación casi de hermanos, si no fuera porque ella solo veía a Steve como un hermano. Eddie siempre la tenía en la mira en la escuela, por si alguien la molestaba. Aún que sabía que al ser el “freak” no lo tomaban tan enserio, pero su altura y ser del último año ayudaba. Realmente adoraba a la niña.

—Come —ordenó ella, mirándolo con una sonrisita. Ambos sabían que estaba hablando enserio.

Eddie se metió un puñado de cereales en la boca con rapidez.

—Tenemos malas y buenas noticias  —hablo Dustin hacia el de cabello largo. —¿Cuál quieres primero?

—Las malas primero, siempre.

—Bueno, las malas: nos infiltrados en la radio de la policía con cerebro y están buscándote —explico mirándolo.

Kate vio como el brillo desaparecía de los ojos de Munson, y sin querer interrumpir la conversación pero darle apoyo. Comenzó a jugar con su pelo, mientras estaba parada detrás de él en el bote. Eddie sonrió ligeramente al sentir como la chica comenzaba a jugar, ella siempre lo hacía o cuando el estaba triste o estresado, o cuando eso le sucedía a ella.

—Y están convencidos de que mataste a Chrissy —siguió Henderson.

—Están cien porciento convenidos —dijo Max.

—¿Y las buenas? —consulto Munson ahora.

—Tu nombre no se hizo público —empezó Robin. —Pero si nosotros sabemos, los demás se enteraran pronto. Y una vez que eso se sepa, todo el mundo y las mamás, saldrán a cazarte.

—Cacen al friki, ¿No? —dijo enojado Munson.

—Exacto… —suspiro ella.

—Y antes de que eso pase —se paró de su lugar la castaña, todas las miradas se dirigieron a ella. —Debemos encontrar a Vecna, matarlo y probar tu inocencia. —termino con una sonrisa, como si lo que acababa de decir fuera simple de hacer.

—¿Solo eso, Kate? ¿Algo más? —dijo sarcástico Eddie.

—No, solo eso. —contesto mirándolo con una sonrisa satisfecha.

—Escucha Eddie —hablo su hermana mayor. —Se que todo lo que mi hermano dice suena como un delirio, pero ya pasamos por algo así antes.

Todos asintieron ligeramente con la cabeza, recordando los años anteriores.

—Bueno, ellos varias veces, Kate dos y yo solo una. Pero el punto es que, cómo grupo, creo que lo lograremos.

—Si, usualmente nos ayuda una chica con superpoderes, pero sus poderes se fueron, así que… —dijo Steve, mientras hacia movimientos con sus manos.

—Técnicamente, estamos en…

—En la fase de proponer ideas —habló Max.

—Proponer ideas —asintió Harrington, chasqueando sus dedos.

—Eh, no hay nada de que preocuparse —termino Dustin.

Eddie inclinó su cabeza, sorprendido de lo que acababa de escuchar, monstruos que solo creía que eran parte del juego de mesa que siempre había jugado.

Kate soltó un suspiro cansada, mientras su cabeza dolía. Cerró sus ojos y camino hacia la puerta, necesitaba espacio y aire fresco. Mentiría si no dijera que se sentía aterrada, no quería perder a nadie más. Solo quería tener un año tranquilo, arreglar las cosas con Max y decirle lo mucho que la ama. Que todo estuviera bien…

Escuchó el ruido de la puerta y se dio vuelta con rapidez, suspirando cuando vio a la pelirroja.

—¿Estás bien? —pregunto, con un deje de preocupación en su voz.

—Si, si —asintió con la cabeza. —Solo tengo este dolor en mi cabeza, ya se irá.

—¿Si?

—Sobre anoche…

El sonido de la policía interrumpió su conversación, ambas dirigieron su vista hacia la carretera, dónde unas patrullas y ambulancias pasaban a rápida velocidad. Mirándose con preocupación, Max tomó la mano de la castaña y caminaron de vuelta al grupo, dónde Steve, Robin y Dustin salían.

Después de despedirse de Eddie, corrieron hacia el auto de Steve y siguieron el sonido de las ambulancias. Apenas apagó el auto, bajaron de él y se encontraron con Nancy Wheeler hablando con tres oficiales.

Luego de que dejarán a Nancy, los seis estaban sentados en una mesa en el parque de remolques.

—Entonces, ¿creen que la cosa que mató a Fred y Chrissy es del otro lado? —Nancy habló, su voz era suave, como si estuviera en shock.

—Eso creemos —contesto Kate.

—Nuestra teoría es que los atacó con una maldición… o hechizo —explico Dustin a Wheeler. —Pero no sabemos si cumple la voluntad del Desuellamentes o solo le gusta asesinar adolescentes.

—Debe ser para algo, Dustin —dijo la castaña. —No creo ni quiero creer que es solo para pasar el tiempo libre.

Empezaron a hablar entre todos, tratando de encontrarle algún sentido a todo lo que estaba pasando, de porque las dos muertes fueron en el parque, si fue mera casualidad o por algo en especial. Kate, aún que no lo dijo, estaba asustada. Estaban en el mismo lugar donde Vecna asesinó a dos personas y quién sabe quién será la próxima, ella no quería serlo.

Cuando se dieron cuánta de que Fred y Chrissy habían hablado con la consejera de la escuela, quien sería la persona más confiable para un adolescente, para hablar sobre un monstruo o algo así.

Estaban por subirse al auto cuando Steve vio que Nancy se dirigía hacia otro lado.
—Oye, Nancy. ¡Nancy! —la llamó Steve. —Nancy, ¿adónde vas?

—Eh, hay una cosa que quiero revisar antes —contestó ella.

—¿Algo que quieras compartir con los demás? —dijo Henderson.

—No pierdan su tiempo. Es un tiro a ciegas —habló, mirando a los demás.

—¿Irás sola mientras Vecna anda suelto? —se opuso Harrington. —No, es peligroso. Necesitas a una persona que…

Kate se rio en voz baja sobre el intento fallido de Steve para acompañar a la chica. Max vio como se reía y luego golpeó su brazo suavemente, antes de que el mayor notará su risa burlesca.

—Toma. Me quedaré con Nancy, ¿si? —lanzo las llaves a Robin. —Vayan en el auto a ver a la consejera.

—Dudo que quieras que yo conduzca.

—¿Por qué?

—No tengo licencia.

—¿Y por qué no?

—Somos pobres —dijo con obviedad Kate, mientras lo miraba con las cejas alzadas.

—Se conducir —ofreció Max.

—No, no. Tú no. Quien sea menos tú —expreso con rapidez Steve, recordando los eventos del 83. —Olvídalo —miró a Dustin.

Mientras que Robin y Nancy iban a hacer otras cosas, los demás fueron hacia la casa de la consejera, mientras escuchaban las quejas de el mayor al ser siempre el niñero.


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Kate estaba sentada en los asiento de atrás, viendo cómo Max entraba a la casa junto a la consejera. Soltando un suspiro, se recostó en el asiento mientras escuchaba hablar a los chicos de como Steve no superaba a Nancy y de como lo negaba.

Estaba por dormirse hasta que escuchó como Dustin la nombraba.

—¡Kate!

—¿Qué? —pregunto mientras abría un ojo.

—¿Todo bien con Max?

Steve golpeó la nuca de el de rulos y agrando sus ojos. Dustin, sin saber porque lo había golpeado, golpeó el brazo de vuelta.

—Dejen de golpearse —se levantó Buckley y los miró seriamente para después soltar una carcajada. —Max ya no es mi novia, Dus. Pensé que lo sabías.

—¿Por qué lo haría?

—Solo pensé que Lucas te lo había dicho a ti y a Mike —se encogió de hombros.

—Evidentemente no lo hizo —dijo con obviedad.

—Da igual —le resto importancia. —Ella terminó conmigo. No hay nada más que decir.

Los dos chicos se miraron con un poco de tristeza al escuchar como el tono de la chica había disminuido a uno triste. Aún que ella no lo dijera, ambos sabían que la extrañaba y se notaba al ver cómo miraba a la pelirroja.

—Mejor sigan hablando de como Steve no supera a Nancy —pidió Kate.

—Si la superé, Kate —se defendió el mayor, pero el sonrojo que comenzó a inundar su rostro lo delató.

—Ahora te estás poniendo rojo —molestó Dustin, mientras Kate se reía junto a él.

—No, no es verdad —nego Steve con la cabeza y movía su mano. —No quiero hablar. Y ya déjame, o te dejo sin los pocos dientes que te quedan.

—Uh… —soltó en voz baja la castaña con los ojos bien abiertos.

—Te pasaste —lo miró el de rulos.

Harrington con los ojos abiertos también lo miro apenado. —Si, es cierto. Perdón.

—Si, tranquilo —se encogió de hombros.

Los tres se quedaron en un silencio incómodo, mirándose a veces entre ellos hasta que vieron como Max salía corriendo de la casa.

—¿Qué te dijo? —le preguntó la chica Buckley.

—Luego te digo —la miro con rapidez y luego dirigió su mirada al conductor. —Arranca.

—¿Nos dirás a nosotros también? —pregunto confundido él.

—Steve, ¡arranca!

El mayor soltó unas palabras que no llegaron a escuchar cuando el aceleró a fondo.

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