iii.

Ya era de noche para cuando llegaron al lugar donde supuestamente vivía Rick y debería de encontrarse Munson, los cinco se bajaron del auto de Steve y caminaron hacia la puerta. Dustin tocó el timbre, mientras los demás alumbraban la puerta. El de rulos aprietos muchas veces seguidas el timbre al ver que nadie contestaba, ganándose un empujón de Katerina.

—Es obvio que no está aquí, Dustin —le dijo con obviedad, mientras empezaba a caminar hacia un costado de la casa. —Pero allí podría estar...

Max y los demás se dirigieron hacia la Buckley joven al escucharla y se encontraron con un tipo de depósito cerca del lago, a solo unos metros. Empezaron a caminar hacia allí y a alumbrar las ventanas, para ver si lograban observar algo dentro.

Abriendo una puerta, Kate entro seguida de su hermana, mientras que Max caminaba detrás de ella. Ambas se mantenían juntas sin decir nada.

—¿Hola? —levanto la voz Robin. —¿Hay alguien aquí?

—¿Eddie? —pregunto al aire Katerina. —Soy Kate...

Todos estaban adentro, buscando a Munson por ese depósito. Steve comenzó a golpear con un remo un bote que están allí. Logrando sobresaltar a todos, soltando un suspiro, cada uno volvió a lo suyo mientras escuchaban a Dustin y Harrington discutir.

—Si eres tan valiente quitala tú.

Kate, luego de ver esas envolturas de comida y escuchar a Steve decir eso, se dirigío a los dos chicos y se paró frente del bote, se agachó y de un tirón saco la tela que cubría el bota. Cayó al suelo de un susto y al ser empujada por un cuerpo que salía del bote.

Soltó un quejido al sentir como su trasero chocaba y su cabeza se golpeaba con algo que estaba detrás de ella. Max se acercó con rapidez a la castaña y la ayudo a pararse.

—¿Estás bien? —pregunto preocupada, mientras le daba un rápido vistazo a ella.

—Si, si... —contesto mientras soltaba su mano y se dirigía a Steve, quién era amenazado por Eddie. —¡¿Eddie?!

—¡Eddie! ¡Ya basta! —gritó Dustin a la par de ella.

Mientras todos observaban con Munson tenía lo que parecía ser una botella rota en el cuello de Harrington, Max tomo con fuerza la mano de Kate.

—¡No venimos a hacerte daño Eddie! —levantó la voz Katerina, mientras se acercaba un poco. —Suelta el remo, Steve.

Harrington lo soltó con rapidez al escuchar a la menor de las Buckley, el remo hizo un ruido logrando que todos saltarán en su lugar y que Eddie presionará más la botella en el cuello de el otro chico.

—¡Él es bueno! Él es bueno —repitió Henderson con rapidez al ver las acciones del de cabello largo.

—Soy bueno, lo juro... —se escuchó el pequeño susurro de Steve.

—¿Qué están haciendo aquí? —Munson preguntó.

—Estábamos buscándote —dijo con obviedad Kate, mientras hacia una mueca.

—Venimos a ayudar —exhaló nerviosa su hermana.

—Eddie, son mis amigos —empezó a hablar Dustin. —Ya conoces a Kate, siempre va a las reuniones del club, y también Robin, de la banda.

Robin hizo un sonido de trompeta con nerviosismos, mientras que Kate se acercó a ella y apretó su brazo, logrando que su hermana se tranquilizar un poco.

—Ella es mi amiga Max —ahora habló Kate, mientras hacia un movimiento con la cabeza en dirección a la pelirroja. Una mirada dolorosa cruzo por los ojos de la pelirroja, pero sabía que lo que había dicho la castaña era verdad, gracias a ella misma.

—Eddie... estamos de tu lado —le dijo con seguridad Dustin. —¡Lo juro por mi madre!

—¡Si! Lo juramos.

—Por su madre.

—Si, por la madre de Dustin.

Todos se quedaron en silencio esperando la reacción de Munson, se quedó mirando a Steve unos segundos más, para después bajar la botella y alejarse.

Los chicos soltaron suspiros de alivio al ver eso, Kate se acercó con rapidez a Steve y lo abrazo mientras que él besaba su cabeza con cariño.

—¿Estas bien, Steve? —preguntó en voz baja, mientras lo miraba.

—Si, si. Tranquila, Kat —asintió con la cabeza él a la vez que dejaba un último beso en su cabeza.

Robin llegó a su lado y la menor se dirigió a Dustin y Eddie, quienes estaban a unos pasos. Vio como la mano de Munson temblaba, al verlo así, Kat levantó su mano con lentitud para acariciar la mano de Munson y quitar la botella, que aún sostenía. Él la miro con pánico, para después asentir junto a ella y soltarla.

—Eddie... solo queremos hablar —con lentitud se explico Henderson.

—Queremos saber que paso —avisó Robin con la voz calmada, mientras Max y Steve se acercaban por detrás.

—No van a creerme —negó con la cabeza Eddie, haciendo que todos sus rulos se moviera con él.

—Inténtalo —Max dijo.

Él comenzó a explicar lo que había visto la noche anterior, contó como vio los huesos de Chrissy quebrarse y como vio su cuerpo elevarse por los aires. Como si algo la estuviera jalando desde dentro de su cabeza. Levantó la vista y observó cómo todos lo miraban y dijo: —Creen que estoy loco, ¿no?

—No, no creemos que estés loco —aseguró Dustin.

—¡No me digas mentiras! ¡Se cómo suena!

—No es mentira —habló Max.

—Te creemos —ahora le aseguró la mayor de las Buckley.

Soltando un suspiro, Eddie negó con la cabeza y bajo la vista. Hasta que Henderson llamo su atención y comenzó a contarle sobre algunas cosas que habían pasado en ese pequeño y maldito pueblo. Cómo el otro lado y Hawkins se filtraban, los monstruos cruzaban y destruían todo.

—Esa noche... ¿viste algo? —consultó con delicadeza Kate, quien estaba al lado de Harrington.

—Partículas, por ejemplo —explicó la pelirroja.

—Puede parecer polvo. Un remolino de polvo —Dustin siguió a las chicas.

—No, amigo, no ví nada. Ni... sentí nada —negó con la cabeza. —Les juro que trate de despertarla. Pero no sé movía, estaba como... trance o algo así.

—O bajo un hechizo —dedujo el de rulos.

—Una maldición.

—La maldición de Vecna.


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Habían dejado el depósito hace unos minutos ya, y ahora se dirigían a la casa de los Buckley, después de dejan a Dustin en su casa. Max y Kate estaban sentadas en el asiento trasero, cada unos miraba la ventana, sumidas en sus pensamiento sobre todo lo que había pasado e iba a comenzar.

—Hogar dulce hogar... —dijo Robin al ver su casa, saludo a Steve y bajo del auto.

Katerina la estaba por seguir, pero antes de que bajara totalmente, se volteo hacia Max y le pregunto en voz baja: —¿Quieres quedarte está noche?

Maxine miró sus ojos azules y sin pensarlo demasiado asintió con la cabeza y siguió a la chica.

Steve, al ver que la pelirroja bajaba del auto, frunció el ceño y las miro con cuidado y disimuladamente. Soltando un suspiro, arranco el auto y partió a su casa.

Robin se despidió de las chicas y fue a su habitación. Kate empezó a subir las escaleras y camino hasta su habitación, con la pelirroja detrás de ella.

La castaña camino hasta su armario y saco unas mantas y una almohada extra que siempre guardaba para cuando Max venía a dormir. Luego saco de unos cajones dos para de pijamas, mientras que Max la observaba en silencio desde su cama, camino hasta ella y depósito el conjunto de ropa para dormir allí.

—Buenas noches —se acobardo Kate. En un principio había invitado a Max a su casa porque quería que hablarán y tratar de arreglar las cosas, presentía que no tendrían mucho tiempo con todo eso de la maldición.

—¿Qué? —Mayfield se levantó de la cama y tomo la muñeca de ella y le pregunto confundida: —¿A dónde te diriges?

—Al sofá —dijo con simpleza.

—Por favor, Kate. No dejaré que duermas en el sofá. —"no quiero que estés lejos de mi" quiso decir la pelirroja, no quería alejarse de la castaña, estaba asustada aún que no lo demostrará. No quería perderla.

—Pero... —ella no quería incomodarla, a pesar de que ya habían dormido juntas cuando salían, no quería invadir su espacio.

—Pero nada —le corto. —Puedes dormir en la cama también, si quieres.

Kat asintió lentamente con la cabeza, por más que quería negarse ante ella, tampoco iba a desperdiciar la oportunidad de estás junto a la chica que ama.

Luego de que cada una se cambiara, apagaron la luz y se acostaron. Ambas miraban en el techo, había un silencio que aún que no era del todo incómodo, se sentí aún poco raro.

De repente, Max se dio media vuelta y observó la bella castaña, su pecho subía y bajaba lentamente, sus labios estaban entreabiertos ligeramente cuando soltaba pequeños suspiros, la luz de la luna que ingresaba por la ventana iluminaba todas las pecas que tanto amaba.

Kate, al sentir la mirada de la pelirroja, también se giró hacia ella. Miró sus ojos azules, algunas pequeñas pecas que se esparcirán por su rostro.

—Kate... —murmuro Mayfield, mientras se miraban a los ojos, la pelirroja comenzó a levantarse un poco y inclinaba hacia ella. Se apoyo en su codo y la miró.

—¿Si? —contesto igual que la pelirroja.

—Te extraño —solto de golpe.

Buckley sonrió ligeramente, mientras el calor subía por sus mejillas, levantó su mano y con delicadeza acaricio la mejilla de la contraria.

—También te extraño, Max —confesó, aún que se lo había hecho saber varias veces a ella, a la pelirroja le gustó escucharla decir esas palabras.

A pesar de que las dos querían arreglar todo y ser como eran antes, felices. No era tan fácil, Max no estaba totalmente segura de querer volver con ella, seguía insegura. Pero sabía que tenía que arriesgarse.

—Quiero...

Unos labios cortaron lo que sea que estaba por decir Katerina, abrió los ojos impresionada, pero antes de que pudiera decir algo. Max ya se había dado vuelta, dándole la espalda, antes de desearle unas buenas noches.

Se recostó, mientras una sonrisa se extendía por su rostro, tocó sus labios suavemente antes de soltar un suspiro enamorada y enfocarse en dormir.

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